miércoles, 31 de octubre de 2012
Circuito Camps: los acusados intentan despegarse
James Smart presenta ante el Tribunal que juzga el Circuito Camps, un decreto con el que pretende despegarse de la Policía
Tras la finalización de la etapa de declaraciones testimoniales, algunos de los acusados en el juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en el denominado Circuito Camps pidieron declarar para intentar mejorar su posición. El lunes lo hicieron el ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, James Smart, quien intentó despegarse del control de la Policía; y el oficial Daniel Lencinas quien hizo lo propio con su participación en el destacamento de Arana. Durante las audiencias del martes declaran el médico Jorge Berges, el comisario Miguel Etchecolatz y el ex cabo Norberto Cozzani.
Smart, tomó la palabra en primea instancia el lunes. Pidió declarar para relativizar un informe que en la audiencia anterior había presentado una perito del archivo de la ex DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires). Ese informe daba cuenta de dos pedidos de investigación ordenadas por el ex ministro del gobernador de facto Ibérico Saint Jean sobre ex funcionario del último mandatario de la democracia, Victorio Calabró.
En ese primer tramo, Smart reconoció la existencia de tal investigación, que constaba en los archivos de la Policía, pero le dio un marco de “legalidad”, pues, según explicó, se trataba de un pedido de la Justicia, en el marco de la investigación de una causa.
Sin embargo, el tramo más llamativo de Smart se dio cuando desempolvó un decreto firmado por él mismo y por Saint Jean, que favorece su posición respecto al control de la Policía. Según su interpretación, ese texto prueba que la fuerza no dependía de su cartera.
Lo sorprendente para el Tribunal y las querellas es la aparición tardía de ese decreto que ahora, una vez fallecido Saint Jean, pretende incorporar como prueba. El acusado lo justificó apelando al manual de declaraciones del funcionario. “Uno firma tantas cosas que no recordaba haberlo hecho en este caso”, dijo.
A su turno, Lencinas intentó desacreditar su presunto accionar en el Centro Clandestino que funcionó en el Centro Clandestino de Arana. Si bien reconoció que estuvo allí y en la Brigada de Investigaciones, declaró que en ninguno de los dos lugares tenía acceso al área restringida, en referencia al lugar donde estaban los detenidos.
Concretamente sobre Arana, Lencinas dijo que hacía control perimetral, a varias decenas de metros del edificio donde estaban los secuestrados. “Es posible que me hayan visto en el interior”, dijo no obstante, aunque lo atribuyó que también estuvo detenido en 1978 luego de una pelea con un superior.
También indicó que cuando le tocaron guardias en ese lugar en determinado momento empezaron a llegar vehículos de la Marina y el Ejército, que cargaban personas encapuchadas. Según Lencinas denunció aquello, lo cual le valió una serie de represalias de parte de la fuerza.
Tras la finalización de la etapa de declaraciones testimoniales, algunos de los acusados en el juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en el denominado Circuito Camps pidieron declarar para intentar mejorar su posición. El lunes lo hicieron el ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, James Smart, quien intentó despegarse del control de la Policía; y el oficial Daniel Lencinas quien hizo lo propio con su participación en el destacamento de Arana. Durante las audiencias del martes declaran el médico Jorge Berges, el comisario Miguel Etchecolatz y el ex cabo Norberto Cozzani.
Smart, tomó la palabra en primea instancia el lunes. Pidió declarar para relativizar un informe que en la audiencia anterior había presentado una perito del archivo de la ex DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires). Ese informe daba cuenta de dos pedidos de investigación ordenadas por el ex ministro del gobernador de facto Ibérico Saint Jean sobre ex funcionario del último mandatario de la democracia, Victorio Calabró.
En ese primer tramo, Smart reconoció la existencia de tal investigación, que constaba en los archivos de la Policía, pero le dio un marco de “legalidad”, pues, según explicó, se trataba de un pedido de la Justicia, en el marco de la investigación de una causa.
Sin embargo, el tramo más llamativo de Smart se dio cuando desempolvó un decreto firmado por él mismo y por Saint Jean, que favorece su posición respecto al control de la Policía. Según su interpretación, ese texto prueba que la fuerza no dependía de su cartera.
Lo sorprendente para el Tribunal y las querellas es la aparición tardía de ese decreto que ahora, una vez fallecido Saint Jean, pretende incorporar como prueba. El acusado lo justificó apelando al manual de declaraciones del funcionario. “Uno firma tantas cosas que no recordaba haberlo hecho en este caso”, dijo.
A su turno, Lencinas intentó desacreditar su presunto accionar en el Centro Clandestino que funcionó en el Centro Clandestino de Arana. Si bien reconoció que estuvo allí y en la Brigada de Investigaciones, declaró que en ninguno de los dos lugares tenía acceso al área restringida, en referencia al lugar donde estaban los detenidos.
Concretamente sobre Arana, Lencinas dijo que hacía control perimetral, a varias decenas de metros del edificio donde estaban los secuestrados. “Es posible que me hayan visto en el interior”, dijo no obstante, aunque lo atribuyó que también estuvo detenido en 1978 luego de una pelea con un superior.
También indicó que cuando le tocaron guardias en ese lugar en determinado momento empezaron a llegar vehículos de la Marina y el Ejército, que cargaban personas encapuchadas. Según Lencinas denunció aquello, lo cual le valió una serie de represalias de parte de la fuerza.
diagonalesweb@gmail.com
Fuente:CasaPueblos
Envío:Andrea Benítes-Dumont

Rodolfo Aníbal Campos, durante su declaración en el juicio por el Circuito Camps (Foto: Guillermo González - APDH)
Diagonales.comdiagonalesweb@gmail.com
"De los muertos, yo me hago cargo. A partir del 14 de diciembre de 1977 me hice cargo de la policía y estoy orgulloso porque paró la subversión en la provincia de Buenos Aires". Con esas palabras, el ex subjefe de la bonaerense durante la dictadura, Rodolfo Aníbal Campos, admitió los asesinatos de prisioneros políticos durante su ampliación indagatoria en el juicio por los crímenes cometidos en el denominado Circuito Camps que se realiza en La Plata. El militar también reconoció la aplicación de torturas, se quejó del rumbo que tomó el país con la llegada de Néstor Kirchner, y justificó el terrorismo de Estado denominándolo "guerra sucia".
En la audiencia del martes, Campos se despachó durante cerca de una hora. Lo escuchaban los otros 22 imputados por los crímenes cometidos en seis centros clandestinos de detención contra 280 víctimas.
Campos justificó el terrorismo de Estado y los crímenes de lesa humanidad. "Torturábamos como se tortura en todo el mundo para obtener información. No torturábamos porque nos gustara", justificó el represor y dijo que los opositores políticos eran "jóvenes idealistas" a los que respetaba porque "peleaban como argentinos", en lo que denominó "una guerra no convencional, una guerra sucia". Ese razonamiento le bastó para disparar con artillería pesada: "Había que buscarlos uno por uno para matarlos".
Todo el relato. Según la crónica publicada por la APDH La Plata tras la audiencia, Campos comenzó su indagatoria con la idea de “salir de lo clásico”, es decir, la forma que sus co – imputados se habían excusado de lo que habían hecho pese a la infinitud de pruebas.
Sin tapujos, con voz elevada y con la mano en alto expresó: "Torturamos y asesinamos para sacar información, en cualquier guerra pasa eso. Entregamos una nación ordenada en 1983. Lamentablemente hoy el gobierno quiere trasladar una sola verdad de lo que pasó, pero estoy orgulloso de lo que hice como militar en 60 años de servicio".
Campos no quería centrarse en los casos que lo involucraban –los jueces lo advirtieron en varias ocasiones-, sino que insistía en hacer un recorrido histórico para ofrecer la matriz militar.
“Yo no eludo, yo me hago cargo y soy responsable. Y más con estos señores (imputados) que se contradicen. Estas tropas no son las que conocí, las que cumplían órdenes legales”, dijo, y agregó: “La historia que se quiere traer nos hace vivir un presente falso. Está cargada de ideología, de política, de intereses económicos”.
El presidente del Tribunal, Carlos Rosanski, se sorprendió porque fue la primera vez que un militar de alto rango reconoció lo que pasó. Lo dijo en la misma indagatoria, ante la presencia de todas las partes que escuchaban al imputado que declaró desde el Hospital de Ezeiza.
“Ustedes son argentinos señores. ¿Creen que el Ejército torturó, asesinó y tiró bombas porque quiso? Somos educados, no somos una banda armada. Esos jóvenes idealistas estaban equivocados, aunque respeto a los que murieron porque lucharon por una idea”, enfatizó.
Campos continuó con la teoría de los dos demonios: “Fue una guerra, un enfrentamiento armado. La población ayudó a dar información, y los mismos guerrilleros apuntaban a sus compañeros”, indicó.
A su vez culpó al Tribunal de recibir órdenes del gobierno para que militares, médicos y policías vayan presos, lo que provocó la reacción del Juez Portela, quién le negó esa acusación y le recordó a Campos que su imputación es como un ciudadano que cometió crímenes de lesa humanidad y no un juzgamiento a la Institución del Ejército argentino.
Luego de hacer un revisionismo histórico, el imputado señaló: “Me hago cargo de los muertos. Comandé la Policía orgulloso de lo que hicimos. En cambio hoy la República se encamina a un lugar dudoso. En aquél entonces torturamos para sacar información, hasta que los jóvenes cuenten las cosas. Algunos marcaban a otros y seguían su vida, otros se exiliaban, algunos se llevaban a los cementerios como NN”.
Y agregó: “Me brota la defensa de la patria y el orden. Los argentinos de verdad debemos defender valores y principios. Le tengo que rendir homenaje a mis camaradas muertos. A mi familia le dejo un abuelo con convicciones, equivocado o no, con razones fundadas. Y ustedes ¡trepadores de la historia! como Néstor Kirchner, quién se arrogó de los derechos humanos”.
Un ex jefe de policía se hizo cargo de las torturas y los muertos
Sociedad / Es el coronel Rodolfo Aníbal Campos. "Torturábamos como en cualquier lugar del mundo" y "había que buscarlos uno por uno para matarlos", dijo en el juicio por el Circuito Camps. La declaración de Berges y Smart, y el enojo de Etchecolatz.
Rodolfo Aníbal Campos, durante su declaración en el juicio por el Circuito Camps (Foto: Guillermo González - APDH)
"De los muertos, yo me hago cargo. A partir del 14 de diciembre de 1977 me hice cargo de la policía y estoy orgulloso porque paró la subversión en la provincia de Buenos Aires". Con esas palabras, el ex subjefe de la bonaerense durante la dictadura, Rodolfo Aníbal Campos, admitió los asesinatos de prisioneros políticos durante su ampliación indagatoria en el juicio por los crímenes cometidos en el denominado Circuito Camps que se realiza en La Plata. El militar también reconoció la aplicación de torturas, se quejó del rumbo que tomó el país con la llegada de Néstor Kirchner, y justificó el terrorismo de Estado denominándolo "guerra sucia".
En la audiencia del martes, Campos se despachó durante cerca de una hora. Lo escuchaban los otros 22 imputados por los crímenes cometidos en seis centros clandestinos de detención contra 280 víctimas.
Campos justificó el terrorismo de Estado y los crímenes de lesa humanidad. "Torturábamos como se tortura en todo el mundo para obtener información. No torturábamos porque nos gustara", justificó el represor y dijo que los opositores políticos eran "jóvenes idealistas" a los que respetaba porque "peleaban como argentinos", en lo que denominó "una guerra no convencional, una guerra sucia". Ese razonamiento le bastó para disparar con artillería pesada: "Había que buscarlos uno por uno para matarlos".
Todo el relato. Según la crónica publicada por la APDH La Plata tras la audiencia, Campos comenzó su indagatoria con la idea de “salir de lo clásico”, es decir, la forma que sus co – imputados se habían excusado de lo que habían hecho pese a la infinitud de pruebas.
Sin tapujos, con voz elevada y con la mano en alto expresó: "Torturamos y asesinamos para sacar información, en cualquier guerra pasa eso. Entregamos una nación ordenada en 1983. Lamentablemente hoy el gobierno quiere trasladar una sola verdad de lo que pasó, pero estoy orgulloso de lo que hice como militar en 60 años de servicio".
Campos no quería centrarse en los casos que lo involucraban –los jueces lo advirtieron en varias ocasiones-, sino que insistía en hacer un recorrido histórico para ofrecer la matriz militar.
“Yo no eludo, yo me hago cargo y soy responsable. Y más con estos señores (imputados) que se contradicen. Estas tropas no son las que conocí, las que cumplían órdenes legales”, dijo, y agregó: “La historia que se quiere traer nos hace vivir un presente falso. Está cargada de ideología, de política, de intereses económicos”.
El presidente del Tribunal, Carlos Rosanski, se sorprendió porque fue la primera vez que un militar de alto rango reconoció lo que pasó. Lo dijo en la misma indagatoria, ante la presencia de todas las partes que escuchaban al imputado que declaró desde el Hospital de Ezeiza.
“Ustedes son argentinos señores. ¿Creen que el Ejército torturó, asesinó y tiró bombas porque quiso? Somos educados, no somos una banda armada. Esos jóvenes idealistas estaban equivocados, aunque respeto a los que murieron porque lucharon por una idea”, enfatizó.
Campos continuó con la teoría de los dos demonios: “Fue una guerra, un enfrentamiento armado. La población ayudó a dar información, y los mismos guerrilleros apuntaban a sus compañeros”, indicó.
A su vez culpó al Tribunal de recibir órdenes del gobierno para que militares, médicos y policías vayan presos, lo que provocó la reacción del Juez Portela, quién le negó esa acusación y le recordó a Campos que su imputación es como un ciudadano que cometió crímenes de lesa humanidad y no un juzgamiento a la Institución del Ejército argentino.
Luego de hacer un revisionismo histórico, el imputado señaló: “Me hago cargo de los muertos. Comandé la Policía orgulloso de lo que hicimos. En cambio hoy la República se encamina a un lugar dudoso. En aquél entonces torturamos para sacar información, hasta que los jóvenes cuenten las cosas. Algunos marcaban a otros y seguían su vida, otros se exiliaban, algunos se llevaban a los cementerios como NN”.
Y agregó: “Me brota la defensa de la patria y el orden. Los argentinos de verdad debemos defender valores y principios. Le tengo que rendir homenaje a mis camaradas muertos. A mi familia le dejo un abuelo con convicciones, equivocado o no, con razones fundadas. Y ustedes ¡trepadores de la historia! como Néstor Kirchner, quién se arrogó de los derechos humanos”.
Fuente:Diagonales

No hay comentarios:
Publicar un comentario