27 de marzo de 2023

ROSARIO - SANTA FE.

 


Repudio de organismos de derechos humanos y dirigentes políticos

Una tanqueta en medio de la marcha del 24

El vehículo de las fuerzas federales obligó a frenar la cabecera de la movilización para poder pasar y luego quedó estacionada cerca de donde avanzaba la gente. 

Por Juasn Giosa
La tanqueta circulaba por Paraguay y se cruzó con la columna de las Madres de Plaza 25 de Mayo.. Imagen: Andres Macera

Organizaciones y participantes de la Marcha por la Memoria repudiaron el accionar policial durante la multitudinaria movilización del viernes 24 y consideraron como provocación la aparición de una tanqueta en medio de la marcha. El vehículo de las fuerzas federales, acompañado por agentes con armas largas, obligó a frenar la cabecera de la movilización para poder pasar y luego quedó estacionada cerca de donde avanzaba la gente, lo que fue entendido como una demostración de fuerza y un acto intimidatorio. Además, los participantes del acto cuestionaron que después de las 20 no hubo más transporte público para que la gente pueda volver a sus casas, a pesar de la promesa de refuerzos en las frecuencias y la gratuidad del sistema hasta la medianoche.

La multitudinaria marcha del 24 de marzo que convocó a más de 80 mil rosarinos y rosarinas el pasado viernes tuvo un momento de tensión por un inusitado despliegue de las fuerzas de seguridad que estaban dispuestas para la custodia de la movilización. A través de un comunicado, más de 20 organizaciones y colectivos de derechos humanos, además de legisladores y legisladoras, manifestaron “nuestro más enérgico repudio frente a la provocación realizada por la Policía Federal que con una tanqueta armada irrumpió en dicha Marcha”. En ese sentido, consideraron que “la presencia de este vehículo tuvo un claro mensaje intimidante y francamente provocador, reforzado por personal policial armado con metralletas”. Por eso, exigieron “una pronta y clara respuesta sobre quién determinó la realización de esta provocación sobre mujeres, hombres y niños que, como todos los años, salimos por las calles de todo el país a decir Nunca Mas Terrorismo de Estado”.

De acuerdo al testimonio de personas que presenciaron el hecho, la tanqueta circulaba por calle Paraguay y en la intersección con San Lorenzo se cruzó con la cabecera de la marcha donde estaba la columna de las Madres de Plaza 25 de Mayo. En lugar de detener su marcha, siguió avanzando forzando a detener la marcha. “Fue un momento de tensión porque la marcha no paraba y la tanqueta, si bien despacio, iba avanzando sobre la gente y tuvieron que parar porque la tanqueta no se detenía”, relató a Rosario/12 un militante. Luego de atravesar autoritariamente la movilización, quedó detenida sobre San Lorenzo, con lo cual fue repudiada por todas las personas que pasaban.

La concejala Norma López, una de las firmantes del comunicado, comentó a este medio que cuando ocurrió esto se encontraba más atrás, en Moreno y San Lorenzo, con la columna de la Corriente Nacional de la Militancia cuando les avisan desde otras agrupaciones sociales que ya habían llegado hasta la zona de Paraguay y San Lorenzo que había apostado en el lugar una tanqueta de las fuerzas federales. “Inmediatamente nos comunicamos con las autoridades porque no debería haber ocurrido bajo ninguna circunstancia que el día de la marcha del 24 de marzo, con lo que significa para nuestro pueblo y con la movilización hermosa que hubo en Rosario, este presente una tanqueta.

La edila peronista evaluó que si bien entiende que “hay operativos que tienen que ver puntualmente con la situación de inseguridad y de violencia que estamos atravesando en Rosario, esto no tendría que haber ocurrido bajo ninguna circunstancia, no tendría que haber estado ni cerca un elemento tan asociado a la represión porque un vehículo de esas características es para situaciones represivas más que disuasivas”. Al ser consultada si entendía lo sucedido como un acto premeditado, López aclaró: “Quizás haya sido una torpeza por desconocimiento del terreno y lo que significa la marcha del 24 en nuestra sociedad, pero sin lugar a dudas se trató de una provocación. Puede haber habido una torpeza en la planificación de la distribución de las fuerzas federales en el marco de lo que estamos viviendo por las disputas de mafias y de narcotráfico y con todo el despliegue de las fuerzas federales pero no deja de ser un hecho intimidatorio”.

En la misma sintonía, la diputada provincial Matilde Bruera, otra de las firmantes, consideró que “nunca un operativo de seguridad puede cruzar, cortar e interrumpir una marcha, con el agravante de que se hizo con una tanqueta y en la cabecera de la movilización, en el lugar donde estaban las Madres”. Además, agregó: “Había oficiales con armas largas y una exhibición de fuerza que fue interpretada por los militantes de derechos humanos como una provocación, y la verdad que no se puede interpretar de otra forma porque qué tiene que ver una tanqueta con asegurar una marcha, realmente es insólito, y más cuando estamos repudiando un golpe militar que se realizó con complicidad de fuerzas policiales”. Por eso, la abogada especialista en derechos humanos no puede creer “que sean tan torpes para equivocarse de esa forma en la seguridad, con lo cual solo puede ser leída como una provocación y esto la verdad que hace años que no sucedía y es muy grave”.

El documento está firmado, entre otros, por Colectivo Nacional de Ex Pres@s Polític@s y Familiares - Rosario, Asociación Anahí – Filial Rosario, Ronda de madres de plaza 25 de Mayo. Rosario, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas Rosario, Museo de la Memoria – Rosario, APDH Regional Rosario, Taller “Había una vez…”, Sitio de Memoria Biblioteca Popular Constancio C Vigil, Documenta Baigorria, Espacio por la Memoria la Verdad y la Justicia del Cordón, Biblioteca Pocho Lepratti, Radio La Hormiga, La Porfiada Memoria, PyMA Puerto San Martín, Centro Cultural de la Toma, el diputado Carlos del Frade y Acción popular.

 

Otro de los inconvenientes que tuvo el acto del 24 estuvo relacionado con la falta de unidades del Transporte Urbano de Pasajeros durante el momento de la desconcentración para que la gente pueda volver con facilidad a sus casas, hecho denunciado tanto por López como por Bruera. En ese sentido, la concejala rosarina criticó que desde el cuerpo legislativo votaron con anticipación la gratuidad del TUP una hora antes de la convocatoria y hasta dos horas después de finalizado el acto principal para permitir una desconcentración sin inconvenientes. Sin embargo, denunció que no hubo prácticamente colectivos: “Por la tarde terminó la marcha y en ese momento hice un recorrido por la zona del Monumento, por calle Rioja y por San Juan, que es un lugar estratégico por donde pasan varias líneas que van a hacia distintos puntos de la ciudad, y no había colectivos”. Por eso anticipó que hoy presentará una pedido de informes en el Concejo ya que “es una falta de control concreta por parte de la Municipalidad” y que ”es algo que el Intendente Pablo Javkin tendría que haber previsto, pero como todo lo que ocurre de planificación del TUP en Rosario es malísima”. Por su parte, la diputada provincial también cuestionó que “el transporte no se aseguró hasta las 12 de la noche como se había prometido sino que a las 20 ya no había más colectivos, y ni siquiera pasaba por si era gratuito o no gratuito sino que no pasaban más colectivos, y la gente quedó varada en las esquinas durante horas”. 


La mirilla

Por Antonio Ciancio

Me acuerdo, llaman a la puerta y me acuerdo.

Me acuerdo del día en el que sonó otro timbre y por la mirilla vi el acero.

Me acuerdo de la cara detrás del acero, los bigotes lustrosos, la piel cetrina detrás de los bigotes.

Me acuerdo, los ojos fijos, dilatados, rojos, el pelo engominado.

Me acuerdo de la boca que se abría, de los dientes blancos.

Me acuerdo de una única palabra: ¡abra!

Me acuerdo que era a la siesta.

Me acuerdo de que por fin habíamos podido dormir, luego de que mi hija recién nacida llorara toda la noche en la sala de guardia del hospital.

Me acuerdo de cuántas cosas pensé mientras abría.

Me acuerdo de que recordé aquella otra siesta, en la esquina de mi infancia.

Comíamos mandarinas, recostados en el tapial, con mi amigo. Payasín le decíamos, por su cara triste y su sonrisa buena.

Me acuerdo de que, del otro lado de la delgada pared, el padre acumulaba arena.

Me acuerdo: Payasin, contento, decía: “van a hacerme un cuarto para mí solo”.

Me acuerdo de la nonna llamándome a tomar “il pane e latte… Sonno le cincue del pomeriggio”.

Me acuerdo del tazón tibio, el pan, la manteca, el revuelo en la calle.

Me acuerdo, sentado en el umbral de la puerta de entrada, de ver pasar, a la altura de mis ojos de 6 años, el pie ensangrentado del padre que gritaba: “¡se cayó la pared…se cayó la pared!”.

Me acuerdo, iba en bicicleta suplicando por un teléfono (tan difíciles de tener en esa época).

Me acuerdo de las manos desgarradas sobre el manillar, el ruido desbocado de la respiración del hombre, que había construido solo la mortaja del hijo.

Me acuerdo de que también recordé aquella puerta de hierro forjado al abrir esta otra, hermosa, de madera.

Me acuerdo de la nonna que me abrazaba diciendo:” ¡Oh dio mío…Oh dio mío…!”

Me acuerdo de que ya no pasé más por esa esquina.

Me acuerdo de la sensación de escapar al destino gracias a una taza de leche y al rigor del horario.

Me acuerdo de que durante mucho tiempo no supe qué habría detrás de la puerta que estaba abriendo, si el tapial de Payasin o el abrazo salvador.

Me acuerdo, claro que me acuerdo, de estar tranquilo al abrir la puerta de madera, descalzo, en camiseta y calzoncillos.

Me acuerdo de la requisa, del brillo del arma sobre el diván azul en el que días antes había dormido aquel amigo que, por fin, logró salir.

Me acuerdo de mi mujer, casi desnuda, restregándose los ojos, sin entender, mirando alternativamente al acero, al engominado y a sus secuaces.

Me acuerdo de que solo dijo: “me van a despertar a la nena, hablen más despacio”.

Me acuerdo: usaron mi teléfono. El de los bigotes informó: “Aquí Salazar, no hay nada”.

Me acuerdo de que entonces, solo entonces, fueron, silenciosos como serpientes, a ver allí donde dormía la niña.

Me acuerdo de que pensé: “son unas víboras”, y de que la niña no se despertó.

Me acuerdo de que, en ese momento, rememoré el día del entierro del “Lobito”, muerto hacía poco, en el sur.

Me acuerdo de la lluvia, del empedrado, la calle mojada, los gases y la desbandada.

Me acuerdo de ver caer el cajón al piso, casi desmembrarse.

Me acuerdo de que por vergüenza y rabia los que veníamos atrás lo recogimos y lo cubrimos con la bandera, pisoteada y embarrada.

Me acuerdo de que nos metimos en un pasillo oscuro y angosto, del olor a sudor, el aliento caliente, la respiración agitada que reventaba los pulmones.

Me acuerdo del ataque epiléptico de Liliana.

Me acuerdo de la vecina que nos hizo pasar a su departamento.

Me acuerdo de Liliana acostada en una cama solidaria.

Me acuerdo del cajón en la mesa del patio, bajo la lluvia.

Me acuerdo de que bebimos hasta saciarnos; nunca más tome agua tan exquisita.

Me acuerdo de salir cuando se cansaron de apalear a los que quedaron en la calle.

Me acuerdo de los fotógrafos, siempre estaban.

Me acuerdo de la risotada de la vecina al otro lado del patio, exclamando “así van aprender”.

Me acuerdo de que unos días antes la cruzamos y, acariciándola dijo: “qué linda es tu hija, algún día te la voy a robar”.

Me acuerdo de que la maldije y pensé en aquellos fotógrafos.

Me acuerdo de otra noche, más adelante, cuando el rufián que la regenteaba, borracho, la quiso matar.

Me acuerdo de que él le gritaba: “¡Salí de abajo de la cama, puta!”.

Me acuerdo de que ella le fue hablando hasta que él dejó el arma y la abrazó llorando, pidiéndole perdón.

Me acuerdo, claro que me acuerdo, cerciorándome ahora, 45 años después, que, del otro lado de la mirilla, solo está el cartero.

Y que yo estoy aquí, para recordar.


600 empresas santafesinas se sumaron a "Primer Empleo"

Los que ingresan al mundo laboral 

La provincia aportó 500 millones de pesos al programa por el cual 2.500 personas accedieron a su primer trabajo formal. 

Por Claudio Socolsky

El complejo gastronómico inaugurado recientemente en la esquina de Oroño y Güemes incorporó a 62 personas a través del programa del gobierno provincial Primer Empleo, cuyo objetivo es el de formalizar el ingreso al mundo laboral de jóvenes desocupados entre 18 a 30 años en las 600 empresas santafesinas adheridas, de las cuales 200 son rosarinas. Desde su creación, la provincia aportó 500 millones de pesos de inversión en el programa por el cual 2.500 personas accedieron a su primer trabajo formal. Según precisaron desde la dirección provincial de Capacitación y Formación Laboral, más del 80% de quienes fueron empleados continúan con la relación laboral. Liliana, que emplea a 210 personas por el programa; Rock & Feller´s, que entre sus tres emprendimientos tomó a 70 jóvenes, Sonder, la droguería 20 de Junio, Vandalia, Maincal y Grimoldi en Arroyo Seco, son algunas de las firmas que están adheridas al Primer Empleo. "Hay un fuerte trabajo recorriendo las empresas, contándoles las políticas que estamos implementando a partir del programa. Muchas de ellas se repiten, lo que habla de su buen funcionamiento, que les sirvió y no lo usaron únicamente para bajar costos laborales", dijo a Rosario/12 la directora Valeria March.

El programa contempla que por cada trabajador que se incorpore en un lapso de seis meses, la provincia otorga a la empresa una ayuda económica no reintegrable de hasta el 85% del salario mínimo, vital y móvil vigente, plazo que puede extenderse a 12 meses cuando el trabajador/a incorporado/a sea una persona con discapacidad, como lo hizo el complejo gastronómico Lehonor Restó & Brasas que abrió sus puertas el pasado 3 de marzo en Pichincha. "También estaban interesados en trabajar con personas que tuvieran el certificado único de discapacidad, uno de ellos lo tiene, estamos muy contentos por eso", señaló March.

De las empresas adheridas al Primer Empleo, el mayor porcentaje es de empresas industriales, y más del 50% de las empresas son micro, y el 82% de los empleados adheridos son menores de 25 años. "Esto refuerza la importancia del programa para darle a empresas pequeñas la posibilidad de aumentar su planta y así mejor la productividad, volviéndose más competitivas, además de propiciar la contratación de jóvenes", valoró la directora de Capacitación y Formación Laboral provincial. 

Entre otros datos aportados por la repartición, destacan que el porcentaje de paridad de género es 58% hombres y 41% mujeres. Cerca del 25% de los empleados tomados por industrias, son mujeres. El porcentaje crece considerablemente en el rubro servicios (59% ) y comercios (51%). Hay presencia del programa en 17 de los 19 departamentos de la provincia (faltan Garay y 9 de julio). El 51% de las empresas adheridas son del sur de la provincia y el 49% son del centro norte. El 62% de los empleados adheridos son del sur de la provincia y el 38% son del centro norte.

"Hay un fuerte trabajo recorriendo las empresas, contándoles las políticas que estamos implementando a partir del programa. Muchas de ellas se repiten, lo que habla de su buen funcionamiento, que les sirvió y no lo usaron únicamente para bajar costos laborales. También creemos que se utilizan estos meses para capacitar a las personas. Cuando escuchamos al sector privado, nos hablan de las dificultades para encontrar perfiles, lo costoso que es para ellos capacitarlos mientras están en el área de producción, tienen que poner a una persona que les enseñe al mismo tiempo que están produciendo", señaló March.

En este sentido, la funcionaria provincial se refirió al Santa Fe Capacita, el programa para mayores de 16 años donde la provincia financia capacitaciones a municipios, comunas e instituciones intermedias, una herramienta que se articula con el Primer Empleo. En el 2020 se realizaron 500 cursos, y este año llevan aprobados 130 que se están dictado en todo el territorio provincial, lo que genera expectativas en superar la cifra del año pasado. En los presenciales, la mayoría tienen entre 25 y 30 personas por curso, y en los virtuales cursan entre 50 y 100 personas. 

"Escuchamos cuáles son las necesidades y tratamos de realizar convenios con instituciones intermedias para formar perfiles que necesita el sector privado. Allí es muy importante la presencia de municipios y comunas, y también de los sindicatos que conocen bien cuáles son las necesidades y además cuentan con centros de capacitación de calidad. Nosotros acompañamos con el financiamiento para que la persona pueda hacerlo de manera totalmente gratuita, mientras continuamos recibiendo propuestas financiando este tipo de cursos", apuntó March.

"Cada vez que abrimos la inscripción para cada uno de los cursos tenemos cerca de 500 personas interesadas. Ahora avanzamos con algo diferente e innovador a partir de la firma de un convenio con un instituto de guardavidas y el Ministerio de Educación para que realicen el Santa Fe Capacita. Será una instancia más larga, dura 600 horas; es decir, todo el año, y se realizará en Arroyo Seco y Villa Gobernador Gálvez. Obviamente, habrá que cumplir otros requisitos porque la persona tiene que saber nadar, es algo distinto que nos trajo el sindicato de guardavidas, planteándonos que en muchas localidades no hay, y por eso avanzamos en responder a esa demanda", contó la funcionaria.

La directora provincial de Capacitación y Formación Laboral destacó que los programas impulsados por el gobernador Omar Perotti son parte de las políticas que "van ayudando al bolsillo de los santafesinos; no sólo con el trabajo, que por supuesto es el gran organizador de nuestras vidas, pero también pensar en el Boleto Educativo Gratuito, de pensar lo que fue Billetera Santa Fe en sus primeros años, son políticas que fueron pensadas para el trabajador y la persona que quiere mejorar día".

Para las personas que buscan empleo, el requisito es que tengan entre 18 a 30 años en situación de desempleo, residan en forma permanente en la provincia de Santa Fe y que hayan completado el nivel secundario formal obligatorio, o se encuentren terminando sus estudios, o suscriban, en su caso, compromiso de continuación de sus estudios.


Homenaje a socios detenidos desaparecidos

Central jugó a la memoria 

Familiares con nombres de desaparecidos.

En una fecha tan especial para el país como el 24 de marzo, el mensaje de Memoria, Verdad y Justicia atraviesa a todas las instituciones y el fútbol no suele quedar ajeno. Puntualmente en el caso de la ciudad, los dos clubes suelen mostrar un compromiso con la defensa de los derechos humanos y el repudio al Terrorismo de Estado, evitando caer en el negacionismo de un hecho tan emblemático. En ese marco, Rosario Central realizó un emotivo acto durante la tarde del sábado 25 en el predio que el club tiene en Arroyo Seco. 

Bajo la consigna "Central jugó a la Memoria", en ese espacio se colocaron baldosas conmemorativas en los árboles plantados para honrar a los socios detenidos, desaparecidos y asesinados en la dictadura cívico-militar: Palmiro Labrador, Miguel Ángel Labrador, Miguel Ángel y Juan Carlos Gauseño, Juan José Funes, Jorge Luis Francesio, Felipe Rodríguez Araya, Carlos Alfredo Belmont, Antonio Luis Tovo, Osvaldo Mario Vermeulen y Ángela Noemí Ponce, y se entregaron camisetas con los nombres de cada uno de ellos a sus familiares. 

No es la primera vez que el club realiza este tipo de acciones. En 2020 homenajeó a los socios y la socias desaparecidas en la última dictadura cívico-militar restituyéndoles su condición de socios y socias. El año anterior presentaron una muestra fotográfica para “No olvidar” con imágenes que daban cuenta de la historia de los canayas que hace ya tres años volvieron a aparecer como socios de Central.

Fuente:Rosario12


Juicios de lesa humanidad

Eduardo Garat, presente

 

Foto:Jorge Contrera

Tras un fuerte acompañamiento popular, la familia Garat ingresó a los Tribunales Federales de calle Oroño para declarar en la megacausa Guerrieri IV, que investiga la desaparición de su padre, el abogado Eduardo Garat, secuestrado en abril del 78.

En la madrugada del 13 de abril de 1978, el abogado y militante de Montoneros Eduardo Garat fue secuestrado por fuerzas paramilitares en la esquina de España y Santa Fe, y hasta el día de hoy permanece desaparecido. Pasadas las 9 de la mañana de este lunes, sus hijos Florencia, Santiago y Julieta, y su madre Elsa Martín, comenzaron a declarar, luego de un fuerte apoyo de familiares, amigos y militantes de derechos humanos, que hicieron el aguante en las puertas de los Tribunales de calle Oroño al 900.

Foto: Jorge Contrera

Eduardo Héctor Garat nació el 27 de noviembre de 1945. Estudió y se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Rosario y ejerció la docencia en las carreras de Periodismo y Ciencia Política de esa casa de altos estudios. Fue militante de la Juventud Peronista, el Partido Reformista, el Partido Auténtico y Montoneros.

Como abogado fue defensor de presos políticos y participó de la Comisión investigadora de la desaparición de Tacuarita Brandazza. Texto constitucional, proyecto hegemónico y realidad histórica es su obra póstuma. El libro, con prólogo de Norberto Galasso, es un ensayo sobre la Constitución peronista de 1949 y fue presentado en noviembre de 2012.

Foto: Jorge Contrera

Casado con Elsa Martín, tuvo tres hijos: Florencia, Santiago y Julieta. Además de ellos, también declaran las personas que estuvieron en el preciso momento del secuestro, como Adriana Altieri y Graciela Brebbia, y quien estuvo con él en cautiverio, Roberto Pistachia, ya que Santiago Mac Guire, el otro detenido, falleció.

Foto: Jorge Contrera

En reclamos de mejores salarios

Paro docente en la UNR toda la semana

 

La Asociación Gremial de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (Coad) definió un paro para toda esta semana, en reclamo de mejores salarios. La medida comienza este lunes y se extenderá hasta el viernes 31 de marzo. Las facultades, institutos y escuelas que dependen de la UNR no dictan clases.

La decisión fue tomada por la votación docente -cerró este sábado pasado- que mayoritariamente se inclinó por la medida de fuerza: el 93% de los docentes votó por el paro.  “La votación docente arrojó un resultado contundente a favor de continuar con los paros como modalidad de la lucha salarial”, expresaron desde Coad.

“Lxs docentes nos encaminamos en unidad a una nueva medida de fuerza, en rechazo del acuerdo salarial entre el Gobierno y la conducción de Conadu. Somos mayoría lxs compañerxs que, a lo largo y ancho de todo el país, exigimos una recomposición salarial para comenzar a reparar años de pérdida en el poder adquisitivo de nuestros sueldos”, afirmaron desde del gremio docente en comunicado.

La propuesta salarial rechazada por Coad implica un aumento del 30 por ciento: 16% en marzo, 7% en mayo y 7% en junio, además de un monitoreo salarial en mayo y una reapertura de la discusión salarial en junio.

Desde la Coad reclaman la “reapertura inmediata de la mesa de negociación salarial”; “Que se agregue a la presente pauta una cuota de incremento salarial en el mes de abril (el acta acuerdo actual contempla una para marzo, otra mayo y otra para junio)” y el “adelantamiento de la revisión salarial que se encuentra pautada para junio”.

Además de los paros, el gremio de la docencia universitaria resolvió “realizar una actividad pública y una jornada de visibilización de las demandas”.

La Coad se manifestó en contra de “la actual política de ajuste del Gobierno, la que deriva de forma evidente de los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional”.

“La austeridad fiscal, el combate a la inflación por medio de la rebaja a los salarios y los ajustes en el sistema previsional empeoran día a día las condiciones de vida de lxs trabajadorxs activxs y jubiladxs y nos someten como pueblo a la política neocolonial del FMI y de las grandes potencias económicas”, aseguraron en dicho comunicado de prensa.

Adonde vayan los iremos a buscar

Genealogía de las víctimas del terror

Foto:Telam

Apenas pasan las 9 cuando comienza la audiencia por la causa “Guerrieri Pascual y otros” por homicidio agravado por el concurso de dos o más personas. Están imputados Pascual Oscar Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, Juan Daniel Amelong, Marino González, Ariel López, Juan Andrés Cabrera, Rodolfo Isach y Walter Pagano. Fotos como la de Daniel Gorosito y la de Raquel Negro cuelgan de los cuellos de la audiencia y se reflejan en el vidrio que la separa del tribunal. Tres gendarmes custodian la sala llena con diecinueve personas en el público, donde las mujeres son mayoría. Una comenta que un expolicía insultaba a querellantes y pidió que no estuviera nunca más. “Es un reverendo hijo de puta”, detalla. Hay nueve conectados por Meet y nada más dos de ellos están imputados en la causa, solamente cinco tienen la cámara encendida.

Judith Said inaugura la declaración testimonial. Tiene familiares víctimas de la última dictadura y hoy se centrará en Mario Eduardo Bordesio, el padre de su hija María. Oriunda de la ciudad de Buenos Aires, Judith se había mudado a Rosario a vivir con él cuando circulaban carteles de búsqueda para dar con su paradero. “Él no se iba a presentar”, dice. “Reivindicábamos ser militantes, aun siendo perseguidos”, declara.

Cuenta que María recuerda la visita donde fue a pasear con sus tíos y los militares allanaron el hogar de su padre hasta el destrozo. Judith expone con gran oratoria y aporta que hacía frío el día del allanamiento ilegal, que fue en julio de 1976. El exilio al año siguiente fue inevitable y no regresaron hasta 1984. En su calidad de testigo, Judith celebra la instancia declaratoria, aunque cuestiona: “Tardamos mucho”. Un cálido aplauso la abraza al final de su testimonio, luego de la lectura de una carta de Mario y de un pedido de militancia sin riesgo de muerte por parte de las fuerzas armadas.

¿Quién fue Mario Bordesio?

María Bordesio jura que dirá la verdad. La genealogía de víctimas directas de la dictadura en su familia abarca a su padre, sus tíos Alberto y Eduardo Said, el padre de su hermano materno y Claudia, tía política. También enuncia el secuestro con devolución de su hermano menor y el de un primo. Declara con paciencia, tiene sentido del humor. Describe a su papá como “una persona comunicativa, amistosa y solidaria”. Para ella, Mario fue un padre presente. Después de la separación con Judith, se quedó en Rosario y ellas se fueron a Buenos Aires; él era capaz de tomarse un tren por cuatro horas para verla quince minutos en un bar porteño. Lo considera un tipo sensible y valioso que perseguía con justicia el bienestar popular, que peleaba para ser más libre y para “tener más derechos y menos esclavitud”.

Más tarde, revelará los apodos de su militancia montonera: Tato, Mateo, Lucho y Gustavo. “Siempre había una sensación de persecución porque la persecución estaba como explícita”, advierte. En 1976, María tenía mucha esperanza a pesar de la oscuridad que su familia sabía que se venía y ella no. Esperaba dos hermanos con alegría: Ricardo, por parte de su mamá; y Mario Enrique, del lado de su papá. Le han dicho muchas veces que era igual a su padre sin que pudiera corroborarlo. “Miraba y no había nadie”, remarca al instante que reconoce tener la letra muy parecida a la suya.

La última vez que lo vio fue en la terminal de ómnibus de Mar del Plata, en marzo de 1977, a sus 4 años recién cumplidos. Le angustió el exilio y no se enteró de que estaba desaparecido hasta entrados los años ochenta. En quinto grado lo pudo decir en la escuela. Crecer sin él conllevó “no tener un montón de charlas, abrazos, cuentos, idas al colegio”. También implicó la pobreza que afrontó junto a su madre como único sostén económico. “Siempre me peleé mucho con mi mamá y podría haberme peleado un poco con él”, imagina. Por último, María aclara que banca su lucha y que entiende su recorrido: “Fui lo más feliz que pude en nombre de mi papá”. Está muy contenta por haber llegado a ser testigo en el juicio y reclama justicia a sabiendas de que no habrá reparación. “Yo no soy la víctima de nadie”, asevera.

Mario hijo

Luego del cuarto intermedio, llega el turno de Mario Enrique Bordesio y es riguroso con el discurso. Además de los crímenes de lesa humanidad contra sus familiares, supone: “Yo debo haber estado secuestrado con ellos al momento de la captura”. Ya pensó sus respuestas antes de oír las preguntas y las redactó en un papel inclaudicable. Criado con la familia de un tío paterno en silencio, creció con miedo. Ahí no sabían mucho de la militancia de su padre, menos sobre su madre.

Mario no sabe que, en algunas horas, Mauricio Macri retomará en público su discurso sobre “el curro de los derechos humanos”. Sin embargo, narra que las fuerzas armadas rompieron a más no poder el departamento donde vivía su familia y se robaron todo lo que había ahí. El último testigo que tendrá la jornada, Ignacio Vaccaro, es nieto de quien era dueño de esa casa y contará cómo el episodio marcó a su familia y al barrio mismo.

Una mujer tose sin parar. Varias lloran al escuchar que cuando cursaba su sexto mes de embarazo, con el futuro Mario en el vientre, Olga Beatriz Ruiz saltó un tapial de cinco metros de altura para escapar de milicos letales. El testimonio traza una línea histórica de cómo lo afecta terrorismo de Estado; con años de dolor, de silencio. Las persecuciones también habían acechado antes de la dictadura. “A diferencia de ellos, yo estoy acá”, dice en referencia a su mamá y a su papá. En instantes, enfatizará en la revictimización de los medios de comunicación que mentían con que los desaparecidos estaban en España. “Como tantos otros, tuve que reconstruir mi historia con los datos que junté, por eso hay huecos en mi relato”, lamenta. Exhibe algo recurrente: “Soñarlos vivos y no saber su paradero”.

juicios
Marito Bordesio en brazos de su padre Mario, secuestrado en Rosario en 1977.

Un rompecabezas al que le faltan piezas

Marito creció en calle Maciel 251 desde que, a sus nueve meses, tres tipos en una camioneta lo dejaron en casa de su tío con sus pertenencias —ropa, juguetes, libreta sanitaria—. Tenía lastimaduras en la nariz y en la boca. Estaba resfriado y sin higienizar, con una carta que rezaba: “Estamos seguros que nos volveremos a ver”. Su mamá y su papá pedían que se encargara de su crianza quien estuviera en mejores condiciones. Querían que creciera con mucho amor, no con lástima; que le pusieran límites, que no lo consintieran. “Edúquenlo”, exigían. Y rogaban que no fuera una carga para quien tomara la responsabilidad. Su tío le contó que durante los primeros meses lloró desconsoladamente.

Mario habla rápido y lee rápido, con fluidez y con elocuencia. Su voz tiene una entereza insospechada para el horror que relata. Enumera vejaciones dictatoriales y denuncia a la burocracia que decía hacer todo lo posible para encontrar a personas desaparecidas mientras el Poder Ejecutivo no daba brazo a torcer con su política de aniquilación. Supo atributos de su familia por cartas entre su abuela María Delia y la mamá de su hermana. En esa época, el correo internacional tardaba meses, que se traducían en “incertidumbre y desesperación”. En instantes, Mario protestará por el triste seudónimo usado por Videla: “Desaparecido”.

Cuando él termine, Adela Isabel Ruiz, su tía, destacará en su testimonio el trabajo del Equipo de Antropología Forense. Dirá que su hermana y su cuñado podrían haber estado en los ex centros clandestinos de detención “La Calamita” o “La Casa de Funes”. “Cuando fui a Buenos Aires para mí fue muy sanador pertenecer al grupo de Hermanos”, reivindicará. Fue allí donde entendió que sus altibajos eran comunes. Adela llevó un texto poético que escribió y lo va a leer con voz baja. Hablará de una boca llena de palabras no dichas. Resaltará un silencio cargado de “paciencia” y corregirá a la inmediatez su lapsus: “Presencia”.

Los nombres cambiados

Al reconstruir su infancia de adopción forzada, donde fue un niño triste y solitario, Mario cuenta que, de bebé, tuvo una intervención quirúrgica por un quiste en la axila. Sus padres lo fotografiaron con esa marca para que pudieran reconocerlo en caso de tener que hacerlo. Mientras sufría por tener que nombrar lo que no era —a sus primos, hermanos; a su hermana, prima; a su tío, padre—, en la escuela conoció a un hijo apropiado que se llamaba Jorge Rafael.

Marito define al último golpe de Estado como un “plan digitado y siniestro ejecutado por personas de carne y hueso, con nombres y apellidos”, en el que “cualquiera en la vereda de enfrente del modelo político y económico que se venía a imponer corría riesgo de secuestro y tortura”. Tras la ley de Obediencia Debida, de la de Punto Final y de los indultos, concluye: “Entendí la lucha de mis padres”. No le queda bandera por levantar, esgrime contra la teoría de los dos demonios y reivindica a Madres y a Abuelas de Plaza de Mayo.

Cerca del final, evoca a un abogado que le había preguntado si pertenecer a Hijos le impedía un proceso de duelo y responde ante el tribunal que era la falta de justicia lo que se lo obturaba. Una mujer le besa la mano a otra, ambas abrazarán a Mario en minutos, cuando haya dejado el estrado. La audiencia finaliza y el juicio se retomará este lunes 27 de marzo a las 9 de la mañana, cuando declare la familia de Eduardo Héctor Garat, militante de Montoneros desaparecido en 1978.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 24/03/23

Fuente:RedaccionRosario

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