Familiares y compañeros de los 12 detenidos desaparecidos de la Iglesia Santa Cruz, realizarán este viernes un acto de homenaje al cumplirse 46 años de los secuestros que se llevaron a cabo entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, y a 40 años de recuperada la democracia.

Bajo las consignas "Hoy más que nunca, democracia es justicia social" y "Memoria, Verdad y Justicia. Son 30.000", los organizadores reconocerán a dos referentes del periodismo comprometido "con la defensa de los derechos humanos y la lucha por la construcción de una patria igualitaria, justa e inclusiva", informaron en un comunicado.

Durante el acto se proyectará un video que documenta el recorrido histórico de 40 años de lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. 

Además, compartirán su repertorio musical las artistas Dolores Solá, Liliana Herrero y Teresa Parodi, y el ballet de Folklore de la Universidad Nacional de las Artes, realizará una danza en alusión a los 40 años de democracia. 

"A 46 años del secuestro, desaparición y muerte de las Madres (fundadoras de la organización de DD.HH), las religiosas francesas y militantes populares, y ante el avance de la derecha negacionista y apologista de la dictadura genocida, reafirmamos más que nunca la lucha por Memoria, Verdad y Jusitica", indicaron los organizadores.

El acto homenaje se realizará este viernes frente al Solar de la Memoria, en Estados Unidos y Urquiza del barrio porteño de San Cristóbal, a las 18.30.

Los encuentros en la Iglesia Santa Cruz tenían como finalidad la confección de una solicitada con la lista con los nombres de los detenidos-desaparecidos durante los primeros dos años de la dictadura, publicada en el diario La nación el 10 de diciembre de 1977.
 

Los secuestros


El 8 de diciembre de 1977, represores de la Armada entre los que se encontraba el represor infiltrado Alfredo Astiz, secuestró a siete personas que se reunían habitualmente en la Iglesia Santa Cruz, entre ellas, dos Madres de Plaza de Mayo, familiares y militantes de derechos humanos.

Ante testigos, el grupo de tareas 3.3.2 de la Armada secuestró ese día a las Madres Esther Careaga y Mabel Bianco, a la religiosa francesa Alice DomonAngela AuadPatricia OviedoRaquel Bulit y Gabriel Horane, y como parte del mismo operativo también secuestró esa mañana a Remo Berardo y por la tarde a Julio Fondovila y Horacio Elbert.

El 10 de diciembre, mismo día de la publicación de la solicitada, el plan represivo se completó con los secuestros de la monja francesa Leonie Duquet y de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de De Vincenti.

Los 12 secuestrados, nombrados por los represores como "el grupo de la Iglesia Santa Cruz", fueron trasladados al centro clandestino de detención, torturas y exterminio de la ESMA, torturados y arrojados vivos al mar en los llamados "vuelos de la muerte".

Tiempo después, el mar devolvió cinco cuerpos en las costas bonaerenses de Santa Teresita y los cadáveres fueron sepultados como "NN" en el cementerio de General Lavalle.

En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó los restos pertenecientes a las monjas francesas Domon y Duquet, y los de las Madres fundadoras Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Bianco.

Cuarenta años después, la justicia argentina dio por probado por primera vez la existencia de los "vuelos de la muerte" y condenó a prisión perpetua a Mario Daniel Arru, Alejandro Domingo D'Agostino, Francisco Armando Di Paola y Gonzalo Torres de Tolosa.

Fuente:Infonews - Cooperativa


La marca de Alfredo Astiz

Se cumplen 46 años del secuestro de los 12 de la Santa Cruz, un golpe al corazón de las Madres

El 8 de diciembre de 1977, el Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA  inició un operativo que terminó con la desaparición de Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga, Angela Aguad, Remo Berardo, Julio Fondevila, Patricia Oviedo, Horacio Elbert, Raquel Bulit, Daniel Horane, Leonie Duquet y Alice Domon.

8 de diciembre de 2023

Un grupo conformado por Madres de Plaza de Mayo, militantes y religiosos, que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz para recabar información sobre los detenidos desaparecidos, eran secuestrados hace 46 años -el 8 de diciembre de 1977- como parte de un operativo de la Armada que contó con la participación del genocida Alfredo Astiz, quien se infiltró en este colectivo fingiendo ser hermano de una víctima.

Familiares y compañeros de ese grupo realizan este viernes a las 18.30 un acto de homenaje frente al Solar de la Memoria, ubicado en Estados Unidos y Urquiza del barrio porteño de San Cristóbal, con las consignas “Hoy más que nunca, democracia es justicia social” y “Memoria, Verdad y Justicia. Son 30.000”.

“A 46 años del secuestro, desaparición y muerte de las Madres , las religiosas francesas y militantes populares, y ante el avance de la derecha negacionista y apologista de la dictadura genocida, reafirmamos más que nunca la lucha por Memoria, Verdad y Justicia”, indicaron los organizadores.

Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, que formaban parte de las Madres que en abril de 1977 comenzaron a congregarse en la Plaza de Mayo para reclamar por la suerte de sus hijos desaparecidos, integraban este colectivo que habitualmente se reunía en esta iglesia ubicada en el barrio de San Cristóbal con el propósito de establecer lazos de solidaridad en el contexto de una feroz represión ilegal.

Las tres Madres fueron el objetivo principal de esta acción de represión ilegal que perseguía el objetivo de descabezar a un incipiente movimiento de derechos humanos que comenzaba a desafiar a la última dictadura con marchas, reuniones y difusión de información.

Astiz, oficial naval que integraba el Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA y que ya se había infiltrado en otros grupos de familiares de detenidos de desaparecidos, comenzó a frecuentar las rondas de las Madres de Plaza de Mayo a mediados de ese año, con el nombre de Gustavo Niño.

Alfredo Astiz. Foto: Florencia Downes.

Rubio y atlético, Astiz (o Niño) afirmaba tener un hermano desaparecido y se presentaba en la Plaza en compañía de una joven, Silvia Labayrú, cautiva en la ESMA desde hacía más de un año, y que tiempo después declararía en el Juicio a la Juntas y sería denunciante en una causa de lesa humanidad por los delitos sexuales que se cometieron en ese centro clandestino de detención ilegal, el más grande que funcionó en Capital Federal durante la última dictadura.

Desde junio, el grupo de la Iglesia de la Santa Cruz, una parroquia de la congregación de los Pasionistas conformada por religiosos e inmigrantes irlandeses e ingleses católicos, se reunía de forma habitual y uno de sus objetivos era recaudar fondos para financiar la publicación de una solicitada en la que demandaban a las autoridades respuestas por el destino de los desaparecidos.

Además de las tres Madres, Azucena, María y Esther, el colectivo estaba conformado por los familiares Angela Aguad, Remo Berardo, Julio Fondevila y Patricia Oviedo; los militantes de Vanguardia Comunista Horacio Elbert, Raquel Bulit y Daniel Horane y las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, quienes desde hacía tiempo estaban vinculadas a los grupos de derechos humanos y organizaciones sociales.

Azucena, que buscaba a su hijo Néstor, era una de las Madres más activas y era parte de una familia de fuerte tradición política en el peronismo de Avellaneda, en tanto que María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino tenían formación política.

María había sufrido el secuestro de su hija Alicia, había militado en el Partido Comunista y Esther, nacida en Paraguay, había militado en la izquierda febrerista de ese país.

Esther, maestra y doctora en bioquímica, se sumó a Madres tras el secuestro de su hija, Ana María Careaga, liberada en el invierno de 1977, lo que no detuvo su compromiso para con las víctimas del genocidio.

Infiltrado en el grupo, Astiz informó a sus superiores la intención de publicar una solicitada, y durante años se especuló que ese pudo ser el motivo que decidió el secuestro de los 12 de la Iglesia de la Santa Cruz.


La noche de los secuestros

Los secuestros de los 12 comenzaron en la noche del 8 de diciembre y concluyeron el 10, cuando la solicitada se publicó en el diario La Nación con la firma de más de 800 personas, entre ellas la de Gustavo Niño.

Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, contó una vez que no salía de su asombro cuando en 1982 vio las imágenes de Astiz rindiéndose en las Georgias ante las tropas británicas en el inicio del conflicto bélico de Malvinas con el Reino Unido.

“Nos dimos cuenta de que nos habían engañado. Éramos muy ingenuas”, aseguró Cortiñas.

Los 12 de la Santa Cruz fueron conducidos a la ESMA, donde fueron torturados, y sus cuerpos fueron arrojados al mar argentino como parte de los vuelos de la muerte.

Los cuerpos de las Madres, Ángela Aguad y Leonie llegaron a las costas y quedaron depositados en una fosa común del cementerio de General Lavalle, y en 2005 un trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense permitió identificarlas.

El jueves 15 de diciembre de ese año, las Madres volvieron a la Plaza en medio del terror y continuaron con las rondas, y una de ellas, Hebe de Bonafini, animó al resto para que no abandonaran ese lugar de lucha.

Entre 2011 y 2017, los responsables de las desapariciones de los 12 de la Iglesia de la Santa Cruz fueron condenados por la Justicia.

Los restos de María, Esther, Leonie y Ángela descansan en la Iglesia de la Santa Cruz; los de Azucena, en la Pirámide de Plaza de Mayo, donde días atrás también se depositaron las cenizas de Hebe de Bonafini, fallecida el pasado 20 de noviembre.

Fuente:ElCiudadanoyLaRegion