Viernes 03 de Mayo de 2013
DANIEL PASTORE
“Busqué contar esta historia para abrir un debate necesario”
“Marcados” es la primer novela de Daniel Pastore, historiador y periodista de San Francisco, que cuenta la desaparición de un reconocido matrimonio de abogados durante la última Dictadura Militar.
Tan sólo el título permite disparar la imaginación hacia una de las épocas más oscuras de la historia argentina. Y como dice su propio autor, “Marcados” no es un libro inocente, sino que surge justamente con el objetivo de traer a la actualidad hechos ocurridos en la década del ´70 que quedaron sin verdad, sin memoria y sin justicia.
Nora y Gustavo existieron en realidad, eran una pareja de abogados comprometidos con la defensa de los derechos de los trabajadores, y que un mal día “desaparecieron” de San Francisco sin que nadie más supiera de ellos. Hay testimonios de quienes aseguran haberlos visto en el Centro Clandestino de Detención La Perla, en Córdoba capital, pero aún sus cuerpos no han sido encontrados. Aunque dejaron un hijo pequeño al cuidado de los abuelos y mucho dolor entre sus amigos y familiares, su historia fue perdiéndose entre otras tantas que corrieron las misma suerte.
Más de 30 años después, el historiador y periodista Daniel Pastor, decidió sacarla del olvido, y a través de sus propias palabras darle voz a ellos, que ya no están.
Una labor sumamente compleja, intensa y emotiva, que desarrolló cuidadosamente, consiguiendo luego concretar así “Marcados”, su primer novela.
Sobre cómo fue el trabajo de investigación y de reconstrucción a través de la ficción habló el autor con La Mañana, dando un pequeño adelanto de su libro.
- La temática sobre la desaparición de personas durante la última dictadura es aún muy compleja de abordar, ¿cómo surgió la idea de utilizarla como eje para tu primer novela?
- Lo primero que decidí fue investigar sobre lo que llamo «la madrugada trágica sanfrancisqueña», que se desarrolla el 12 de mayo de 1976 cuando, entre las dos y las cuatro de la mañana, un grupo armado, vestidos de civil, en varios autos y con la ciudad liberada de presencia policial, secuestra al matrimonio compuesto por los abogados Nora Peretti y Gustavo Gallardo, al secretario general de la CGT, Oscar Liwacki y al obrero de la construcción Néstor Carnides Páez. Nunca más se supo con certeza de ellos. En el desarrollo de la investigación no puedo ir más allá de lo que sucedió esa noche, de modo que decidí mezclar ficción con realidad, al estilo de las novelas de «no ficción» y tratar de contar la historia de un modo entretenido, tipo novela, pero reflejando la realidad que se vivía en la época. El matrimonio Gallardo -eje de “Marcardos”-, me daba una serie de elementos propios de la novela: una historia de amor, un hijo que queda huérfano, ideales...
- ¿Cómo fue abordar la historia real de una pareja y convertirla en ficción?
- Me apasionó conocerlos a través de documentos y de testimonios de muchas gente que compartió momentos con ellos. La familia de Nora me facilitó muchos datos, fotos, historias de sus vidas que intenté contar de un modo interesante, con detalles de ficción. Las peripecias en La Perla no sé si las vivieron del modo en que están contadas, pero bien pudieron vivirlas porque la mayoría de las situaciones en que los pongo surgen de testimonios de sobrevivientes. Me pone muy, pero muy bien recibir comentarios de gente que lee poco, pero que -sin embargo-, llegaron hasta el final del libro. Muchos me dicen que se emocionan hasta las lágrimas. También lo leen en algunas escuelas como un modo de abrir el debate sobre ésta época tan devastadora de nuestra historia. El libro no es inocente en este sentido y busca que la época salga a la luz, especialmente en una ciudad como San Francisco y la región. También tuve críticas muy elogiosas de escritores como Graciela Ramos y una que valoro muy especialmente, que está publicada en la Fan Page de “Marcados”, de Ana Mariani, que me emocionó hasta las lágrimas.
- ¿Qué fue lo que más te atrapó de su historia para llevarla a la literatura?
- Hay un elemento que fue determinante: San Francisco tiene más de 70 víctimas de la represión, la mayoría de ellos jóvenes con militancia política, sindical o social en alguno de los grandes centros urbanos del país como Córdoba, Rosario, Santa Fe o Buenos Aires, y por ello fueron «marcados», por eso desaparecieron o fueron detenidos y torturados. El matrimonio Gallardo es uno de esos casos donde los «señalan» por su actividad en la ciudad, que nada tenían que ver con movimientos armados. Eran filo peronistas, cuestionaban la lucha armada, pero enfrentaban a grupos de poder desde su profesión -eran abogados de gremios -. Y por su militancia política, desde sectores vinculados al Proceso, los «marcaron» y eso determinó su secuestro y posterior desaparición. Es una clara historia de venganzas locales, solapada detrás de la atroz «lucha contra la subversión» desatada en época. Una historia que se repitió, lamentablemente, en todo el país.
- ¿Hay más de historiador o de escritor en Marcados?
- Hay mucha investigación histórica en el libro, pero en el relato está más acentuado el estilo periodístico, buscando contar la historia de un modo entretenido, accesible a todo público, despertando sentimientos, y con la idea de abrir un debate necesario para cerrar -en términos conceptuales-, una época que necesita ser comprendida en términos históricos para poder ser superada.
- En San Francisco no es común ver masivas marchas cada 24 de marzo, ni tampoco manifestaciones públicas sobre la lucha por la memoria y la justicia de los desaparecidos, como tal vez sí ocurre en otros lugares, ¿cómo fue la respuesta del público ante la historia?
- La respuesta fue excelente, logramos agotar la primera edición sólo en San Francisco, y tuve mucho apoyo del lugar donde trabajo (Radiocanal), de modo que la difusión fue amplia. Hubo algunas actitudes de actores de aquella época, que me hicieron saber que no les gustó que se sacara el caso de debajo de la alfombra, especialmente por algunos medios de prensa, pero nada grave. Recibo con frecuencia buenos comentarios de gente que lo lee, y fui a varias escuelas a hablar del caso. Estoy muy conforme. Muchos destacan que no es una novela reivindicativa de la lucha armada y eso me gusta que suceda porque es lo que intenté transmitir. Yo cuestiono en términos de análisis histórico la lucha armada en el período democrático de 1973-76. Eso hizo que algunos desde la izquierda también me hicieran saber que no les gustó mucho mi novela.
- ¿Creés que la sociedad argentina sigue «marcando» a quienes -de alguna u otra manera- protagonizaron los movimientos de lucha durante la década del ´70?
- Creo que se ha avanzado mucho en la comprensión de lo que sucedió en la época, sin embargo, hay bolsones sociales con una mirada muy corrida a la derecha que condenan a todos los que participaron de los movimientos político-militares de los setenta. También tengo que decir que hay sectores de izquierda para los que respirar en la época del Proceso ya significaba una complicidad. Mi opinión sobre la época es que la justicia debe avanzar en la condena de los delitos de lesa humanidad, de hecho el caso que se narra en forma parte del actual juicio que se lleva adelante en los Tribunales Federales de Córdoba. Hay que apoyar sin cortapisas este proceso y reconocer en los organismos de derechos humanos a los principales impulsores de éste logro. Ahora, en términos históricos, hay que conceptualizar la época, hay que explicar porqué llegamos a un 24 de marzo de 1976 y en esa explicación tiene que existir un reconocimiento del error estratégico que significó la desvalorización de la democracia como sistema de gobierno - de derecha a izquierda sin excepciones - y la lucha armada en el marco de un gobierno constitucional.
Fuente:LaMañanaCdba.
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