La historia del Hogar de Belén: Un centro clandestino para niñes
24/03/2023
Fuente:Pulso
Conocé el juicio que se lleva a cabo, donde tres hermanes presenciaron el fusilamiento de su mamá y durante 6 años sufrieron torturas y violaciones en un Hogar de la iglesia católica, en Banfield
por Ramiro Laterza
¿Hasta cuándo se puede seguir con el curro de los Derechos Humanos? Mejor dicho: ¿cuándo vamos a superar las marcas del genocidio? Desde Pulso Noticias venimos dedicando una parte de nuestro trabajo periodístico a la cobertura y transmisión de juicios de lesa humanidad, con la invitación y convite de La Retaguardia. Allí podemos escuchar no solo los relatos y las torturas ya conocidas, sino nuevas historias y nuevos puntos de vista sobre los efectos traumáticos de lo que sucedió en nuestro país hace más de 47 años. ¿Sabías que existió un Hogar de Niños y Niñas de la iglesia católica que funcionó como centro clandestino para les hijes de secuestrades, donde hubo torturas, violaciones y falsificación de identidades, entre otros tormentos?
Nuevos relatos que hacen más oscura la oscuridad: la terrible historia de tres hermanites
El juicio denominado “Hogar de Belén” comenzó el 4 marzo del 2021 y marca un antes y un después en el tema de Lesa humanidad, ya que el foco está puesto en las niñeces y su padecimiento durante el genocidio. Los dos hijos y la hija de “Chela”, fusilada al momento de su secuestro en 1977, fueron llevados a una institución de menores, donde sufrieron todo tipo de torturas y abusos sexuales durante siete años. Su padre, Julio, los pudo recuperar años más tarde.
Actualmente el Juicio “Hogar de Belén” está llegando a su etapa final. Durante marzo hubo un extenso y contundente alegato de la Fiscalía, luego de la Secretaría de Derechos Humanos nacional, con una cronología que también dio forma a los casos, y una breve pero muy emotiva declaración de las querellas de los hermanos y hermana Carlos, Mariano y María Ramírez.
Grupos de tareas y masacres
Se condenan aquí dos operativos contra dos casas militantes, separados por un día. Y en otra causa, los más de 6 años donde recayeron los 3 niñes de una de las personas asesinadas. La causa se presentó como fragmentada de diferentes formas y finalmente en 2017 se unificaron dos causas. El Tribunal está compuesto por José Antonio Michilini, Andrés Fabián Basso y Nelson Javier Jarazzo.
Respecto al asesinato en ambas casas, la causa 5400 7241 2013 está caratulada como “Homicidio Agravado Con Ensañamiento–Alevosía (Lesa Humanidad)” señala la responsabilidad de un grupo de tareas y funcionarios civiles (como Jaime Lamont Smart, ministro de gobierno dictatorial) y policiales (como Antonio Armando Calabró, jefe de policía de la zona). Como parte del grupo de taréas están acusados Roberto Guillermo Catinari, Rubén Carlos Chávez, Héctor Raúl Francescangeli, Juan Miguel Wolk y José Augusto López, en uno de los operativos. Además, hubo otros que ya fallecieron: Bruno Trevisán, Carlos Alberto Ramallo, Juan Carlos Tuvus, Antonio Pedro Génova, Mario Dante Ercoli y Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Finalmente existe la causa por lo sucedido con los tres hermanos luego del asesinato de su madre Vicenta, es la N° 5729 2010 conocida como “Hogar de Belén” por “Violación De Menor De 13 Años”. Aquí estuvo como acusada y presente en todas las audiencias, a espera de la sentencia, Nora Susana Pellicer, quien fuera secretaria del Tribunal de Menores N° 1 de Lomas de Zamora. En tanto que los demás imputados se encuentran fallecidos.
Los fusilamientos
Fue una multitud de oficiales del Ejército Argentino y efectivos de la Policía Bonaerense que el 15 de marzo de 1977 emboscaron una casa ubicada en la calle Nother entre Santa Cruz y Tierra del Fuego, del barrio San José, partido de Almirante Brown. Allí estaban Vicenta Orrego Meza, María Florencia Ruival y José Luis Alvarenga. La primera de ellas vivía junto a sus dos hijos y una hija. Su marido, Julio Ramírez, había sido detenido, torturado y apresado por “literatura subversiva” un año y medio antes. La pareja era migrante de Paraguay y se habían construido como militantes sociales en Quilmes, barrio IAPI, activando en una iglesia y en la sociedad de fomento de Bernal Oeste.
Por su parte, “Rosita” Ruival también luego de vivir en el sur volvió a Buenos Aires con militancia barrial en Temperley. Estaba embarazada de tres meses cuando la mataron en la casa de Calle Nother, donde había ido a vivir un mes antes tras el asesinato de su hermano Eduardo.
José Luis Alvarenga era un albañil que había fundado una Unidad Básica en Lavallol llamada “Sabino Navarro”. Semanas antes del operativo lo habían buscado en su casa y no lo habían encontrado, con lo cual se había mudado a esta residencia.
Esa mañana bien temprano, un multitudinario grupo de militares y policías rodearon la vivienda y abrieron fuego por un buen tiempo. Los disparos solo fueron interrumpidos algunos segundos cuando pidieron desde adentro que cesen el fuego para poder sacar a los tres niños de adentro. Incluso vecinos testificaron que Vicenta salió con un trapo blanco en símbolo de paz y cese. En ese breve espacio de silencio, donde se detuvieron las detonaciones, la mujer primero sacó por la ventana a Carlos de 6 años, que había recibido un roce de una bala en la cabeza intentando salvar a su perrito, luego a María Esther, de 4, y por último salió con el menor, Mariano, de 2 años, hacia la puerta. Al asomarse la fusilaron a quemarropa primero y luego con un disparo en la cabeza.
Luego se retomaron las ráfagas y se sumó una explosión al estilo bazooka. Allì ingresaron y terminaron de rematar a Ruival y Alvarenga. Los cuerpos fueron trasladados por carreros de la zona hasta una camioneta fúnebre contratada por los oficiales. Años después los cuerpos fueron identificados, enterrados en el cementerio de Rafael Calzada como N.N., excepto el de Vicenta Orrego que continúa desaparecida.
Por su parte, los niños y niña quedaron allí extraviados y fueron rescatados por la pareja de vecinos, Raúl Vitasse y Ofelia Fernández, quienes los tuvieron por una semana y finalmente, por sugerencia del policía de la zona, los llevaron al Juzgado de Menores N° 1 de Banfield.
El segundo operativo
El mismo grupo de tareas, con excepción de López, fue al día siguiente a otra jurisdicción, para hacer un operativo similar. A las 12 del mediodía, unos 200 efectivos cerraron la manzana y apuntaron a la vivienda de calles Ascasubi y Camino de Cintura, Lomas de Zamora, donde semanas antes ya habían realizado tareas de inteligencia. Allí abrieron fuego con armas de alto calibre y, en algún momento, los ocupantes se rindieron y salieron con los brazos en alto, donde fueron fusilados a quemarropa. Al igual que en el otro operativo, hicieron explotar la vivienda. Los tres cuerpos fueron luego enterrados como N.N. en el cementerio de esa localidad, como se pudo saber años después.
Entre las víctimas estaba el dueño de la casa, el médico Antonio Berger, militante de montoneros y padre de Antonia, una de las sobrevivientes de la Masacre de Trelew. Todos los familiares, compañeros y amigos de los sobrevivientes de ese proceso traumático para la historia argentina, del que se cumplieron 50 años el año pasado, fueron perseguidos y secuestrados.
También estaban allí los caseros: la pareja compuesta por la correntina Adelaida Encinas y el santafesino Andrés Estekete. Una hipótesis es que la finca funcionaba como posta sanitaria de Montoneros. En 2021 se lograron identificar los restos de los tres en el cementerio de Lomas de Zamora y fueron devueltos a su familia.
¿Cómo se conocieron los detalles? ¿Cómo se tiró del hilo de la historia?
Tal como pudo conocerse en el juicio, la investigación de lo sucedido surgió de los propios familiares o personas allegadas al caso, tan particulares que vale la pena señalar.
Respecto al primero de los operativos, fue el sobrino del asesinado José Luis Alvarenga quien destapó y comenzó a revolver la olla: Horacio Rafart, profesor de teatro y referente cultural.
Luego de muchos años, en 2012 tras leer en una nota del diario Clarín, sobre los hermanos Ramírez y el asesinato de su madre Vicenta, la tía del actor (expareja de José Luis Alvarenga) recordó y relacionó el caso con lo que pudo haberle ocurrido a Alvarenga.
Allí comenzaba la investigación y el hallazgo de las dos causas en Lomas de Zamora, donde se describió el supuesto enfrentamiento entre Montoneros y fuerzas de seguridad de la calle Nother, y la que investigaba enterramientos clandestinos en Rafael Calzada, donde en el año 85 le entregaron el cuerpo a la familia de Alvarenga.
Testimonio de Raffart: 00:15.00
Respecto al segundo de los operativos, fue el profesor Fabián de León quien había escuchado lo que había sucedido cuando era niño, por su abuela, que vivía a pocas cuadras del operativo donde “una casa había volado por los aires”. Décadas después, trabajando como docente en un Instituto de Villa Fiorito, en la materia “EDI: Pedagogía de la Memoria”, propuso a sus estudiantes investigar y producir un material sobre este caso.
Testimonio del profesor De León: 00:04:30
Desde la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, el día de su alegato en marzo del 2023, destacaron que no todo finalizó ahí, sino que una vez logrado el objetivo sobre las víctimas, el proceso de persecución y muerte continuó con sus familiares y grupo más cercano. Detenciones, amenazas y allanamientos a familiares de Ruival y Alvarenga, además de lo sucedido con los hermanos y hermana Ramírez. “El accionar no fue un producto aislado o azaroso, sino uno con un plan de inteligencia previa, aniquilar todo el círculo social familiar y de militancia que tuvieron quienes no estuviesen alineados al gobierno dictatorial”, relataron. Además señalaron lo sucedido con los cadáveres, el ocultamiento de pruebas, el entierro clandestino y modos para impedir la investigación.
Ahora sí: Los Ramírez
Con roces de bala, pateados por la patota, con 6, 2 y 4 años, abandonados en el tiroteo, Carlos, Mariano y María Esther fueron rescatados del piso por una pareja vecina de la casa. Fueron Raúl y Ofelia quienes los tuvieron una semana y luego los llevaron al Tribunal de Menores de Lomas de Zamora.
Los menores fueron recibidos por la jueza Marta Pons (ya fallecida) y por su secretaria Norma Susana Pellitzer. Se armó un expediente y se decidió la intervención en el Hogar Leopoldo Pereyra en Banfield por un breve periodo de tiempo hasta el traslado en el Hogar Casa de Belén, donde estuvieron un poco más de 6 años.
Fue allí que, a través de la dirección de la institución, a través de sus directores y operarios, Manuel Maciel y Dominga Vera, entre otros, fueron víctimas de abusos sexuales, violaciones, maltratos psíquicos y psicológicos.
La descripción del horror
La Unidad Fiscal a cargo Juan Martín Nogueira y Ana Oberlin realizaron un profundo alegato, necesitando de tres audiencias para poder finalizarlo. Allí relataron primero las responsabilidades de los operativos conjuntos y luego detallaron lo sufrido por los tres niños y niña en el Hogar de Belén. Pidieron 21 años de prisión para Pellitzer.
Aseguraron que durante el juicio se reveló algo “ciertamente distintivo” en el marco de lo que fue el plan sistemático de apropiación en nuestro país, donde se buscó desintegrar “esas pequeñas cosas guardadas en sus memorias a través de un mecanismo asimilable a la tortura, de manera muy similar a lo que ocurría con los detenidos en los centros clandestinos”.
“La historia de los hermanos Ramírez es la historia de una infancia sumida a la clandestinidad, huérfana, apropiada, maltratada y abusada. Una infancia herida de muerte, con una identidad a la deriva y en permanente crisis”, sintetizaron en otra parte del alegato.
En la alocución resaltaron los maltratos y abusos sexuales contra los niños y niñas, el cual “es un proceso continuado en el tiempo, que puede durar años”.
Así calificaron el paso de estos chicos por el Hogar de Belén como “un infierno en vida” en un lugar que “lleva un nombre que se vincula con el nacimiento y la esperanza pero que solo promovió tristeza y dolor, un lugar que arrebató todo sentido de vida”.
Carlos, Mariano y María estaban allí junto a otres hijes de desaparecides como Sebastián Ariel Juárez, hijo de Carlos Benjamín Santillán y Lucila Delfina Juárez.
Destacaron que tenían prohibido hablar entre sí y tener cualquier clase de interacción y no podían mirar a los ojos a los adultos. Debían permanecer en silencio durante todo el tiempo y mantener la mirada en dirección al suelo en todo momento. “Nos comunicábamos en silencio, con los ojos”, contaba María en su testimonio.
También pasaban hambre, los vestían con ropa sucia y rota, y los bañaban con agua fría. El único momento en el que los vestían bien era cuando iban a la iglesia. Además eran golpeados, insultados, degradados y sometidos a prácticas inhumanas, como hacerlos comer con los perros u orinarlos en la cara y desnudarles para pegarles con un cinto.
En sus relatos quedó en evidencia que les niñez sufrieron violaciones y abusos sexuales de forma cotidiana y continua, y otres, fueron obligades a presenciar esas situaciones. Esas violencias fueron llevadas a cabo por todos los varones que formaban parte del grupo de personas con poder en el Hogar: por Manuel y Jorge Maciel, y por las personas mencionadas como el Gordo y el Flaco (Marcelo y Darío). De todo esto tenía absoluto conocimiento Dominga Vera, quien lejos de protegerles, avalaba lo ocurrido.
Como explicó la Fiscalía, el abuso sexual en la infancia “es como una bomba que derrumba todo el sostenimiento afectivo y emocional de los niños y niñas”. Todo lo padecido por los hermanos Ramírez es producto de un sistema que posibilitó que ello suceda sin ningún tipo de riesgo para los responsables. “Queda claro que Belén fue un lugar impune”, sentenciaron. Otra muestra de esto es que a los niños del Hogar de Belén se les asignaron padrinos militares que los llevaban a pasear y a comer. “Mi padrino era militar, hacíamos paseos, por River, ahí cerca”, contó Carlos. María dijo que su padrino era parte del aparato represivo y que la llevó con él a recorrer Centros Clandestinos.
El Rol fundamental de la parroquia
Los funcionarios judiciales también destacaron párrafo aparte el rol fundamental de la iglesia católica sobre lo que sucedía en el Hogar. Fue a través de la parroquia Sagrada Familia de Nazareth de Banfield que el cura Oscar Armando Delgado Carrizo adquirió el hogar en 1976. María dijo que en una oportunidad acudió al párroco para pedirle ayuda. La respuesta fue decirle que se iba a ir al infierno y, a continuación, llamó por teléfono a Manuel Maciel para ponerlo al tanto de la situación, lo que significó un terrible castigo: La golpeó hasta que no pudo caminar.
Finalmente, la complicidad criminal del Tribunal de Menores N° 1 de Lomas de Zamora fue, para la Fiscalía, de primer orden. “Los niños llegaron a través de un proceso de guarda fraguado, confinaron a los hermanos Ramírez durante casi 7 años, los mantuvieron ocultos y sin ninguna posibilidad de vinculación con su familia”, expresaron respecto a la fallecida Norma Pons y la acusada Norma Pellitzer.
La lucha por encontrarlos
Fue la tía de los hermanos Ramírez, hermana de Julio, Lucila Domínguez, quien vino desde Paraguay para buscar a sus sobrinos. Meses antes se había escrito con Vicenta, quien le decía que estaba muy preocupada con la situación y le pedía que viniese para llevarse a sus hijos, previo al ataque, cuando Julio ya estaba detenido. Como pudo, Lucila viajó a Buenos Aires embarazada de siete meses, y fue a ver a su hermano a la cárcel. Durante la búsqueda sufrió un operativo en el lugar donde se hospedaba, y finalmente encontró la casa de los Vitasse y se enteró de todo lo que había pasado. Fue entonces que se presentó en el Tribunal de Menores para reclamar por sus sobrinos. Aunque no la atendían y se aprovechaban de su situación de vulnerabilidad, no cediò en el reclamo para recuperar a sus sobrinos.
Finalmente, con el regreso a la democracia el caso de los niños comenzó a tomar conocimiento público y luego de la intervenciòn del CELS, a través de Fermín Mignone, la causa llegó a la Corte Suprema de Justicia que ordenó entregar a los tres niños a su padre Julio, exiliado en Suecia. Él volvió a Buenos Aires, se reencontró con sus hijes y juntes partieron hacia Europa.
Espacio de memoria histórica
En el alegato del Ministerio Público Fiscal se expresó que fueron los propios María, Mariano y Carlos quienes reclamaron su necesidad de que el lugar donde se cometieron los graves delitos deje de funcionar como hogar de niños y niñas. En su declaración señalaron que el hecho de que siga funcionando como tal les produce un gran dolor y expresaron el deseo de que se disponga su cierre para que sea destinado a otros fines vinculados con la memoria histórica de lo sucedido.
Para avanzar, solicitaron como medida de reparación la afectación del inmueble donde funcionó el Hogar de Belén a los fines de que funcione como espacio de memoria (Ley 26.691), con “plena intervención y participación a la familia Ramírez como beneficiarios de lo resuelto”. Actualmente, el Hogar Convivencial de Banfield sigue funcionando con 12 plazas de alojamiento, para la atención de niños y niñas de 1 a 9 años de edad que estarían totalmente ocupadas. El lugar donde funcionó el Hogar Casa de Belén está ubicado en la calle Pueyrredón 1651, de Banfield. En el pedido oficial se pidió que se traslade a los niños y niñas ubicados allí a “un lugar igual o con mejores condiciones, con plena garantía de sus derechos superiores, debiendo activarse un mecanismo para explicarles las razones de la medida que se adopta y sus alcances”.
Pedido a medios de comunicación nacionales
En otra parte del alegato la Fiscalìa también pidió al tribunal que se ordene a los diarios Clarín, La Nación, La Unión, Crónica y La Prensa que rectifiquen las noticias sobre los hechos sucedidos los días 15 y 16 de marzo de 1977, debiendo quedar especificado que, de acuerdo con la decisión judicial adoptada, dichos hechos consistieron en “ataques contra las viviendas ocupadas por las víctimas en el marco de la represión ilegal implementada en nuestro país”.
Condenas
Finalmente, respecto a las condenas, desde Fiscalía solicitaron la prisión perpetua para los siete policías, militares y civiles mencionados por los dos operativos. Respecto al Hogar de Belén, para la acusada Nora Susana Pellicer, pidieron una condena de 21 años de prisión por resultar partícipe primaria de los delitos de sustracción, retención de menores, y ocultamiento y alteración estado civil, delitos de los que resultaron víctimas María Ester Ramírez, Carlos Ramírez y Mariano Alejandro Ramírez.
“No encontramos atenuantes en su conducta en función de la gravedad extrema que tuvieron estos hechos. Solamente aminora el reproche su rol inferior respecto de aquellos que, en el marco de las responsabilidades, tuvieron una injerencia mayor en función de los cargos y el dominio de los hechos”, expresaron y además valoraron como agravante la circunstancia de “tratarse de una funcionaria pública que ejercía el rol de secretaria judicial, con estudios jurídicos con nivel universitario, que ejercía su función en un tribunal especializado en menores”.
Conclusión
No hay alegato, ni testimonio; ni la ficción podría describir lo vivido por estos dos niños y una niña, hermanites entre sí, que luego de vivenciar el asesinato de su madre en un masivo ataque en su casa, pasaron su niñez y adolescencia bajo torturas en un Hogar durante más de 6 años y que, recién en 1983, lograron reencontrarse con su padre.
Su domador de sombras los fue llevando, en el escandinavo país de Suecia, a remontar su corazón, para poder hablar entre sí, pensar y, quizás, volver a disfrutar de algo en la vida. Casi medio siglo después la justicia les abrió una ventana de Zoom para que pudieran declarar lo vivido, hacerlo público para el mundo, para que sea una forma más de sanar los recuerdos de esas personas de carne y hueso que los torturaron, violaron o quienes fingieron no saber lo que estaba sucediendo, firmaron actas y omitieron los pedidos de las familias y los organismos.
Habrá que esperar algunas semanas más para que se escuchen los alegatos de los defensores de la patota y de la secretaria del tribunal de Menores, Nora Susana Pellitzer, para finalmente tener una sentencia.
Al final de la transmisión que realizamos entre La Retaguardia y Pulso tuvimos la posibilidad de conectarnos con Mariano, Carlos y su papá Julio, donde agradecieron y nos contaron sus primeras sensaciones luego de escuchar los alegatos:
Desde la hora 04:01:35
Testimonio de Carlos Alberto Ramírez, el mayor de los hermanos y a continuación el de Julio, el padre.
Testimonio de Mariano, el menor:
Testimonio de María Esther Ramirez, la hermana mujer.
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