6 de abril de 2013

PARAGUAY.

VIERNES, 5 DE ABRIL DE 2013 
Labriegos paraguayos cierran acceso a importante zona agrícola 
PL 
Más de mil campesinos paraguayos cerraron hoy, por segundo día consecutivo, los accesos a Horqueta, importante zona agrícola, en demanda al Gobierno del pago atrasado de subsidios y el envío de víveres y semillas.

Horqueta, perteneciente al departamento de Concepción, está situada a 428 kilómetros de Asunción y tiene importantes cultivos de algodón, frijoles, maíz y frutas, además de albergar plantas procesadoras de yerba mate, aceite, desmotadoras de algodón y explotación forestal.

Medio millar de campesinos bloquearon desde ayer el acceso a la ciudad por el llamado puente Espajin y otros 700 cerraron el paso hacia la cercana comunidad de Arroyito, en el kilómetro 73 de la vía central.

Los protestantes fueron convocados por la Coordinadora Departamental de la Lucha por la Vida y la Soberanía y solicitaron hoy a los educadores de Concepción la suspensión de las clases en apoyo a la movilización para obtener respuesta a sus reclamos.

Puntualizaron que la medida de fuerza adoptada se mantendrá hasta conseguir la aceptación de sus demandas, pues el ministerio de Agricultura y Ganadería nada resolvió.

Los subsidios anuales por pérdidas ocasionadas debido a la sequía y las plagas, ayudas concedidas durante el gobierno del presidente Fernando Lugo, se incumplen por la administración de Federico Franco, a pesar de las protestas campesinas, señalaron voceros de los pequeños productores.

VIERNES, 5 DE ABRIL DE 2013
Oviedo habría sido asesinado 
Por José Antonio Vera 
Lino César Oviedo, ex General Paraguayo y candidato a la presidencia de la República para las elecciones de este domingo 21, muerto semanas atrás al derrumbarse su helicóptero, habría sido asesinado, según su hija, la diputada Fabiola Oviedo, quien afirma que su autoría tiene nombre y apellido, con un gran país detrás, detalles que “aún no puedo revelar por respeto a la investigación en curso”.

Esa postura, “que comparte toda nuestra familia”, corrió como hipótesis entre el grueso de la ciudadanía de inmediato al fallecimiento del controvertido hombre público, aunque sin el peso de la clara alusión que pronunció su hija, sin nombrarlo, a Horacio Cartes, candidato del Partido Colorado y favorito en los sondeos, al que podría sumarse el nombre de su sostén externo, Estados Unidos, en la presunción mencionada de participación de una potencia extranjera.

Oviedo fue un agresivo militante muy mediatizado, impulsor de ideas hitlerianas, de familia humilde pero en posesión de una de las grandes fortunas del país, cuyo origen sigue siendo un misterio, al igual que el grueso de los multimillonarios paraguayos, cuya acumulación tiene relación con el tráfico ilegal de drogas, armas y el contrabando masivo de todo tipo de mercaderías, por agua, tierra y aire, en aplicación de un proyecto de dominación del país, vigente hasta ahora.

Su muerte siempre despertó la sospecha popular de que fue un atentado, producto de su desobediencia a seguir el libreto de Estados Unidos para que su protegido Cartes sea el próximo mandamás de Paraguay, y con ello aumentar su fuerte presencia en el país, entregando al Ejército el control de la ciudadanía que ahora está en manos de la policía y, junto con ello, la instalación de una base militar en suelo chaqueño, próximo a la frontera con Bolivia, Argentina y Brasil, y al riquísimo y muy codiciado territorio amazónico.

Cartes, que está recibiendo el apoyo público de connotados padrinos de la mafia, como el fronterizo Fadh Jamil, es un confeso admirador del siniestro General Alfredo Strossner que, junto al Partido Colorado y al binomio Ejército-empresaurios, sometió al pueblo entre 1954 y 1989, cuando fue expulsado del poder por sus amigos más cercanos, entre ellos Oviedo, por decisión de Washington que, tras utilizarlo para cuanta satrapía pudo durante 35 años, como la Operación Cóndor y la masacre de miles de campesinos y militantes de izquierda, entendió que ya no le servía más y lo mandó a la cuneta.

La declaración de Fabiola Oviedo, amparada en sus fueros parlamentarios, se produjo en el mismo momento que la viuda del General, Raquel Marín, al frente del Partido UNACE, abrazada con el candidato liberal Efraín Alegre, y en medio de cabecillas de ambas organizaciones, anunciaba que habían llegado a un acuerdo para sumar su electorado, en contra de Cartes. El fin justificaría los medios, aunque ambos estén revestidos de inmoralidad y de miserabilidad humana.

Cartes, y en este caso coincidiendo con todo el resto de las fuerzas políticas, respondió de inmediato en que ese pacto es producto de los 12 millones de dólares, que el gobierno golpista (que Cartes ayudó a instalarse hace nueve meses), acaba de pagar por una tierra en la que fungía de propietario el padre del Presidente del Senado, Jorge Oviedo Mato, escribano y socio de Oviedo, y uno de los miembros más ultraderechistas del UNACE, quien aparece como el próximo Ministro del Interior, en el caso que esa alianza gane las elecciones y prosiga y profundice la política cavernaria del usurpador Federico Franco.

La Comisión de Verdad y Justicia, luego de cuatro años de estudios, dictaminó que en este país, sin Catastro Nacional, hay entre ocho a doce millones de hectáreas ocupadas en forma ilegal, con títulos apócrifos y fotocopias multiplicadas que circulan como documentos auténticos, que en los últimos 60 años han ido pasando de abuelos a nietos y a numerosas manos, muchas extranjeras, bajo la cínica etiqueta gubernamental de reforma agraria, entregando al 2.5 por ciento de los residentes, el 86 por ciento de la tierra más fértil, en una realidad de desigualdad social, de las más atroces del mundo.

La ciudadanía está convocada para elegir a las nuevas autoridades nacionales, Presidente, Senadores y Diputados, un día antes de cumplirse diez meses de uno de los capítulos más bochornosos de la historia moderna paraguaya, el Golpe de Estado (parlamentario) que el 22 de junio terminó con el primer gobierno elegido democráticamente en las últimas siete décadas.

En ese zarpazo contra la estabilidad que, desde hacía cuatro años reinaba en el país, sus autores violaron claros preceptos constitucionales, incurrieron en traición a acuerdos políticos paridos con mucho esfuerzo e innombrables concesiones de los sectores más progresistas al Partido Liberal, y terminaron con el Gobierno presidido por el exObispo Fernando Lugo, en representación de una alianza multipartidista y social.

Hasta ahí, bueno, casi ninguna novedad excepcional, pues en el mundo constantemente caen gobiernos, en general los de mejores intenciones y más ingenuos o capituladores, pero la diferencia esencial que se ha producido en Paraguay en estos nueve meses es que los golpistas cortaron arteramente y con grosero fanatismo antipueblo, un proceso de cambios políticos y sociales como la inmensa mayoría de paraguayos no gozaban en más de un siglo. Sin dudas que las fallas de sus conductores alimentaron la angurria enemiga. 

El golpe lo encabezó el despechado Vicepresidente Federico Franco, enfermo de envidia y hambriento de poder y riquezas, en representación de todo un amplio abanico de temerosos capitalistas nacionales y extranjeros, ante el fuerte despertar de la conciencia ciudadana, que conformaron los aparatos de mando de liberales y colorados, las cúpulas empresariales oligárquicas y sin patria, los núcleos que viven del contrabando y del narcotráfico y las corporaciones transnacionales de las plantaciones y extractivistas que destrozan la naturaleza, babeantes todos para cumplir el diseño imperial, que insiste en su estrategia de recolonización de Suramérica.

Claro, consuelo de tontos, Paraguay no es una excepción, pues la conducción de esa pandilla enemiga del bienestar de los pueblos, es la misma que se manifiesta contra todos los gobiernos progresistas de Latinoamérica y el Caribe, con la diferencia de que algunos suplentes de hace una década ahora son titulares, abrazados todos en la santa misión de masacrar al unísono a miles de millones de pobres de estos lares pero también de África, Asia y últimamente de la orgullosa Europa, en una demencial tozudez por mantener vigente este sistema productivo y social injusto, de estructura desquiciada.

Los dos candidatos con más posibilidades de ganar, Cartes y el renegado Alegre, coinciden en muchas cosas, como enarbolar un Proyecto de más Miseria, y de estar inmersos en la corrupción, a juzgar por sus propios reproches, y en su alienación ideológica de privatistas trasnochados, con la incultura de los caudillejos seccionaleros, sin ninguna sensibilidad social ni interés por la prosperidad del país.

Padecen de autismo frente a la profunda desigualdad y exclusión social, las angustias que provoca la miseria de una quinta parte de los paraguayos, y de la pobreza de otro tanto, unos 300 mil campesinos convertidos en parias, extrema explotación laboral con sólo el 30 por ciento de trabajadores formales, muchos de los cuales cumplen jornadas de hasta 16 horas diarias en empleos domésticos y en los supermercados, con el 65 por ciento de la Población Económica Actica (PEA) sin ninguna previsión, ni seguro médico ni jubilación, ni siquiera ante los accidentes de trabajo en empresas reacias a mirar como seres humanos a sus operarios. 

Entre 150 países estudiados por Transparencia Internacional, Paraguay es el segundo más corrupto de Suramérica, donde la administración de justicia no existe y la delincuencia es la profesión predominante para ejercer el poder del Estado, haciendo del saqueo sistemático del erario público la principal herramienta política de la mafia de mandamases, en una demencial carrera por el enriquecimiento individual y de las cúpulas partidarias.

En medio de tanta sombra y patraña, insurgen voces y actos, cuya trascendencia aún es difícil de avalar y cuantificar, pero algo que está claro en el panorama político de Paraguay es que el verticalismo ha muerto y, aunque el autoritarismo cultural aún es fuerte, muchas expresiones que se registra entre los jóvenes, alientan la idea de que se estaría abriendo fosas para enterrar la vieja masa pasiva y acrítica, indispensable para que se desarrolle una respuesta ciudadana como escudo a los planes represivos del continuismo golpista.
Fuente:Argenpress


OPINION
Entre la muerte y el odio
Por Atilio A. Boron *
Mala suerte la del Paraguay. Un país de gente tan noble sometida a la insaciable voracidad de propios y ajenos. Salvajemente castigado por sus vecinos en la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), y saqueado por su clase dominante desde entonces, tiene la desgracia de contar con un personaje como Federico Franco como usurpador de la primera magistratura del país. Este sujeto –mezquino e insignificante–, instalado en la presidencia por una criminal conspiración utilizada como pretexto para desalojar a Fernando Lugo, declaró días atrás durante su visita a España que “es un milagro que el señor Chávez desapareciera de la faz de la Tierra, porque le hizo mucho daño a mi país”. En su incontenible vómito verbal dijo también que Chávez dio “protección” a miembros del Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP) y en ese sentido responsabilizó al mandatario fallecido “del secuestro y la muerte” causada por el grupo guerrillero. Fiel a su condición de mandadero del imperio y de la mafia de narcos y contrabandistas que se apoderó de su país, Franco invitó a los empresarios españoles a invertir en el Paraguay, garantizándoles que sus ganancias serían tan fenomenales que tendrían que “llevarse el dinero en carretilla”. Habrá sido por eso que Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España y un hombre que por lo visto no tiene demasiadas preocupaciones, consideró que era del todo apropiado subir la foto de su reunión con Franco en su cuenta de Twitter.

Pero la bajeza moral del usurpador quedó retratada en toda su miserabilidad cuando manifestó, al terminar sus declaraciones, que “ni me arrepiento ni me avergüenzo de haber obtenido la presidencia en esas condiciones”. ¡Faltaría más! El arrepentimiento y la vergüenza son atributos de quienes poseen un cierto espesor moral que Franco no tiene, como tampoco lo tienen sus mandantes: la “embajada”, a la cual solicitó el reforzamiento de las tropas norteamericanas acantonadas en las bases de Mariscal Estigarribia y Pedro Juan Caballero. Franco, presidente ilegítimo e ilegal, es no sólo hijo putativo de la “embajada”, sino también de Cargill, Monsanto, la minera de aluminio Río Tinto, la oligarquía local y los latifundistas “brasiguayos”. La oscura trama en torno del misterioso Ejército Paraguayo del Pueblo –una de las artimañas más elementales utilizadas por la CIA para desestabilizar gobiernos que no son del agrado del imperio: inventar un pseudo grupo guerrillero y acusar de complicidad con él a algún enemigo a quien se quiera perjudicar– quedó al descubierto en los meses recientes. A raíz de ello, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas exigió, el 29 de marzo, que la Justicia paraguaya realice una “investigación inmediata, independiente e imparcial de la muerte de 17 personas con ocasión del allanamiento de Curuguaty, el 15 de junio de 2012, así como todos los hechos vinculados que han sido denunciados por las víctimas”. Prominente entre lo que la Comisión denomina como “hechos vinculados” fue la posterior “destitución express” del presidente Fernando Lugo, para la cual los sangrientos sucesos de Curuguaty aportaron el necesario pretexto. El Comité también manifestó su preocupación “por las alegaciones de importantes irregularidades del Ministerio Público, la judicatura y las fuerzas de seguridad en el caso”, así como la “falta de imparcialidad e independencia en los procesos de investigación”. Por esto y muchas cosas más, Franco descenderá a la historia sentado a la diestra de su homónimo español, el sanguinario “caudillo de España por la gracia de Dios” y uno de los que, como todos los fascistas españoles, gritaban “viva la muerte”.

Representante genuino de la derecha más primitiva y corrupta de Sudamérica, Franco es la expresión política de una banda a la cual le queda grande el nombre de oligarquía. La palabra “cleptocracia” transmite con más rigor la naturaleza de ese impresentable conjunto de rufianes que construyeron sus grandes fortunas desangrando al país bajo la protección del dictador Alfredo Stroessner. Este organizó el saqueo de las tierras fiscales, el contrabando en gran escala y el tráfico de drogas y de personas, con la abierta complicidad de sucesivos gobiernos de Estados Unidos, Israel y Taiwan, sumiendo a la población en el atraso y la extrema pobreza. Mentiroso sin escrúpulos, Franco acusa a Chávez de haber dañado a su país: debe ser porque lo incorporó al programa de suministro de petróleo con precios subsidiados y largos plazos de pago, por debajo de los que rigen en el mercado petrolero. Según Franco, esta generosidad de Chávez causó un daño enorme a los paraguayos. Es más: el líder bolivariano persistió en su “maldad” y por solidaridad con el pueblo de ese país mantuvo esta cooperación aun después del golpe, cancelándola cuando los continuos insultos y calumnias de este bufón de opereta hicieron insostenible su mantenimiento. Este desecho moral es quien celebró como un venturoso milagro la desaparición física de Chávez. ¡Pobre Franco! Ayer fue humillado y desairado en la OEA cuando 21 países, incluyendo 11 de la Unasur, se retiraron de una sesión del Consejo Permanente de esa institución al saberse que el usurpador estaba por llegar al recinto para dar un discurso (foto). Su destino será ése: pudrirse en su tumba ante el desprecio de sus colegas y de su pueblo. Chávez, en cambio, tiene ganado su lugar en la galería de los grandes patriotas de América latina y el Caribe y en el corazón de los oprimidos de todo el mundo.
* Director del PLED, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
Fuente:Pagina12


06.04.2013
se fueron 21 representantes cuando hablaba en washington 
Fuerte rechazo en la OEA al presidente de facto del Paraguay 
El desplante fue en protesta por el golpe contra Fernando Lugo y por sus dichos en contra del fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez. Sólo hubo 13 países en su discurso, incluido Paraguay.
El presidente de Paraguay, Federico Franco, sufrió un inusual y fuerte desplante diplomático en la Organización de Estados Americanos (OEA), donde más de la mitad de los representantes de los países miembro boicotearon el discurso del mandatario en protesta por los sucesos en su país y sus críticas al fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez. Sólo 13 –incluyendo al propio Paraguay– de los 34 de miembros activos sentaron a un representante para escuchar el discurso de Franco, cuyo país está suspendido de Unasur y Mercosur desde que Fernando Lugo fue destituido como presidente de Paraguay en junio del año pasado en un juicio político express. 

El boicot fue liderado por Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, quienes habían escrito una carta de protesta por la celebración de la "sesión protocolar" de ayer, cuyo único objetivo era escuchar el discurso de Franco. 

Los motivos: por un lado, estos países miembro del Alba, así como los que también pertenecen a Unasur, rechazan al gobierno de Franco porque siguen considerando, como subrayaron en la misiva, que lo sucedido con Lugo el año pasado fue un "golpe de Estado parlamentario" que llevó al "no reconocimiento del gobierno de facto". 

A ello se unen, agregaron, las "declaraciones irrespetuosas" del mandatario paraguayo respecto del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. 

Durante su visita a Madrid esta semana, Franco afirmó que era un "milagro" que el presidente venezolano "desaparezca de la faz de la Tierra, porque le hizo mucho daño a mi país". Sus palabras fueron rápidamente criticadas por el canciller de Venezuela, Elías Jaua, quien calificó a Franco de "escoria humana y política" por agraviar la memoria del fallecido mandatario. 

Franco insistió en sus críticas durante declaraciones la víspera, ya en Washington, ante la prensa. Al discurso ante la OEA solamente fueron los representantes de Canadá, Costa Rica, México, Barbados, Guatemala, Honduras, Bahamas, Trinidad y Tobago, Saint Kitts, Belice, Estados Unidos, Panamá y Paraguay.
Fuente:TiempoArgentino


05.04.2013
repudio
Histórico desplante al presidente paraguayo Federico Franco en una sesión de la OEA
El mandatario participó del golpe parlamentario contra Fernando Lugo y calficó como "milagro" la muerte de Chávez. Sólo 13 de los 34 Estados miembro optaron por escucharlo.
Sólo 13 de los 34 estados miembro activos sentaron a un representante en la mesa para escuchar el discurso de Franco, cuyo país está suspendido de la Unasur y el Mercosur desde que Fernando Lugo fue destituido como presidente en junio del año pasado con un golpe parlamentario, en un controvertido juicio político que estos bloques no reconocen.

El vaciamiento de la sala de sesiones fue impulsado por los representantes de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, que enviaron una carta de protesta al presidente de turno del Consejo Permanente de la OEA, el panameño Arturo Vallarino, por la organización de la reunión, según reportaron las agencias de noticias DPA y EFE.

La carta, publicada en su cuenta de twitter por el embajador boliviano, Diego Pary, indica que el debate en la OEA sobre la situación de Paraguay "no ha concluido, y a fecha presente, es un tema pendiente en esta organización".

"Expresamos nuestro profundo rechazo a la realización de la sesión protocolar, así como a las declaraciones del señor Federico Franco, y comunicamos que no participaremos en dicha sesión y nuestras sillas estarán vacías", señaló la misiva.

"Franco es una escoria humana y política"
Elías Jaua, canciller de Venezuela
De esta manera, la carta esgrime también el malestar de varias delegaciones sobre las duras críticas que realizó Franco sobre el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, durante su visita a Madrid esta semana.

En esa oportunidad, Franco afirmó que era un "milagro" que el presidente venezolano "desaparezca de la faz de la tierra porque le hizo mucho daño" a su país.

"No aceptamos la intromisión de la Venezuela de Chávez en Paraguay y mucho menos la formación y capacitación de recursos humanos con la ideología bolivariana para soliviantar el ánimo y estado de tranquilidad de mi país", se había explayado Franco.

Sus palabras fueron rápidamente criticadas por Venezuela, donde el canciller, Elías Jaua, lo calificó de "escoria humana y política" por agraviar la memoria del fallecido mandatario.

Franco analizó luego el efecto de su posición y buscó aclarar los comentarios "por si se han malinterpretado, o por si, quizá, al canciller venezolano no le llegó la información", según expresó.

Cruces por Chávez
En un acto ayer en Washington, Franco matizó sus comentarios al señalar que no desea la muerte "a nadie", aunque "evidentemente, el hecho de que el presidente Chávez no esté hoy como presidente hace que la relación de América, por lo menos el Paraguay, con respecto a Venezuela sea diferente".

La aclaración no satisfizo a los países de la Unasur que dieron consistencia al boicot, al que se sumaron otras delegaciones, entre ellas las centroamericanas de Nicaragua, El Salvador y Haití.

Al discurso del mandatario ante la OEA, organismo al que le agradeció hoy el "apoyo blindado" a la "transición" que vive Paraguay hasta las elecciones del domingo 21, asistieron sólo los representantes de Canadá, Costa Rica, México, Barbados, Guatemala, Honduras, Bahamas, Trinidad y Tobago, Saint Kitts, Belice, Estados Unidos, Panamá y el propio Paraguay.

Pese al desplante, Franco, quien previamente se reunió a puertas cerradas con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, aseguró su "compromiso público de garantizar la continuidad democrática con la transmisión de mando tras las elecciones" del 21.

Insulza consideró que "la crisis político-constitucional en Paraguay significó una situación externa compleja y una difícil prueba para el proceso de integración latinoamericana".

"Por eso su tarea no ha sido fácil; sin embargo, usted se ha mantenido firme en su propósito, y hemos sido testigos de su liderazgo para poner en marcha el proceso electoral", elogió el titular del organismo sobre Franco.

Al contrario del Mercosur y la Unasur, la OEA se resistió a suspender a Paraguay y decidió en cambio formar una misión de observación del proceso político en el país hasta las elecciones, presidida por el expresidente costarricense y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias.
Fuente:Telam                        

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