Entrevista a fabián salvioli, flamante vicepresidente del comité de dd hh de naciones unidas
El liderazgo argentino en Derechos Humanos fue reconocido en la ONU
Publicado el 26 de Marzo de 2011
Por Rodolfo González Arzac
Un jurista argentino fue elegido para ocupar un lugar de privilegio en el organismo que vigila la aplicación del pacto de los derechos civiles y políticos en 175 países. Se trata de un puesto ad honorem y de mucha responsabilidad.
A veces en Nueva York, otras tantas en Ginebra, hay un argentino, platense, de 47 años, reconocido militante de Derechos Humanos, jurista, hincha apasionado de Estudiantes de la Plata, que trabaja como honorario en Naciones Unidas. Y que, este año, justo a 35 años del golpe de Estado, fue premiado con la vicepresidencia del Comité de Derechos Humanos (el órgano de expertos técnicos de la ONU). Se llama Fabián Salvioli, fue designado en 2008 como miembro de ese grupo, y además es director del Instituto y de la Maestría en Derechos Humanos de la Universidad Nacional de La Plata, donde también es profesor titular de Derecho Internacional Público. En medio de sus reuniones con el comité de asamblea, se prestó a conversar con Tiempo Argentino.
–¿Cómo recibió la noticia de su designación como vicepresidente?
–Vivo muy sorprendido esta experiencia. Aquí hay gente de mucha experiencia, juristas de renombre internacional. Yo no creí que mis colegas iban a tener una valoración tan positiva de mi trabajo. Me dio alegría, por supuesto, pero a todo privilegio le corresponde luego una enorme responsabilidad.
–¿Qué factores incidieron para que lo nombren?
–Se tienen en cuenta un montón de factores. Entre otros, el apoyo que he tenido de parte del Estado argentino. Y la posición de liderazgo en el mundo que asumió la Argentina en materia de Derechos Humanos. Yo provengo de la sociedad civil. Vengo de militar en instituciones de Derechos Humanos. El Estado me propuso para integrar este órgano en virtud de ese trabajo. Para mí es un doble compromiso. Y yo no dejo de hacer mi tarea, ahora en un órgano de mucha responsabilidad, desde un costado claramente militante.
–¿Cómo es su trabajo?
–El Comité se reúne tres veces al año: en marzo, en Nueva York, y en julio y octubre, en Ginebra. El puesto es honorario, nosotros no tenemos salario por esta tarea, recibimos viáticos de parte de Naciones Unidas. Esto a mí me obliga a seguir trabajando el resto del año en la Argentina. Lo que hace el Comité es examinar informes de los Estados, de la situación de los Derechos Humanos, fundamentalmente, en la aplicación del pacto de los derechos civiles y políticos en 175 países. Es una tarea titánica. Tenemos audiencias, periódicas, con los Estados, donde los 18 expertos del Comité formulan preguntas a partir de información que tenemos de distintas fuentes. Con esa información discutimos con los gobiernos sobre la situación de los Derechos Humanos y luego hacemos un informe público.
–¿Qué implica ser el vicepresidente?
–El otro trabajo que hacemos es recibir y resolver denuncias individuales de personas que alegan ser víctimas de violaciones de Derechos Humanos. Y eso es, por cierto, también una tarea titánica. El rol de vicepresidente me obliga, además de mis actividades como miembro del Comité, a comprometerme con la organización y con, por ejemplo, dirigir las discusiones sobre los temas individuales. En estos casos, la vicepresidencia termina tomando la decisión sobre si un Estado violó o no los Derechos Humanos contra una persona.
–Por estos días, de hecho, está reunido el comité. ¿No es así?
–Sí, las reuniones terminan la semana que viene. Estamos examinando cinco Estados: Togo, Serbia, Mongolia, Eslovaquia y las Seychelles. Y tenemos para resolver unos cien casos individuales. Además, estamos adoptando un comentario general sobre libertad de expresión.
–El azar hace que las reuniones transcurran mientras se desarrollan sucesos de gran importancia en Libia. ¿Cómo lo analiza?
–El azar incluso hace que estemos sesionando en la sala de al lado del Consejo de Seguridad. Así que, por supuesto, en algunos cortes tengo la posibilidad de asistir a esas discusiones. Yo lo veo con preocupación. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es un órgano con bastante falta de democracia, hay cinco Estados que poseen derecho de veto.
–¿Cómo evalúa las críticas que se le suelen hacer a la ONU?
–Cuando se critica a las Naciones Unidas se las critica con razón. Pero hay que entender que es como criticar al mundo. Las Naciones Unidas tienen sus cosas buenas y tienen sus cosas que no son buenas. Las Naciones Unidas son el Consejo de Seguridad, pero también son UNICEF. Las Naciones Unidas van a tener que reformar su carta, o su composición de poder, por una razón muy sencilla: si las instituciones no se adecuan a los tiempos que corren, no son eternas. Y corren el riesgo de quedar en el olvido.
–¿Qué rol puede jugar la Argentina para empujar esos cambios en la ONU?
–La Argentina ha jugado un rol fundamental en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Ha sido líder en lograr la aprobación de la convención de Naciones Unidas sobre la desaparición de personas. Es algo realmente importante. Eso en la comunidad internacional se tiene en cuenta también para definir que el vicepresidente del comité sea un argentino.
FuentedeOrigen:TiempoArgentino
Fuente:Agndh
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