27 de octubre de 2011

OPINIÓN.

miércoles 26 de octubre de 2011
“El problema del mundo no es la pobreza, sino el enriquecimiento insaciable de muchos”
Por Zoraya Urbina (COLATINO)
Con esta afirmación, Ángel Furlan, pastor luterano de origen argentino, expresa su posición ante las desigualdades de la sociedad, resultado de un sistema voraz: el capitalismo.

Furlan nació en Buenos Aires, Argentina, en el seno de una familia acomodada, nunca tuvo privaciones, fue obispo por ocho años en la iglesia luterana, donde funge como pastor. Ejerce su ministerio desde hace más de 25 años.

No tenía idea de la realidad que enfrentan las personas que viven en la pobreza, hasta que se topó de cara con la muerte. En una clínica pública, un niño murió en sus brazos porque no habían medicinas para curarlo. El hecho lo marcó, y a partir de entonces trabaja y lucha porque quienes tienen menos recursos, logren una vida digna.

No tiene empacho en decir que la voracidad del capitalismo, y de los países del norte, a los que se les llama “desarrollados”, es el factor que empobrece a los países del sur. Considera que la riqueza del norte depende del empobrecimiento del sur. Furlan , quien es miembro de la Federación Luterana Mundial y de Jubileo Sur,en su natal Argentina, visitó recientemente El Salvador: “Vine especialmente para participar en la Conferencia sobre Financiamiento para el Clima, convocado por el Gobierno de El Salvador y con participación de las Naciones Unidas”, dice. En este contexto, el religioso planteó a Diario Co Latino, algunas de sus posiciones.

Para abordar sus propuestas, Furlan enfatiza que se debe cuidar la semántica. “Debemos de terminar con la colonización ideológica, la victoria semántica es de ellos.

Nos ha ganado la semántica, ellos no son países desarrollados, sino con más recursos, y nosotros no somos países pobres, sino con menos recursos. Tienen más recursos a costa de despojar de recursos a otros países”, agrega.

El empobrecimiento del sur tiene que ver con la “Deuda Ilegítima”, se llaman así a todas las deudas contraídas bajo coacción, bajo distorsión fraudulenta, en contra de la moral pública y de la sociedad, cuando ayudan al enriquecimiento injusto y no han beneficiado a la población. Muchos de estos empréstitos se contrataron bajo dictaduras o en el caso de El Salvador, durante los 20 años de gobiernos de derecha, indica.

También se considera que es Deuda Ilegítima cuando los recursos contratados sirvieron para actos de corrupción, que causaron daño a la economía de los países deudores o han causado daño social y ambiental.

Las cuotas onerosas de estos préstamos no permiten que se puedan desarrollar políticas de ajuste social, esto significa menos hospitales, menos medicinas, menos inversión para el bienestar de la población, lo que es igual a muerte. Por tanto, los pagos son ilegítimos porque privan a la población de la inversión social que pueda hacer el gobierno.

En el clima
Esta mecánica que usan los países del norte está presente en el tema ambiental donde imponen su hegemonía, a través de los fondos que otorgan para “reforestar”, muchas veces en calidad de préstamos con lo que endeudan más las endebles economías de los países del sur. “El dinero que dan para mitigar y adaptarse lo dan en calidad de préstamos y con eso se aumentan más la deuda, préstamos para pagar otros préstamos”.

Esta supremacía está presente, incluso, en el lenguaje porque se les llama países donantes. “Ellos no son países donantes, porque no nos están ayudando, sino que el dinero que aportan es una indemnización por la contaminación, la deforestación que han hecho en la región latinoamericana”.

Furlan agrega que no es un favor que hacen al entregar los fondos porque los países del norte son responsables criminalmente “porque ellos han provocado las causas del Cambio Climático. No son donantes, son culpables”, recalca.

Manifiesta que veladamente se hace responsable del Cambio Climático a los países de América Latina y “los responsables de la contaminación son ellos, las grandes trasnacionales, porque por su influencia han deforestado bosques para convertirlos en zonas agrícolas con monocultivos”, precisa. “A esto le llaman reforestar, la palma africana y el eucalipto no sirven para alimentar al ser humano, sino para crear combustibles”, agrega.

Furlan también habla del evento climático que asoló al país durante la semana pasada, que ha causado destrucción en la infraestructura y dejó a miles de personas evacuadas.

Considera que, en esta y otras situaciones similares en la región, se sufre no sólo por el clima y ni siquiera por los efectos del Cambio Climático, sino que esto tiene que ver con la extrema vulnerabilidad de la población, que vive en condiciones que no les permiten tener una vida digna, en la que se respeten sus derechos.

¿Qué hacer?
El religioso dice que “no somos países pobres porque Latinoamérica tiene riqueza étnica, natural, estamos empobrecidos porque hemos sido robados”, enfatiza. Furlan cree que los países del sur, deberían hacer una declaración del no pago de la parte de la deuda que es ilegítima.

Para saber qué es legítimo o no, indica que la medida es, cuestionar qué tanto se afecta el bienestar de la población, la salud, entre otros, por pagar los préstamos, y no se cumple con los derechos humanos a los que todas las personas deberían tener acceso.

Furlan cita como ejemplo a Ecuador, que hizo una Auditoría Integral de la Deuda Ecuatoriana en la que se reflejó que los préstamos, muchos de estos realizados con “presunciones de ilegitimidad, deterioraron la calidad de vida de los ecuatorianos. Según Furlan, Ecuador dejó de pagar todo lo que no fue legal. “¿Y qué pasó?”, pregunta, “nada”, concluye.

Furlan también ilustra que otra de las propuestas de solución es la integración, porque es el único camino para que la región latinoamericana pueda crecer y dejar de depender del norte.

En esto, todos tienen oportunidad de aportar, los Gobiernos fijando posiciones claras en beneficio de sus gobernados, la ciudadanía haciéndose oír e integrándose; los medios de comunicación, no deben de exagerar la violencia y la iglesia tiene la responsabilidad de denunciar, de acompañar a la gente, tal como en El Salvador lo hizo Monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien es ejemplo de cómo un pastor debe guiar a su pueblo, “que lo hagan Santo de una vez por todas”, subraya.

Cree que a veces, los Gobierno de Latinoamérica se dejan imponer condiciones de los países del norte y de las transnacionales. Resalta que si se van estas empresas o si se pierde la categoría de ser sujetos de crédito, “no pasa nada”.

“La inversión extranjera directa no soluciona nada, estudios señalan que por cada dólar, se llevan entre dos y 10 en cada diez años”, dice. Lo único que se debe buscar, no es el desarrollo, que es una palabra del neoliberalismo, sino, el “buen vivir”, es decir, que cada ser humano tenga acceso a una vida digna. “Si no luchamos por ideales estamos perdidos”, concluye.
Fuente:Argenpress

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