OPINION.

 Editorial semanal de Tesis 11

ESTADO o MERCADO

 

La realidad de carencias que sufre el pueblo trabajador argentino, exige insistir sobre los problemas fundamentales que agobian diariamente a quienes no pueden subsistir con dignidad, a quienes no tienen empleo y necesitan la ayuda del gobierno, a quienes teniéndolo no perciben salarios que les permita llegar a los medios de vida necesarios y viven debajo de la línea de pobreza.

Es imperioso que se conozcan y que se insista en poner sobre la mesa las causas de esta situación cada día más agobiante y sus responsables.

Hemos insistido y lo seguiremos haciendo, en cuanto a la existencia de dos proyectos o modelos de país: uno reaccionario, neoliberal, de la derecha política que representa a los grupos económicos dominantes y que basa su modelo de acumulación económica en la superexplotación de los trabajadores, quitándole sus derechos sociales adquiridos con luchas de décadas, generando desocupación para bajar salarios y posibilitando el enriquecimiento aún mayor de los poderosos. Especulando y fugando sus ganancias hechas en Argentina, hacia guaridas fiscales en el exterior. Privilegiando a la oligarquía agroindustrial exportadora y rentabilizando cada día más sus capitales a través de la especulación financiera.

El otro proyecto es el nacional, democrático y popular, que privilegia los derechos de los trabajadores, de la pequeña y mediana empresa. Que aboga por una distribución más justa de los ingresos y que postula la independencia económica del país. En síntesis, que prioriza los intereses del pueblo.

El principal problema a resolver hoy, es el proceso inflacionario que vive el país. Proceso que está alimentado, sostenido y aprovechado por esos grupos económicos dominantes. Este flagelo, corroe cada día más los ingresos populares, aumentando los precios de los alimentos, y demás productos de la canasta familiar, condenando a la miseria a cada vez más argentinos y argentinas, y generando las condiciones para bloquear la gobernabilidad del gobierno de Alberto Fernández.

El gobierno nacional, basándose en una correlación de fuerzas desfavorable, pretende frenar este proceso a través de “serenar variables macroeconómicas”, intentando convencer a los formadores de precios, y buscando consensos con quienes tienen como objetivo su debilitamiento y reemplazo. Es como en las películas del  “far west”, cuando “la muchachita, ingenua, le pide ayuda a quien es el jefe de la banda que la persigue”

A una conducta permanente de maximización de ganancias, se agrega hoy, el aumento de   precios, a nivel internacional, de los alimentos y combustibles, por causa de la guerra en Ucrania. Alimentos que, por otra parte, produce y exporta nuestro país, y cuyos precios se trasladan al costo de vida de los trabajadores y trabajadoras, sin barreras impositivas que lo atenúen.

Al mismo tiempo, los sectores dominantes, en una clara política de desestabilización permanente, especulan en el mercado cambiario, a través de la difusión de noticias alarmantes por medio de su cadena nacional de radio y tv, presionando para una devaluación del tipo de cambio oficial que los favorezca en sus exportaciones y que, dada la importancia del dólar como factor de costos (o argumento, según los casos), agravaría aún más la carestía de la vida.

Nosotros decimos que se deben implementar otras medidas para encarar seriamente esta situación:

 * Es necesario que el pueblo conozca las causas y los responsables de la inflación. Que los movimientos sindicales y sociales participen de los acuerdos de precios, se involucren en el control del cumplimiento de los acuerdos de precios en las empresas formadoras de precios y convoquen a sus bases para salir a la calle a reclamar medidas del gobierno y responsabilizar a las empresas responsables de la remarcación constante. Es alentador que ya se haya producido  una concentración de la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) frente a la COPAL para protestar por el aumento de precios de los alimentos y una acción de la CTA Autónoma contra La Anónima de Braun Menéndez, luego de su desembozado reconocimiento de la remarcación diaria de precios.

• Dichos grupos importan insumos con dólares provistos por el Banco Central al precio oficial, y calculan sus costos sobre la base de los precios del mercado paralelo. Esto representa un aumento sideral de precios y de sus ganancias.
• La guerra ha producido incrementos espectaculares en el precio internacional de los alimentos y combustibles. Es necesario desacoplar los precios internos de los   internacionales de todo lo que el país produce. Esto hoy no se hace. Se deben aumentar las retenciones sobre las exportaciones agropecuarias y agroindustriales, por el aumento de precios producidos por la guerra. El gobierno no lo hace, argumentando una relación de fuerzas desfavorable y acosado por el fantasma de la resolución 125 en épocas de Cristina.
• El gobierno debe motorizar urgentemente la puesta en marcha de empresas estatales y/o mixtas para competir con los oligopolios de alimentos. Alfredo Zaiat, explica bien el caso de YPF Agro, (ver diario Pagina 12 domingo 26) como ejemplo concreto de un ente ya existente, que opera en el mercado agropecuario y que debería ser transformado en un jugador importante en el comercio internacional de productos agropecuarios y agroindustriales y proveedor del pueblo a precios absolutamente más bajos que los existentes.
• Deben concretarse centros de abastecimiento popular, tipo Mercados de Concentración, en las cercanías de los barrios populares. El gobierno dispone de los medios para hacerlo.
• Sobre esta base, denunciar pública y permanentemente las diferencias de precios que los monopolios cobran y que constituyen abultadas masas de ganancias, que, por otra parte, sus balances, hoy, reflejan claramente.
• El gobierno debe fomentar la producción agrícola familiar, facilitando tierras fiscales para el establecimiento de estas formas de producción, asociadas a una cadena estatal o mixta de comercialización.

El gobierno debe activar la discusión parlamentaria del Salario básico universal: las organizaciones sindicales y sociales deben coordinar acciones ejecutivas y de masas para luchar por esta institución. Es posible y ya en marcha en otros países. Este salario es un derecho de los trabajadores y trabajadoras sin empleo por el sólo hecho de ser ciudadanos y ciudadanas.

Distribución de horas de trabajo: Es necesario luchar por una distribución más equitativa del empleo, en las grandes empresas, buscando formas de reducción del tiempo de trabajo de los actualmente empleados, para dar ingreso a desocupados.

Tarifas: Las características aparentes de su implementación que demandaría a los sectores carenciados y de bajos recursos, a anotarse en un registro especial, podría ser algo dificultoso para esos sectores. Sería necesario reclamar por un diferimiento en su aplicación.

Todo lo antedicho, implica acción del Estado. Implica que el gobierno debe ejecutar políticas económicas y sociales activas en favor de los más necesitados. No es que no se haga nada, ya que a través de planes asistenciales se intenta paliar la gravedad de la situación; pero es imperioso bregar por empleos que sustituyan la política asistencial. Además, es vital que todos los proyectos sean publicitados para que el pueblo sepa quién está de cada lado.

Una vez más, la antinomia Estado o Mercado aparece con claridad.  Si el Estado no interviene, los factores de poder lo harán, haciendo aparecer sus políticas y acciones, como fruto del “mercado” que “mágicamente” regula las relaciones sociales.

Sabemos que la correlación de fuerzas entre gobierno y grupos económicos es desigual y favorable al capital concentrado.  No obstante, el gobierno de Alberto Fernández ha producido medidas favorables al pueblo (ver artículo de Carlos Mendoza en Revista de Tesis 11 No. 150) Pero el gobierno debe exhibir medidas, y propuestas legislativas, incluso con minoría en el Congreso, difundirlas masivamente y mostrar a todas luces quienes están a favor o en contra del pueblo. Con el gobierno actuando e informando en esta dirección encontrará el respaldo popular que lo reforzará en el enfrentamiento con los grupos dominantes.

Es necesario impulsar, en ese sentido, proyectos como el impuesto sobre las rentas extraordinarias producidas por la guerra a favor de los sectores agroexportadores y la imposición sobre los capitales fugados del país, como “Fondos para pagar al Fondo” (FMI). Al igual que individualizar a los responsables de la fuga de divisas para que sean ellos quienes restituyan el préstamo del FMI, que posibilitó dicha fuga.

Actuando en esta dirección, con independencia de fracasos provocados por el bloqueo opositor, y con la difusión masiva de estas confrontaciones, a través de todos los medios estatales y privados posibles, el gobierno recuperará el apoyo masivo de los trabajadores y trabajadoras y de las capas medias de la sociedad, afectadas por la crisis provocada por la persistencia del poder neoliberal sobre la economía.

La pasividad favorece al poder dominante que se apresta a retomar el gobierno el año próximo, y completar las políticas iniciadas con el gobierno de Mauricio Macri. Es decir, producir destrucción del aparato productivo nacional, y pauperizar al pueblo argentino, conformando en nuestro país un modelo de sociedad más desigual, con bajos salarios, desocupación y aumento de las riquezas para los grupos dominantes, con la persistencia eterna del endeudamiento externo. Modelos ya existentes en América Latina, y contra los cuales se rebelan los pueblos. Así vemos las luchas en Ecuador y los triunfos electorales del pueblo en Chile y Colombia que se unen a México, Honduras, Bolivia y quizás muy probablemente Brasil, este año.

Estado o Mercado. Proyecto popular o neoliberalismo reaccionario antipopular. Esta es hoy la contradicción principal que enfrentan los pueblos.

 

TESIS 11

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