20 de marzo de 2023

VISITA OCULAR A PUENTE 12 – DE CENTRO CLANDESTINO A BASE DE LA POLICÍA BONAERENSE.

 VISITA OCULAR A PUENTE 12 – DE CENTRO CLANDESTINO A BASE DE LA POLICÍA BONAERENSE

EL MARZO 19, 2023

El TOF 6 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires realizó una inspección ocular en el predio donde funcionó el CCDTYE Puente 12. El 3 de abril comienza el tercer tramo de la causa por ese Centro Clandestino. Se constataron modificaciones edilicias. Actualmente el predio es utilizado por una fuerza especial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.  La opinión de Pablo Llonto.

Redacción: Paulo Giacobbe
Fotos: Bárbara Barros / La Retaguardia
Edición y Video: Fernando Tebele



El Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio Puente 12, también conocido como Cuatrerismo o Brigada Güemes, estaba emplazado en el cruce entre el Camino de Cintura y la Autopista Riccheri, Partido de la Matanza, Provincia de Buenos Aires. Ese predio lo ocuparon dos centros clandestinos, aunque no en simultáneo. Puente 12 funcionó varios años antes del golpe de Estado, desde noviembre de 1974 hasta febrero de 1977; y El Banco desde diciembre de 1977, cuando demolieron el CCDTyE Club Atlético en Paseo Colón y se mudaron temporalmente a ese lugar hasta mediados de 1978.  En el inmenso predio, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) realizó excavaciones y encontró fosas comunes en las que hallaron restos óseos humanos. Pequeños fragmentos que habían sido calcinados en “capachas”, un pozo grande donde arrojaban los cuerpos y los incineraban rociándolos con combustibles y otros elementos. La acción que completaba el plan de exterminio podía tomar 18 horas. “No está claro si allí los asesinaban o si arrojaban sus cuerpos”, indicó el abogado querellante Pablo Llonto durante la visita. El predio siempre estuvo ocupado por las fuerzas represivas. Actualmente está en manos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. 

El 31 de mayo de 2017, María Eugenia Vidal,  en ese momento “orgullosamente” gobernadora de la provincia, creó la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI). En Julio de 2017, Cristian Ritondo, el ministro de seguridad de esa gestión, inauguró su base en Puente 12. Al momento de crearse tenía 160 policías; con la llegada de Sergio Berni al Ministerio de la Provincia de Buenos Aires, ya con Axel Kiciloff en la gobernación, la cantidad de efectivos que están bajo las órdenes del Comisario General Walter Javier Chiucaloni se multiplicó de manera exponencial. El jefe policial comentó durante una visita ocular en 2021 que eran 2700 efectivos.

Esta unidad de despliegue territorial y Puente 12 ganaron cierta notoriedad en los últimos años, por hechos ajenos a la inseguridad. En el verano de 2021, unos pocos efectivos de esa fuerza saludaron a Patricia Bullrich en Villa Gesell, durante la presentación de un libro; y unos meses antes, en septiembre de 2020, frente a Puente 12, ocurrió el escenario principal de un alzamiento policial que duró varios días. En esa oportunidad, un efectivo de la Policía de la Provincia se subió a una antena durante dos horas. Chiucaloni intervino personalmente para convencerlo de deponer su actitud de arrojarse. También dialogó con otros pacíficos peticionantes de la fuerza. En octubre de ese año, la UTOI participó en el violento operativo de desalojo de la toma de tierra en Guernica. Walter Chiucaloni colaboró durante la ocular.

La inspección

El portón de ingreso al predio fue modificado. Ya no está el de madera, tan característico por su estructura y sonido. Ahora su lugar lo ocupa otro, que no es de madera, es negro, cerrado. Se ingresa a un descampado, donde algunos autos pueden ser estacionados bajo la sombra de los árboles. La oficina de la UTOI está pintada en su exterior con una franja naranja de medio metro y el resto es gris. Otra parte es celeste.  La puerta de vidrio tiene grabado el moderno logo de la fuerza especial, que además de sus siglas tiene la cara de un jaguar. El mismo escudo que también puede verse en un mástil de ladrillos grises a la entrada. Esa insignia estará incorporada, de manera más sigilosa o más llamativa, en cada pared y rincón del inmueble. Evitaremos de aquí en más su mención, pero corresponde tener en cuenta su presencia constante.  En la zona exterior, además de las oficinas de la UTOI, existen otros edificios en construcción y una capilla que no estaba al momento de los hechos que se juzgan. 



Tuvieron que atravesar toda la ciudad para llegar hasta Puente 12. Mientras eso ocurría, el resto de los participantes de la ocular charlaban mirando un plano del lugar, en una sala con aire acondicionado de la UTOI, con bebidas frescas y hielo, cortesía del lugar. La larga mesa del salón lucía un natural diseño de camuflaje en tonos oscuros. Dos maniquíes de tamaño natural, con sus rostros cubiertos y pertrechados con uniformes de la fuerza, custodiaban la comitiva desde un rincón; hacían recordar a las armaduras de los castillos medievales. Si se hubiesen movido nadie se hubiera sorprendido. A su lado, una bandera argentina y otra de la provincia. Un geco curioso bajó del techo y luego volvió a meterse en su rincón. Cuando los jueces y la jueza llegaron, una agente sirvió sanguchitos de miga, pero nadie comió. Los jueces ni se sentaron y comenzaron inmediatamente la recorrida. Los pasillos angostos del interior están decorados con cuadros de la UTOI, en operativos y posando. También hay un collage de fotos der una recorrida que realizaron las sobrevivientes del CCDTyE el 13 de septiembre de 2021 cuando salieron espantadas por las reformas que se habían realizado. Entre ellas estaba Cristina Comandé, ya enferma, pero privilegiando dar testimonio. Aquí son notorias sus ausencias, porque como el juicio aún no comenzó, no pueden tomarse testimonios.

El primer reclamo a los jueces fue por la modificación de la entrada. El portón que tenía un escudo de la división de canes ya no estaba y el piso ahora asfaltado antes era pedregullo. “El acceso se mantiene pero cambió mucho la fachada”, dijo a los jueces Gonzalo Conte, de Memoria Abierta, analizando el lugar desde afuera. Conte fue guiando por los lugares, modificados en su mayoría.  Recordó la existencia de una fuente en el exterior, ahora tapada por una pared y unas camionetas estacionadas. En otro lugar, donde se ve una rampa, había escalones, y un patio de ingreso de personas secuestradas actualmente está bloqueado.

Luego de ingresar nuevamente a las oficinas, Conte explicó que el primer recinto tenía un escritorio metálico de oficina con vidrio y un Cristo en la pared. En ese lugar los muebles eran de oficina. “Se utilizaba para tomar declaraciones después de la tortura”. Ese cuarto tiene una ventana con una reja de firuletes, que da al “patio articulador”.  Era la pieza de control entre las zonas de tortura y de detención. El patio conserva su piso damero original, pero su tamaño fue reducido considerablemente. 



La sala de torturas reconocida en varios testimonios “ahora se usa de office”, resume Conte. “Tenía una provisión de agua y un pequeño depósito”. Un cuadro de San Martín con la bandera argentina decora la habitación. ¿Estaría ahí para recordar las palabras del padre de la patria?: “Jamás derramaré la sangre de mis compatriotas y solo desenvainaré mi espada contra los enemigos de la independencia”. El tamaño original de la sala de torturas era más grande que la oficina actual. El piso de madera fue removido. La armería y el pañol se mantienen en su lugar, al costado de la ventana de rejas. Un sector con camas y calabozos con cuchetas fue modificado. Al ingresar por el patio cerrado se llega a una habitación amplia con escritorios y computadoras donde trabajan integrantes de la fuerza operativa. Las paredes con repisas sostienen biblioratos azules. Un ventilador sin fuerzas giraba sus paletas, agotado. En ese lugar, anteriormente, había solamente una claraboya que dejaba ingresar gotas de luz. Ahora, con una ventana, ese lugar es más luminoso. “Acá todavía el piso era rojo y el muro completado con laja”. La ocular va a ser todo el tiempo así, lo que había antes ahora no está y lo que está no estaba antes. “Volviendo al plano, esa es la pileta, y por acá es la cámara… y el piletín. Aquí donde está la viga estaba la división de la sala grande”, va vislumbrando Conte. La viga es fundamental para ir armando el espacio.  Agujeros en el techo con rejas horizontales y verticales, parece que estaban de antes. El lugar, sin el plano que armaron los y las sobrevivientes, sería irreconocible. Sí está todavía una claraboya en el techo por las que los guardias pasaban cigarrillos y medicamentos a las personas secuestradas.







“Esto estaba más o menos… hasta acá… esto es nuevo… lo que hicieron fue eliminar esto…“ señaló Conte a los jueces. El recorrido fue laberíntico. Una puerta de un costado permitió volver al exterior. “Lo que hay que hacer es recomponer esta planta para tener una planta definitiva y entender la lógica de estas modificaciones”. En 2010, durante la ocular en la Instrucción de la causa, algunos de los cuartos ya no estaban. Pero también se advierten modificaciones posteriores.

“No estoy ubicando la sala de torturas, está muy desdibujada”, sentenció Conte a las puertas de un depósito de restos de objetos en desuso. No se puede entrar por los objetos. “Es un peine”. Un policía explica que tienen prohibido el uso, salvo para acopio. Entres las cosas arrumbadas allí, están los restos del portón de la entrada. Los patios se fueron techando para armar puestos de trabajos, con computadoras, dispensers, impresoras, escritorios. En otro cuarto, contra las paredes, había aparatos de gimnasio para levantar peso y una bicicleta fija. Desde afuera se nota en las paredes el cambio realizado para poner un techo a dos aguas.  

En el patio exterior fusilaban a los y las secuestradas. Después armaban la Capacha. Una fosa común y combustible. Costó encontrar el lugar donde estuvo trabajando el EAAF. Un árbol caído y otros objetos fueron arrojados a la excavación. En su cercanía están levantando otros cuartos. Podría haber otros restos, pero parece no importar. Sobre el lugar pesa una manda judicial de no innovar. A unos metros largos un grupo de cadetes sale de otra construcción y se van para los fondos. 





Al finalizar la jornada, el abogado querellante Pablo Llonto, dialogó con La Retaguardia sobre las modificaciones constatadas: “Los cambios para noso-tros son modificaciones en la estructura. Ellos dicen que no. A raíz de esto hemos denunciado durante años esos cambios y ahora, el 21 de marzo, va a haber una Inspección judicial del juez Daniel Rafecas para corroborar que esas modificaciones, que primero vieron las sobrevivientes y  después las hemos corroborado hoy, fueron hechas por arriba de una orden de no innovar y veremos qué medidas toma”. Llonto consideró que hace falta una decisión política “para reconstruir el centro clandestino, en este caso del Gobierno de la Provincia, que disponga que este lugar se evacúa y se recupera para la provincia, y se construye acá con otros materiales el lugar”. En tal sentido, es necesario reubicar en otro predio a la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas. “Hay una desidia de los distintos gobiernos provinciales de no  haberlo preservado. Es un lugar que hay que recuperar. No es el único. Hay decenas que están así o peor. Todas las comisarias, salvo aquellas que en estos últimos años se lograron recuperar”. Por eso el abogado querellante mencionó el caso de los Pozos de Banfield, de Quilmes y El infierno de Avellaneda;  tres ex CCDTyE que hoy son Sitio de Memoria: “Si esta conversación la hacías hace seis o siete años en El Infierno, íbamos a estar hablando lo mismo”, cerró. 
Fuente:Rebelion

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