Por Inés Tiphaine (chinisst@gmail.com)
Edición: Florencia Romeo (florenciaromeo06@gmail.com)
Rosa de Camarotti, madre de Plaza de Mayo, falleció a los 94 años, en su casa de la localidad bonaerense de Lomas de Zamora.
Incansable luchadora por los derechos humanos, Rosita era madre de Osvaldo Daniel, secuestrado y desaparecido el 18 de mayo de 1978 de su casa de Lomas de Zamora durante la última dictadura cívico-militar.
«Se lo llevaron a él y a un amigo. Nos dijeron que lo trasladaban por drogas a la ciudad de La Plata y que no nos moviéramos por 15 minutos, pero no esperamos«, contó. En ese recorrido encontró a sus compañeras, en lo que ella describió como «mujeres que estaban en la misma situación, buscando a sus hijos. Y así fueron pasando los meses«.
Las movilizaciones se concentraban en la sede del Ministerio del Interior –a cargo de Albano Harguindeguy– que, en aquel momento, se encontraba en Casa de Gobierno. «Ahí, nos decían que no tenían novedades, que nos fuéramos. Y nos fuimos juntando enfrente, en la Plaza de Mayo«, contaba Rosita.
«Como había estado de sitio, vino un policía y nos pidió que circuláramos. Primero, éramos muy poquitas, seis o siete. Pero a medida que iban pasando los días, ese número iba aumentando, se iban agregando más mujeres que buscaban a sus hijos«, contaba.
Por distintas circunstancias, nunca llegaron a juntarse las madres de todos los desaparecidos. En aquel momento, Rosita detalló que «algunas no salían por temor, tenían miedo por sus otros hijos, algunas eran de afuera y no sabían cómo llegar».
En ese sentido, remarcó que todo cambió cuando se formó la Asociación Madres de Plaza de Mayo: «Ahí aprendimos a pedir no sólo por nuestros hijos, sino por los 30.000. Eran trabajadores, estudiantes, universitarios, escritores, artistas; no dejaron nada quieto, toda persona que quería manifestarse o pedir por sus derechos era secuestrada y desaparecida«.

Una gran compañera
En una entrevista realizada por Hebe de Bonafini, la fundadora de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, a Rosa Camarotti, esta relataba: «Mi hijo desapareció el 18 de mayo de 1978. Estuvo preso, lo soltaron y al año lo vinieron a buscar. No tuve noticias de él después de que se lo llevaron. Caminamos cielo y tierra junto a mi marido, él tenía mucho conocimiento con algunos militares, pero ni una palabra de él. No supe nunca dónde estuvo. Ir a la Plaza es todo«.
Además, contaba: «Primero empecé en Buenos Aires y luego me trasladé a la Comisión de Lomas de Zamora. Después fuimos a la Municipalidad de Lomas de Zamora y nos reunimos y solicitamos un puesto en la feria artesanal. Entonces Norma Musso, una Madre le dijo: ‘Nosotras somos artesanas de la vida’ y todos se quedaron pasmados ante su mensaje y aceptaron. Era otra manera de difundir el mensaje. Como 28 estuvimos participando. Las últimas que quedamos éramos Nadia, Chela y yo«.
Sobre Rosita, la propia Hebe de Bonafini manifestó: «Era dulce, muy buena compañera, siempre estaba dispuesta a cuidar a los enfermos, a ir a verlos, atenderlos y amaba la plaza: ‘Es lo único que me salva,la plaza, la plaza’, me decía«.
«Y va a estar ahí, porque pidió que la cremaran y, como todas las Madres, que sus cenizas estén donde estamos siempre: en la plaza«, sostuvo Bonafini.
Rosa Camarotti cerraba aquella entrevista de Hebe comentando: «Me puedo morir tranquila, que sé que hay una juventud que va a seguir nuestra lucha. Será distinta, pero dejamos algo«.
Fuente:ElCafeDiario
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