TOMÁS CASELLA
Uruguayo acusado de secuestrar a Berríos ahora es maestro del reiki en Chile
Así titula el New York Times su perfil de los sábados, enfocado en el coronel retirado uruguayo
© Captura New York Times
Casella en el New York Times: en plena sesión de reiki
31.03.2013
El Perfil del Sábado del New York Times, casualmente el mismo espacio que ocupó el presidente Mujica algunos meses atrás en el afamado periódico, fue protagonizado este 29 por el coronel retirado uruguayo Tomás Casella.
Casella, 66, fue extraditado a Chile en 2006 junto a otros dos militares uruguayos por ser uno de los sospechosos del secuestro del químico chileno Eugenio Berríos, quien apareció en la playa de El Pinar con dos balazos en la cabeza en 1995.
El perfil se titula “Enfocado en el arte de sanar tras ser acusado de secuestro” porque Casella se ha convertido, de acuerdo a lo que establece Pascale Bonnefoy, corresponsal del Times en Santiago, en un maestro del reiki.
“Vestido con una bata médica, jeans y medias gastadas, Tomás Cassella gentilmente desliza sus manos sobre su paciente mientras que suena suave música New Age. Con movimientos de barrido, el señor Casella, una persona mansa, simbólicamente atrapa todas las energías negativas, las envuelve en sus manos y las hace ir”, encabeza el artículo.
Casella ahora es voluntario en el hospital Luis Calvo Mackenna, en donde ayuda de forma gratuita brindando servicios de reiki. Gabriel, uno de sus clientes, establece que “Tomás me ha ayudado tanto, de forma incondicional, nunca me ha cobrado nada. Por lo que cuando supe de su pasado preferí ni pensar al respecto. No tiene ningún sentido”.
Vive de una pensión militar generosa, está a cargo de todos los grupos sintergéticos del hospital. Todos los que se relacionan con las terapias alternativas en Chile lo conocen. “No me importa el caso Berríos. No leo lo que dicen los diarios y no participo de lo que hace la corte si no tengo que hacerlo. No voy a envenenarme con eso”, dice Casella en la nota. También describe que se convirtió en un experto del reiki cuando se enteró que su hermano tenía cáncer, a comienzos de los 90. Al llegar a Chile y tras salir bajo fianza después de estar cinco meses tras las rejas, perfeccionó tres niveles de reiki y aprendió otro tipo de terapias alternativas.
La armada uruguaya lo ayudó a alquilar un apartamento al lado de un centro de yoga y reiki que lo puso en contacto con el hospital en donde terminó trabajando. Durante los últimos seis años, Casella se ha dedicado de “cuerpo y alma” al reiki y las sintergéticas, incluyendo homeopatía, medicina china e hindú, reiki, terapia del color, esencias de flores, chamanismo, magnetoterapia y otras técnicas del sanado.
“El caso Berríos fue un punto de quiebre en mi vida y en mi carrera, pero para el bien”, dice.
El caso
La nota del New York Times señala que una vez que se terminó la dictadura de Pinochet, fue llevado a cabo un plan de protección de militares. Esto hizo que algunos uniformados de aquel país vinieran a vivir a Uruguay. Contaban con una persona de contacto, también militar, que podría ayudarlos ante cualquier contingencia. Esa persona, para Berríos, era Casella.
Además, apuntan que la inestabilidad de Berríos, su abuso en el consumo de alcohol y un episodio escandaloso en el que se presentó en una seccional diciendo que estaba siendo perseguido, fue clave para su final, por haber puesto en peligro el nombrado plan.
En 2010 Casella fue sentenciado a ocho años por asociación ilegal y secuestro y ahora está en el proceso de apelación. Reconoce que conoció a Berríos pero dice que los cargos son absurdos.
“No sabía que estaban usando nombres falsos, quiénes eran o qué estaban haciendo en Uruguay”, dijo de los agentes chilenos y agregó: “Berríos nunca fue secuestrado. Vivía en un apartamento lujoso con una billetera llena de dinero y era libre de moverse a donde quisiera. Su esposa lo visitaba. No había una organización ilegal. Yo era solamente un contacto en caso que necesitaran algo”.
Por más de seis años Casella ha vivido en Chile producto de un “limbo legal”. Se le ha prohibido salir del país y mientras tanto decidió seguir con las terapias de sanado. Dice que ha curado ciegos, redujo tumores e hizo que niños se levanten de sus sillas de ruedas”.
“No creo en la coincidencia, pero sí en las causalidades. Por esto, debe haber un motivo por el que estoy acá y tiene que ser muy importante como para tenerme por tanto tiempo aquí”, afirma Casella.
Fuente:ElObservador
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Actualidad - CHILE
Condenan a tres militares uruguayos por crimen de Berríos
El juez chileno Alejandro Madrid condenó a catorce militares con prisión, tres de ellos uruguayos, por el secuestro y asesinato del químico y agente de la dictadura de Augusto Pinochet
10.09.2010
El juez chileno Alejandro Madrid condenó este viernes a prisión a catorce militares, tres de ellos uruguayos, por el secuestro y asesinato de Eugenio Berríos, químico y agente de la dictadura de Augusto Pinochet, informaron fuentes judiciales.
Otros cinco inculpados fueron absueltos en el fallo de primera instancia, dictado por el juez Madrid, que además determinó en la parte civil el pago de millonarias indemnizaciones a los querellantes en la causa.
Berríos, a quien se atribuye la fabricación del gas sarín que la dictadura chilena usó para eliminar a disidentes, fue sacado clandestinamente de Chile en 1991 y unos años después su cadáver, con disparos en el cráneo y atado de pies y manos, fue encontrado en Parque del Plata.
La condena más elevada fue para el ex mayor del Ejército chileno Arturo Silva Valdés, quien recibió 10 años y un día de prisión por secuestro con homicidio, más 3 años y un día por asociación ilícita.
El ex mayor del Ejército Jaime Torres Gacitúa, el ex oficial Manuel Provis Carrasco y el general retirado Hernán Ramírez Rurange (ex jefe de inteligencia del Ejército) fueron condenados a ocho años de cárcel por los delitos de secuestro y asociación ilícita.
En tanto, Raúl Lillo Gutiérrez, ex empleado civil del Ejército recibió una condena de cinco años y un día por el delito de secuestro y cien días más por asociación ilícita, mientras que Fernando Torres Silva, general y ex auditor del Ejército, fue condenado a tres años de cárcel.
En cuanto a los tres militares uruguayos procesados en la causa, el coronel retirado Tomás Casella fue condenado a cinco años y un día por su participación en el secuestro y a tres años y un día por asociación ilícita.
El coronel en servicio Eduardo Radaelli recibió una pena de cinco años y un día de presidio por secuestro y 61 días por asociación ilícita, mientras que el también coronel en activo Wellington Sarli fue condenado a tres años y un día de prisión, aunque el juez le concedió el beneficio de la libertad vigilada.
El general retirado Eugenio Covarrubias Valenzuela y los ex oficiales Pablo Rodríguez Márquez, Manuel Pérez Santillán, Marcelo Sandoval y Nelson Román fueron condenados por su participación en el secuestro y a todos se les concedió la libertad vigilada.
Los ex militares absueltos por el juez Madrid fueron Enrique Ibarra, Mario Cisternas, Nelson Hernández Franco, Erika Silva Morales y Emilio Rojas.
Eugenio Berríos fue sacado clandestinamente de Chile el 26 de octubre de 1991, bajo el nombre falso de Tulio Orellana, para impedir que declarara en el juicio por el homicidio del ex canciller Orlando Letelier.
El agente fue visto por última vez en 1992, cuando se presentó en una comisaría de Uruguay para denunciar que estaba secuestrado, pero fue entregado a unos militares y no se supo más de él, hasta que en abril de 1995 fue encontrado su cadáver en una playa de ese país, atado y con disparos en el cráneo.
En el aspecto civil, la sentencia dictaminó que cada uno de los catorce condenados debe pagar diez millones de pesos (unos 20.000 dólares) a Fabiola Latelier del Solar, querellante en la causa y hermana del ex canciller Orlando Letelier.
También se estableció que el Fisco la indemnice con 100 millones de pesos (unos dos millones de dólares) por el daño moral.
El fallo estableció también que Gladys Schmeisser, viuda de Eugenio Berríos, sea indemnizada con 100 millones de pesos (unos dos millones de dólares) por los condenados y 200 millones de pesos (unos cuatro millones de dólares) por el Estado chileno.
El querellante Gonzalo Berríos, hermano del agente asesinado, debe recibir veinte millones de pesos (unos 40.000 dólares) del fisco chileno.
De acuerdo con la sentencia, el juez Madrid estableció que el secuestro con homicidio de Berríos se desarrolló mediante una operación llevada a cabo entre los años 1991 a 1993 por personal militar "en servicio activo de los Ejércitos de Chile y Uruguay durante un período de plena vigencia del orden constitucional".
Los uniformados chilenos "apartándose de las funciones propias de sus cargos", formaron una organización paralela a la estructura regular de su ejército con conexiones extranjeras "para dar refugio y sustraer de la acción de la justicia" en países vecinos a militares procesados por diferentes delitos.
Fuente:ElObservador
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