7 de mayo de 2018

ROSARIO: Murió Norma Birri de Vermeulen, madre de Plaza 25 de Mayo.

07 de mayo de 2018 
Murió Norma Birri de Vermeulen, madre de Plaza 25 de Mayo 
Compañera Norma: ahora y siempre
Norma Birri de Vermeulen. 

Imagen: Andres Macera
Norma Birri de Vermeulen, una de las Madres de Plaza 25 de Mayo, en Rosario, murió el sábado a la noche, y su partida consternó a todo el colectivo que milita la defensa de los derechos humanos, como ella lo hizo desde que su hijo Osvaldo fue secuestrado a los 23 años, durante la última dictadura cívico militar.
Norma tenía 87 años y su salud se deterioraba cada vez más con el avance de los días. Pero eso no fue óbice para que faltara a ninguna causa que evocara la gesta de compromiso social de su hijo y de los compañeros de su generaición. Sus restos son velados en Casa Bassi, de Salta al 3000, y sus deudos han solicitado que no se envíen ofrendas florales y que, en cambio, ese dinero se destine a colaboraciones con la Biblioteca Juan Azurduy. Este luens a primera hora sus restos serán inhumados en el Cementerio de Ibarlucea.
Norma batalló por averiguar la suerte de su hijo. En 1977 conoció a Nelma Jalil, quien le dio informaciones acerca del secuestro de su hijo, y le avisó que otras madres en situació similar se estaban reuniendo en la casa de una compañera, Lucrecia Martínez con otros activistas como Fidel Toniolli o Angel Alba. Desde 1988 formaba parte de la organización Madres de la Plaza 25 de Mayo Rosario.

07 de mayo de 2018 
Cartas de lectores 
Adiós a Norma Vermeulen 
Por Carlos A. Solero *
Se apagó la vida de una luchadora social por la libertad y la justicia, ha muerto Norma Vermeulen, una de las Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario.
Las mujeres de pañuelo blanco que en los tenebrosos años de la dictadura cívico militar eclesial salieron a reclamar por sus hijas e hijos, por sus nietas y nietos detenidos desaparecidos, luchadoras y luchadores sociales secuestrados por el aparato del terrorismo de Estado y del capital o por las patotas de los siniestros grupos de tareas. Esas mujeres, una de las cuales fue Norma Vermeulen, enfrentaron con coraje todas las humillaciones, con dignidad todos los agravios y calumnias. No se detuvieron y no se detienen hasta presente habiendo transcurrido más de cuatro décadas de su larga marcha.
Esas marchas en la Plaza continúan siendo referencia ineludible de la resistencia popular contra la violencia institucional, contra los atropellos a las hijas e hijos del pueblo.  
Si algo nos enseñaron estas mujeres de pañuelo blanco y nos siguen enseñando es que la única lucha que se pierde es la que no se libra o la que se abandona.
Compañera Norma Vermeulen, descansa en paz, sembraste semillas que germinan en cientos de jóvenes.
Norma Vermeulen, Madre de Plaza 25 de Mayo: ¡Presente, ahora y siempre!
* Miembro de la APDH
Fuente:Rosario12


NO OLVIDAMOS
Tus pasos seguirán marchando 
06/05/2018 
Falleció una de nuestras queridas y enormes Madres de la Plaza 25 de Mayo, Norma Vermeulen. Recordamos su historia, sus palabras. Una bella semblanza publicada en la Revista Alapalabra. 
Por Jorge Cadús, de Alapalabra (Semblanza escrita en el año 2014) 
“La historia de Rosario hace poco tiempo que se está conociendo, como todo el llamado interior del país estamos medio aislados. Siempre se ve lo que se muestra en Buenos Aires. Y eso ha tapado que en Rosario y la región la represión del terrorismo de Estado también fue terrible. Y tuvo en el Servicio de Informaciones, en el sótano de lo que era la Jefatura de Policía, un Centro de Clandestino de Detención donde desaparecieron 520 chicos. Una historia que ya había comenzado con la Triple A, y sus asesinatos. Y a eso le siguieron los secuestros de la dictadura, y las desapariciones. Acá en Rosario nos reuníamos los Familiares. En mi caso, estoy en este camino desde abril de 1977, cuando desaparece mi hijo Osvaldo”, cuenta Norma Birri de Vermeullen. 

Su hijo, Osvaldo Mario Vermeullen fue detenido el 1 de abril del ’77, en la esquina de las calles José Ingenieros y Mario Antelo, corazón del barrio rosarino Lisandro de la Torre, alrededor de las cinco de la tarde. Una hora después, personal de la Jefatura de Policía allanó el domicilio de Norma. Siete automóviles, entre patrulleros y autos particulares, sitiaron la casa buscando a la compañera de Osvaldo. La detuvieron, y recién el 3 de mayo pudo recuperar su libertad. 

En la sede de Jefatura, el subcomisario Raúl Haroldo Guzmán Alfaro, Jefe de la División Informaciones de la Unidad Regional II, le indicó al esposo de Norma que “recibieron una llamada telefónica que decía que había dos personas sospechosas en calles J. Ingenieros y M. Antelo”; y que al llegar un patrullero Osvaldo “huye de a pie, perdiendo la campera con sus documentos”. 

Dice Norma: “imaginate: yo era un ama de casa, no sabía nada. Lo primero que hicimos fue ir al Servicio de Informaciones, donde nos mintieron. Dijeron que cuando fueron a detener a mi hijo él pudo escapar y perdió la campera con los documentos. Durante varios meses yo no sabía qué hacer, estábamos confundidos”. 

Sin embargo, Norma -como tantas Madres rosarinas- no se conformó. Se encontró con otras Madres. Fueron al lugar señalado. Recorrieron baldosa por baldosa el largo de la cuadra. Preguntaron. Buscaron. Mostraron las fotos queridas de Osvaldo a cada vecino. 

“Averiguando, me entero que había otro caso como el de Osvaldo, y me pongo en contacto con esa otra madre, Nelma Jalil. Ella ya conocía el caso, me llevó al lugar -un negocio- donde habían secuestrado a mi hijo”. 

Así, Norma pudo reconstruir aquellos minutos de su hijo: Osvaldo estaba en esa esquina, junto a un amigo, cuando un grupo de tareas le dio la orden de detención. Buscó refugio en el interior de un negocio, en José Ingenieros 1820. Frente a la dueña del local, de un cliente y de varios vecinos, se lo llevaron. 

De boca de Nelma supo también que varios familiares de detenidos y desaparecidos se estaban reuniendo en una casa particular. “Ahí fuimos”, cuenta Norma. Eran mediados del año 1977. “Nelma, junto con Esperanza Labrador y otras Madres ya viajaban a Buenos Aires, y participaban de aquellas primeras marchas en la Plaza de Mayo. Yo no viajaba, porque estaba mi esposo, así que me quedé en Familiares. Nos comunicábamos con Buenos Aires, hacíamos solicitadas conjuntas, donde colaborábamos todos, solicitadas que no se podían hacer en Rosario, acá nadie nos recibía…”, recuerda la voz cálida a pesar de las ausencias y los desgarros. 

“A pesar de todo lo que se hizo, todavía falta mucho”, sentencia Norma. Y en su mirada duele –una vez más- la historia abierta de un país atravesado por la violencia política, que secuestró y asesinó a sus mejores hijos. Allí late la deuda mayor, advierte Norma. El sueño postergado: “toda nuestra lucha es para que se reivindique esa generación. Sus ideales, sus luchas, sus sueños, sus proyectos. Una generación que dio la vida por esos sueños, por este país. Por eso marchamos”.  

Los pasos de Norma siguieron marchando, claro. 

Embisten -al decir del poeta Jorge Boccanera- “telarañas de niebla”. 

Pasos en marcha. Multiplicados desde cada jueves de ronda contra reloj en la Plaza 25 de Mayo, junto a esas mujeres de enorme ternura, imprescindibles mujeres, ya irreemplazables.
Fuente:enREDando

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