La Cámara de Diputados tiene que pronunciarse
Una ley de sitios de Memoria para
Nunca Más terrorismo de Estado
A fines del año pasado, el Senado de la República dio media sanción a un proyecto de Ley de Sitios de Memoria que ahora está a estudio del Parlamento. La Cámara de Diputados debe expedirse a la mayor brevedad. El país necesita dicha ley para seguir avanzando. Será un mensaje claro y explícito, militante y comprometido, ante un Poder Judicial amenazante de impunidad y cruel en sus máximas jerarquías.
Proyecto Espacio Memorial Penal de Libertad. Arquitectos Raquel Lejtreger y Javier Olascoaga
En la actualidad, una mayoría de integrantes en la Suprema Corte de Justicia liderada por la Dra. María Elena Martínez con el concurso de los Dres. Jorge Chediak y Eduardo Turell aspira a clausurar todas las causas de DDHH para el pasado reciente. Impúdicamente, además, ha hecho “la vista gorda” a las prisiones domiciliarias para los peores criminales, como los condenados Ramas, Gavazzo y Gilberto Vázquez, violentando la normativa legal.
El terrorismo de Estado fue un proyecto de país abarcativo e integral. El proceso de deterioro institucional, de actuación ilegítima del Estado, iniciado el 13 de junio de 1968 durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco, desembocó en la disolución del Parlamento el 27 de junio de 1973.
La dictadura cívico militar que azotó a Uruguay hasta marzo de 1985, fue una tragedia nacional cuyos efectos y daños colaterales se mantienen y perduran hasta el día de hoy en la sociedad. Fue instrumentada en el marco de una estrategia continental diseñada en EEUU para América Latina. Se aplicó con verdadera crueldad en el Cono Sur en el operativo político conocido como Plan Cóndor. Conllevó un crecimiento inusitado de las Fuerzas Armadas y una redistribución negativa de la riqueza nacional en beneficio de los grandes hacendados, comerciantes, industriales y banqueros. Los trabajadores perdieron el 50% de su poder adquisitivo y los jubilados y pensiones además de ver reducido su poder de compra mes a mes, perdieron el aguinaldo y otros beneficios, no recuperados totalmente hasta el día de hoy.
Para hacer posible la aplicación de dicha reorganización de la sociedad, quienes se apoderaron del gobierno del país, llevaron a cabo una cruel política represiva en todos los planos que dejó como saldo más de 200 detenidos desaparecidos, dos centenares de asesinados, muchos de ellos en la tortura, miles de detenidos, de presos políticos en campos de concentración y miles obligados a emigrar para preservar su vida y su libertad.
Un hito fundamental: la Declaración del Estado de Guerra Interno
El proceso de deterioro institucional y de actuación ilegítima del Estado iniciado el 13 de junio de 1968 durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco, desembocó en la disolución del Parlamento el 27 de junio de 1973. En dicho proceso, tanto desde la perspectiva regresiva a nivel institucional como desde la violación de la normativa de DDHH, particular importancia adquiere la Declaración del Estado de Guerra interno por parte del Parlamento el 15 de abril de 1972.
A partir de dicho momento se modificó sustancialmente el Estado de derecho del país. La ley aprobada por el Parlamento, redujo las facultades y potestades de uno de los poderes que sustentaban el sistema democrático republicano de gobierno. El Poder Judicial comenzó a ser un apéndice meramente decorativo.
A través de ella se otorgó competencia a la Justicia Militar para juzgar las actividades realizadas por civiles, al tiempo que se suspendían las garantías individuales y se eliminaban los plazos legales para la presentación de los detenidos, sin garantías de ningún tipo, ante dichos tribunales.
La tortura que ya se practicaba desde los años 60, como demostraron las investigaciones parlamentarias que se llevaron a cabo, cuando aún intervenía la justicia civil, pasó a ser tácitamente una práctica naturalizada, masiva, sistemática y generalizada sobre la población civil, estableciendo los lineamientos básicos para ser considerada un crimen de Lesa Humanidad.
Con la participación directa y protagónica de las fuerzas armadas, se estableció un régimen represivo que hizo de la prisión prolongada, asociada a la tortura masiva, sistemática y generalizada, la metodología deliberadamente seleccionada para aterrorizar a la población y mantenerse en el poder. Los servicios represivos de la dictadura actuaron incluso fuera de las fronteras nacionales en el marco de la coordinación regional denominada Plan Cóndor.
Todo el país comenzó a ser una gran cárcel. En dicho período Uruguay fue el país del mundo con la mayor cantidad de presos políticos en proporción a la población. Miles de ciudadanos de todas las edades y condiciones sociales, incluso menores y mujeres embarazadas, fueron ilegítimamente detenidos y privados de su libertad, sometidos a apremios físicos, psicológicos y torturas, abusos sexuales, juzgados por tribunales militares, compareciendo ante ellos, en promedio, luego de más de 100 días de detención, procesados y recluidos en centros de reclusión diseñados para la destrucción física, psíquica y psicológica, con un promedio de 6,6 años de prisión (“Uruguay: Nunca Más”, Serpaj, 1989).
Una guía indispensable: la Resolución 60/147 de las Naciones Unidas
Fue aprobada en diciembre de 2005 por la Asamblea General de la ONU. Es el instrumento internacional que normatiza de manera pormenorizada las obligaciones de los Estados para hacer frente a las graves violaciones a los DDHH. Además de mencionar los pilares de dicho accionar y explicitar los derechos de las víctimas. El propósito básico y esencial de las recomendaciones es hacer justicia en todos los planos con las víctimas, aliviar su dolor e impedir que los hechos vuelvan a repetirse y reiterarse en el futuro promoviendo el accionar judicial y otras medidas indispensables.
La Memoria como política pública tiende a preservar lo ocurrido al mismo tiempo que homenajea a las víctimas y se edifica un relato histórico verosímil y verdadero que construya una identidad democrática futura, asentada en la plena vigencia de las normas de DDHH.
Los sitios de memoria: hitos fundamentales en la metodología educativa
Los Sitios de Memoria son una herramienta a disposición de los Estados para cumplir sus obligaciones en materia de Justicia, Verdad, Memoria y Reparación. Su materialidad es un testimonio de los hechos allí ocurridos y constituyen un patrimonio histórico y cultural para las generaciones presentes y futuras.
Los Estados donde se cometieron violaciones a los Derechos Humanos deben implementar políticas públicas sobre Sitios de Memoria. Uruguay precisa una ley que proteja los Sitios de Memoria y regule los pasos necesarios para garantizar su funcionamiento, mantenimiento y promoción de actividades de diferente naturaleza. Estas deben garantizar el reconocimiento, la preservación integral, patrimonial, arqueológica, arquitectónica, de la comunidad, de la memoria, de cara a la educación de las nuevas generaciones. Una ley de Sitios debe regular su funcionamiento, la debida gestión de cara a la realidad y asegurar la sustentabilidad de dichos Sitios. La plena participación de la sociedad civil organizada debe ser un hito en dicha ley.
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Opinando N° 6 – Año 7– Lunes 7 de mayo de 2018
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Informamos a todas y a todos
que la inauguración del Espacio Memorial Penal de Libertad
se llevará a cabo el
Martes 15 de Mayo a las 16.00 horas
Para facilitar el traslado desde todos los rincones del país
saldrán omnibuses desde diferentes localidades
Desde la Terminal de Maldonado, hora 13
Contacto: 099 412 261 (Ruben)
Paso de los Toros, hora 12
Contacto: 098 945 794 (Lila)
Desde la Terminal de Fray Bentos, hora 12
Contacto: 098 828 113 (Ivonne)
A las 15 horas saldrá locomoción gratuita
desde la sede.
Hay que anotarse con anticipación:
099 408 655 (Tito)
También saldrá un ómnibus gratuito
desde Salinas
Hay que anotarse con anticipación:
099 389 956 (Borrón)
Seguiremos informando
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