CONTINUA LA OFENSIVA CON POCOS AVANCES EN LAS NEGOCIACIONES
Soldados israelíes descansan en la frontera con la Franja en el octavo día de bombardeos, en el que murieron 30 palestinos.Mientras el complejo rompecabezas diplomático se sigue armando a paso de tortuga, Israel prosiguió con su polifónica ofensiva contra la Franja de Gaza. En el décimo octavo día de su operación militar, el ejército israelí procedió a profusos bombardeos y protagonizó varias excursiones esporádicas en los suburbios del centro histórico de Gaza. Los habitantes del territorio palestino volvieron a vivir largas horas de pesadilla. “Hemos avanzado mucho en los ataques contra Hamas y sus infraestructuras, pero aún hay mucho trabajo por hacer”, dijo ayer el jefe del Estado Mayor israelí, Gabi Ashkenazi. Israel parece estar llevando a cabo una estrategia semejante a la marcha de un caracol: lenta y eficaz, con despliegues terrestres relámpagos y ocupaciones parciales de sectores de Gaza gracias al apoyo de la artillería pesada, pero siempre evitando entrar de lleno en esa famosa “tercera fase” que debía inaugurar la ofensiva terrestre masiva. Esta no se materializó realmente sino en una forma de baja intensidad. Fuentes oficiales adelantaban ayer que el ejército actúa despacio, tanto para evitar comprometerse en un escenario de guerrilla urbana que le sería muy costoso como para permitir que el despliegue diplomático no vaya en bancarrota.
Los tanques ocuparon las localidades de Tal al-Hawa y Sheikh Ajlin pero luego se retiraron, aunque no de Zeitun, donde conservaron sus posiciones. A pesar de la abrumadora potencia militar del Estado Hebreo los milicianos de Hamas no perdieron la capacidad de continuar lanzando cohetes contra el sur de Israel. Dos proyectiles Kasam fueron disparados ayer hacia la ciudad israelí de Beersheba sin que hubiera víctimas ni daños mayores. Hamas ya lanzó unos 700 misiles caseros contra Israel desde el inicio de la ofensiva.
Los combates del martes dejaron un saldo de 30 palestinos muertos, lo que eleva la cifra a casi mil víctimas palestinas y 4000 heridos que sobreviven en condiciones extremas. Los hospitales están desbordados, las ambulancias no consiguen abrirse paso para recoger a los heridos mientras que la falta de medicamentos para atender a los heridos no hace sino multiplicarse cada día. El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Jakob Kellenberger, dijo el martes que la situación en Gaza era dramática.
El cruento escenario militar no cerró las puertas de la acción diplomática. Las tres cabezas de más peso en el Ejecutivo, el primer ministro Ehud Olmert; la jefa de la diplomacia Tzipi Livni y el ministro de Defensa, Ehud Barak, se habrían puesto de acuerdo para no lanzar el asalto total sobre Gaza. El Ejecutivo quiere evitar el enredo de los múltiples esfuerzos diplomáticos en curso y también verse atrapado en la incierta lucha en el corazón urbano de Gaza.
Cuando falta menos de un mes para las elecciones legislativas israelíes, cada paso es una apuesta de cara a las urnas. Ehud Olmert, que ya no tiene nada que perder, es partidario de llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias. A su vez, Tzipi Livni estima que Israel ya pagó un precio muy alto en el plano internacional y que ha llegado la hora de hacer una pausa en la ofensiva y pactar una tregua. En cuanto a Barak, varias fuentes cercanas a su ministerio explican que el titular de la cartera de Defensa no quiere que sus tropas emprendan la fase cuerpo a cuerpo. Barak, con todo, precisó ayer que el ejército seguiría golpeando a Hamas hasta que el movimiento islamista respete las condiciones básicas para un alto el fuego.
Con todo, un corredor pareció abrirse ayer luego de que, desde Damasco, Musa Abú Marzuq, número dos de Hamas en la capital siria, anunciara que el grupo tenía “sustanciales observaciones” que hacer a la propuesta de una tregua presentada por Francia y Egipto. Ello equivale a decir que, después de innumerables declaraciones contradictorias, Hamas no rechaza el plan de París y El Cairo. El segundo elemento de peso es el anuncio hecho ayer por el Ministerio de Defensa israelí. Este adelantó que Amos Gilad, encargado de negociar en nombre de Israel las condiciones de una tregua con Hamas, viajaba a Egipto este jueves para participar en una segunda ronda de negociaciones. Según los observadores locales, el desplazamiento de Gilad a Egipto es una señal positiva. El gobierno israelí venía bloqueando desde hace varios días el viaje de Gilad porque estimaba que era demasiado prematuro para entablar una segunda fase de negociaciones.
Sin caer en un optimismo angélico, la diplomacia tenía ayer la certeza de que los próximos días serán determinantes. El canciller español, Miguel Angel Moratinos, se encuentra actualmente en la región en una misión de buenos oficios que apunta a acercar a las partes. Moratinos tiene sólidos conocimientos de la región y una consistente red de relaciones ya que entre 1996 y 2003 fue enviado especial de la Unión Europea.
Moratinos coincide en Medio Oriente con la visita del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que también llega para una gira especial. Quedan por resolver dos laberintos, dos inamovibles: convencer a Hamas de que suspenda el disparo de sus cohetes contra el sur de Israel hasta que el ejército israelí vuelva a sus bases y montar, junto con Hamas, un dispositivo para cortar el contrabando de armas a través de los túneles que comunican Egipto con Gaza. También hay que convencer a Israel de que suspenda su ofensiva y abra, al fin, los pasos fronterizos.
Marzuq, el número dos de Hamas en Siria, declaró ayer al canal Al Jazeera que la retirada de las tropas israelíes de la Franja de Gaza y la apertura completa de los pasos fronterizos serían puntos de partida “para aceptar cualquier iniciativa de paz”. Medios de comunicación árabes decían el martes que Hamas podría aceptar plegarse a la segunda exigencia siempre y cuando sean tropas turcas las que supervisen la zona.
Poco puede esperarse del secretario general de las Naciones Unidas. Ban Ki-moon es, como el presidente de la Autoridad Palestina –Mahmud Abbas–, un actor invisible, sin peso. Abbas sólo preside en Cisjordania y ha perdido todo su capital político entre los palestinos. En cuanto a la ONU, Israel tiene un extenso historial de no respeto de las resoluciones del Consejo de Seguridad.
(Fuente:Pagina12-Miguel Soria desde Jerusalén)
COMO LA PRENSA DE DERECHA MUNDIAL JUSTIFICA LA INVASION A GAZA
Geografía de la propaganda israelí
Geografía de la propaganda israelí
En los últimos diez años fueron 600 los muertos palestinos y 20 los israelíes. Tras veinte días de ofensiva en Gaza, las víctimas palestinas superan las 900 y alrededor de 13 las israelíes.
Una bomba explotó en el barrio de Rafah, en la Franja de Gaza.
Imagen: EFE
Por Robert Fisk *
Todo depende de dónde viva uno. Esa es la geografía de la propaganda israelí, diseñada para demostrar que los blandengues como nosotros –liberalitos que mimamos bebés en nuestros hogares seguros de Occidente– no nos damos cuenta del horror de las 12 (ahora 20) muertes de israelíes en 10 años, de los miles de cohetes y el inimaginable trauma y estrés de vivir cerca de Gaza.
Olvidemos los 600 palestinos muertos allí en ese lapso; viajar en los dos lados del Atlántico en las dos semanas pasadas ha sido una experiencia instructiva, por no decir extrañamente repetitiva.
Fue algo así: en Toronto abrí el diario derechista National Post y me encontré a Lorne Gunter tratando de explicar a los lectores lo que se siente estar bajo un ataque con cohetes palestinos. “Suponga el lector que vive en el suburbio de Don Mills, en Toronto, y que los pobladores del suburbio de Scarborough –ubicado a unos 10 kilómetros– lanzaran 100 cohetes diarios a su patio, a la escuela de su hijo, al centro comercial de su calle y al consultorio de su dentista...”
¿Captan el mensaje? Ocurre, claro, que los pobladores de Scarborough son marginados, con frecuencia nuevos inmigrantes –muchos de Afganistán–, en tanto los de Don Mills son en su mayoría de clase media, entre ellos cierto número de musulmanes. Nada mejor que encajar un puñal en la sociedad multicultural canadiense para mostrar por qué Israel está totalmente justificado en su represalia contra los palestinos.
En un periplo a Montreal, dos días después, eché un ojo al periódico La Presse, en lengua francesa. Y sí, había un artículo firmado por 16 escritores, académicos y economistas pro israelíes que trataban de explicar lo que se siente estar bajo el fuego de cohetes palestinos. “Imaginen por un momento que los niños de Longueil viven día y noche en el terror, que los negocios, tiendas, hospitales y escuelas son blancos de terroristas ubicados en Brossard.” Longueil, debe añadirse, es una comunidad de negros e inmigrantes musulmanes, afganos e iraníes. Pero, ¿quiénes son los “terroristas” de Brossard?
Dos días más tarde estoy en Dublín. Abro The Irish Times y encuentro una carta en la que el embajador israelí en Irlanda intenta explicar a esa nación lo que se siente estar bajo el fuego de cohetes palestinos. ¿Adivinan lo que sigue? Claro que sí. “¿Qué harían ustedes –pregunta Zion Evonry a los lectores– si Dublín fuera sujeta a un bombardeo de 8 mil cohetes y morteros...?” Y así sucesivamente.
Inútil es decir que estoy a la espera de que esos escritores nos pregunten cómo nos sentiríamos si viviéramos en Don Mills o Brossard o Dublín y estuviéramos bajo el fuego de aviones supersónicos y tanques Merkava y miles de soldados cuyos proyectiles y bombas vuelan en pedazos a 40 mujeres y niños fuera de una escuela, descuartizan familias enteras en sus camas y que, después de casi una semana, han dado muerte a 200 civiles y causado lesiones a 600.
En Irlanda, mi justificación favorita de este baño de sangre provino de mi viejo amigo Kevin Myers. “La cuota de muertes en Gaza es, por supuesto, estremecedora, aterradora, indescriptible –deploró–. Sin embargo, no se compara con la cuota mortal de israelíes si Hamas lograra sus objetivos.” ¿Entienden? La masacre en Gaza se justifica porque Hamas haría lo mismo si pudiera, aunque no lo haga porque no puede.
Se necesitó un Fintan O’Toole, filósofo en jefe residente del Irish Times, para decir lo indecible: “¿Cuándo expira el mandato de victimidad? –preguntó–. ¿En qué punto el genocidio nazi de los judíos en Europa deja de exculpar al Estado de Israel ante las demandas del derecho internacional y el derecho común de la humanidad?”.
Lo que sospecho, sin embargo, es que la separación y casi guerra civil entre Hamas y la Autoridad Palestina tiene mucho en común con la división entre el Estado Libre Irlandés y las fuerzas opositoras al tratado que condujo a la guerra civil irlandesa de 1922-23; que la negativa de Hamas a reconocer a Israel, y la de los enemigos de Michael Collins que rehusaron reconocer el tratado angloirlandés y la frontera con Irlanda del Norte, son tragedias que también tienen mucho en común. Hoy, Israel desempeña el papel de Gran Bretaña, al conminar a quienes están por el tratado (Mahmud Abbas) a destruir a quienes están en contra (Hamas).
Terminé la semana en uno de esos debates del Servicio Mundial de la BBC, en el que un fulano del Jerusalem Post, uno de Al Jazeera, un académico británico y quien escribe ejecutaron los acostumbrados pasos de baile en torno de la catástrofe en Gaza. En el momento en que mencioné que 600 palestinos muertos por 20 israelíes muertos en Gaza en 10 años era algo grotesco, los escuchas pro israelíes me condenaron por dar a entender (cosa que no hice) que sólo 20 israelíes han perecido en todo Israel en 10 años. Desde luego que han muerto cientos de israelíes fuera de Gaza en ese tiempo, pero lo mismo ha ocurrido con miles de palestinos.
Mi momento favorito llegó cuando señalé que los periodistas deberíamos estar del lado de quienes sufren. Si habláramos del comercio de esclavos en el siglo XVIII, no le daríamos igualdad de tiempo al capitán del navío de esclavos en nuestros reportes. Si cubriéramos la liberación de un campo de concentración nazi, no le daríamos igualdad de tiempo al vocero de las SS. A lo cual un periodista del Jewish Telegraph de Praga respondió que “las fuerzas de defensa de Israel no son Hitler”. Claro que no. Pero, ¿quién dijo que lo fueran?
* De The Independent de Gran Bretaña.
(Fuente:Pagina12).
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