11 de agosto de 2013

HOMENAJE A LA COMPAÑERA CECILIA NAZABAL PRESENTE AHORA Y SIEMPRE..!!.

HOMENAJE A LA COMPAÑERA CECILIA NAZABAL PRESENTE AHORA Y SIEMPRE..!!

Seguramente, todos lo que conocimos y compartimos momentos con « la Ceci » tenemos anécdotas increíbles para contar. No se si algún día nos pondremos de acuerdo para juntarlas en un solo relato y hacer de ese hecho un evento humano y político que reivindique la esencia profundamente tierna, alegre y combativa de nuestra querida “Pibita”.
Por mi parte quiero comenzar algo que tendría que haber hecho hace ya años pero que su presencia entre nosotros, con tanta energía y convicción, me hacía postergar: recordar por escrito algunos momentos “mágicos” vividos cerca de “la Ceci”.
Aunque éramos originarios del sur de Santa Fe, ella de Sancti Espíritu y yo de Venado Tuerto, nunca nos cruzamos cuando chicos porque ella era 6 años mayor que yo.
Al poco tiempo de llegar a Santa Fe para estudiar ingeniería química, en diciembre de 1972, conocí a la Ceci
¡Qué mina! No pasaba desapercibida. Inmediatamente ocupaba el espacio que se le ofrecía. Lo primero que me impactó es que cuando te hablaba nunca bajaba los ojos ni miraba para otro lado. Se te hacía difícil mantener la concentración sobre el tema de la charla porque la insistencia de su mirada ocupaba todo tu cerebro.

. Cecilia representaba una mujer muy diferente de las que había conocido y aunque dicen que la amistad entre el hombre y la mujer no dura mucho, ella te ofrecía la posibilidad de la amistad y yo creo que no la desperdicié.
La diferencia de edad hizo que desde los primeros momentos me llamara Pibito como lo hacía con todos aquellos que ella veía como más jóvenes y que así se ganara el apodo de “Pibita” como siempre la llamé.
Militamos juntos tres años, hasta que la represión nos separó. Marchamos, cantamos, pintamos, lloramos, festejamos, discutimos y en síntesis, compartimos momentos que marcaron mi vida.

Cuando nos fuimos de la Plaza de Mayo, en 1974, corríamos juntos con “la Pibi” escapando a los palos y las piedras de la derecha peronista y en ese momento se le dislocó la rótula de una rodilla (porque tenía el taco de un zapato roto . No podía correr más. Recuerdo vagamente que apoyándose en mí me dijo – Entremos en ese edificio. Nos quedamos en el pórtico, porque la puerta estaba cerrada, viendo la patota pasar delante de nosotros. A pesar de la adrenalina que la invadía sabía conservar la calma y tomar decisiones apropiadas. Después le daba un ataque de asma, por supuesto.
cada vez que volvía a Argentina, la fui a visitar dos veces. Sus brazos siempre abiertos para el abrazo, su corazón siempre listo para la afección, sus ojos siempre fijos en la persona con la que conversa, su mente funcionando a mil entre recuerdos y preocupaciones presentes, sus pensamientos llenos de seres queridos que ella debe proteger, revivir, salvar. No tiene tiempo para pensar en ella. Sus problemas son pesados pero mucho menos que los de los otros. En un momento de nuestra conversación me recordó con una sonrisa que yo había sido “su jefe” cuando militábamos en JUP de química. Le tomé la mano y le respondí que tal vez, por quién sabe qué circunstancias, yo había sido “su jefe” pero que ella siempre fue MI MODELO. Nunca sentí que yo pudiera dirigirla, ella siempre fue para mí la imagen de “la mujer nueva” que nosotros gritábamos llenos de utopías pero que ella encarnaba realmente.
                                           GUILLERMO PIELI
El 22 de agosto de 1976 se vinieron a Rosario en tren. Fernando estuvo en la secretaría de Prensa de Montoneros. "Al principio vivíamos en un hotel, y luego en pensiones de las que nos mudábamos cuando alguien que las conocía, caía. Trabajó poco tiempo en un negocio que vendía repuestos de autos y autos usados. Yo estaba embarazada, esperábamos nuestro primer hijo. El 1º de mayo nos mudamos a una casa en Pasco al 7300, un barrio en la zona oeste de Rosario, muy pobre. Teníamos muy buena relación con los vecinos, participábamos de reuniones donde nos organizábamos para realizar actividades que mejoraran la calidad de vida: desmalezamientos, zanjeos, extensión de caños de agua para aumentar el número de canillas públicas, construcción de refugios para que esperaran los que iban a trabajar a los talleres ferroviarios de Pérez. Pero este entusiasmo que compartíamos con la gente se transformaba cuando cotidianamente los vecinos nos comentaban: 'destruyeron una casa a dos cuadras y se llevaron a la pareja que vivía ahí'. Los diarios mostraban esta realidad que era cada día más desesperante: el campo popular retrocedía a pasos agigantados", escribió Cecilia.


 Juane Basso de HIJOS  la definió como "una luchadora incasable por la verdad, la justicia y la memoria de los desaparecidos, una referente indiscutible para los militantes de HIJOS, que encontramos en ella a una madre en todas sus dimensiones, una maestra que nos enseñó a continuar la lucha por el juicio y castigo y una compañera de militancia".
"Como madre de Fer, nuestro cumpa de HIJOS, ha sido para nosotros un pilar, un sostén y una guía en todos estos años de lucha en los que aprendimos junto a ella cómo transitar este camino de construcción de la justicia. 

Cecilia fue memoria viviente de los hechos cometidos por los asesinos de la dictadura en Rosario. Dedicó su vida a la búsqueda de la verdad de lo que pasó con nuestros desaparecidos, a denunciar con nombre y apellidos a los responsables de las torturas, secuestros, asesinatos, desapariciones, robos de bebés y el saqueo a nuestro pueblo cometidos por los terroristas de estado. Fue también contención para muchas familias de compañeros con quienes construyó lazos y contactos afectivos que fueron fundamentales a la hora de conseguir testigos para esta etapa de juicios orales. Su aporte de información, investigación y vínculos con sobrevivientes y familiares a la causa que hoy transcurre en los tribunales federales de Rosario es invaluable"

"Nos demostró que la persistencia en la lucha da sus frutos a pesar de los miles de obstáculos que los personeros de la impunidad nos presentaron. Dejó el cuerpo y el alma en la lucha por el Juicio y Castigo a los genocidas, y alcanzó a ver cinco de los asesinos de la dictadura sentados en el banquillo de los acusados. Fue una fuente permanente de generación de vida. Proyecto y construyó proyectos bellísimos y luminosos como el jardín de niños La Nube, una experiencia pedagógica única en la ciudad"

"'La pérdida de tantos compañeros y el esfuerzo de tantos otros no puede ser en vano y alguna vez tendremos la Patria Justa, Libre y Soberana por la que luchamos y con la que soñamos', nos dijo Ceci alguna vez sintetizando en unas pocas palabras el sentido de nuestra lucha"
"Fue demasiadas cosas para los compañeros de esta agrupación como para reflejarlo en unas pocas y rápidas líneas. Madre y Compañera son dos palabras gigantes que se acercan bastante a lo que significará siempre para nosotros".
Carlos Novillo

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