15 de octubre de 2009

LOS JUZGA UN TRIBUNAL LOS CONDENAMOS TODOS.

JUICIO EN ROSARIO: CARLOS IGNACIO LALUF, HIJO DE DESAPARECIDOS, BRINDO SU TESTIMONIO
Hacer público un sufrimiento familiar
El hijo de Marta Benassi y Carlos Laluf apareció en una plaza de Santa Fe el 4 de septiembre de 1977. Lo criaron sus tíos maternos, quienes intuían que la pareja había desaparecido. La familia recibió cartas hasta marzo de 1978.

"Me pasé muchos años esperando el momento del reencuentro", dijo Carlos, rodeado de familiares.
Por Sonia Tessa
Carlos Ignacio Laluf tenía dos años cuando apareció en la plaza de Las Banderas de Santa Fe, el 4 de septiembre de 1977, con un bolso en el que había ropa y pañales en mal estado, un gato de peluche y cartas dirigidas a Carlos Laluf, su abuelo paterno y a Carlos Benassi, su tío materno. En esa carta, Carlos Laluf y Marta Benassi dejaban instrucciones para el cuidado del niño. Sus familiares intuyeron que la pareja había sido privada de la libertad, pero durante años no tuvieron certezas. Después supieron que los dos estuvieron secuestrados en la Quinta de Funes y aún hoy continúan desaparecidos. El pequeño, en los primeros tiempos de vida con sus tíos, vivía asustado, en estado de desasosiego. Si escuchaba una sirena, o gritos, se escondía debajo de la cama. Lloraba mucho, y acudía ansioso cuando sonaba el timbre. "Uno se aferra a querer estar con ellos. Lo mismo me pasaba cuando tocaban el timbre en mi casa. Siempre estaba ilusionado con que vinieran mis padres a buscarme. Cada vez que iba a la puerta, sufría una desilusión. Más allá de que nunca me faltó nada, me pasé muchos años esperando ese momento", dijo ayer sobre las secuelas del terrorismo de Estado en su vida. Por eso, al finalizar su testimonio ante el Tribunal Federal Oral número 1, afirmó: "Quiero decir que fui, soy y seré una víctima".
El testimonio de Carlos fue el último de la jornada de ayer del juicio oral y público de la causa Guerrieri. Antes habían declarado Alicia Genolet de Benassi y Carlos Benassi, quienes se hicieron cargo de la crianza del niño por expreso pedido de Marta, la hermana de Carlos. Alicia relató que habían salido a dar una vuelta ese domingo 4 de septiembre de 1977 y cuando llegaron a su casa encontraron en la puerta a Lita, la abuela paterna de Carlos Ignacio, con el nene de la mano. La mujer lloraba desconsolada y decía: "Algo pasó, algo pasó". Desde ese momento, Carlos Ignacio vivió con ellos. Alicia Genolet relató los indicadores del sufrimiento del niño, así como los esfuerzos de su familia para incorporarlo sin retacearle su identidad. "Marta era mi cuñada. Teníamos una relación muy cercana desde mi ingreso a la familia Benassi", relató la mujer.
Por eso, la posterior suspensión de las comunicaciones telefónicas fue otro indicio de que no eran libres. Tras reconstruir la historia, la familia supone que el secuestro se produjo entre el 18 de agosto y el 4 de septiembre de 1977, y que el niño estuvo secuestrado junto a sus padres, por eso llegó con la ropa tan deteriorada a Santa Fe.
Lo más desconcertante para la familia fueron las cartas. Hubo unas 13, desde el 4 de septiembre de 1977 hasta el 10 de marzo de 1978. En la primera misiva, la que llegó con Carlos Ignacio, Laluf y Benassi aseguraban estar bien, en un lugar seguro. Pero a su familia algo no le cerraba. La segunda la recibieron en noviembre de 1977. El intermediario de estos contactos era Carlos Laluf padre. La pareja recibía las cartas que sus familiares les escribían en una casilla postal a nombre de Miguel Vila, en la sucursal de correo número 3 de Rosario, en Ituzaingo 1059.
Laluf padre, fallecido en 2005, luchó hasta su muerte por saber el destino de su hijo y su cuñada. El fue quien dio testimonio ante la Conadep, en 1984, y quien intentó impulsar juicios, posteriormente abortados por las leyes de obediencia debida y punto final. Según los testimonios que se conocieron después de 1984, durante el tiempo que enviaron cartas, la pareja estuvo secuestrada en la Quinta de Funes. Laluf (hijo, estando secuestrado) viajó a México con un nombre falso en 1978, en la llamada Operación México, que procuraba matar a la cúpula montonera. Después del fracaso de ese intento, en enero de 1978, todos los secuestrados en la Quinta de Funes fueron trasladados a la escuela Magnasco y de ahí a La Intermedia, donde fueron asesinados, según contó a este diario uno de los imputados, Eduardo Costanzo.
El segundo testimonio de la mañana fue el de Carlos Benassi, cuyas palabras estuvieron cargadas de amor a su hermana. El testigo hizo explícito el homenaje a "don Laluf", cuya voz pudo oírse en el juicio en una entrevista que le hizo el periodista de Rosario/12, Juan Carlos Tizziani, y que él mismo reprodujo durante su testimonio en este proceso. El corresponsal de este diario en Santa Fe también había aportado copias de las cartas, que ayer fueron certificadas por el secretario Osvaldo Facciano, ya que Carlos llevó los originales.
Carlos recordó el "compromiso de vida" de su hermana, y más de una vez su voz se quebró. Cuando recordó a Laluf padre, por ejemplo, y también cuando la fiscal Mabel Colalongo le preguntó si algo en las comunicaciones le hacía suponer que Marta estaba privada de la libertad.
"En cada una de las cartas de mi hermana se nota la desesperación y el destrozo que le provoca la separación de su hijo", dijo Benassi, quien citó que en la última misiva, Marta escribió: "Si no me reencuentro pronto con mi hijo voy a morir de tristeza". En ese momento, el hombre no pudo contener la emoción. "¿Comprende señorita fiscal?", expresó para subrayar que ése era un indicio claro de la situación de su hermana.
También indicó que si bien tanto los padres de Carlos como los de Marta recibieron llamadas telefónicas, que justamente los custodios de Carlos Ignacio no fueran contactados por esa vía era otro indicio de que los captores "estaban ejerciendo un control completo sobre ellos".
También Benassi subrayó que algunas cartas estaban fechadas en Asunción del Paraguay, San Pablo y Río de Janeiro, pero ese dato también era incierto para ellos, porque al mismo tiempo indicaban que "una familia amiga de Rosario" seguiría intermediando las comunicaciones.
Después supieron que nunca hubo tal familia amiga y creen que la pareja tampoco estuvo fuera del país.
Benassi también recordó que junto a Laluf padre llegaron hasta Rosario, a la casa de Barra 2730, donde vivía la pareja antes del secuestro. "Fue después de que dejamos de tener noticias de ellos, en marzo del 78. Estuvimos durante mucho tiempo buscando el último domicilio, que yo no conocía y del que don Laluf tenía un recuerdo fugaz". Cuando finalmente encontraron el lugar, allí vivía una mujer. Ella les dijo que la casa se la había dado un militar amigo. Otra persona, una vecina de la pareja, les contó que primero se llevaron a las personas, y luego un camión del Ejército retiró los muebles de la casa. Cuando la fiscal le preguntó si la misma vecina les dio más detalles sobre el secuestro, Benassi lo negó. Sí subrayó que -según los dichos de la misma mujer su hermana era muy querida en el barrio, porque trabajaba como maestra particular. "Siempre estuvo en nosotros la esperanza de encontrarlos vivos", expresó emocionado el hermano de la víctima.
Un rato antes, su esposa había subrayado el valor de este juicio. "Esta es una oportunidad para nosotros de poner en lo público un sufrimiento familiar, para que se haga justicia, por Carlos Ignacio y por todos nosotros", dijo Alicia Genolet, la tía de aquel niño al que crió como una madre. (Fuente:Rosario12).

Los próximos testimonios
El juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad contra Pascual Guerrieri y otros cuatro represores continuará el lunes próximo, en el Tribunal Federal Oral número 1, en el primer piso de Oroño 940.
La semana próxima, la presidencia estará a cargo de Beatriz Barabani. Según detalló ayer el secretario Osvaldo Facciano, para el lunes está dispuesta la declaración de María Adela Panello de Forestello, madre de Marta María Forestello, quien estuvo secuestrada en la Quinta de Funes y está desaparecida. También a la mañana está citado el periodista Reynaldo Sietecase.
Por la tarde, declarará Jorge Gurmendi. Para el martes se espera la declaración de Laura Ferrer Varela y Héctor Valenzuela por la mañana, y de Adolfo Salzman.
(Fuente:Rosario12).


Capocetti y López Torres fueron secuestrados en agosto de 1977 en Rosario
Presentaron nueva denuncia por niños nacidos en el Hospital Militar de Paraná durante la última dictadura

Buscan un hermano o hermana de 32 años.
Gustavo y Diego López Torres radicaron este miércoles en el Juzgado Federal de Paraná una nueva denuncia penal por apropiación de menores y sustitución de identidad en el Hospital Militar, perpetrado en el marco del plan sistemático de eliminación de personas ejecutado durante la última dictadura militar. Se trata de los hijos del matrimonio conformado por Graciela Susana Capocetti y Guillermo Ángel López Torres, quienes fueron secuestrados en agosto de 1977 en Rosario. La denuncia se formuló sobre la descendencia, dado que se desconoce el sexo y si fueron uno o dos chicos los que tuvo Graciela. Se investigan datos que indican que una detenida desaparecida en Rosario, en el centro de detención de la Quinta de Funes, que está siendo investigado por la Justicia, habría sido trasladada a Paraná para dar a luz a sus hijos, que podrían haber sido mellizos. En función de esa información Gustavo López, presentó la denuncia para que se investigue la pista del posible parto en el hospital Militar de Paraná que funcionó como una maternidad clandestina.
Antes de la presentación en el Juzgado Federal de Paraná, en el Registro Único de la Verdad, la abogada Marina Barbagelata, quien luego acompañó la presentación, señaló que se trabaja sobre la hipótesis de la posible ruta que tomó la madre de Gustavo y Diego López Torre, estando embarazada. Con esos elementos se decide desdoblar la denuncia por la desaparición, por un lado, y sobre el destino del bebé que pudo haber tenido Graciela al ser detenida, por otro.
Según la abogada, vecinos hablan de que la detenida presentaba un embarazo avanzado. Además recordó que conscriptos que declararon en la causa Area Paraná mencionaron la presencia de una embarazada en Comunicaciones, entre septiembre y octubre de 1977. Esto, sumado al nacimiento de otros bebés, hablan de la mecánica establecida en el hospital Militar que corroboran la hipótesis que se maneja, consignó Uno Digital.
Sobre las expectativas o los datos novedosos que se aportarían a la causa, la letrada reconoció que “fue un gran aporte toda la investigación que se ha hecho tanto en la causa Hospital Militar como en la causa Área Paraná; han declarado distintos conscriptos que se desempeñaron en distinto lugares de lo que era Cuarteles, y cada uno de ellos ha venido dando elementos que nos ha permitido por las fechas reconstruyendo que seria una posibilidad de que sería los hijos de Graciela Susana Capocetti”.
En la denuncia realizada por el coordinador del Registro Único de la Verdad en mayo de 2005 se logró la restitución de la hija apropiada de Raquel Negro y el procesamiento y la prisión preventiva de seis de los imputados, Juan Daniel Amelong, Walter Salvador Pagano, Marino Héctor González, Juan Antonio Zaccaría, Jorge Alberto Fariña y Pascual Oscar Guerrieri.
(Fuente:Rdendh-CD-Foto: Uno/Rosana Ponti)
Juicio Guerrieri - Amelong: día 14

Marta Benassi y su marido Carlos Rodolfo Laluf fueron vistos por última vez en el centro clandestino de detención Quinta de Funes, junto a otros quince detenidos políticos que también están desaparecidos. Este miércoles, tres de sus familiares declararon en el juicio que investiga qué pasó con los secuestrados de ese campo de concentración y quiénes fueron los responsables de sus homicidios y desapariciones. Los relatos que se escucharon en la decimocuarta jornada del juicio Guerrieri-Amelong fueron, sobre todo, relatos de dolor, del amor de Marta por su hijo, Carlos Ignacio –separados por los represores cuando el nene tenía dos años–; de la crianza de Nachito, de la dificultad para elaborar un duelo todos estos años y de la importancia de este juicio para ellos como familia.
Este miércoles se desarrolló una nueva audiencia en el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario, por el juicio contra cinco de los represores de la última dictadura militar que actuaron en los centros clandestinos de detención conocidos como La Calamita, Quinta de Funes, Escuela Magnasco, La Intermedia y Fabrica Militar de Armas. Los tres testigos que declararon esta jornada, Alicia Genolet de Benassi, Carlos Benassi y Carlos Ignacio Laluf, son familiares de dos de las diecisiete personas por las que se acusa a los represores de “privación ilegítima de la libertad, tormentos, homicidio y desaparición física”.
Cabe recordar que el periodista de Rosario 12, Juan Carlos Tizziani, quien declaró en este mismo juicio una semana antes, había ya aportado datos sobre la historia de la familia santafesina Laluf-Benassi.
En su declaración Tizziani reprodujo un audio de una entrevista realizada a Don Carlos Laluf (ya fallecido), padre del desaparecido, Carlos Rodolfo. En el relato que Tizziani reprodujo de Laluf padre –quien además fuera presidente de la Comisión de Familiares de Presos Políticos desde la dictadura de Agustín Lanusse, primera vez que fue apresado su hijo–, se escucharon fragmentos de la dura historia familiar, entre ellos, el del día en que los padres del desparecido de la Quinta de Funes recibieron a su nieto con una carta de Carlos Rodolfo que decía que “con ellos estaría más seguro el nene”; y el relato del asesinato de la otra hija de “Don Carlos” –hermana del desaparecido–, quien junto a su pareja fue acribillada en su casa de Córdoba por otra patota de la dictadura, en agosto de 1977.
Tizziani también leyó algunas cartas enviadas por Carlos Rodolfo a sus padres y presentó además dos entrevistas realizadas a otros familiares de víctimas de la Quinta de Funes, todas oriundas de Santa Fe –ciudad de la que también es originario el periodista–.
Los tres testimonios
Alicia Genolet de Benassi fue la primera en prestar declaración testimonial este miércoles ante el TOF1 de Rosario, presidido por el juez Otmar Paulucci.
Alicia, cuñada de Marta María Benassi y Carlos “Nacho” Laluf, contó que el 4 de septiembre de 1977, a las 18 aproximadamente, llegó a su casa y estaba Lita, la madre del desparecido Carlos Laluf, con Carlos Ignacio (Nachito) –el nene de dos años hijo de Marta y Carlos–. “Lita de Laluf, estaba llorando. Carlos Ignacio con un peluche un bolsito y una carta donde Marta nos pedía que lo cuidemos hasta que se pudieran encontrar de nuevo”, recordó Alicia.
“El 20 de septiembre –relató Alicia al tribunal– recibimos una segunda carta donde es más explícito el pedido para que lo cuidemos. Siempre tuvimos el presentimiento que estaban detenidos, hay varias cartas donde Marta reitera este pedido. Carlos Ignacio fue dejado en la Plaza de la Bandera en Santa Fe, junto a una nena que también tenía una carta y una dirección. Ese día llamaron por teléfono y atendió Lita ya que Don Laluf estaba en la cancha, y le dijeron que vaya a la plaza a retirar a su nieto”.
Alicia continuó su declaración muy emocionada: “Don Carlos Laluf era quien mandaba y recibía cartas a una casilla de correo. Para navidad del ‘77 mandan regalos para Carlos Ignacio y mis hijas en una caja. Las cartas tienen muchas contradicciones. Entre el 20 de septiembre y el 15 de noviembre no hay comunicación lo que genera mucha angustia”.
Unos meses antes del secuestro
“El 11 de agosto de 1977 –rememoró Alicia– le habían festejado a Nachito su cumpleaños en Rosario, hay fotos de ese cumpleaños, al que no vamos. El fin de semana del 17 de agosto viajan a Buenos Aires Marta, Carlos, Carlos Ignacio, Carlos padre y Lita –también hay fotos de ese viaje–. Entre esa fecha y el 4 de septiembre ubicamos su secuestro”.
Alicia señaló repetidas veces la desesperación que se leía en las cartas de Marta con respecto a estar alejada de su hijo, que “esté seguro”, su “miedo a que le pase algo”, y que sus tíos “le hablen siempre de ellos, que le muestren fotos, que los recuerden”. Alicia indicó que la primera carta con la que llega Nachito la queman “por temor”.
La testigo también relató el estado en que llegó Nachito, “con ropa sucia, que parecía no ser la de él y en un estado de desasosiego.” Contó además que en dos ocasiones hay camiones del ejército parados en la puerta de su casa lo que los asusta mucho.
El segundo testigo en declarar este miércoles fue Carlos Benassi, hermano de Marta. Carlos habló de la militancia de su hermana, de “su formación cristiana”, y recordó un viaje a Tucumán, desde donde ella le dice –en una carta–: "no sabes la miseria que veo acá no podemos no hacer nada".
Benassi señaló que Marta se había ido a vivir a Córdoba a principios de la década del setenta. En ese entonces fueron detenidos por primera vez junto a su marido y quedan prisioneros, Marta en Devoto y Carlos en Rawson hasta el 25 de mayo del 73.Carlos expuso al tribunal un relato similar de la llegada de Nachito. También advirtió sobre las contradicciones que notaban en las cartas, la ausencia de llamados telefónicos, la preocupación constante por Carlos Ignacio.
“Años después –explicó el testigo– vienen a la casa donde vivían en Rosario Marta y Carlos de calle Barra y la encontraron ocupada por una mujer que les dice que se la dio un amigo militar. Y que ella paga todos los impuestos”. Carlos indicó que vecinos les contaron que “un día se llevaron a las personas que vivían en la casa y otro día vinieron camiones del ejército y cargaron muebles”.
Benassi se detuvo un instante para referirse a la búsqueda constante de información de “Don Carlos Laluf” –padre del desaparecido de mismo nombre–, y leyó algunos pedazos de un relato que dejó antes de morir, donde explica todos los hechos ya relatados, y donde habla de cómo fueron armando esta historia luego, cuando aparecieron otros relatos, como el testimonio de de Jaime Dri”.Conmovido y casi sin aliento, Carlos también expresó que las cartas de Marta, su hermana, “son cartas de amor”.
Nachito
El último en declarar en la jornada fue Carlos Ignacio Laluf, el hijo de los desaparecidos Carlos y Marta. Como en una novela de García Márquez –aunque de realismo trágico más que mágico–, las historias de tres Carlos Laluf se sintetiza en la vida de Nachito, quien en su testimonio se refirió fundamentalmente a sus vivencia personales a partir de esta situación de desgarro familiar.
Carlos Ignacio explicó que armó su historia “con los relatos de tíos y abuelos”, contó que no le faltó nada, pero que “le quitaron la base de la familia”, el haber podido vivir con sus padres, a quienes extrañó mucho. También recordó que durante su infancia temía al sonido de las sirenas y que por mucho tiempo se quedaba escondido debajo de la mesa.
Carlos Ignacio se ocupó de dejar en claro, al concluir su delcaración, que fue “víctima de todo esto” y que espera “ que se haga justicia”.

(Fuente:Diariodeljuicio).

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