Puiggari: “En mi familia tengo un desaparecido”
VOZ DE PASTOR. “La Iglesia siempre tiene que ser testigo de lo que anuncia”, dijo y planteó que la reconciliación debe darse sobre la base de la verdad y de la justicia.
(Julio Blanco)
“Yo no reivindico nada, condeno toda muerte, absolutamente. Mucho más lo que sea tortura y terrorismo de Estado, y defiendo la vida a ultranza”, aseguró el arzobispo de Paraná.
Al trazar su plan pastoral, dijo que pretende una iglesia “servidora” y “cercana”, y aseguró que a su paso por Mar del Plata “experimenté muy crudamente cómo sufre la gente”.
Por Ricardo Leguizamón
El nuevo arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, realizó ayer declaraciones tajantes en relación a lo que será su plan pastoral, pero también en torno a asuntos sensibles, como el pasado reciente, y particularmente en torno a una figura que fue clave en la Iglesia local, Adolfo Servando Tortolo, a lo largo de dos trienios presidente del Episcopado y, durante la última dictadura, titular del vicariato castrense.
Negó haber reivindicado la figura de Tortolo –“lo conocí de chico, no puedo hacer juicios sobre esa época”, aseguró– y condenó, de manera enfática, la tortura y el terrorismo de Estado. “Yo no reivindico nada, condeno toda muerte, absolutamente. Mucho más lo que sea tortura y terrorismo de Estado, y defiendo la vida a ultranza, de cualquiera, aunque piense en las antípodas que pienso yo. Y espero nunca encontrar una frase mía que invite a la violencia o a la rebelión”, dijo.
“Lamenté muchísimo que generara polémica –dijo en relación a la repercusión que tuvieron declaraciones suyas dichas en torno a Tortolo, ex arzobispo de Paraná entre 1963 y 1983–. Simplemente relaté un hecho histórico. Creo que es urgente la reconciliación en la justicia. Y no voy a dar un paso para crear más divisiones, más antinomias”.
PÉRDIDAS. Pero no fue lo único que dijo.
Puiggari aseguró que el rol de la Iglesia “no es el de tapar el pasado. Pero al pasado hay que dejarlo en manos de la Justicia. Yo tengo que ocuparme del presente. Le pido a Dios que de una vez por todas se solucionen todos estos temas pasados, que podamos mirar de frente a una Argentina nueva, creo que hace falta la justicia, me gustaría una justicia mucho más rápida. Pero también creo que no se solucionan estos temas poniendo un manto de oscuridad”.
En procura de cerrar el tema Tortolo, Puiggari sentenció: “Me parece que el mejor aporte que puedo hacer es el silencio, y dejar que la Justicia actúe”.
–En la revisión del pasado que plantea, ¿alcanza también a la Iglesia? En la Iglesia de Paraná se vivieron situaciones muy dolorosas durante el período de Tortolo y la gestión del padre Alberto Ezcurra en el Seminario –le preguntó EL DIARIO.
–Yo diría dos cosas. En primer lugar, no se olviden que en el año 2000, en un acto importante en Córdoba, todo el Episcopado –en ese momento, presidido por el cardenal Karlic– pidió disculpas por las negligencias, por los silencios. Yo creo que las revisiones históricas, que siempre hay que hacer, deben hacerse pero planteando períodos históricos más largos. En algún momento, habrá que hacer una historia de la Iglesia de Entre Ríos. Pero creo que hay que dar tiempo. La Iglesia no le tiene miedo a la historia, porque es la que más abre sus archivos.
Respecto de lo que ocurrió durante la dictadura, dijo que entonces era muy joven –-se ordenó en 1976, a los 27 años—y que se enteraba muy poco de lo que ocurría. “No teníamos la Internet, ni la radio, ni la televisión. Pero igual, uno vivía sufriendo por lo que se enteraba”, apuntó.
Luego, reveló un dato hasta ahora desconocido. “En mi familia –dijo Puiggari– tengo desaparecidos, tengo muertos desaparecidos, parientes que han desaparecido. Entonces, aquel tiempo no me era un tiempo indiferente. Pero lo vivía a los 20 años, y en esa cultura, que era más aislada de lo que es hoy. Hoy, con Internet, sabemos todo lo que pasa”.
El pariente desaparecido del arzobispo fue periodista, trabajó en un importante medio de Capital Federal, pero Puiggari, aunque reveló su nombre en privado, pidió que se lo mantenga en reserva. Sólo dijo que era tío suyo.
SUFRIMIENTOS. Puiggari, designado en noviembre pasado por el Vaticano al frente del arzobispado de Paraná en reemplazo de Mario Maulión, que renunció a finales de 2009, nació en Buenos Aires el 21 de noviembre de 1949, pero realizó sus estudios sacerdotales en Paraná. Aquí fue ordenado el 13 de noviembre de 1976 por Tortolo, y en 1992 fue nombrado por el actual cardenal Estanislao Karlic como rector del Seminario Arquidiocesano, función que cumplió hasta 1998 cuando Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Paraná.
En 2003, Roma lo promovió a obispo de Mar del Plata, su último destino pastoral antes de volver a Paraná. Allí, tomó conciencia de la necesidad de poner en práctica una pastoral “servidora” y “cercana”, sobre todo en beneficio de los que más sufren. “Yo experimenté en Mar del Plata muy crudamente cómo sufre la gente, por muchos motivos. Con las familias destruidas –allí tenemos 30 mil jóvenes que han abandonado a sus familias y se han ido a vivir a España–; se sufre mucho por la droga, por la violencia, por la inseguridad. Eso me ha golpeado mucho”, expresó.
Durante una rueda de prensa que ofreció en la Curia, la primera luego de su asunción al frente de la Iglesia local, el lunes último, Puiggari dijo que quiere ser “el samaritano que esté cerca del que sufre. Y cercano no sólo del católico. Nosotros, en Mar del Plata, organizábamos la Noche de la Caridad: cada día, desde una parroquia distinta salíamos y dábamos de comer a 260 personas que viven en la calle. A ninguno le preguntamos si era católico o no, simplemente le dábamos de comer”.
Puiggari mostró su voluntad de convertir a la Iglesia de Paraná en una “iglesia misionera, y cuando digo iglesia misionera, es que salga a anunciar la buena nueva a todos, respetando la libertad del otro. El otro podrá pensar distinto, pero estoy convencido que tengo que anunciarle la buena nueva”.
PUNTO POR PUNTO
EVANGELIZACIÓN ELECTRÓNICA. El arzobispo de Paraná se mostró proclive a dar mayor atención a las nuevas tecnologías, y sobre todo a las redes sociales –tiene más de 4.000 amigos en su cuenta de Facebook– como forma de encarar la tarea evangelizadora. Y de paso, aceptó que los templos tienen cada vez menos fieles.
UN ESLABÓN MÁS. Puiggari dijo que viene a continuar la tarea ya hecha por sus predecesores, el cardenal Estanislao Karlic, y el emérito Mario Maulión. “La Iglesia, en sus procesos pastorales, no hace rupturas, trata de continuar la misma misión, la misma tarea, adecuándonos a las circunstancias y a los tiempos. Lógicamente, con las características propias de cada uno de nosotros, poco a poco vamos poniendo nuestra impronta”. Y se considera “un eslabón más” en la historia de más de 2.000 años de la Iglesia.
SIN EXCLUIDOS. Se mostró asimismo proclive a lograr que en el Bicentenario, que la Iglesia imagina más extenso, durante los próximos 16 años, se trabaje fuerte contra la exclusión. “Nos duele la exclusión”, dijo.
RECONCILIADOS. También pidió que haya “un país reconciliado, en la verdad, y en la justicia. Pensamos que no hay posibilidad de reconciliación si no hay justicia, y si no hay verdad. Dios quiera que se haga un gran esfuerzo en este deseo de reconciliarse. Pero la reconciliación no puede ser un acto volitivo, porque yo quiero. Tiene que darse estos dos pasos, una reconciliación en la justicia y en la verdad, para que los argentinos podamos empezar a mirar el futuro, sin todo este dolor profundo del pasado”.
ELECCIONES. Respecto del año electoral, reclamó que se transite “en un clima de amistad social. Las propuestas políticas tienen que ser para buscar distintos caminos. No puede ser un momento de confrontación, de rivalidad, que crispa al pueblo argentino. Tiene que ser un momento maduro, donde cada uno apele a la inteligencia, a la voluntad del ciudadano, para que libremente elija qué candidato cree que es el más adecuado”.
CANDIDATOS. Ante una consulta puntual en la conferencia de prensa de ayer, dijo estar dispuesto a entrevistarse con cada uno de los candidatos en la provincia. Pero también pidió que haya plataformas políticas. “Antes los partidos hacían plataformas, y sería muy lindo que nos digan qué van a hacer. Porque uno vota en función de qué van a hacer en economía, en lo social, con la familia. Tenemos que salir en Argentina de una adhesión demasiado caudillesca. Tenemos que votar ideas”.
MATRIMONIO IGUALITARIO. Se mostró de acuerdo con la expulsión del sacerdote cordobés que apoyó la sanción de la ley de matrimonio igualitario. “Los sacerdotes, cuando van a ser ordenados, firman un formulario, con juramento ante Dios, que van a enseñar públicamente la doctrina de la iglesia. Yo no soy vocero de mis ideas. Tengo que ser vocero de la doctrina de la iglesia. Eso lo asumimos con claridad, lo juramos. Entonces, a un sacerdote se le pide que enseñe lo que se comprometió a enseñar”.
HACIA ADENTRO. La Iglesia es la primera institución que debe buscar la reconciliación, aseguró. “La Iglesia siempre tiene que ser testigo de lo que anuncia. Si yo digo que hay que reconciliarse, tenemos que reconciliarnos dentro de la Iglesia, en la verdad, en la justicia, y con el perdón. En la iglesia tenemos que perdonarnos. Es un elemento nuestro esencial. Todos los días pedimos perdón a Dios, entonces tenemos que saber perdonarnos”.
Fuente:ElDiarioonline
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