Reparaciones necesarias para mitigar un crimen
La guerra de la Triple Alianza fue una contienda promovida por el Imperio Británico y ejecutada por sus socios brasileños, uruguayos y argentinos de la época. Significó una catástrofe para el pueblo paraguayo, con terribles consecuencias: la hermana nación fue aniquilada, casi todos los paraguayos varones murieron en combate, y su ejemplar desarrollo industrial autónomo fue detenido y neutralizado, que era el objetivo de la corona británica.
Nueve décadas después de iniciada esa criminal conflagración, el general Juan Domingo Perón sintió que si aquella afrenta no se reparaba, y no se llevaba adelante un imprescindible reconocimiento histórico al heroico pueblo paraguayo, cualquier política de confraternidad hubiese resultado imposible.
El 14 de agosto de 1954 Perón partió del aeroparque metropolitano en un Douglas C-4, acompañado tan sólo por su canciller Jerónimo Remorino y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Aloé. Los tres aterrizaron en Clorinda, provincia de Formosa, y desde allí cruzaron el río Paraguay en el rastreador Murature. Cuando llegaron al Paraguay, fueron recibidos en el Palacio de Gobierno, en Asunción, por las autoridades, encabezadas por el presidente Alfredo Stroessner.
Al día siguiente, Perón depositó una ofrenda floral en el Panteón de los Héroes, y posteriormente se dirigió al puerto en donde fueron desembarcados los trofeos. Desde allí partió la comitiva, y los dos presidentes acompañaron a los carros blindados que contenían los trofeos, escoltados por una guardia del Regimiento de Granaderos a Caballo de San Martín y por tropas del regimiento paraguayo de Acá Carayá.
Perón, en esa instancia histórica, se dirigió al pueblo paraguayo: “Vengo personalmente a cumplir con el sagrado mandato encomendado por el pueblo argentino de hacer entrega de las reliquias que, esperamos, sellen para siempre una inquebrantable hermandad entre nuestros pueblos y nuestros países”.
El pueblo paraguayo colmaba las calles de la ciudad viviendo esa jornada de reparación histórica frente a los ojos del mundo, gritando “¡Perón paraguayo!”.
En aquellas jornadas, por decreto, se le impuso al general Perón el grado de general de división honoris causa del ejército del Paraguay.
En aquel acto de justicia, y fundamentando la devolución de trofeos, banderas, cañones y bayonetas, Perón expresó su decisión de llevar a la práctica su “tercera posición”, contra los imperialismos y en pos de la paz y la amistad entre los pueblos hermanos de Latinoamérica.
Hoy, 13 de agosto de 2014, a sesenta años de aquel gesto reparador, y un siglo y medio después del inicio de la guerra que nunca debió ser, la argentina presidenta Cristina Fernández de Kirchner, retomó el sendero abierto por Perón. La mandataria y su par guaraní, Horacio Cartes, destacaron la relación bilateral entre ambos países, en el marco de un acto en el que gobierno argentino entregó al paraguayo objetos del mariscal Francisco Solano López, el héroe que defendió hasta el último minuto a su tierra y a su pueblo, enfrentando a tres ejércitos sin honor ni gloria, dos fuerzas armadas que oficiaron de cruentas marionetas manejadas desde Londres.
A propósito de la nueva reparación, Cristina expresó: "Cada vez que vengo a Paraguay me siento como en mi casa y me siento orgullosa de ser recibida con tanto cariño". La mandataria argentina agregó: "No creo en las casualidades, sino en los hombres y mujeres que supieron plantarse frente a los problemas sin resolución y pudieron resolverlos", y subrayó que "estar aquí es un acto de reparación histórica, pero es también la posibilidad de profundizar temáticas y problemáticas que nos son comunes".
Se cierra de este modo un círculo simbólico que no devuelve al Paraguay lo que los Mitre, Sarmiento y otros socios de la Rubia Albión perpetraron contra la nación guaraní, con la indigna misión de satisfacer la angurria y la voracidad de los enemigos de la Patria Grande. Desde 1870, cuando finalizó aquel crimen imperdonable, muchos presidentes argentinos pudieron tomar la decisión de reparar en parte ese capítulo deshonroso de la historia nacional. Pero no, fueron Perón y Cristina, mal que les pese a quienes hoy se pelean por quedarbien con los herederos de aquella asociación ilícita que devastó a todo un pueblo y, peor, truncó un proyecto nacional y popular que pudo contagiar al resto de la América Morena.
Edición y texto definitivo: Horacio Çaró
Fuentes y textos utilizados en esta nota:
http://www.jdperon.gov.ar/institucional/comunicados/2009/2009agosto14.html
http://www.telam.com.ar/notas/201408/74463-cristina-solano-lopez-paraguay-horacio-cartes.html
Foto Perón en Paraguay:
http://www.portalguarani.com/userfiles/images/Liliana%20Brezzo/una-multitud-concurrio-a-la-plaza-juan-de-salazar-el-16-de-agosto-de-1954-para-el-acto-en-el-que-peron-devolvio-los-trofeos-de-guerra-portalguarani.jpg
Foto presidenta Cristina Fernández de Kirchner con el presidente Horacio Cartes en Paraguay:
http://fotostelam.com.ar/default.cfm?paso=2&id=10279069&qfotos_cursor=37
Fotomontaje: Horacio Çaró
Nueve décadas después de iniciada esa criminal conflagración, el general Juan Domingo Perón sintió que si aquella afrenta no se reparaba, y no se llevaba adelante un imprescindible reconocimiento histórico al heroico pueblo paraguayo, cualquier política de confraternidad hubiese resultado imposible.
El 14 de agosto de 1954 Perón partió del aeroparque metropolitano en un Douglas C-4, acompañado tan sólo por su canciller Jerónimo Remorino y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Aloé. Los tres aterrizaron en Clorinda, provincia de Formosa, y desde allí cruzaron el río Paraguay en el rastreador Murature. Cuando llegaron al Paraguay, fueron recibidos en el Palacio de Gobierno, en Asunción, por las autoridades, encabezadas por el presidente Alfredo Stroessner.
Al día siguiente, Perón depositó una ofrenda floral en el Panteón de los Héroes, y posteriormente se dirigió al puerto en donde fueron desembarcados los trofeos. Desde allí partió la comitiva, y los dos presidentes acompañaron a los carros blindados que contenían los trofeos, escoltados por una guardia del Regimiento de Granaderos a Caballo de San Martín y por tropas del regimiento paraguayo de Acá Carayá.
Perón, en esa instancia histórica, se dirigió al pueblo paraguayo: “Vengo personalmente a cumplir con el sagrado mandato encomendado por el pueblo argentino de hacer entrega de las reliquias que, esperamos, sellen para siempre una inquebrantable hermandad entre nuestros pueblos y nuestros países”.
El pueblo paraguayo colmaba las calles de la ciudad viviendo esa jornada de reparación histórica frente a los ojos del mundo, gritando “¡Perón paraguayo!”.
En aquellas jornadas, por decreto, se le impuso al general Perón el grado de general de división honoris causa del ejército del Paraguay.
En aquel acto de justicia, y fundamentando la devolución de trofeos, banderas, cañones y bayonetas, Perón expresó su decisión de llevar a la práctica su “tercera posición”, contra los imperialismos y en pos de la paz y la amistad entre los pueblos hermanos de Latinoamérica.
Hoy, 13 de agosto de 2014, a sesenta años de aquel gesto reparador, y un siglo y medio después del inicio de la guerra que nunca debió ser, la argentina presidenta Cristina Fernández de Kirchner, retomó el sendero abierto por Perón. La mandataria y su par guaraní, Horacio Cartes, destacaron la relación bilateral entre ambos países, en el marco de un acto en el que gobierno argentino entregó al paraguayo objetos del mariscal Francisco Solano López, el héroe que defendió hasta el último minuto a su tierra y a su pueblo, enfrentando a tres ejércitos sin honor ni gloria, dos fuerzas armadas que oficiaron de cruentas marionetas manejadas desde Londres.
A propósito de la nueva reparación, Cristina expresó: "Cada vez que vengo a Paraguay me siento como en mi casa y me siento orgullosa de ser recibida con tanto cariño". La mandataria argentina agregó: "No creo en las casualidades, sino en los hombres y mujeres que supieron plantarse frente a los problemas sin resolución y pudieron resolverlos", y subrayó que "estar aquí es un acto de reparación histórica, pero es también la posibilidad de profundizar temáticas y problemáticas que nos son comunes".
Se cierra de este modo un círculo simbólico que no devuelve al Paraguay lo que los Mitre, Sarmiento y otros socios de la Rubia Albión perpetraron contra la nación guaraní, con la indigna misión de satisfacer la angurria y la voracidad de los enemigos de la Patria Grande. Desde 1870, cuando finalizó aquel crimen imperdonable, muchos presidentes argentinos pudieron tomar la decisión de reparar en parte ese capítulo deshonroso de la historia nacional. Pero no, fueron Perón y Cristina, mal que les pese a quienes hoy se pelean por quedarbien con los herederos de aquella asociación ilícita que devastó a todo un pueblo y, peor, truncó un proyecto nacional y popular que pudo contagiar al resto de la América Morena.
Edición y texto definitivo: Horacio Çaró
Fuentes y textos utilizados en esta nota:
http://www.jdperon.gov.ar/institucional/comunicados/2009/2009agosto14.html
http://www.telam.com.ar/notas/201408/74463-cristina-solano-lopez-paraguay-horacio-cartes.html
Foto Perón en Paraguay:
http://www.portalguarani.com/userfiles/images/Liliana%20Brezzo/una-multitud-concurrio-a-la-plaza-juan-de-salazar-el-16-de-agosto-de-1954-para-el-acto-en-el-que-peron-devolvio-los-trofeos-de-guerra-portalguarani.jpg
Foto presidenta Cristina Fernández de Kirchner con el presidente Horacio Cartes en Paraguay:
http://fotostelam.com.ar/default.cfm?paso=2&id=10279069&qfotos_cursor=37
Fotomontaje: Horacio Çaró
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