27 de septiembre de 2022

OPINION.

 EDITORIAL SEMANAL DE TESIS 11

LA RAZÓN DE LA FUERZALa crisis de la hegemonía unilateral de Estados Unidos y sus socios anivel internacional, crecientemente se traduce en que hacen uso directoo amenazan usar la fuerza para dirimir los diferentes conflictosexistentes, o bien los crean para promover dificultades en las nacionesafectadas. La OTAN se ha desnudado en este tiempo como una alianzaofensiva, dispuesta a atacar en cualquier lugar del planeta para imponersus intereses.El listado de países en guerras más o menos abiertas es enorme, hastael punto que nuestra América Latina destaca en la escena mundial porser una zona de paz y muchos, entre ellos Francisco, cabeza de laIglesia Católica, no dudan en afirmar que nos encontramos ya en laTercera Guerra Mundial. Los acontecimientos últimos en Europa amenazanahora empeorar el panorama, con el riesgo de la posible recurrencia alarmamento nuclear, lo mismo que la sucesión de bravatas yanquis frentea China, usando a Taiwán como pretexto.Pero si ese es el panorama global en este cambio de época, al interiorde nuestros países, incluso el nuestro, la violencia política vuelve aescena, aunque todavía en forma episódica. A semejanza de lo sucedidoen los años cincuenta, son los sectores del privilegio los quecrecientemente tratan de imponer por la fuerza sus intereses, medianteun amplio repertorio de acciones, desde el lockout patronal, el bloqueode las ventas de cereales en momentos de escasez de divisas en elTesoro, la instrumentación de la Justicia para perseguir a susoponentes políticos, hasta llegar al intento criminal de asesinar a laVicepresidenta de la Nación.En su frustración ante la imposibilidad de torcer la voluntadtransformadora de los pueblos de la región y con la férrea decisiónde preservar y acrecentar en lo posible sus privilegios, dejan de ladoel debate político y pasan a la difamación, abandonan los argumentosen torno del bien común y recurren a la mentira para descalificar a losdirigentes del campo popular y, cuando todo eso no alcanza, directamentepropician el uso de la violencia para imponerse y exterminar a susadversarios. La promoción y amplificación de los discursos de odio sonherramientas que usan los manipuladores de la opinión pública parainstrumentarla en su provecho.Ya usaron la violencia política en los cincuenta y en los setenta. Sonlos mismos republicanos de la autodenominada Revolución Libertadora,capaces de descargar a mansalva todo su odio sobre un  pueblo indefensoy bombardear Plaza de Mayo para después fugarse. Son los empresariospromotores del terrorismo de estado de la última dictadura cívico,militar y eclesiástica. En su desesperada voluntad de preservar sudominio en la sociedad, se despojan de toda práctica democrática,aunque hipócritamente se exhiban travestidos como defensores de lalibertad.Pero, aunque la mona se vista de seda, mona queda. Así, un oligarca queteme perder su primacía no es otra cosa que un fascista, como se puedeverificar una y otra vez en la historia contemporánea. Frente a estareacción, sólo cabe la respuesta firme y decidida del Estado con laley en la mano, haciendo uso de todos los recursos a su alcance.El momento es por demás significativo. El plan criminal orquestadocontra Cristina Fernández viene a concretarse en simultáneo con elintento de condena fraguado en la causa Vialidad y cuando el país seasoma a una posibilidad cierta de transformación productiva queresolvería por varios años los principales problemas que lo aquejan.Tienen que sacarla de escena a como dé lugar porque ella hoy encarnapara las mayorías la garantía de que las nuevas capacidadesenergéticas, mineras y tecnológicas servirán en el tiempo paraasegurar un crecimiento económico con inclusión social. No quieren unadistribución justa de esa riqueza, sino apropiársela para su exclusivobeneficio.Pero no alcanza con la denuncia de las intenciones de los complotados.Se trata además de salir al encuentro de los desesperanzados, de losheridos por esta guerra sorda de poderes, que ametralla las ilusiones delos laburantes a fuerza de escaladas de precios promovidas para disolverla paz social. No sólo es cuestión de poner en orden a la economía,que claro, importa y mucho, sino de ponerla al servicio de una mayorjusticia social, que abrace a las mayorías.Es con más desarrollo pero también con mejor distribución. Y conmucho más debate con todas y todos los argentinos de a pie sobre elpaís que necesitamos construir y de qué manera alcanzarlo, paso apaso, sabiendo de la desesperada resistencia a la que habrá quesobreponerse. La dificultad para modificar, decidida y profundamente,las estructuras económicas y sociales de nuestros países ha sido ladeuda de los movimientos emancipadores latinoamericanos que inauguraronel siglo XXI.Ahora que estamos nuevamente reemprendiendo ese camino de unidadliberadora, con la sumatoria de Bolivia, Colombia, Chile y seguramenteBrasil, podemos reforzarnos en la búsqueda colectiva de nuevassoluciones para nuestros viejos problemas. Preservar la paz de laregión, darle una voz autónoma en el desafiante escenariointernacional de nuestra época, resolver la deuda del atraso y lapobreza y seguir afianzando la integración regional requieren de muchafuerza popular movilizada y organizada en la construcción cotidiana denuestro modelo de sociedad justa, sustentable y democrática.El capitalismo en su agotamiento histórico, no sólo castiga conmiseria eterna a la inmensa mayoría, si no que ha fracasado al condenara la muerte a todo el planeta. Para defender la vida misma de lacatástrofe ambiental que nos amenaza es necesario hacer las cosas deotro modo y empezar ahora.TESIS 11https://www.tesis11.org.ar/editorial-semanal-de-tesis-11-la-razon-de-la-fuerza/[1]Visitá nuestra página: https://www.tesis11.org.ar/ [2]Escribinos tus opiniones a: opinionesentesis@tesis11.org.arTwitter WhatsApp Telegram Facebook

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