19 de agosto de 2013

EGIPTO.

El ‘Día de la ira’ sume a Egipto en el caos
Decenas de personas mueren en el país árabe en una jornada caóticaSon ya más de 600 personas las fallecidas tras la carga contra los campamentos pro MorsiEl Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido contención a los líderes del país
El País es El Cairo 16 AGO 2013  CET
Los manifestantes retiran a los heridos de la plaza Ramsés, de El Cairo. / K. ELFIQI (EFE)
El desafío islamista a la represión del Ejército dejó ayer a Egipto sumido en el caos propio de un conflicto civil cada vez más irreconciliable. Los islamistas marcharon en varios puntos del país en protesta contra la matanza de más de 600 personas en una carga militar contra sus campamentos, ocurrida el miércoles. Las Fuerzas Armadas tomaron varias calles de El Cairo y bloquearon los accesos a la icónica plaza de Tahrir, epicentro de protestas pasadas. Grupos de civiles armados, a favor y en contra de los islamistas, abrieron fuego en las calles tomadas por los manifestantes, provocando, solo en El Cairo, al menos 50 muertes. Al caer la noche, antes y después del toque de queda declarado junto al estado de emergencia, se oían en la capital de Egipto disparos y ráfagas de fusil.

El resultado del Viernes de la ira convocado por los islamistas fue más muerte. Solo en una morgue improvisada en la mezquita de Al Fatah, en la plaza cairota de Ramsés, se recibieron más de 30 cuerpos de islamistas muertos por armas de fuego, según un recuento de testigos. La mayoría presentaban heridas de bala en la cabeza o el cuello. Varios habían sido alcanzados por la espalda. Y la violencia en El Cairo fue solo parte del desgobierno en el que ha quedado Egipto, primera avanzadilla de la llamada primavera árabe, seis semanas después de un golpe de Estado que anuló el resultado de las elecciones democráticas. Según un recuento de los servicios de emergencia, al menos 70 personas murieron en la capital y otras ciudades como Alejandría o Ismailía.

Los servicios médicos recuentan 70 fallecidos, 50 de ellos en El Cairo

Aparcados han quedado los planes políticos, las intenciones declaradas por los gobernantes interinos de la nación, tutelados por los militares, de reformar la Constitución y convocar elecciones legislativas y presidenciales. Los islamistas sienten que les han arrebatado el poder que ganaron de forma legítima.

Protestaron durante semanas contenidos en dos campamentos en El Cairo, erradicados y aplastados por las fuerzas armadas el miércoles. Ahora, ante la represión del Gobierno, en lugar de callar han extendido su protesta a todo el país, que queda muy lejos ya no de una reconciliación nacional sino ni siquiera del más mínimo atisbo de estabilidad.

“Las cosas han cambiado, esto es una historia completamente diferente. Nuestras marchas son cada vez más grandes, tenemos el apoyo cada vez de más gente”, dijo ayer Gehad el Haddad, portavoz de los Hermanos Musulmanes. “Y que no quede duda de que vamos a mantenernos en las calles, que no vamos a desaparecer, que no nos van a acallar al menos que nos maten a todos. Seguiremos protestando hasta que se reinstaure en el poder al presidente Mohamed Morsi, al que eligieron las urnas, hasta que el Ejército vuelva a sus barracones y Egipto vuelva al proceso democrático”.

Lo cierto, sin embargo, es que los islamistas han quedado cada vez más aislados en sus protestas, sin granjearse la simpatía aplastante de la mayoría de los egipcios, necesaria para que se cumpla esa voluntad de ver volver a la presidencia a Morsi, que sigue en paradero desconocido, detenido por los militares.

Las fuerzas de seguridad tomaron calles y bloquearon los grandes accesos

Las concentraciones de los Hermanos Musulmanes han sido conflictivas no por el número de gente que ha acudido a ellas, sino por la desmesurada respuesta del Ejército, empeñado en pacificar el país por la fuerza, algo que no está siendo capaz de conseguir, dado el desorden y la violencia que se vieron ayer en las calles de El Cairo.

“Lo que vemos es a los Hermanos Musulmanes empujando al país al borde de la guerra civil, ese es el desafío al que se enfrentan las fuerzas de seguridad y el nuevo Gobierno”, opina Emad Hamdy, analista político en el diario Al Dustour y afiliado a la Universidad de El Cairo. “Los Hermanos Musulmanes no le dejaron al Ejército más opciones, dadas sus acciones. En esos campamentos se estaban formando células terroristas, ahora están exportando ese terrorismo en sus manifestaciones”, según Maha Abu Bakr, organizadora en el movimiento juvenil Tamarrod, que convocó las multitudinarias marchas previas a la deposición de Morsi.

Mientras el Ejército custodiaba varias calles de El Cairo, subidos en sus tanques y parapetados en sus barricadas, varios grupos antiislamistas, armados todos ellos, imponían su propia justicia, ante la pasividad de los soldados. Muchos colocaron puestos de control improvisados en diversos puntos de la capital, cacheando y prohibiendo el paso a quienes se le antojara, según sus propias normas. En los aledaños de la plaza de Tahrir, una turba se dedicaba a descubrir y cazar a extranjeros árabes de los que sospechaba que pudieran ser espías islamistas. “¡Son sirios, islamistas!”, gritaban a dos hombres de mediana edad a los que aprehendieron pasadas las cinco de la tarde, mientras les golpeaban con palos y les apuntaban a la sien con pistolas. Se los entregaron a dos soldados, que se los llevaron, sin cuestionar por qué un grupo de civiles les había entregado a dos hombres detenidos aleatoriamente.

Cuando a las siete de la tarde entró en vigor el toque de queda impuesto por los militares, en virtud del estado de emergencia declarado por la presidencia interina, las calles quedaban en su mayoría desiertas y a merced, en muchos casos, de esos vigilantes. De fondo se oían, constantemente, disparos. La televisión pública, sin hacer ni siquiera un amago de imparcialidad, titulaba en un rótulo sobre imágenes de la capital en oscuridad: “Egipto lucha contra el terrorismo”.

Quedan muchos días de lucha por delante, pues. Después de las concentraciones, los Hermanos Musulmanes anunciaron en un comunicado que toda la semana próxima habrá manifestaciones como la de ayer. “Pedimos a la gente de Egipto que se manifieste a diario hasta que acabe este golpe”, dijo la Hermandad. Con el golpe, el Ejército prometió seguridad y estabilidad, darle a Egipto un Gobierno que atendiera las necesidades de todos los ciudadanos. Ese objetivo queda cada día más lejano, sobre todo dado el desafío, firme y cada vez más encendido, de las fuerzas islamistas, que sienten que ya tienen muy poco que perder.

Los Gráficos de Gabriel Carbajales


Pese a que ya hay 638 muertxs y 4 mil heridxs el gobierno egipcio amenaza con usar "fuego real" contra quien ataque edificios
por Kaos. Internacional

Jueves, 15 de Agosto de 2013
El Ministerio del Interior de Egipto explicó que la decisión se da "a la luz de los ataques terroristas de los Hermanos Musulmanes" contra instituciones y la Policía, "sus intentos de apoderarse de armas y el corte de caminos para sembrar el caos".

El Ministerio del Interior egipcio ha advertido de que utilizará fuego real para hacer frente a cualquier ataque contra instalaciones del Gobierno o fuerzas policiales, según un mensaje difundido por la televisión estatal.

El anuncio se produce horas después de que un grupo de manifestantes islamistas prendiesen fuego a un edificio público en El Cairo, en el marco de una violencia que, desde el miércoles, se ha cobrado la vida de más de medio millar de personas.

En otro comunicado, el Gobierno interino ha subrayado que hará frente a todos los “actos terroristas” que cometan los Hermanos Musulmanes, partidarios del presidente derrocado por Golpe de Estado, Mohamed Mursi. Según el Ejecutivo, este grupo islamista cuenta con un “plan criminal para demoler los pilares del Estado”.

Las autoridades se han mostrado dispuestas a iniciar un “proceso político inclusivo”, aunque han advertido de que no entablarán ningún tipo de diálogo con individuos o grupos vinculados a actos de violencia.
Los enfrentamientos entre las fuerzas policiales y los seguidores del ex presidente Mohamed Mursi por el desalojo de dos campamentos de protesta en El Cairo han causado más de 600 víctimas mortales y miles de heridos, según el balance ofrecido por el Gobierno interino.

El incidente en esa ciudad fue confirmado por fuentes ministeriales quienes informaron a la cadena Al Jazeera que los manifestantes lanzaron bombas molotov contra el edificio. Confirmaron que los empleados de la gobernación no se encontraban dentro y que desalojaron el lugar antes de iniciarse el incendio.La formación política Hermanos Musulmanes llamó este jueves a mantenerse en las calles para exigir el regreso al poder de Mohamed Mursi, derrocado el pasado 3 de julio por el Ejército egipcio.

Tras las acciones de violencia, el vicepresidente de Egipto y premio Nobel de la Paz en 2005, Mohamed El Baradei, presentó su dimisión. En un comunicado, la autoridad defendió su postura: "No puedo seguir asumiendo la responsabilidad de las decisiones con las que no estoy de acuerdo y temo sus consecuencias. No puedo asumir la responsabilidad de una sola gota de sangre".

Este jueves, el jefe de Estado egipcio, Adli Mansur, aceptó la dimisión de El Baradei sin dar detalles y reiteró que está decidido a cumplir el plan de transición trazado después del golpe militar que depuso a Mursi. Mansur estipula la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias así como la reforma de la Constitución.



Egipto: La coalición progolpe se resquebraja
El Baradei, otros políticos y el imán de Al Azhar se alejan de los militares
El Cairo El País es 16 AGO 2013
Mohamed el Baradei, renunció el 14 de agosto a la vicepresidencia. / ADRIAN BRADSHAW (EFE)
Cuando anunció la consumación del golpe de Estado, con gran solemnidad y prometiendo una regeneración democrática de Egipto, al general y comandante de las Fuerzas Armadas Abdel Fatah al Sisi le acompañó lo más granado de la sociedad civil, todo un plantel de grandes líderes políticos, religiosos y juveniles que querían darle legitimidad a la maniobra militar que acababa de poner fin a un año de gobierno de los Hermanos Musulmanes, ganadores de las primeras elecciones legítimas del país. Seis semanas después, con el país sumido en el caos, esa gran coalición se ha quebrado, con numerosas defecciones y la incapacidad o la negativa de muchos de aquellos dirigentes de justificar las matanzas del Ejército. Queda pues patente su fracaso a la hora de devolverle la anhelada estabilidad a un país sumido en el conflicto civil.

El primero en abandonar la gran coalición fue el reputado líder y premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei, que aceptó ser vicepresidente interino para asuntos internacionales. Dimitió horas después de la mayor masacre en la historia reciente del país. Fueron 600 los muertos en aquella carga militar contra los campamentos islamistas. “Los únicos que se benefician de los hechos de hoy son los terroristas, anarquistas y extremistas, y pronto recordarán muy bien lo que he dicho”, dijo entonces en un comunicado. Cierto. Muchos recordaron ayer mismo esas palabras, con El Cairo sumido en el caos, las calles tomadas por grupos armados y tanques, con el sonido de las ráfagas de los fusiles bien claro en todo el centro de la ciudad.

El primero en abandonar la gran coalición fue el reputado líder y premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei

Era complicado para El Baradei seguir en el Gobierno y mantener su fama de prohombre de reputación intachable e incansable defensor de la paz y la democracia. “Con todo el respeto, ha renunciado a sus responsabilidades en los tiempos más duros”, decía ayer Mona Selim, portavoz del movimiento juvenil Tamarod (Rebelión), que dijo haber recabado 22 millones de firmas pidiendo la dimisión de Mohamed Morsi y que convocó las grandes manifestaciones que precedieron al golpe. “Es en cierto modo vergonzoso que El Baradei haya decidido renunciar a sus obligaciones justo cuando las cosas han comenzado a ponerse difíciles, sobre todo cuando se comprometió a representar a este Gobierno ante el resto del mundo"”, añadió.

Ayer eran los jóvenes de Tamarod los últimos que quedaban para defender públicamente al Gobierno interino y a sus custodios, los generales. Dimitió también Khaled Dawoud, secretario de comunicación del Frente de Salvación Nacional, uno de los políticos que, tras la deposición de Morsi, más repitió en los medios de Egipto y el resto del mundo la célebre frase de “no es un golpe, es la voluntad del pueblo”. Antes muy dado a conceder entrevistas, ayer respondió con un lacónico “no”, por mensaje de texto, petición de que explicara los motivos de su abandono. Poco quedaba por explicar, ante un país en llamas, consumido por unas diferencias cada vez más irreconciliables.

A la derecha del general Al Sisi, el día del anuncio del golpe, se hallaba también Mahmud Badr, uno de los fundadores de Tamarod. En las redes sociales se ha dedicado a criticar a los islamistas por incitar a la violencia, tildándolos de terroristas, justificando, de forma más o menos directa, las cargas policiales. “Nuestro país se enfrenta a grandes amenazas", dijo en un comunicado televisado el jueves con gran pompa, en el que pidió a sus simpatizantes que crearan grupos para defender a los vecindarios y a las minorías de la embestida islamista. “Aquellos que intentan generar violencia deberían saber que en Egipto no hay minorías, somos todos ciudadanos egipcios, cristianos y musulmanes”, añadió.

Quien más se ha esforzado por tenderle una mano a los islamistas ha sido el imán de la mezquita de Al Azhar, la más prestigiosa institución del islam suní. Ahmed el Tayeb anunció antes de la matanza una ronda de contactos para facilitar la reconciliación nacional. Los Hermanos Musulmanes rechazaron su mediación. Lo tildan de dictador religioso, lo acusan de creer que es un papa musulmán y recuerdan que lo eligió Hosni Mubarak. Es lógico, dado que compareció también junto al general Al Sisi para darle credibilidad religiosa al golpe. Tras la masacre del miércoles pidió “moderación y diálogo” en un comunicado, pero con más de 600 muertos, los islamistas creyeron que ya era tarde para ello.
Envío:Amarelle


EL JEFE DEL EJERCITO DE EGIPTO ANUNCIO QUE NO HABRA MAS “DIAS DE IRA” SIN QUE LAS FUERZAS ACTUEN EN CONSECUENCIA
Más de mil muertos no frenan la represión
Los islamistas egipcios volvieron a marchar en El Cairo y el resto del país contra el golpe de Estado, tras cinco días de brutal accionar policial. Existen comités populares que atacan a los partidarios del derrocado Mursi.
Activistas pro Mursi salieron a las calles a pesar de la represión de los últimos días.Imagen: AFP
Las amenazas del gobierno de facto y el despliegue masivo de policías y soldados no lograron aplacar las protestas. Los islamistas egipcios volvieron a marchar ayer en El Cairo y el resto del país contra el golpe de Estado, tras cinco días de represión que dejaron más de 1000 muertos y cinco mil heridos. El jefe militar egipcio Abdel Fatah al Sisi advirtió que no habrá más “días de ira” sin que las fuerzas de seguridad actúen en consecuencia.

Imágenes difundidas por la cadena de noticias qatarí Al Jazeera mostraban anteayer a pequeñas multitudes marchando desde varios barrios de El Cairo y sus alrededores hacia el Tribunal Constitucional, cuyo edificio estaba totalmente cercado por tanques y soldados. En una espiral de violencia sin precedentes en los últimos tiempos, al menos 38 presos, supuestamente miembros de los Hermanos Musulmanes, murieron ayer, luego de que un grupo armado atacara un convoy policial que los trasladaba a una cárcel de El Cairo .

Los opositores al golpe de Estado también salieron a las calles en las ciudades de Suez y de Minya. Durante todo el sábado, los autos volvieron a circular con tranquilidad por las avenidas de la capital egipcia, la mayoría de los negocios de los barrios más céntricos reabrieron, y excepto por aquellas zonas que fueron los epicentros de la represión de los últimos días, El Cairo recuperó un poco de su ritmo habitual.

Sin embargo, al caer la noche y entrar en vigencia el toque de queda, la información sobre las manifestaciones se volvió escasa y los temores a una nueva represión estatal inundaron las redes sociales y los portales de noticias. A media tarde, la principal marcha islamista, que debía comenzar en la plaza capitalina de Roxy, había sido cancelada por la propia Hermandad Musulmana, por temor a repetir las escenas sangrientas de los últimos días.

El movimiento islamista conservador que acompañó al derrocado presidente Mohamed Mursi a la presidencia hace apenas un año acusó al gobierno de facto de desplegar francotiradores en los techos de los edificios de la zona, informó Al Jazeera. El temor y la falta de confianza no eran infundados. Según cifras oficiales, en los últimos cuatro días murieron 890 manifestantes, que sumados a los 235 cadáveres que aún custodian de forma muy precaria militantes islamistas en una mezquita de El Cairo, eleva la cifra de víctimas a más de mil. El Ministerio del Interior, en tanto, informó que 70 policías murieron desde el miércoles pasado.

Tras ese tendal de muertos, la respuesta del gobierno militar, controlado por el general golpista Al Sisi, a la nueva jornada de protestas fue, otra vez, reforzar el control de las zonas por donde marcharían los islamistas. Desplegaron tanques blindados, soldados y policias, y cortaron calles y avenidas con barreras metálicas. Horas después, llegó la amenaza verbal. El gobierno egipcio rechazó las críticas de otros países sobre el manejo del conflicto y las protestas de los Hermanos Musulmanes.

El ministro del Exterior, Nabil Fahmi, dijo ante la prensa en El Cairo que el gobierno tiene la obligación de imponer la ley y el orden y que no dejará de hacerlo pese al peligro de perder fondos de ayuda, después de que fuesen congelados por varios países de la Unión Europea (UE). El gobierno informó ayer que Fahmi habló el sábado con su homólogo alemán, Guido Westerwelle, así como con los ministros de Bahrein y Reino Unido y con la representante de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton.

En esa comunicación telefónica, el ministro del Exterior les dijo que grupos armados comenzaron a aterrorizar a la población en Egipto y que el silencio internacional ante los ataques era inaceptable.
Fuentes de seguridad en El Cairo informaron que siete altos dirigentes de los Hermanos Musulmanes se encuentran detenidos, entre ellos el influyente clérigo Safwat Hegazy. Varios gobiernos occidentales advirtieron a las autoridades egipcias de no aislar más a los Hermanos Musulmanes, que exigen la restitución de Mursi.

Los islamistas ya saben que tienen delante al poderoso aparato militar y policial del Estado, pero en su desafío se enfrentan también a la resistencia ciudadana de los autodenominados comités populares, que ayer impidieron el inicio de varias marchas en El Cairo. Armados con palos y barras y con la complacencia de las fuerzas de seguridad, estas milicias urbanas toman a diario las calles de la capital poco antes de que caiga la noche y comience el toque de queda.

Su efecto intimidatorio llevó a la cancelación de al menos dos de las nueve protestas convocadas para ayer por los seguidores de Mursi en los barrios cairotas de Doki e Imbaba. Decenas de jóvenes instalaron vallas frente a la mezquita Asad bin Al Forat de Doki –conocida por los sermones de un jeque radical– para paralizar el tránsito, mientras inspeccionaban todos los vehículos que atravesaban la calle. Cuando algún viajero de los colectivos o taxis despertaba sus sospechas por su actitud o su apariencia, los comités lo hacían bajar del vehículo para ser registrado y, en algunos casos, acosado verbal y físicamente.


MURIERON 38 DETENIDOS EN UN TIROTEO ENTRE POLICIAS Y HOMBRES ARMADOS
Matan a presos que se fugaban
Ayer un grupo disparó contra el convoy policial que trasladaba a 612 reos y las fuerzas de seguridad impidieron la huida a los tiros. Muchos de esos hombres habían sido detenidos por los disturbios del viernes en la plaza de Ramsés.
En los últimos días las cifras de muertos, heridos, detenidos y acusados crecen y se acumulan.
Un grupo armado disparó ayer en El Cairo contra un convoy policial que trasladaba a 612 presos islamistas hacia la cárcel de Abu Zabal, en el norte de la capital. Aunque las fuerzas de seguridad impidieron la huida de los detenidos, al menos 38 presos fueron asesinados en el tiroteo. Según manifestaron fuentes de seguridad a la televisión estatal y a la agencia oficial Mena, los detenidos perdieron la vida durante los choques entre los policías que los custodiaban y el grupo armado que intentó liberarlos. Según la agencia Mena, durante este ataque un oficial de policía fue secuestrado por los islamistas, aunque poco después habría sido puesto en libertad y trasladado a un hospital.

Los reos fueron detenidos por los disturbios del viernes en la cairota plaza de Ramsés, donde hubo enfrentamientos entre islamistas y policías y un violento ataque contra una comisaría. El Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, calificó la muerte de los detenidos de “masacre sangrienta terrible”. La tensión en Egipto se disparó el miércoles, cuando las fuerzas de seguridad desmantelaron dos acampadas de islamistas en El Cairo.

La Hermandad Musulmana canceló sus llamados a protestar ayer contra el golpe de Estado en Egipto por temor a una nueva represión masiva, luego de que el gobierno de facto reforzara la presencia militar y policial en el centro de la capital. Al mismo tiempo que el movimiento islamista cancelaba las protestas, el gobierno de facto, controlado por Abdel Fatah al Sisi, jefe del Ejército, defendía en su cuenta de Twitter el golpe de Estado que encabezó. “En el ejército y en la policía no somos traicioneros, no complotamos ni traicionamos. Nosotros advertimos sobre el resultado de un conflicto político”, escribió el jefe del Ejército que después del golpe se convirtió además en ministro de Defensa y primer viceprimer ministro. El general golpista sostuvo que el ejército no tiene intención de tomar el poder, ya que el honor de proteger la voluntad del pueblo es mucho más importante que gobernar.

Sin embargo, en los últimos días las cifras de muertos, heridos, detenidos y acusados crecen y se acumulan, tras casi un mes y medio de gobierno de facto. Según datos difundidos ayer por la televisión estatal, el desalojo de la mezquita de Al Fatah, que se había convertido en refugio para cientos de islamistas tras el tendal de muertos de esta semana, dejó 385 personas detenidas.

Al mismo tiempo, el gobierno de facto informó que otros 56 dirigentes de la Hermandad Musulmana fueron arrestados en varias provincias del país y que 404 manifestantes islamistas que habían sido detenidos tras la represión en la mezquita de Al Fatah, en El Cairo, fueron formalmente acusados de homicidio.

El argumento de las autoridades militares es que están luchando contra terroristas que intentan presentarse ante la opinión pública mundial como víctimas. Como prueba de ello, el gobierno mostró videos en los que se ve a manifestantes disparando contra fuerzas de seguridad y edificios. La Unión Europea (UE) es un importante proveedor de armas a Egipto, aunque se ubica detrás de Estados Unidos y Rusia, según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri).

En 2011 Egipto recibió armas por valor de unos 400 millones de euros (unos 533 millones de dólares), tres cuartas partes de las cuales proceden de Rusia. Las cifras varían mucho año a año: en 2012 las ventas totales a Egipto fueron estimadas por el Sipri en sólo 170 millones de euros.

El informe oficial más actual de la UE señala que se aprobaron licencias para la exportación de armas y equipos militares a Egipto por valor de 303 millones de euros. La mayor parte de ese dinero (102 millones, aproximadamente) se destinó a aviones que son fabricados principalmente por España y Francia. El bloque europeo aprobó en 1998 un código de conducta para la exportación de armas en el que se establece una serie de regulaciones, como la prohibición de vender municiones de guerra “cuando existe un claro peligro de que puedan usarse para la represión interna” o cuando en el país de destino existan violaciones a los derechos humanos.


EL PRESIDENTE FRANCES HIZO UN LLAMADO AL DIALOGO
Europa revisa la relación con Egipto
El presidente de Francia, François Hollande, criticó ayer el nivel de violencia desplegada en Egipto. El mandatario salió al cruce del conflicto tras recibir en París al ministro saudí de Exteriores, Saud Al-Faisal. “No es aceptable que en un gran país como Egipto haya violencia de ese nivel”, dijo el jefe del Estado desde el Palacio del Elíseo. Hollande, que pidió respeto, tanto para el derecho a manifestarse como para la seguridad, convocó a los países a que mantengan una relación de amistad con Egipto, a impulsar el diálogo político para que el pueblo egipcio pueda expresarse democráticamente.

“Arabia Saudita y Francia pueden contribuir a ese proceso, el único posible para Egipto”, agregó Hollande. El jefe de la diplomacia saudí, por su parte, dijo comprender que el derecho internacional garantiza el derecho a manifestarse, pero subrayó que las protestas no deben amenazar la vida de otros ciudadanos. “No es anodino que 30 millones de egipcios hayan salido a las calles para pedir a las autoridades que garanticen su seguridad y que organicen elecciones anticipadas”, señaló Al-Faisal.

La reacción francesa se produce después de que la Unión Europea anunciara ayer que revisará de forma urgente sus relaciones con Egipto y tomará medidas para impulsar el proceso democrático y poner fin a la violencia en el país. Los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, José Manuel Durao Barroso y Herman Van Rompuy, señalaron que la violencia y los asesinatos de estos últimos días no pueden justificarse ni tolerarse. Los embajadores de los Veintiocho países tienen previsto reunirse hoy en Bruselas para analizar la situación y estudiar además la posible convocatoria de un encuentro extraordinario de los ministros europeos de Exteriores.

El senador estadounidense John McCain insistió en que su país debe suspender la ayuda a Egipto, que suma casi 1500 millones de dólares, como medida de presión para agilizar una transición democrática en ese país. En un programa de la cadena televisiva CNN, McCain criticó la actuación de la administración Obama en el conflicto egipcio, en particular el hecho de que se niegue a admitir que hubo un golpe de Estado militar en el que fue derrocado Mohamed Mursi. McCain señaló que los militares no sólo no hicieron lo correcto, sino que organizaron una masacre.

El jueves el presidente norteamericano anunció la suspensión de maniobras militares conjuntas con Egipto programados para el mes próximo. Estados Unidos aún no decidió si cancelará el envío a Egipto de doce helicópteros Apache AH64D, previsto para septiembre, y que forma parte de un encargo de armamentos por valor de 820 millones de dólares realizado en 2009. Obama, además, suspendió el mes pasado el envío de aviones caza F-16, pero no está claro que la cancelación de esos envíos militares surta efecto.


OPINION
A las puertas de una nueva era oscura
Por Patrick Cockburn *


Todos los partidos en Egipto sobreactuaron en los dos años y medio siguientes a la caída de Hosni Mubarak en 2011. En los primeros meses fue la cúpula del ejército la que se engañó a sí misma creyendo que podía marginar a aquellos que pedían un cambio democrático radical. Después fue el presidente Mohamed Mursi y los Hermanos Musulmanes los que interpretaron que un triunfo electoral por estrecha ventaja les permitía gobernar en soledad. Con el golpe militar contra Mursi el 3 de julio y la masacre contra los islamistas el 14 de agosto, el ejército egipcio apostó a asegurarse una victoria y eliminar para siempre a los Hermanos Musulmanes de la vida política. Se derramó demasiada sangre como para que pueda lograrlo.

A principios de agosto hubo quienes pensaban que la crisis podía superarse. Ahora esa hipótesis es anacrónica. Los militares no querrán devolverles el poder a los líderes de la Hermandad –que están tras las rejas, incluyendo a Mursi– y éstos nunca van a legitimar un golpe contra un gobierno elegido en las urnas.

No queda claro cuán lejos esperan llegar el general Abdel Fatah al Sisi y sus hombres. Probablemente los generales no estaban muy preocupados de generar un enfrentamiento sangriento. Pensaron que si los tiempos de tranquilidad política son reemplazados por batallas en las calles, guerra de guerrillas o incluso una guerra civil, entonces ello simplemente refuerza la primacía de las fuerzas de seguridad. Ese proceso está en marcha: los aliados civiles del general Sisi durante el golpe están siendo desechados o ignorados, como el Nobel Mohammed El Baradei, quien renunció a la vicepresidencia en protesta. Egipto efectivamente está bajo mando militar, si se tiene en cuenta que 10 generales retirados de la era Mubarak dirigen gobernaciones provinciales.

Muchos expertos se equivocaron en sus pronósticos y en parte se debió a que creyeron que los actores políticos actuarían persiguiendo sus mejores intereses. Pero aotra vez los que están en el poder optan por estrategias autodestructivas con consecuencias desastrosas. Mursi creyó que las manifestaciones en su contra eran “absurdas e inconstitucionales”. Se convenció a sí mismo de que las fuerzas egipcias habían aceptado ocupar un rol secundario mientras sus intereses estuvieran protegidos. Los Hermanos Musulmanes asumieron la contradictoria posición de querer llevar adelante ellos mismos los desafíos de cambio y esperaron que los rivales se ciñeran a las leyes y a respetar una polémica Constitución.

Pero sus políticas fallidas llevaron a que se formara una rara alianza en su contra entre ex simpatizantes de Mubarak, el ejército, activistas de izquierda anti Mubarak, hombres de negocios, coptos, intelectuales e incluso salafistas. Por supuesto que esa alianza no podía durar mucho. Los intelectuales y progresistas que pensaban que el ejército iba a compartir el poder con otros se equivocaron.

Ahora los generales están sitiando a los Hermanos Musulmanes en todo el sentido de la palabra. Los Hermanos son demonizados como “terroristas” que “deben ser exterminados”, de acuerdo con la propaganda estatal. Puede ser que algunos islamistas tengan armas, pero la mayoría ha protestado de forma pacífica y sin armas, como ilustra la enorme cifra de víctimas. Aun cuando siguen llegando cuerpos a las morgues, el ministro de Interior, Bader Abdel Atty, dijo que los manifestantes “levantan las banderas de Al Qaida en el corazón de El Cairo. Disparan contra civiles”.

El ejército controla la mayoría de los instrumentos de poder, pero ¿puede emerger como ganador? La Unión Europea y EE.UU. repudiaron el baño de sangre de los últimos días, pero se mantuvieron callados con el golpe de Estado del 3 de julio, como para que quedara claro que preferían a los militares antes que a los Hermanos Musulmanes. Los militares tendrán presente que Washington entrena a 500 soldados egipcios al año –incluyendo al general Sisi y el jefe de la Fuerza Aérea, Reda Mahmud.

No sorprende que los generales apliquen recetas militares a problemas políticos. Y, si el uso de la fuerza fracasa, ellos lo usarán como argumento para usar más la fuerza, antes que hacer concesiones. Esa es una lección que dejó el golpe de Estado de 1980 en Turquía, en el que cientos de activistas fueron encarcelados y torturados, lo mismo sucedió en Argelia en 1992. Las dictaduras militares frecuentemente se imponen, pero a un costo espeluznante. Los egipcios serán afortunados si no empieza una era oscura de represión militar.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Fuente:Pagina12

19.08.2013 
El sangriento conflicto que ya causó más de 1000 muertes en Egipto no se detiene
Ante la amenaza de más represión, los islamistas suspenden marchas 
El gobierno de facto redobló la apuesta y anunció que continuará con su política represiva de las protestas de los Hermanos Musulmanes. Mientras eran transportados, ayer fueron masacrados 36 detenidos que intentaron escapar.
En la quinta jornada consecutiva de violencia en Egipto, al menos 36 miembros del partido Hermanos Musulmanes (HM) murieron cuando eran trasladados a una cárcel del norte de El Cairo. Lejos de bajar el tono bélico, el gobierno de facto redobló la apuesta y anunció que continuará con su política represiva. "No permaneceremos impasibles ante la destrucción del país y las amenazas contra la población", aseguró el jefe del Ejército y hombre fuerte del nuevo régimen, Abdel Fatah al Sisi. Ante esas declaraciones, los grupos islamistas decidieron cancelar muchas de las marchas planificadas por temor a que se produzca una nueva matanza.
Los 36 integrantes de HM que murieron ayer se sumaron a las casi mil víctimas fatales y 5000 heridos que ya dejó la represión policial. Según confiaron fuentes de seguridad a la televisión estatal y a la agencia oficial Mena, los fallecidos habían sido apresados durante las manifestaciones de los últimos días y, en el momento de su muerte, eran trasladados a la cárcel de Abu Zabal. En el trayecto, realizado con camiones policiales que llevaban más de 600 prisioneros, un grupo armado intentó liberarlos y se desató un enfrentamiento con los agentes que los custodiaban. Pocas horas después, el Partido Libertad y Justicia, brazo político de HM, calificó la muerte de los detenidos como una "masacre sangrienta terrible".

En ese marco, el gobierno de facto confirmó que en las protestas del pasado sábado murieron al menos 79 personas y 549 resultaron heridas. Pese a la matanza, el jefe del Ejército, Al Sisi, prometió que mantendrá su "lucha contra el terrorismo" y que reforzará el control de las zonas en las que se manifiesten los islamistas, quienes "no lograrán que el Estado se arrodille", según dijo el militar. Con ese objetivo, tanques blindados, soldados y policías fueron desplegados por las calles de El Cairo y otras ciudades en las que hubo marchas en los últimos días. En ese sentido, el gobierno militar informó que 56 dirigentes de HM fueron arrestados en varias provincias del país y que unos 400 manifestantes islamistas que habían sido detenidos tras la represión en la mezquita de Al Fatah, en El Cairo, fueron formalmente acusados de homicidio.

"Quien piense que la violencia doblegará al Estado y a los egipcios, debe pensarlo de nuevo", advirtió Al Sisi durante un encuentro con comandantes de la policía y del Ejército. El funcionario, que luego del golpe fue nombrado ministro de Defensa y viceprimer ministro, acusó a HM de estar empujando al país hacia un "tunel oscuro". "El honor de proteger la voluntad del pueblo es un orgullo más grande que gobernar Egipto", agregó Al Sisi.

El jefe del Ejército negó que el conflicto en Egipto haya sido originado por diferencias políticas y aseguró que, por el contrario, fue causado por culpa de un "grupo extremista" y "fanático". "Les hemos dado muchas oportunidades para poner fin a la crisis pacíficamente y pedimos a los seguidores del antiguo régimen participar en la reconstrucción de la vía democrática en lugar de optar por las confrontaciones y destruir el Estado egipcio", concluyó Al Sisi.

Los islamistas egipcios no sólo tienen enfrente al poderoso aparato militar y policial del Estado, sino que también deben desafiar la resistencia ciudadana de los autodenominados "comités populares", que ya lograron impedir el inicio de varias marchas en El Cairo. Armados con palos, y con el aval de las fuerzas de seguridad, estas milicias urbanas toman a diario las calles de la capital poco antes de que caiga la noche y comience el toque de queda para intimidar a aquellos que intenten manifestarse contra el régimen egipcio. 
la ue se pone más dura
La Unión Europea (UE) anunció ayer que “revisará urgentemente” sus relaciones con Egipto a raíz de la brutal masacre que el gobierno militar perpetró contra los ciudadanos que se manifestaron en su contra y a favor de la restitución en el poder del derrocado presidente Mohammed Mursi.

En un poco habitual comunicado, los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, José Manuel Barroso y Herman Van Rompuy, aseguraron que el gobierno egipcio tiene la responsabilidad de poner fin a la violencia de forma inmediata y sostuvieron que los reclamos de los ciudadanos por una mayor apertura democrática y en defensa de los derechos fundamentales “no pueden ser desatendidos, ni respondidos con el derramamiento de sangre”.

Los funcionarios agregaron que “la extrema violencia y los asesinados de los últimos días no se pueden justificar ni excusar”. Por esa razón, los ministros del exterior de la UE planean tener una reunión de emergencia sobre Egipto esta misma semana. El bloque es una fuente importante de asistencia y de relaciones comerciales para el país africano.
                                                                 
piden a obama que reconozca el golpe
El senador estadounidense John McCain volvió a criticar la posición de la Casa Blanca en relación con los trágicos sucesos que vive el pueblo egipcio por estos días. El ex candidato presidencial aseguró que su país debe suspender la ayuda económica a Egipto y fustigó al presidente Barack Obama por no reconocer el golpe de Estado que los militares dieron contra el ex mandatario Mohammed Mursi.

"Podríamos eliminar la ayuda. Hay muchas áreas en las que podríamos ejercer nuestra influencia", dijo McCain en relación con los 1500 millones de dólares anuales que EE UU envía al país africano en concepto de apoyo económico. "Al no tomar medidas contundentes contra el gobierno interino, no tenemos credibilidad", completó el congresista republicano.

En su edición de ayer, The New York Times publicó un artículo en el que sostuvo que el gobierno de Israel tiene estrechas relaciones con los militares egipcios y que es uno de los países que está "presionando a EE UU para no recortar la ayuda económica". El informe del diario estadounidense, sin embargo, fue negado por funcionarios de ese país. "Cualquier cosa que digamos será usada contra nosotros. Si condenamos la violencia, seremos acusados de apoyar a los Hermanos Musulmanes. Si decimos que no la condenamos, entonces hacemos aparecer a Israel en connivencia con el ejército egipcio", aseguró una fuente israelí citada por el Times.

Hasta el momento, la Casa Blanca se negó a reconocer el golpe de Estado en Egipto. Uno de sus principales funcionarios, el secretario del Departamento de Estado, John Kerry, sostuvo que el gobierno de facto es el reflejo de la "voluntad popular".
La frase
Francisco
“Fe y violencia son incompatibles”, dijo el Papa Francisco, quien rezó por Egipto.
Fuente:TiempoArgentino

19.08.2013
violencia
Al menos 24 policías murieron en un ataque en el Sinaí egipcio
Fue durante un ataque armado cerca de la localidad de Rafah, en la frontera con la franja de Gaza. La violencia por la que atraviesa Egipto ya dejó más de 1.000 muertos

En un principio la televisión dijo que los muertos eran soldados, pero después aclaró que eran miembros de seguridad.

Por su parte, la agencia estatal de noticias Mena señaló que en el ataque murieron 24 "soldados de la Seguridad Central" y otros tres fueron heridos.

Un grupo armado lanzó proyectiles de mortero contra dos micros en los que se desplazaban los miembros de las fuerzas egipcias en la ruta que une Rafah con Al Arish, capital del Norte del Sinaí, informó Mena, según despacho de EFE.

Los incidentes se suceden en las últimas semanas en la península del Sinaí, convertida en un foco de inestabilidad y escenario de ataques contra las fuerzas de seguridad y gasoductos.
19.08.2013
Para Israel, sólo el Ejército puede estabilizar Egipto

Así se lo transmitió a sus socios de la Unión Europea y a Estados Unidos respecto a la situación que vive Egipto, sumido en una violenta crisis entre los seguidores de los Hermanos Musulmanes y los militares que depusieron al presidente Mohamed Mursi, y que dejó más de mil muertos.

"El único actor en Egipto que puede restablecer la estabilidad y la paz social es el Ejército, no hay otro. No hay alternativa. Sin apoyar necesariamente lo que ha pasado, está claro que el único elemento que puede establecer algún tipo de orden es el militar", aseguró a la agencia EFE un alto militar israelí que pidió no ser identificado.

Según la fuente, "si se quiere evitar que Egipto siga el camino de Siria, hay que ser muy realista y comprender que la democracia sólo puede surgir después de estabilizarse la situación".

"Ahora mismo, más allá de quien sea la culpa, se ha creado una situación cuya única salida pasa por la estabilización por las fuerzas de seguridad. ¿Quién va a poner orden si no lo hace el Ejército?, ¿los Hermanos Musulmanes?, ¿los elementos armados que están disparando contra los militares?", se preguntó el funcionario.

El militar de alto rango enfatizó que "para estabilizar Egipto y su península del Sinaí hace falta ser realista primero e idealista después" y que es necesario que el Ejército calme la situación "para luego reanudar el camino hacia más libertades políticas y más democracia".

La posición oficial israelí es que ni puede ni debe intervenir en la crisis egipcia, que observa muy cuidadosamente por afectar a su frontera sur y la estabilidad regional. Sin embargo, su diplomacia va más allá y transmite a las potencias europeas y a Washington su convicción de la necesidad de apoyar al régimen sustentado por los militares, que depusieron el pasado julio al presidente electo Mohamed Mursi.
Fuente:Telam              

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