6 de octubre de 2009

URUGUAY: PLAN CONDOR - AL OTRO LADO DEL RÍO - NADIE OLVIDA A ROSLIK.

Investigación. A 33 años del traslado, 7 de la denuncia de LA REPUBLICA y 4 de la confirmación de la Fuerza Aérea
El destino del "segundo vuelo" sigue enterrado en impunidad
El Ejército sigue sin reconocer qué ocurrió con 22 uruguayos secuestrados en Buenos Aires, torturados en Automotores Orletti, trasladados a Montevideo, presos en el "300 Carlos", ejecutados y enterrados en un cementerio clandestino. La ley de impunidad permitió condenar a los secuestradores, pero aún impide saber dónde están sus víctimas
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Por Roger Rodríguez

8 de agosto de 2005. El informe oficial de la FAU confirma el 2º vuelo.
Noviembre de 1976. El grupo desaparecido fue entregado a militares uruguayos antes del cierre de Automotores Orletti.
Treinta y tres años después de los hechos, a siete años de que el caso fuera denunciado y a cuatro años de que la Fuerza Aérea Uruguaya admitiera su existencia, el traslado ilegal de uruguayos secuestrados en Buenos Aires, conocido como el "segundo vuelo" de Orletti, sigue sin ser reconocido por el Ejército nacional.
El 5 de octubre de 1976 el Vuelo 511 del Transporte Aéreo Militar Uruguayo (TAMU) viajó a Argentina para trasladar a Montevideo , de forma ilegal, a 22 uruguayos que habían sido secuestrados en Buenos Aires y torturados en el "pozo" de Automotores Orletti. Fueron entregados a oficiales del Ejército y hoy permanecen desaparecidos.
El C-47 de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU), tripulado por el mayor Walter Pintos (piloto), el mayor José Pedro Malquín (copiloto) y el capitán Daniel Muñoz (tripulante), arribó a la plataforma de la Brigada de Mantenimiento y Abastecimiento del Aeropuerto Internacional de Carrasco en la madrugada y era comandado por el mayor Walter Dopazzo.
Los 22 uruguayos eran militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) que, desde Argentina, resistían a la dictadura uruguaya. Fueron secuestrados en sus domicilios en setiembre y octubre por comandos de una coordinación represiva integrada por la Policía Federal, la banda de Aníbal Gordon y militares uruguayos. Los últimos estaban comandados por el mayor José Nino Gavazzo del Servicio de Información y Defensa (SID) y en la coordinación con Argentina operaron los oficiales Manuel Cordero, José Arab, Jorge Silveira, Gilberto Vázquez, Luis Maurente y Ernesto Ramas; con los policías lo hicieron Ricardo Medina y José Sande, además de un grupo de soldados.

Los traslados
Los operativos contra uruguayos en Buenos Aires fueron parte del denominado "Plan Cóndor", estructurado por los aparatos represivos de las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Ecuador y Uruguay, donde la tarea estaba en manos del SID y del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA).
El SID dependía de la Junta de Comandantes en Jefe y el OCOA de la División de Ejército I y de su comandante en jefe. El Vuelo 511 en 1976 fue coordinado por el coronel (av.) José Uruguay Araújo Umpiérrez, entonces en el SID. Los secuestrados sobrevivieron un mes en el centro de torturas "300 Carlos" del OCOA, antes de ser ejecutados.
La dictadura uruguaya ya había realizado traslados de uruguayos en Argentina desde 1974. Aquel febrero trajeron al tupamaro Antonio Viana Acosta y en noviembre a sus compañeros Floreal García, Mirtha Hernández, Héctor Brum, María de los Ángeles Corbo y Graciela Stefanell, cuyos cuerpos aparecieron, habiendo sido fusilados, en Soca en diciembre de ese año.
El traslado más numeroso se había producido el 24 de julio de 1976, cuando otro avión de la Fuerza Aérea trajo un "primer vuelo" de Orletti con otros 23 militantes del PVP, secuestrados entre junio y julio, a quienes "blanquearon" en una falsa detención en el balneario Shangrilá a fines de octubre y fueron procesados por la justicia militar.
Hoy se sabe que la mayoría de los uruguayos secuestrados en el exterior terminaron siendo "repatriados" si no fallecieron cuando su detención o durante la tortura. Hubo traslados en 1975, en los que los detenidos fueron y vinieron a Argentina y también los habría en 1978, cuando se trajo a militantes del GAU, el PCR y otros grupos.

La denuncia
La existencia del "segundo vuelo" de Orletti fue denunciada el 17 de marzo de 2002 , tras una investigación periodística iniciada en la revista "Posdata", de donde se obtuvieron los datos con los que el senador Rafael Michelini logró ubicar, en Argentina, a Simón, hijo de Sara Méndez, 26 años después de su desaparición.
Los datos habían sido proporcionados por un represor argentino, miembro de la banda de Aníbal Gordon, quien también informó que todos los uruguayos secuestrados en Buenos Aires y llevados a Automotores Orletti habían sido entregados a los militares uruguayos antes de que el centro clandestino de torturas cerrara en noviembre de 1976.
Con la credibilidad que le daba la aparición de Simón Riquelo, la fuente aportó nueva información, publicada en LA REPUBLICA el 9 de junio de 2002, con la que se denunció que el "segundo vuelo" se concretó el 5 de octubre de 1976, cuando un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya viajó al aeropuerto Jorge Newberry de Buenos Aires.
La ratificación del "informante" permitió concluir que el "segundo vuelo" era motivo del "pacto de silencio" de los militares uruguayos, quienes no querían admitir que las 22 personas traídas desaparecieron simultáneamente y no murieron "accidentalmente" en la tortura, sino que habían sido ejecutadas y enterradas en un cementerio clandestino.
La denuncia fue confirmada por una fuente militar uruguaya, presente el día del arribo del "segundo vuelo". Aportó datos del vuelo 511 y los nombres de sus tripulantes, coordinador y receptor, según publicó LA REPUBLICA el 2 de setiembre de 2002, en una nota donde se explicaba que los detenidos fueron sacados en camiones del Ejército.

El silencio
La denuncia , pese a su trascendencia, no tuvo repercusión en los grandes medios de comunicación y tampoco fue considerada por la gubernamental Comisión para la Paz que no incluyó el tema ­ni siquiera como hipótesis­ en el informe final sobre los detenidos desaparecidos elaborado durante el gobierno de Jorge Batlle.
El entonces comandante en jefe de la Fuerza Aérea, José Pedro Malaquín, hizo silencio ante las acusaciones acerca de que había sido uno de los pilotos del avión quien trajo al grupo de desaparecidos. Tampoco el comandante del Ejército, general Carlos Daners, quiso hacer comentarios sobre los secuestrados entregados a su fuerza.
Sin embargo, el 8 de agosto de 2005, el informe oficial de la Fuerza Aérea Uruguaya sobre los desaparecidos, en respuesta a una orden del Presidente Tabaré Vázquez, terminó por admitir que el "segundo vuelo" del 5 de octubre había existido, aunque aceptó la participación de la aviación sólo en el traslado.
El informe redactado por el comandante Enrique Bonelli sostenía que la operación había sido ordenada por el comando de la FAU, a pedido del SID, que coordinó el vuelo en el que los pilotos militares sólo se limitaron a permanecer en la cabina de vuelo, sin saber cuántos ni quiénes eran los detenidos transportados desde Argentina.
Bonelli, quien, posteriormente, reconoció haber sido piloto del "primer vuelo" de Orletti, se negaría a informar a la justicia sobre los nombres de sus fuentes en la investigación interna. Ni la entrega de los pasajeros del "segundo vuelo" ni su destino fueron incluidos en el informe sobre desaparecidos del Ejército que aún no ha reconocido su entrega.

La justicia
En 2007, dos años después del informe de la FAU, el caso del "segundo vuelo" de Orletti fue denunciado judicialmente, junto a una serie de causas contra los mandos militares, por un grupo de abogados defensores de los derechos humanos. El tema recayó en el juez de 19º turno, Luis Charles, y la fiscal de 2º turno, Mirtha Guianze.
El caso se incorporó a otra denuncia conexa: Secuestro y desaparición del uruguayo Adalberto Soba, uno de los secuestrados en Orletti y posible pasajero del "segundo vuelo", presentada en el juzgado por sus familiares. Ambos casos fueron excluidos de la Ley de Caducidad por el presidente Tabaré Vázquez.
La indagatoria judicial determinó la responsabilidad de seis militares (Gavazzo, Arab, Vázquez, Silveira, Ramas y Mauren) y dos policías (Medina y Sande) en la "privación de libertad" de Soba. Ese grupo de militares ­que ya estaba preso por un pedido de extradición de Argentina­ también fue procesado por el "segundo vuelo".
El "segundo vuelo" de Orletti mantiene una serie de causas conexas abiertas, entre las que se destacan la extradición del coronel Manuel Cordero, que había fugado a Brasil, y el caso de María Claudia García de Gelman, trasladada en el marco de ese operativo a Uruguay, donde, antes de desaparecer, tuvo a su hija , Macarena, actualmente recuperada.
También está pendiente el inicio de procesos contra el coronel (av.) Araújo Umpiérrez, quien estuvo preso por un pedido de extradición, no se otorgado, a Argentina y hoy se encuentra en libertad y el soldado Ernesto Soca (detenido para su extradición a Argentina), reconocido como uno de los subalternos que operó en Buenos Aires.
La impunidad
Aunque ocho militares y policías fueron condenados por el "segundo vuelo" de Orletti., el caso evidencia la impunidad que aún rige en Uruguay con la vigencia de la Ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado (Nº 15.848), cuya anulación depende de la reforma constitucional que se plebiscitará el próximo 25 de octubre.
Los militares y policías fueron procesados gracias a la interpretación del artículo 4º de la mencionada ley realizada por la actual administración de gobierno: Se entiende que no se incluyen los casos ocurridos en el exterior, como los que implicaron la desaparición de niños ni los que (como admite el artículo 3º de la norma) implicaron un provecho económico.
En la actualidad, permanece bajo el amparo de la impunidad la tortura, ejecución y enterramiento en Uruguay de los 22 compatriotas que fueron secuestrados en Buenos Aires, torturados en Orletti y trasladados ilegalmente a Uruguay, lo que determina que no se obtenga información sobre el paradero de sus restos óseos.
También permanece impune la "amnesia" de los aviadores Malaquín, Pintos y Muñoz, quienes no recuerdan nada acerca de los pasajeros del Vuelo 511, aunque la puerta del C-47 en que los trajeron se encuentra en el extremo trasero de la aeronave y alguien debió recorrer todo el pasillo para cerrarla al despegar y abrirla al aterrizar.
La impunidad aún cobija como institución al Ejército, cuya investigación sobre los desaparecidos no dio resultados positivos, mantiene escondidos los archivos y sus mandos hacen expresa su voluntad de no continuar indagando, aunque las víctimas estuvieron en su poder en el "300 Carlos" y fueron enterradas en una unidad militar.

Al otro lado del río
La historia que vamos a contar empezó en marzo de este año cuando descubrimos que uno de los más grandes poetas de nuestro tiempo, tenía a su hijo y su nuera desaparecidos y un nieto o nieta, que había nacido en cautiverio, aún sin encontrar. Juan Gelman le decía en su Carta abierta a mi nieta o nieto: “tal vez tengas los ojos verdegrises de mi hijo o los ojos color castaño de su mujer”. Para luego desear: “A lo mejor podés salir de ese misterio para entrar en otro: el de un encuentro con un abuelo que te espera”.
En medio del dolor de la pérdida, el poeta pudo hallar una reparación: en el año 2000 se encontró con Macarena apellidada desde allí, y para siempre, Gelman. Lo peculiar del caso era que, de pronto, Juan Gelman se encontraba, por imperio de las dictaduras, con una nieta uruguaya.
Nos pusimos a investigar en nuestra localidad y una historia comenzó a destacar sobre otras, por tratarse de todo un grupo familiar desaparecido. También existía una niña que permaneció desaparecida tres meses mientras su madre Marta, su padre Jorge, sus tíos Ari, Carlos, Rosa y Beatriz eran llevados a un centro clandestino.
La coincidencia (invertida como en un espejo) era que Verónica Martínez Severo nació en Argentina, pero toda su familia era uruguaya. Habían buscado refugio en nuestro país en 1974, luego de que Uruguay se declarara abiertamente en dictadura. “Por un tiempito, claro” se habrán dicho como casi todo exiliado, pero luego los años fueron pasando sin poder regresar.
Jorge Martínez Horminoguéz y Marta Severo Barreto se casan en 1977 durante una visita que hacen a Montevideo. Viven durante un tiempo en Remedios de Escalada, donde Jorge trabaja en un taller de pintura, pero a comienzos de 1978 sabemos que se mudan, junto con el hermano menor de Marta, Carlos, a una casa en calle Alcorta 1745 de Claypole. Su hija Verónica nacería en marzo de ese año.
La noche del 20 de abril son secuestrados de allí Jorge, Marta, Carlos y una tía de Jorge, Rosa Álvarez, la única sobreviviente del grupo. Su testimonio será vital años más tarde para saber lo ocurrido con su sobrino y su familia. Verónica fue recuperada por su abuela Blanca Barreto después de tres meses.
Rosa Álvarez cuenta que ya en el Centro Clandestino (hoy sabemos que era el Pozo de Quilmes) se encuentran con Ari Severo Barreto y su esposa Beatriz Anglet, ambos secuestrados el mismo día pero en la localidad de Bulogne. Cuenta también que son interrogados y torturados por militares uruguayos en el marco del denominado “Plan Cóndor”, que consistía en la coordinación represiva de las dictaduras del cono sur.
Los Severo provenían de la localidad de Bella Unión en el norte uruguayo; conocida por su pobreza y el cultivo de azúcar y donde el mítico Raúl Sendic, funda en 1961 la UTAA (Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas) embrión de lo que sería después la famosa guerrilla del Movimiento Nacional de Liberación: “Los Tupamaros”. La mayoría de sus militantes serán encarcelados o asesinados. El propio Sendic permanece detenido duranre 14 años. Algo similar ocurre con José (“el Pepe”) Mujica otro de sus dirigentes destacados.
Siendo muy chico, Ari se incorpora a las filas de la UTAA y muy pronto colabora en las fuerzas de apoyo de los Tupamaros. Por tal motivo, con tan solo 15 años, es detenido y encerrado en un instituto para menores. Allí conoce a quien será su gran amigo, Jorge Martínez, alojado allí por similares razones. Ari había nacido el 21 de febrero de 1956, Jorge el 4 de agosto de 1955 en Montevideo.
Luego de pasar tres años presos son liberados y deciden emigrar hacia Argentina donde el casamiento de Jorge con su hermana, terminarían de unirlos aún más. No podían saber que esa hermandad forjada en la rebeldía juvenil y en la militancia, también los uniría en el trágico final.
(No, no se han equivocado en la cuenta: los “veteranos” Jorge y Ari tenían 22 años; Marta, como Beatriz, veinte. Y Carlos apenas tenía 16 años.)
Sabemos que los cinco fueron trasladados a Uruguay a fines de mayo de 1978. Todo indica que allí fueron asesinados. Nada se sabe, en cambio, de sus restos y sus asesinos han eludido la justicia todo este tiempo.
Seguramente si la historia en sus cuerpos, sus familias o su país, hubiera sido diferente, hoy una “montevideana” Verónica estaría preparándose para elegir presidente en octubre, tal vez discutiendo con sus padres los matices de una histórica elección.
(En el espejo invertido de esta historia, podría en cambio verse a Macarena recorriendo, casi a diario, las calles de Villa Crespo donde vivió su abuelo Juan)
Podría ser también que, como tantos, hubieran decidido quedarse en Argentina y los veríamos cruzar, una vez más, en fervoroso contingente, al otro lado del río.
Lo harían (lo sabemos con certeza) para votar la anulación de las leyes que impiden juzgar a los asesinos de tantos compatriotas. Y, muy probablemente, para elegir como presidente a José Mujica o simplemente, “el Pepe”.
Al Parlamento. Propondrán al 16 de abril como Día Nacional de Lucha contra la Tortura, en homenaje al médico asesinado

Nadie olvida a Roslik en San Javier
La denominación del 16 de abril como Día Nacional de Lucha contra la Tortura fue propuesto anoche en San Javier, en el marco de los actos recordatorios de los 25 años del fallecimiento de Vladimir Roslik, médico uruguayo, de origen ruso quien muriera torturado en el Batallón Nº 9 de
Fray Bentos, el 16 de abril de 1984.
Mario Delgado Gerez ENVIADO
Sepulcro. La tumba de Roslik. Ayer fue una jornada de recuerdo y reflexión.
Su muerte fue la última ocurrida en sesiones de tortura, durante la dictadura cívico militar que asoló nuestro país, en la década de los años 70. Igualmente se propuso, que la actual localidad de San Javier pase a denominarse Colonia Vladimir Roslik.
Ayer fue un día de recogimiento, recordación y emoción en San Javier, una población de 2.000 habitantes, recostada sobre una de las márgenes del Río Uruguay, que mantiene intactas las ricas tradiciones de las casi 300 familias rusas de la religión Nuevo Israel, que se afincaron en esta zona, en el año 1913.
Vladimir Roslik fue recordado como un profesional "querido y respetado", que vivió una vida sencilla, pero llena de esperanzas, de un ser que quiso lo mejor para sí, para su familia y para esta comunidad de inmigrantes. Así fue como se brindó a la sociedad, con un carisma profundamente humano, sencillo, tolerante y solidario".
Por todo ello se dijo que la jornada de ayer, servía para "transmitir estos recuerdos, para que la memoria de Vladimir viva entre nosotros y en las futuras generaciones".
Las conversaciones que este enviado mantuvo con los pobladores, tuvieron todas el mismo contenido en las respuestas, recordaron como una "tremenda injusticia", la muerte de Roslik, quienes lo vieron como "un hombre bueno, y solidario, que siempre estuvo dispuesto a servir al semejante". "Su muerte nos entristeció y nos golpeó muy duro. Fue un asesinato salvaje, cruel, como el de tantos otros compatriotas, y por el cual aún hay muchos que deben responder".

Jornada solidaria
Pero si bien el de ayer fue un día de recordación, también fue de solidaridad hacia la población de San Javier, ya que diversas instituciones llegadas de Montevideo, como el Sindicato Médico del Uruguay, la Asociación de Estudiantes de Medicina del Uruguay, la Agrupación de Estudiantes Independientes del Uruguay, la Asociación de Ex Presos Políticos del Uruguay, Promotores de Salud de la Intendencia Municipal de Montevideo, otros organismos, junto a instituciones sociales, culturales y deportivas de la localidad, realizaron diversas actividades de promoción de la salud, talleres, pintadas de muros, que dieron una tónica distinta a la tranquilidad de la población.
Hubo atención bucal, charlas sobre Educación Sexual y Reproductiva, sobre Derechos Humanos y taller sobre Alimentación saludable y control de peso en niños con riesgo nutricional.
Además se recorrió casa por casa, entregándose trípticos con información sobre el doctor Vladimir Roslik, y se invitó a los pobladores a participar de la jornada. Hubo además, actividades culturales y artísticas, con participación de grupos uruguayos y conjuntos tradicionales de la cultura rusa.
"VIVIRAS ETERNAMENTE"
"Donde quiera que tu estés a través del tiempo y la distancia, yo estoy contigo y estaremos juntos". Mary
"Querido Papá: Seguiremos tu ejemplo, dando amor donde haya odio y violencia. Sólo así podremos devolverte la sangre inocente, que por nosotros derramaste". Valery y Mary
Estas dos frases, están esculpidas en la lápida de mármol que corona el sepulcro que guarda los restos de Vladimir Roslik. Ayer cuando LA REPUBLICA, junto a familiares de Roslik, visitó el lugar, algunas flores frescas habían sido recién colocadas en la tumba, que es fácilmente ubicable en el cementerio de esta pequeña localidad de descendientes rusos.
Su foto aparece ubicada junto a la lápida donde se lee el nombre: Vladimir Andrés Roslik, 14.5.41 - 16.4.84. "Vivirás eternamente".
(Fuente:Rdendh-larepublica).

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