14 de noviembre de 2009

SANTIAGO DEL ESTERO: ASESINATO DE KAMENETZKY-EL TRIBUNAL ORAL PARA JUZGAR A LOS RESPONSABLES SIGUE SIN CONFORMARSE.

HOMICIDIO - Detalles no revelados del expediente judicial
Kamenetzky fue asesinado por la espalda

Crónica. Relato de cómo el estudiante fue secuestrado de su casa, torturado y ultimado por el aparato represivo que comandaba Musa Azar Curi.

Adela Kamenetzky entra a su casa y cierra la puerta con llave, con una mirada se entiende con Cecilio, él también se dio cuenta de que los estaban siguiendo desde hacía varios días. Había dos turnos de vigilancia, uno de ellos lo cumplía una mujer. Adela no lo duda, y la sigue, la encargada de espiar la casa de los Kamenetzky Bulgarelli entra a la Side que comanda Musa Azar Curi, ya no quedan dudas, algo malo está por pasar.


Pasan los días, Cecilio sabe que vienen por él, pero aún así se niega a dejar el trabajo social que hace a diario, no deja las reuniones y sigue hablando en voz alta, pide justicia, paz y trabajo para todos en cuanta conversación lo dejan intervenir. El joven reparte su tiempo entre la facultad de Derecho, la escuela de inglés y el trabajo social, no tiene miedo a su destino. Sabe que vienen por él. Los expedientes judiciales relatan que Cecilio fue secuestrado en agosto, se lo llevaron de su casa, delante de su familia.

Garbi golpea la puerta de la casa de los Kamenetzky, muestra su identificación, “un cartón amarillo con su nombre y apellido”, recuerda Adela y consta en los expedientes judiciales. El represor no espera que lo inviten, entra sin preguntar y se lleva a Cecilio, en la puerta está estacionado un Peugeot amarillo, que muchas víctimas de Azar Curi señalarían luego como uno de los vehículos de la Side. Los padres de Cecilio se desesperan, buscan abogados, hablan con amigos pero ni la Constitución, ni los derechos ciudadanos están vigentes, no consiguen liberar a Cecilio.

A poco de su detención, Asicana anunciaba por medio del diario EL LIBERAL, que había sido distinguido con la medalla de oro al mejor alumno de la institución. Ese año, en 1976 se recibía de Profesor de Inglés.

El expediente judicial relata que fue alojado, primero en la Side y luego en el Penal de Varones. En la Side, su padre y su hermana logran verlo un par de veces. Adela llega a la unidad junto a su padre, los hacen pasar a una oficina donde está Azar Curi sentado tras su escritorio, en un sillón está sentado Garbi con una manopla de metal en uno de sus dedos, la hace girar para recordarles que ese es un lugar hostil para los que creen en la ley y en la justicia.

Adela hace que su hermano se siente en sus piernas, no hacen faltas palabras ella siente el sufrimiento de Cecilio, pero también siente su coraje, una valentía que desafía a los golpes y las torturas.

Adela es la última en ver con vida a su hermano antes de su traslado a la cárcel cuando lo llevan en un auto Valiant a los tribunales federales. Luego de su visita a la Justicia Federal, la Side deja de ser el lugar de detención del militante, lo llevan al Penal de Varones, donde lo ven varios de los testigos de la causa.

El joven estudiante llega a la cárcel, jamás había visto una unidad penitenciaría por dentro, lo dejan en una celda, lo alimentan mal y le permiten un contacto mínimo con sus compañeros de pabellón.

Cada tanto, una comisión policial lo retira del Penal, lo llevan a la Side para torturarlo, Cecilio sufre en silencio se aferra a la vida y al recuerdo de su familia.

Comparte la sala de torturas con otros militantes que soportan estoicos los tormentos, según consta en el expediente judicial. Ninguno de los detenidos habla, se apoyan en silencio, como si el dolor compartido fuera menor.

Luego de los golpes vuelven a llevar a Cecilio al Penal, sus compañeros de pabellón intentan curarle las heridas, pero antes de que sanen, los verdugos vuelven a buscarlo. Así es como vive Cecilio sus últimos días, el 13 de noviembre lo buscan por última vez de la cárcel, se menciona en el expediente judicial.

Según consta en la autopsia, la policía tortura salvajemente a Cecilio y luego lo mata.

En la Side, los represores no soportan la valentía. Se ensañan con Cecilio, su silencio los acusa, los mortifica. Cecilio ya no tiene miedo, sólo espera, vive día a día.

El 13 de noviembre de 1976 cae sábado, han pasado más de tres meses de la detención. Los represores matan a Kamenetzky Bulgarelli a quemarropa, de espalda, para no verlo a los ojos.

Su padre es el único que logra ver el cuerpo, está descompuesto por el calor, sobre un mesón del hospital Independencia, sabe que su hijo murió como un valiente, ésa es la imagen que se lleva de Cecilio antes de morir. No la del cuerpo descompuesto, sino la del alma de su hijo que trasciende la muerte y el horror.


DICTADURA - Nuevo aniversario del asesinato de Cecilio Kamenetzky
“Desgarraron a una familia sin dar ninguna explicación”
Justicia.
Adela Kamenetzky visitó la redacción de EL LIBERAL, recordó a su hermano Cecilio y pidió por la pronta conformación del tribunal que juzgará a los represores que ultimaron al estudiante.

Adela y Cecilio Kamenetzky, retratados durante la década del 70.
La hermana de Cecilio Kamenetzky, Adela, será una de los dos oradores que tendrá hoy el acto de homenaje a Cecilio secuestrado por Tomás Garbi y ultimado por el aparato represivo conducido por Musa Azar Curi.


También se recordará a otro desaparecido; Mario Giribaldi.

Adela destacó en la redacción de EL LIBERAL la convocatoria por el 33er aniversario de la muerte de su hermano y además recordó algunos detalles de la vida de Cecilio, que desde su punto de vista hacen incomprensible e injustificable su brutal asesinato.

“Ha pasado mucho tiempo, es cierto, yo siempre recordaba a mi hermano en el ámbito familiar, siempre fue algo muy personal, pero dadas las circunstancias de que ya trascienden el ámbito familiar, es una muy buena idea que se haga este festival, para hacer conocer la figura de Cecilio, que fue un joven que estudiaba en la escuela Sarmiento, en Asicana, un joven que hacía deportes, muy comprometido con la sociedad y con la militancia”, subrayó.

Explicó la importancia de que toda la sociedad se haga eco del reclamo de justicia que hoy lleva adelante su familia porque “de un modo u otro todos somos víctimas de la dictadura”.

“Mucho de lo que está pasando en la sociedad, es producto de la impunidad con la que se gobernó en aquella época, todo está relacionado.

Pero ahora tenemos que lograr que la justicia deje de ser una palabra; porque ahora se convirtió en eso: una palabra, casi sin sentido, éste es el momento de que la justicia se muestre con hechos”, pidió Adela recordó, sin rencor, pero con pena, a los asesinos de su hermano menor. “Desgarraron a una familia sin dar ninguna explicación, el 9 de agosto entran a casa y se lo llevan, capitaneados por Garbi, no hubo participación de jueces o abogados, ningún recurso legal que podíamos interponer nosotros.

En cambio, ahora los represores se amparan en la Constitución que violaron”.

También manifestó que su hermano era “lindo en todo sentido, por dentro y por fuera, generoso, risueño igual que Mario (Giribaldi)”. “Todos estos chicos desaparecidos en Santiago tenían algo en común, tenían la alegría de vivir y de luchar por los desposeídos, por el campesino, por la educación y tenían fe”, rememoró Durante la dictadura, según cuenta, “era peligroso ser bueno, luchar por los derechos, conseguir un boleto estudiantil, un comedor escolar, trabajo para todos, en fin, defender la Constitución y concienciar a la gente”.
(Fuente:Rdendh-Elliberal).

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