Porque tenemos memoria y sabemos la verdad luchamos por la justicia
Al decir de Hugo Tiseira, reportero gráfico que acompaña toda actividad ligada a la defensa de los Derechos Humanos en nuestra ciudad desde hace décadas, “El Flaco” o “Poroto” Changazzo era un gran corredor de pedestrismo, que solía entrenar junto con algunos tíos maternos de Hugo, transitando a la tardecita, de ida y vuelta, el camino que pasa a la vera del cementerio de Trenque Lauquen y llega hasta la localidad de La Zanja (Hugo, siendo niño, los acompañaba para cuidarles la ropa, y el “camposanto” cercano le inspiraba cierto temor en el crepúsculo vespertino-noche creciente).
También, según cuenta Hugo, “Poroto” Changazzo era un apasionado de comunicar sus ideas políticas a vecinos y vecinas que pasaban por el centro de la ciudad: subido a un cajoncito de verdulería, en la vereda de la Plaza San Martín (frente a la Municipalidad), “Poroto” les daba a conocer conclusiones relacionadas con su militancia en el Partido Comunista, y trataba de sostener debates acerca de lo que pasaba en el “pago chico”, en el país y en el mundo. Definiéndolo en pocas palabras, para nuestro amigo Tiseira, “El Flaco” Changazzo era “un tipo sensacional”.
¿Cómo no iban a perseguirlo los genocidas, tan llenos de muerte como estaban, si Francisco José Changazzo era una persona plena de vitalidad y solidaridad con el prójimo? Así, primero debió irse de Trenque Lauquen, y luego seguramente anduvo tratando de escapar de las garras de los grupos de tareas, mientras mantenía su trabajo como albañil, para que no le faltara el sustento a la familia, en zonas cercanas a la Capital Federal.
Logró zafar durante casi dos años, a partir del 24 de marzo de 1976. Pero el 26 de enero de 1978, hace exactamente 44 años, el Citroen 3CV en el que se desplazaba hacia una obra junto con uno de sus hijos, Oscar Rodolfo (“Pato”), fue interceptado a la altura del Puente La Noria por los asesinos de la última dictadura cívico-militar, y a partir de ese momento sus existencias se volvieron el horror que jamás se debe naturalizar: desaparición forzada, llegada a un centro clandestino de exterminio (se sabe que “Poroto” y Oscar estuvieron en “El Banco”), sometimiento a torturas inimaginables y posterior asesinato con ocultamiento de los restos.
¿Habría vivido muchos más que 54 años “El Flaco” Changazzo si hubiera sido menos solidario? ¿Podría haber sobrepasado los escasos 25 años que le permitieron existir “Pato” Changazzo, de no ser parte de una familia trabajadora, consciente de sus orígenes y de las injusticias que provoca la desigualdad social? Seguramente sí, aunque no lo podamos asegurar. Lo que podemos aseverar es que nadie debe ser secuestrado, torturado y asesinado por tener afinidad con un partido político, por expresar a viva voz sus convicciones, por sufrir junto al de al lado los atropellos que el poder económico concentrado destina al resto (inmensa mayoría) de los mortales.
Cuarenta y cuatro años después, la injusticia continúa en carne viva (sobremanera para Graciela ‘Pelusa’ Changazzo, hija y hermana, que trajo noticias de ‘Poroto’, Oscar y José -otro de sus hermanos, también víctima de desaparición forzada- a un Trenque Lauquen que los ignoró hasta 2006). Por eso seguimos y seguiremos gritando: Francisco José Changazzo Bacci: ¡Presente! Oscar Rodolfo Changazzo Riquiflor: ¡Presente! 30.000 Argentinxs Detenidxs-Desaparecidxs: ¡Presentes! ¡Ahora Y Siempre!
Fuente:LaOpinion
Publicar un comentario
No hay comentarios:
Publicar un comentario