12 de enero de 2009

GUATEMALA CLAMA POR LA PAZ.

La Iglesia convoca un acto en la capital para pedir el fin de los asesinatos.- En 2008 se registraron más de 6.000 muertes violentas en todo el país
JOSÉ ELÍAS - Guatemala




Los guatemaltecos, como suele ocurrir cada vez que se produce un cambio de Gobierno, iniciaron el año 2008 con un espíritu optimista, pero lo cerraron con un número de asesinatos que supera las estadísticas de los tiempos más oscuros de la represión militar: 6.292 muertes violentas. En esa cifra se incluyen más de 600 mujeres y 427 niños y adolescentes de uno y otro sexo, según las estadísticas oficiales. "2008 es el año más sangriento y violento de las últimas décadas", resume el arzobispo primado de Guatemala, el cardenal Rodolfo Quezada.
Esta situación ha provocado en la ciudadanía el natural cansancio, como quedó demostrado el sábado cuando entre 12.000 y 15.000 católicos (hasta 20.000, según los organizadores) de las parroquias del departamento de Guatemala recorrieron las calles de la ciudad y se concentraron frente a la Catedral Metropolitana, en el centro histórico de la capital, como muestra de rechazo a la violencia y para pedir por la paz de Guatemala.
La marcha concluyó con una misa al aire libre, concelebrada por Quezada y los obispos de la Conferencia Episcopal. Durante la homilía, el cardenal pidió a los guatemaltecos que no se dejaran arrastrar por la indiferencia ante el baño de sangre que sufre el país: "Los que hemos sobrevivido a esta locura no podemos acostumbrarnos a esta ola de violencia que deja miles de viudas y huérfanos en forma prematura. A esta locura que destruye familias enteras, que arrebata la paz, que gangrena nuestra convivencia social y nos llena de odio y hasta de deseos de venganza", dijo.
El máximo jerarca de los católicos guatemaltecos calificó las terribles desigualdades sociales como el caldo de cultivo que propicia esta violencia desenfrenada: "El 25% de los habitantes de la Ciudad de Guatemala sobrevive en barrancos y villas miseria en condiciones infrahumanas", denunció, para pedir al presidente de Guatemala, Álvaro Colom, presente en la ceremonia y quien recorrió a pie los 200 metros que separan la casa presidencial del atrio catedralicio, "que ponga todo su esfuerzo en atender a los más pobres y necesitados del país".
El cardenal, que como presidente de la Comisión Nacional de Reconciliación sentó en los años ochenta las bases que permitieron la firma de la paz entre Ejército y guerrilla en 1996, explica el contrasentido que significa que, acalladas las armas del enfrentamiento, muera más gente en la calle por delincuencia común: "Tenemos que reconocer que, a pesar de los esfuerzos que se han hecho, los niveles de pobreza y de miseria han aumentado en Guatemala. Fuentes confiables aseguran que en 2008 los pobres en Guatemala han aumentado en un millón de personas". Y tildó de "abismales" las diferencias sociales, económicas y culturales que existen entre los guatemaltecos. "Una inmensa mayoría carece de los bienes más elementales para llevar una vida digna, mientras un sector minoritario posee esos bienes en demasía", concluyó.
(Fuente:Elpaís).

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