Policía genocida defendido por su señora
Por Roberto Garrone
desde Mar del Plata
El comisario mayor Juan Miguel Wolke, responsable del Pozo de Banfield, no quiso “reverdecer hechos lamentables” al hablar con Miradas al Sur (ver número anterior). En cambio, su esposa, Olga Fiscela, hurgó en la memoria y sacó a relucir algunos hechos puntuales de aquellos años oscuros. Bajo una férrea defensa de su marido, acusó a un camarada de Wolk, el comisario mayor Bruno Trevisan, como el responsable de los delitos cometidos en Banfield. Sobrevivientes del terrorismo de Estado y organismos de derechos humanos denunciaron a Trevisan, pero por lo hecho en otro pozo, el de Quilmes.
Hecha pública la historia de Wolk, viviendo placenteramente y sin el acoso de la Justicia, en un chalet del barrio Punta Mogotes, al sur de Mar del Plata, su mujer habló con el diario El Atlántico, de esta ciudad. Casada hace 50 años con Wolk, Olga Fiscela reconoció que los abogados presentaron un acta de defunción del policía al tribunal donde se desarrollaban los Juicios por la Verdad en La Plata. Los jueces lo habían citado a declarar por los hechos en el Pozo de Banfield. Marta Ungaro, hermana de Horacio, uno de los alumnos desaparecidos, descubrió la mentira y le entregó toda la documentación hace más de un año al juez Arnaldo Corazza, que es quien lleva la causa, aunque todavía el magistrado no ha citado a Wolk a declarar. Desde La Plata, Darío Saldaño, asesor legal de Wolk, rechaza los dichos de la mujer de su cliente.
“Jamás presentamos un acta de defunción de Wolk. Eso es falso”, dijo el letrado. Fuentes consultadas de organismos de derechos humanos aseguran como “muy probable” que no haya sido Saldaño quien presentó el certificado, sino alguno de sus abogados anteriores. Porque hace más de un año que Wolk fue citado a declarar en el marco de los Juicios por la Verdad, ocasión en que se intentó hacerlo pasar por fallecido, para deslindarlo definitivamente de toda responsabilidad sobre los años de represión.
Fiscela insistió con que su esposo nada tenía que ver con los delitos de lesa humanidad. “Cómo una persona correcta como Juan, que tiene familia, podría haber matado a alguien. A mí también me pueden acusar de lo que quieran, pero hay que comprobarlo”, contestó furiosa la mujer. Cuando la periodista le recuerda que todos sus delitos habían sido comprobados por la Justicia y había sido condenado a 25 años de prisión, Fiscela hace un profundo silencio.
Wolk fue indultado por el ex presidente Menem y desde ese entonces vive acompañado por su hijo y sus nietos, en Mar del Plata. Pero no todas fueron defensas para el comisario. Fiscela desmintió a su marido, quien en diálogo con Miradas al Sur había negado haber trabajado donde funcionó el Pozo de Banfield. “Sí, trabajó ahí, pero se desempeñó en Delitos contra la Propiedad, un sector que estaba lejos de tener alguna vinculación con el procedimiento militar implementado durante esos tiempos”, le dijo la mujer al diario marplatense.
Todo lo que no recordó Wolk, repentinamente lo refrescó su mujer. Fiscela hasta se animó a pronunciar el nombre y apellido de quien para ellos sería el responsable de todos los hechos por los que acusaron –y condenaron– a su marido.
“Bruno Trevisan, comisario mayor, al igual que mi esposo, es a quien la Justicia tiene que condenar. Él fue el que trabajó en la Noche de los Lápices”, sentenció. Según recordó, en el Pozo de Banfield operaban unas 50 oficinas. Para la mujer de Wolk, su esposo trabajaba en una punta y en la otra Trevisan. “Sólo eran compañeros, pero no tenían otra relación”, aclaró.
Las coincidencias del pasado parecen repetirse 33 años después. En el presente, el comisario mayor Trevisan, como Wolk y Etchecolatz en su momento, también habría elegido las pintorescas calles del barrio Punta Mogotes, al sur de Mar del Plata, para intentar recomenzar una nueva vida, entre el anonimato y la impunidad.
Estas nuevas declaraciones públicas en torno de Wolk activaron los expedientes que se tramitan en el juzgado Nº3 de La Plata, donde se investiga lo sucedido en el Pozo de Banfield, entre 1976 y 1978. La propia Marta Ungaro pidió que los dichos del policía se agreguen a la causa.“Mi esposo viajó a La Plata para reunirse con su abogado, a la espera que lo llamen a declarar”, informó Fiscela esta semana, sobre el paradero del policía. En la conversación telefónica que Miradas al Sur mantuvo con Wolk, éste le había asegurado que no tenía inconvenientes en presentarse al Juez. “Donde me llamen, ahí voy a estar”, dijo.
Saldaño confirma la hipótesis familiar. “Nunca mi defendido ha sido llamado a declarar, pero no descarto que pueda presentarse espontáneamente si lo consideramos necesario”, anticipó el abogado, que tiene su estudio en el mismo edificio donde funciona la delegación platense de Abuelas de Plaza de Mayo.
El abogado desvinculó categóricamente a Wolk de todo delito de lesa humanidad. Dijo que su defendido le ha presentado “decenas de pruebas documentales” que certifican que el ex comisario “nada tiene que ver con esos hechos”.
Saldaño aseguró que su cliente “tiene un apego a las formas de la verdad, aunque eso lo pueda perjudicar”, al tiempo que reconoció que “alguna vez”, Wolk le habló de Trevisan como “quien realmente estaba a cargo de Banfield. Tenían el mismo cargo, pero en esa época lo que importaba no era el cargo, sino la función”.
La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación solicitó la información publicada en Miradas al Sur sobre Juan Wolk en la edición del domingo pasado para incorporarla al expediente que lleva la causa en el Juzgado de Corazza. Ahora, el magistrado tendrá más elementos para que el comisario mayor comience a recordar los momentos más trepidantes de su carrera.
(Fuente:Rdendh-miradasalsur).
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