Tienen entre 30 y 35 años, ejercen el Derecho e integraron la querella en el primer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en Entre Ríos. EL DIARIO conversó con cada uno y trazó sus perfiles.
Domingo 23 de Octubre de 2011
Los jóvenes abogados integraron la querella en el primer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en E.R.
Ana Oberlín
Álvaro Piérola
Lucas Ciarnielo
Florencia Amore
Álvaro Baella
Son tres varones y dos mujeres, dos de Paraná y tres de Rosario. Para algunos este fue su primer juicio oral y otros ya tenían experiencia. Unos son parte de familias marcadas por el terrorismo de Estado, otros llegaron a los juicios a través de la militancia. A todos los une la pasión por lo que hacen y un fuerte compromiso por la memoria, la verdad y la justicia.
Pese a su juventud -tiene sólo 35 años-, Ana Pipi Oberlin es la más experimentada del grupo e incluso por iniciativa de ella algunos de los otros profesionales se acercaron a los juicios. Oberlin estudió Abogacía en Santa Fe, en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), pero comenzó a ejercer la profesión en Rosario ciudad a la que, recién recibida, a los 22 años, se mudó para vivir junto a un novio que luego fue marido y ahora de nuevo es novio.
“Elegí Derecho porque me despertaba interés y pensaba que podía funcionar, pero la verdad es que, aunque todos los que me conocen de chica decían que iba a ser abogada, yo no estaba enloquecida con la carrera. Me terminó gustando”, contó a EL DIARIO la joven letrada, que por las dudas comenzó en simultáneo Trabajo Social, pero pasado un año decidió concentrarse en Derecho, carrera en la que se graduó en apenas cuatro años y medio.
La militancia comenzó en la agrupación HIJOS bastante tiempo antes. El motivo: Oberlin tiene a su padre y a dos tíos desaparecidos y su madre estuvo presa durante la dictadura. Sus primeros antecedentes profesionales tienen que ver con la investigación y la asistencia a víctimas de violencia policial. El trabajo en las causas por delitos de lesa humanidad se dio de manera natural, como una actividad militante más, pero con herramientas valiosas: una inteligencia y una sensibilidad singulares y el diploma de abogada.
Antes de cumplir 30 años, Oberlin llevó adelante la causa contra el represor Luis Patti en la ciudad de San Nicolás, representando a Manuel Gonçalves, nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo. También estuvo en los juicios orales en las causas conocidas como Guerrieri y Díaz Bessone, tramitadas en Rosario. Y trabaja en numerosos expedientes que todavía no llegaron a juicio.
“Nunca imaginé lo que estamos viviendo y aún me emociono cuando pienso en todo lo logrado. Cuando buscábamos estrategias para la reapertura de las causas, allá por el año 2000, todo se nos presentaba imposible. No nos atrevíamos ni a soñar con un presente como el actual”, expresó. Actualmente, Oberlin trabaja en Abuelas de Plaza de Mayo y en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. En el juicio de Paraná por primera vez actuó en representación de Abuelas: “Para mi es una gran emoción y una responsabilidad muy grande. Estoy muy orgullosa de poder aportar todo lo que estudié al trabajo de Abuelas, que es único en el mundo”, valoró.
La abogada está en la causa Hospital Militar casi desde su inicio. Ella fue quien realizó en Rosario la presentación judicial con la investigación que derivó en el hallazgo de Sabrina Gullino. “Me siento muy contenta de haber podido aportar a semejante cosa. Es algo único en la vida”, confió.
“Lo que me quedó de este juicio, más allá de los resultados, es una gran satisfacción, una sensación linda y reconfortante que compensa el esfuerzo, los viajes sola de madrugada para llegar a las audiencias en la instrucción, las postergaciones y las noches sin dormir. Esa sensación tiene que ver con haber logrado que muchas personas se hayan acercado a declarar y hayan ayudado a Sabrina a reconstruir sus primeros minutos de vida, aunque sea tarde y de manera fragmentada. Eso tiene una dimensión muy importante que hace que cualquier esfuerzo valga la pena”, concluyó.
GENERACIONES. Álvaro Piérola tiene 30 años y vive en Paraná. También estudió en la UNL, donde rindió casi todas las materias libres. “Siempre supe que iba a ser abogado. Consideré a la carrera como una herramienta para poder transformar la realidad, seguro de que iba a trabajar para enjuiciar a los genocidas”, contó a EL DIARIO.
Se recibió en 2004 y se fue a Buenos Aires a trabajar en el Congreso de la Nación, como asesor de Rosario Romero, entonces diputada nacional. Su labor se desarrolló principalmente en relación a las comisiones de Derechos Humanos y Legislación Penal. Previamente, en Paraná se había acercado a los organismos de derechos humanos y fue parte del grupo de jóvenes que fundó HIJOS en la provincia. En Buenos Aires, tomó contacto con HIJOS Capital y se sumó al trabajo en las causas. Allí participó del primer juicio contra un represor de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que culminó tres días antes de la sentencia, cuando el prefecto Héctor Febres apareció envenenado con cianuro. También es querellante en la causa Área Paraná, en la que se investigan 51 hechos, entre ellos los secuestros de su padre, Álvaro, y su tía, María Luz.
Otro de sus familiares, su tío Gustavo, debió exiliarse durante la dictadura. Y uno más, Fernando, es una de las víctimas de la masacre de Margarita Belén, ocurrida en el Chaco en 1976. “Crecí en una familia en la que todas estas cosas forjaron mi personalidad”, explicó. Naturalmente, surgió el recuerdo de su abuela, la artista plástica Amanda Mayor, reconocida por su lucha por los derechos humanos. “Era un ser especial, muy cálido, afectuoso, pero con convicciones muy firmes. Luchó hasta el último día de su vida, luego de haber sufrido en carne propia el arrebato de casi todos sus hijos. También desde su arte pudo canalizar esa fuerza, lo que la hizo tener una enorme trascendencia. Amanda signó a toda nuestra familia y a mí en particular. Teníamos una relación muy estrecha”, evocó el abogado, sobre su abuela fallecida en 2005.
En 2007, Piérola volvió a vivir a Paraná y fue designado en el cargo que ejerce actualmente: está al frente de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Municipalidad de Paraná, repartición a la que en 2009 se le sumó el área de Educación.
Transitó el juicio acompañado por su mujer, la psicóloga Aranzazu Ormache, que trabaja en el acompañamiento a testigos víctimas del terrorismo de Estado. La pareja espera una beba para diciembre. Transcurrir un juicio por robo de bebés con su compañera embarazada fue para Piérola “sumamente movilizador”. Por último, quiso destacar: “En esta causa trabajaron varias generaciones de abogados. Hoy nos toca a nosotros protagonizar el momento histórico, pero está acá el trabajo de Eduardo Solari, de Marina Barbagelata, de Marcelo Baridón, de Rosario Romero, de Raúl Barrandeguy, y de tantos otros que comenzaron con esta investigación cuando nosotros estábamos naciendo”.
UNA MANO. Lucas Ciarnielo tiene 35 años y vive en Rosario. Estudió Abogacía en la UNR y también cursó hasta cuarto año de Psicología. Piensa retomar cuando el tiempo se lo permita. La decisión por Derecho no fue fácil. Pero obtuvo el título y una vez recibido instaló un estudio con una colega. “No me gustó para nada el trabajo de abogado. Fue una etapa frustrante”, recordó.
Integrar un grupo de profesionales interdisciplinario en la colonia psiquiátrica de Oliveros, en la provincia de Santa Fe, y el ingreso al equipo jurídico de HIJOS, lo reconcilió con la profesión.
También fue un modo de canalizar su historia familiar: sus padres fueron militantes, el primer esposo de su madre, Jorge Francesio, está desaparecido y Ciarnielo y su hermana crecieron con dos hijos de ese primer matrimonio de su madre, grupo que se completa con una hija de Francesio con una pareja anterior. “Nos criamos los cinco juntos”, contó.
Fue a reuniones de HIJOS siendo muy joven, pero no se vinculó. Cuando se recibió conoció a Ana Oberlin y ella le propuso sumarse para ayudar a leer expedientes. Era el año 2005 se venían muchos juicios y Oberlin le dijo: “Vamos a necesitar una mano”. Desde entonces, interviene en diversas causas que se tramitan en San Nicolás, Rosario, Santa Fe y Paraná. El de Hospital Militar es su tercer juicio oral y público. Participa en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y también trabaja en Abuelas.
“Este juicio para mi fue una experiencia distinta por lo que se investigó y por la amistad muy fuerte que nos une con Sabrina y con Sebastián. Son delitos de los más dolorosos, los que peores consecuencias han generado. Pero más allá de todo eso, los juicios son una experiencia maravillosa. Se aprende un montón, no sólo en el plano profesional, sino también por los vínculos que se forman con toda la gente que los lleva adelante”, expresó, consultado por este medio.
DE SEIS MESES. Florencia Amore es paranaense y, con 30 años, es la más joven del equipo. Estudió en la UNL, viajando y trabajando de moza, atendiendo un kiosco y como empleada en un estudio jurídico y en una escribanía. “Fueron tiempos duros, me agarró el 2001”, recordó.
Cuando le quedaban dos materias, entró a trabajar como administrativa en el Consejo del Menor. Se recibió en 2006 y, al años siguiente se acercó a HIJOS. “Con Álvaro Piérola fuimos compañeros en la facultad, él militaba en HIJOS y así conocí a todo el grupo. Armamos una agrupación, la Sabino Navarro. Eran cinco varones y yo”, relató.
La primera actividad fue pintar un mural en el barrio 33 Orientales, donde Florencia, la Tili como la conocen todos, nació, vive, comenzó a militar y hoy preside la comisión vecinal. Fue Guillermo Mencho Germano el que le dijo que tenía que obtener el pase al Registro Único de la Verdad y sumarse al trabajo en las causas. “El trámite no salía y en el entierro del Mencho lo crucé a Raúl Solanas, que ya era titular del Consejo del Menor, y le pedí por mi trámite. Logré el traslado enseguida”, contó.
En 2010 empezó a trabajar en las causas. Daba clases, tenía un estudio y dejó todo, menos el trabajo en el barrio, donde martes y viernes ayuda a servir la leche a los chicos y da una mano en la escuela de deportes, entre otras actividades.
Actualmente interviene en todas las causas que se tramitan en la costa del Paraná. El del Hospital Militar fue su primer juicio oral y público y lo consideró “una gran experiencia”. Amore está embarazada de su primer hijo y en ese particular estado escuchó testimonios de partos aterradores y de bebés robados. “Más de una vez me quebré ante un testimonio. Hubo momentos en los que no podía parar de pensar en Raquel Negro y el horror que le tocó vivir. Estoy de seis meses y ella fue secuestrada a esa misma altura del embarazo”, comentó.
“Para mí este juicio fue un antes y un después. Intervenir genera un involucramiento con la historia de nuestro país, no sólo mía, sino de todo mi entorno. Pienso incluso cuando le cuente a mi hijo que él estaba en la panza cuando yo hice ese trabajo”, expresó.
SABRINA. Álvaro Baella es rosarino y tiene 32 años. Vivió en Paraná entre 1982 y 1990, por lo que las jornadas del juicio también fueron para él días de reencuentro con viejos conocidos. Hijo de madre abogada y de padre psicólogo, bromea: “El complejo de Edipo funcionó perfectamente y yo soy abogado y mi hermana, psicóloga”. Así explica la elección de su carrera, en 1998.
Estudio y trabajó hasta obtener el título, en 2006. Fue desde sereno en una cochera hasta administrativo en una empresa distribuidora de agroinsumos. De allí lo despidieron en 2001, junto a otros 40 trabajadores.
Una vez recibido, instaló un estudio jurídico donde se dedicó más que nada al derecho laboral obrero. Se acercó a HIJOS hace tres años, convocado por Ana Oberlin, a quien había conocido tiempo atrás por su militancia en organizaciones de base y estudiantiles, especialmente en acciones vinculadas a la violencia policial.
El de Paraná fue su tercer juicio oral y público y también interviene en numerosas causas en marcha. Trabaja en Abuelas y en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Conoció a Sabrina Gullino en una fiesta de cumpleaños en la casa de un amigo, cuando ella aún no sabía su verdadera identidad, en 2004. “Era la misma de ahora, con esa vida. Nos reímos toda la noche y nos volvimos en bici”, recordó.
El primer trabajo que le encargaron en el equipo jurídico de HIJOS, años después, fue constituir como querellante a la hija de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, con el plazo vencido. “Ella no se pudo constituir porque no conocía su verdadera identidad”, le explicó Ana Oberlin al encomendarle la tarea.
“Yo no sabía que se trataba de la misma chica. Fue un desafío. Estudié y trabajé muchísimo”, recordó Baella. “Tiempo después, en un acto, se me acercó Sabri, que hacía muy poco había recuperado su identidad y fue ella la que me dijo que yo era su abogado”, relató divertido. “Nos volvimos a conocer”, agregó.
“La petición fue admitida y sentó un precedente para que los procesos penales se adecuen a las particularidades de ese tipo de causas, en las que la gente se entera quién es treinta y pico de años después”, explicó Baella.
Contó que sus padres están muy orgullosos de su trabajo y expuso: “En estos procesos judiciales se le da mucha difusión a la figura del abogado, pero los juicios son el cierre de las historias de lucha y los verdaderos actores no somos nosotros, incluso por una cuestión generacional, sino que es la gente que viene luchando hace muchos años para que estos juicios sucedan”.
El viernes en el Juzgado Federal de Paraná, tras la lectura de la sentencia contra los represores, cuando salieron del edificio, los abogados fueron aplaudidos y vivados por la multitud que se congregó en la calle.
Ana Oberlín: “Lo que me quedó del juicio es una gran satisfacción. Una sensación linda que tiene que ver con haber logrado que muchas personas se hayan acercado a declarar y hayan ayudado a Sabrina a reconstruir sus primeros minutos de vida, aunque sea tarde y de manera fragmentada. Eso tiene una dimensión muy importante que hace que cualquier esfuerzo valga la pena”, concluyó.
Álvaro Piérola:“En esta causa trabajaron varias generaciones de abogados. Hoy nos toca a nosotros protagonizar el momento histórico, pero está acá el trabajo de Eduardo Solari, de Marina Barbagelata, de Marcelo Baridón, de Rosario Romero, de Raúl Barrandeguy, y de tantos otros que comenzaron con esta investigación cuando nosotros estábamos naciendo”.
Lucas Ciarnielo:“Este juicio para mi fue una experiencia distinta por lo que se investigó y por la amistad muy fuerte que nos une con Sabrina y con Sebastián. Son delitos de los más dolorosos, los que peores consecuencias han generado”.
Florencia Amore:“Más de una vez me quebré ante un testimonio. Hubo momentos en los que no podía parar de pensar en Raquel Negro y el horror que le tocó vivir. Estoy de seis meses y ella fue secuestrada a esa misma altura del embarazo”.
Álvaro Baella:“En estos procesos judiciales se le da mucha difusión a la figura del abogado, pero los juicios son el cierre de las historias de lucha y los verdaderos actores no somos nosotros, incluso por una cuestión generacional, sino que es la gente que viene luchando hace muchos años para que estos juicios sucedan”.
Por Luciana Dalmagro
FuentedeOrigen:ElDiario
Fuente:Agndh
Crónica.
Por MG
Como lo adelantáramos oportunamente el día viernes, gracias a la gestión de "Chichín"Ruani, SecDD.HH.-Zona Sur, una gran comitiva partió hacia Paraná el día de la sentencia.
Dicha comitiva integrada por Murga La Memoriosa, Payasos Autoconvocados, Arte por la Libertad, testigos y querellantes de la Causa Díaz Bessone, integrantes del espacio Juicio y Castigo, familiares de desaparecidos, H.I.J.O.S.-Rosario, funcionarios de la secretaría y Colectivo de ex presos, disfrutó de un día que comenzó con un sabor amargo por la pobreza de la sentencia y continuó con muchísima emoción por las palabras de Sabrina y los abogados querellantes, el reencuentro con compañeros ex presos y la alegría que durante la toda la jornada ofrecieron nuestra querida murga rosarina La Memoriosa y la picardía y ocurrencias de Payasos Autoconvocados, también rosarinos, que sumados a los grupos musicales presentados en el festival, organizado por H.I.J.O.S.-Paraná, lograron -entre emociones profundas- hacernos vivir una jornada histórica en la ciudad entrerriana.
Durante toda la jornada, los integrantes de La Memoriosa repartieron las letras de las canciones que luego interpretaron acompañados por los presentes.
Cabe agregar que los temas interpretados por Alejandra Manzur, rosarina, nacida en cautiverio, hija de Marta Bertolino, y Oscar Manzur detenido-desaparecido, que se hizo presente con su voz y su caja conmovieron hasta las lágrimas.
Por último transcribimos la letra de la canción que Sabrina escribió y cantó dedicada al melli:
Canción del melli
Melli donde estás
te voy a querer
Melli donde estés
vos ya lo sabés
Tu mamá Raquel
es mi mamá Raquel
Al Tucho quieren ver
en Cáceres Monié
El Mencho llamó al juez
y ya está todo bien
Estés en dónde estés
te quiero conocer.
Sabrina Gullino
GALERÍA DE IMÁGENES
Fotos:Graciela Borda Osella
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