5 de abril de 2023
LESA HUMANIDAD
El hallazgo de un avión
abandonado en Uruguay reflota las huellas del Plan Cóndor
Era
la aeronave en la que viajaba Massera y se usó para trasladar personas
secuestradas desde Paraguay en 1977. Revelación fortuita y pedido de
repatriación.
El jet Hawker Siddeley de la Armada argentina abandonado en Uruguay
Aviación Naval Argentina
Un avión de la Armada en el que viajaba habitualmente el dictador Emilio Massera, y fue utilizado para trasladar personas secuestradas del Plan Cóndor entre Argentina y países limítrofes durante la última dictadura militar, permanece abandonado en un pequeño aeropuerto de Uruguay. Lo asegura un ilustrador local que encontró la aeronave mientras hacía una investigación para una de sus producciones. Representantes jurídicos de sobrevivientes y víctimas del terrorismo de Estado solicitaron a la Justicia argentina que disponga acciones para preservarla como medida de prueba y analice la posibilidad de traerla a Buenos Aires. “Fue instrumento de perpetración de delitos en nuestro país”, argumentan los abogados querellantes.
En marzo de 1977, el uruguayo Gustavo Inzaurralde y el argentino José Nell intentaban, desde una pensión en Asunción (Paraguay), instrumentar un salvoconducto que les permitiera a coterráneos como Nelson Santana Scotto, Alejandro Logoluso y Dora Landi exiliarse en Europa. El grupo fue secuestrado por las fuerzas de seguridad paraguayas y torturado durante dos meses por efectivos del país vecino y sus pares de inteligencia argentinos y uruguayos.
En el llamado Archivo del Terror, un directorio con documentación pormenorizada de la dictadura de Alfredo Stroessner vinculada al Plan Cóndor y que luego fue desclasificada por las fuerzas represivas del Paraguay, hay constancias de esos viajes. El 16 de mayo de 1977 a las 16.34 fueron trasladados a Buenos Aires “en un avión birreactor de la armada argentina con matricula 5-7-30-0653, piloteado por el capitán de corbeta José Abdala”, consigna el acta donde el comisario Alberto Cantero le comunica a Pastor Coronel, del Tercer Departamento de Investigaciones, la concreción del traslado. También figuran la nómina de personas secuestradas, que “fueron entregadas por conducto de esta Dirección, en presencia del coronel Benito Guanes y del capitán de fragata Lazaro Sosa, el teniente primero José Montenegro y Juan Manuel Berret, ambos del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIDE)”. Esos nombres son alias.
Esa acta es una de muchos documentos que certificaron la coordinación de las dictaduras vecinas y el intercambio de información y de personas secuestradas entre ellas. El caso fue uno de los más fuertes del juicio por los crímenes de Plan Cóndor que en Argentina culminó en mayo de 2016 con penas para 15 genocidas. Habían sido imputados más de 30, entre ellos el dictador Jorge Rafael Videla, pero fallecieron durante el proceso judicial. Una vez que parten desde Asunción en esa aeronave hacia Buenos Aires, se pierde el paradero de los prisioneros; a excepción de Inzaurralde, quien fue visto en “Club Atlético”, el centro clandestino que funcionó en el barrio porteño de San Telmo e integró el circuito represivo ABO, a cargo de la Inteligencia de la Policía Federal. Los cinco permanecen desaparecidos.
El avión; no cualquier avión
Sebastián Santana Camargo es uruguayo, ilustrador y trabajador de artes visuales. A mediados del año pasado se sumó a plancondor.org, un proyecto colaborativo impulsado por la investigadora Francesca Lessa que reúne en una plataforma virtual toda la información que circula por diferentes vías y territorios sobre los crímenes de lesa humanidad coordinados en el operativo que compartieron Chile, Uruguay, Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil. “Teníamos que hacer un corto sobre los traslados de prisioneros desde Asunción a Buenos Aires realizados en mayo del 77. Me puse a investigar cómo era el avión para poder ilustrarlo”, contó a Letra P el artista uruguayo. Nunca imaginó que la preproducción de ese material lo llevaría hasta “el” avión que intentaba recrear.
Primero, Santana Camargo se topó con fotografías en internet: imágenes de aquel avión birreactor utilizado por la Armada y otras actuales sobre una aeronave de iguales características abandonada en el pequeño aeropuerto de Melilla, en Montevideo. “Lo vi oxidado y me sorprendí. No podía creer estar frente al mismo avión, ¿podía ser que estuviera así tirado?”, se preguntó.
Mientras recogió la historia de la aeronave, consigna en blogs de gente aficionada de la aviación que suelen ser fuente verídica de información sobre aviones que sirvieron a las fuerzas armadas. El jet Hawker Siddeley HS-125 modelo 400B con códigos de identificación 5-T-30-0653 era considerado, según resumió Santana Camargo, como “un orgullo muy particular de la armada” dado que era el único de esas características de la fuerza. La diferencia entre el registro de los archivos de Paraguay (que lo menciona como 5-7-30) y el número de chasis real del avión es, según figura en la causa judicial del Plan Cóndor, un error de escritura de los militares paraguayos.
La Armada argentina lo adquirió en 1971 y lo sumó a la 2da Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico. Una aeronave pequeña, de siete asientos recubiertos de cuero y de uso “exclusivo” del comandante en Jefe. Es decir, que sirvió para llevar y traer al dictador Emilio Massera. De hecho, se lo menciona en un artículo periodístico de la época del terrorismo de Estado que cuenta un viaje del "amo y señor" de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) a la provincia de Santa Fe; tres días antes del traslado de prisioneros desde Paraguay a Buenos Aires. Utilizado para tareas de observación en la guerra de Malvinas de 1982, fue vendido a la empresa Alparamis S.A. en 1987. En 2004, pasa a ser propiedad de Nemiro S.A. y un año después fue adquirido por la compañía Air Wolf, que nunca lo llegó a poner operativo.
Ahora le toca a la Justicia
Santana Camargo acercó esta información a cuanta parte interesada hubo en Uruguay en relación con las personas secuestradas que fueron trasladadas en el avión en mayo de 1977. Allí los caminos para “hacer algo” con la aeronave encontraron, enseguida, un límite. Entonces, la información cruzó el Río de la Plata y llegó hasta la querella de sobrevivientes y familiares de víctimas de la última dictadura a cargo del abogado Rodolfo Yanzón y la abogada Flavia Fernández Brozzi. El viernes pasado solicitaron medidas de preservación de la prueba y su posible traslado a la Argentina en la causa que investiga los crímenes del Primer Cuerpo del Ejército, que incluye el circuito represivo ABO. Las querellas harán lo propio en las causas Plan Cóndor y ESMA.
Además de certificar que la aeronave sea efectivamente el jet de la Armada que sirvió de transporte de personas secuestradas del Plan Cóndor; jueces y fiscales deberán recorrer otras líneas de investigación que se abren con el hallazgo. “Necesitamos que este avión se preserve, pero también que se revisen las planillas de vuelo para saber en qué otros traslados estuvo involucrado”, mencionó la abogada.
Fuente:LetraP
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