EL CURA ECHADO POR DECIR LO QUE PIENSA
“Voy a seguir ejerciendo”
Por Soledad Vallejos
Imagen: Sandra Cartasso
“Si alguien me pide una misa o una confesión, lo voy a seguir haciendo”, dijo ayer el sacerdote Nicolás Alessio, a quien la Iglesia cordobesa echó de sus filas porque, al declararse públicamente a favor del matrimonio igualitario, cometió “rechazo pertinaz de la doctrina”. El alejamiento obligatorio de Alessio del ministerio público sobrevino tras un juicio canónico iniciado por el arzobispo provincial Carlos Ñáñez en julio del año pasado, a poco días de que fuera sancionada la ley. La sentencia establece, puntualmente, que Alessio tiene prohibido “ejercer en público la potestad sagrada”, que implica celebrar misas y cualquier otro sacramento católico, recibir confesiones y dar la comunión. Con la decisión, “la Iglesia sigue siendo coherente con la actitud que tuvo el año pasado”, señaló Alessio en conversación con Página/12: “Es antidemocrática, autoritaria y se opone a todos los que piensen distinto”. Por ello, aun cuando no busque seguir perteneciendo a la institución, asegura que continuará ejerciendo como sacerdote.
La pena impuesta, que refiere como “censura”, sólo ratifica “lo que ellos pensaban: que el matrimonio igualitario es una aberración, que los homosexuales son enfermos peligrosos a quienes hay que tenerles lástima pero no reconocerles derechos”. Mientras que la institución sigue sin amonestar a “sacerdotes pederastas” como el obispo Edgardo Storni o el cura Julio César Grassi, a él se lo castiga por “pensar distinto”. “De esta manera, la jerarquía ratifica lo que piensa, y además busca disciplinar a otros que puedan pensar diferente.” El sacerdote, de 53 años, también fue conminado a abandonar la casa parroquial en la que vivió los últimos 27 años.
–Cuando plantea que su expulsión tiene el objetivo de disciplinar, ¿indica que hay otras voces disonantes dentro de la institución?
–Acá en Córdoba fuimos un grupo de sacerdotes que apoyamos el matrimonio igualitario, por ejemplo. Pero en el resto del país también hay. Y además hay fieles cristianos y religiosas que lo apoyaron y lo apoyan. Pero con esta medida quieren imponer el miedo. Quieren dejar claro que el que piensa distinto y se anima a decirlo se vuelve un blanco para que se haga un juicio y se lo censure.
–El arzobispo Ñáñez le había impedido celebrar el ministerio en su parroquia ya a mediados del año pasado, cuando comenzó el juicio.
–Esa era una medida cautelar mientras se sustanciaba el juicio. Ahora que el juicio termina, se dicta esta sentencia y la cautelar se vuelve definitiva. Se me prohíbe el ejercicio del ministerio en cualquier lugar público. Obviamente que no me interesa, yo me he corrido del estado clerical. No quiero ser cómplice de esta estructura. Pero por otro lado, una señora me ha pedido que dé una misa en su barrio en estos días. Lo voy a hacer, porque no reconozco la legitimidad de la prohibición. Mi ministerio es del pueblo de Dios, no de los obispos. Si alguien me pide que lo confiese, si me piden por un enfermo que necesita la unción de los enfermos, no tendré prurito en administrar estos sacramentos, porque el ministerio es un don para la gente y no algo que controlen los obispos.
–¿Estos meses transcurrieron así?
–Sí, tratando de no crear demasiada tensión en la comunidad parroquial, por eso en las misas de fin de semana me corrí y dejé que el sacerdote interventor siguiera. Pero no me he apartado de la comunidad.
–¿Cómo será su vida en adelante? ¿Cómo sobrevivirá?
–Mi trabajo era éste. Y tengo un trabajo por lo menos dos años más, como asesor en la Cámara de Diputados, en el bloque del partido de Luis Juez. Asesoro en temas de educación a la diputada Susana Mazzarella, que todavía tiene dos años de mandato. De acá a dos años, tendré que buscar otro trabajo, porque la verdad es que uno queda así, en la calle.
–¿Le resultó sencillo empezar a trabajar en el mundo político?
–No, pero he tenido una trayectoria de muchos años de compromiso con los más pobres, con los movimientos piqueteros, con las fábricas recuperadas. Mi militancia social tiene una larga trayectoria.
–¿Ninguna de esas cosas le había generado roces con la jerarquía eclesiástica?
–No. Sí hemos tenido diferencias, sobre todo con el cardenal (Raúl) Primatesta. Pero jamás había pasado algo como este absurdo por pensar distinto. Esto del arzobispo Ñáñez es un despropósito, no tiene sentido. Solamente una institución terriblemente autoritaria puede llevar adelante este proceso.
Fuente:Pagina12
Opinión
“La Iglesia marca los límites con un castigo ejemplar”
Publicado el 8 de Marzo de 2011
Por Verónica Giménez Beliveau Socióloga.*
La Iglesia, como toda institución, tiene un don de régimen. Marca quién está adentro y quién afuera. Según nuestras investigaciones hay una cantidad mayoritaria de católicos a favor del matrimonio igualitario, otra enorme cantidad que considera que debe haber educación sexual en las escuelas y que se deben considerar ciertos casos de abortos no incluidos actualmente en el Código Civil: todos temas sobre los que la Iglesia se ha manifestado en contra. Pero a los especialistas religiosos se les exige un nivel de adhesión a la norma más alto. Lo que la jerarquía eclesiástica intenta con esta sanción a Nicolás Alessio es una advertencia, marcar los límites que no se pueden traspasar. Un “castigo ejemplar”. Muchos otros sacerdotes argentinos se expresaron también a favor del matrimonio igualitario, pero Alessio fue más lejos al exponerse públicamente. Lo criticable es que haya curas a los que la justicia ha condenado por pedofilia o delitos de lesa humanidad que no han sido condenados, y siguen impartiendo sacramentos. Entonces el límite que no se puede traspasar pareciera ser un determinado orden que la Iglesia quiere mantener sobre el control de los cuerpos. Saben que la gran discusión que se viene es el tema del aborto. Es la próxima gran batalla, y lo que están haciendo es disciplinar a las filas. De los 5000 curas que existen en el país, al menos un 2% ha hecho pública su opinión favorable. Si echaran a todos los curas que están a favor del matrimonio igualitario, sería un gran escándalo por la gran proporción que estos representan.
*especialista en religiones
del CONICET.
Fuente:TiempoArgentino
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