13 de agosto de 2013

BOLIVIA: El dictador Onganía le dio napalm a Bolivia para combatir al Che Guevara.

12.08.2013
Brasilia montó una red de espionaje en todos los países de América Latina por temor a una invasión
El dictador Onganía le dio napalm a Bolivia para combatir al Che Guevara 
Documentos desclasificados de las Fuerzas Armadas de Brasil indican que el gobierno de facto argentino proveyó a La Paz de un imponente arsenal dos meses antes de que el guerrillero fuese capturado y ejecutado. 
La dictadura de Juan Carlos Onganía (1966-1970) proveyó más de 100 bombas de napalm y otros armamentos al gobierno de facto de Bolivia para combatir a la guerrilla comandada por el legendario Ernesto "Che" Guevara. Así lo reveló ayer una serie de archivos desclasificados en otro de los países que en aquel entonces era gobernado por los militares: Brasil. Los mismos documentos sostienen que la dictadura del gigante latinoamericano montó un plan para espiar a todas las naciones de la región durante los años setenta.

En base a informes producidos por el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Brasil durante los años de plomo (entre 1964 y 1985), el diario O Estado de Sao Paulo publicó un artículo en el que indicó que el dictador boliviano René Barrientos, apoyado por la CIA para perseguir al Che Guevara, recibió apoyo militar de Argentina para lograr ese objetivo. Un facsímil de los documentos de inteligencia brasileña indica que Onganía proveyó a Bolivia con un verdadero arsenal: 250 fusiles FAL, 200 pistolas calibre 45, 30 mil cartuchos calibre 45, 100 bombas napalm de 100 kilogramos, 50 bombas de 50 kilogramos y 5000 cartuchos calibre 50. El informe está fechado el 31 de agosto de 1967, menos de dos meses antes de que el Che fuese capturado y ejecutado en La Higuera, el 9 de octubre de ese año, tras una frustrada expedición de cuño foquista .

De acuerdo con los documentos desclasificados, Brasil temía que una victoria guerrillera en Bolivia afectara sus intereses en el vecino país, con el que mantiene 3400 kilómetros de frontera. Guevara representaba una amenaza para el gobierno del por entonces presidente de facto, Artur da Costa e Silva, por la posibilidad de expansión de una guerrilla con carácter "nítidamente internacionalista". "La existencia de un foco guerrillero, de inspiración nítidamente internacionalista, en un área vecina a la frontera nacional es un hecho indiscutible y por tanto merecedor de un atento acompañamiento por parte del gobierno brasileño", señala uno de los archivos que tomó estado público.

Otros papeles también apuntan contra la "peligrosidad de la guerrilla boliviana", que contaba con "extranjeros, sobre todo cubanos, aliados de la Unión Soviética". Por esa razón, la dictadura brasileña entrenó a cuatro pilotos bolivianos en el sur del país para que realicen acciones específicas contra la guerrilla.

Las autoridades del gigante latinoamericano estaban al tanto del apoyo argentino a la dictadura boliviana porque, según muestran los mismos documentos citados por el periódico paulista O Estado, habían montado una red de espionaje sobre todos los países de Latinoamérica con el objetivo de monitorear su potencia bélica y los movimientos de los grupos guerrilleros. En 1978, ya bajo el gobierno del dictador Ernesto Geisel, a través del "Plan de Informaciones Estratégicas Militares" Brasil recolectó información de muchas naciones vecinas gracias al trabajo de sus agregados militares y de la propia Cancillería.

Además, en abril de ese año, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas preparó un escenario bélico llamado Operación Delta, en el cual imaginaba que Brasil entraría en guerra contra una alianza de las dictaduras argentina, paraguaya y uruguaya. Según los documentos, los militares pedían más presupuesto para esta hipótesis de conflicto, que meses después fue rechazada por el propio dictador Geisel. 
                                         
 
"¡Apunte bien! ¡va a matar a un hombre!"
 
El 8 de octubre de 1967, Ernesto "Che" Guevara fue herido y capturado por el Ejército boliviano en una emboscada. El capitán Gary Prado, jefe del batallón, lo condujo hasta el pequeño poblado de La Higuera. Al día siguiente, el héroe de la revolución cubana fue ejecutado por el sargento Mario Terán, elegido al azar por el coronel Zenteno entre los siete suboficiales presentes en el lugar.

Diez años después, la revista Paris Match entrevistó a Terán, quien relató del siguiente modo los últimos instantes del Che: "Dudé 40 minutos antes de ejecutar la orden. Fue el peor momento de mi vida. Cuando llegué, el Che estaba sentado en un banco. Al verme, dijo: 'Usted ha venido a matarme.' Yo me sentí cohibido y bajé la cabeza sin responder. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. 

'¡Póngase sereno –me dijo– y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!' Entonces di un paso atrás, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che, con las piernas destrozadas, cayó al suelo, se contorsionó y empezó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en el hombro y en el corazón. Ya estaba muerto."
Fuente:TiempoArgentino

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