“Era un estudioso de la tortura”
Año 3. Edición número 149. Domingo 27 de marzo de 2011
Por Rolando Mota
Norberto Liwski narra los métodos del médico policial Jorge Vidal El médico torturador Jorge Héctor Vidal fue detenido luego de estar prófugo de la Justicia desde julio del año pasado, cuando el juez federal de La Plata Armando Corazza ordenó su detención. Vidal, ex médico forente de la Policía Bonaerense, fue detenido en una vivienda del barrio porteño de Flores, escondido en al altillo de su casa y rodeado por un arsenal. El médico fue trasladado a los tribunales federales de La Plata, donde se negó a declarar, tras lo cual fue trasladado al penal de Marcos Paz, donde se alojan otros represores de la última dictadura militar.
El médico Norberto Liwski, presidente del Comité para la Defensa de la Salud, la Ética y los Derechos Humanos (Codeseh), fue víctima del accionar de Vidal durante su cautiverio en el centro clandestino de detención que funcionó en la Brigada de Investigaciones de San Justo.
En diálogo con Eduardo Anguita por Radio Nacional, Liwski explicó que Prefectura encontró a Vidal “en su propio domicilio, escondido en una especie de doble techo en su casa, preparado y utilizado al efecto. Además, estaba rodeado en una enorme cantidad de armas de todo tipo”. El médico opinó que su detención “rompió con cinco años y medio de una impunidad en que pudo disfrutar –si se puede disfrutar metido en un altillo– de una impunidad que estuvo rodeada de protecciones de quienes se sintieron evidentemente comprometidos con este personaje siniestro y encubrimientos que están explícitamente presentados en el propio expediente, encubrimientos de miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Su detención no sólo pone en condiciones de ser juzgado a un prófugo de tantos años sino que además rompe con un mecanismo de protección de genocidas”.
Liwski fue una de las víctimas de Vidal. En su calidad de médico, entendió el rol que éste jugaba durante las torturas. “No es uno de los tantos médicos que participaron en la tortura en los centros clandestinos donde hoy día se puede afirmar que no pudo haber habido torturas sin médicos participando antes, durante o después” aseguró. “Él, en particular, aunque suene extraño, era un estudioso de la tortura. Tengo registro de haber escuchado en el propio ámbito de la sala de torturas y tormentos extremos cómo este hombre explicaba razones científicas de los mecanismos que se me aplicaban para torturarme, cómo cargaba de una cierta pátina de prestigio a los torturadores a los cuales les daba informaciones científicas sobre cómo la descarga eléctrica progresiva –estoy repitiendo palabras de él– producía un aumento de la secreción de una sustancia que se llama acetilcolina y que cuando ésta se agota el músculo ya no resiste y entonces la persona pierde toda capacidad de resistencia. Lo tenía estudiado o por lo menos se pregonaba de haberlo estudiado”, agregó.
Los detalles son escalofriantes. “Fue un hombre que daba la información de que a partir de los 25 kilos ya era posible comenzar a torturar. Mi hija, en ese momento, tenía efectivamente 25 kilos”, contó Liwski. En una de las casi 30 sesiones de torturas que sufrió en manos suyas, el médico tuvo un cuadro de reactivación de una fiebre tifoidea que había adquirido en su época de médico residente en Lanús. Vidal aprovechó la oportunidad para experimentar con él. “Me indicó la medicación adecuada –contó en la entrevista radial–, que era un antibiótico que se llama cloramfenicol, que tiene la particularidad de que una dosis baja reactiva la enfermedad y lleva al paciente a una deshidratación por diarrea. Éstas fueron las cosas que él hizo y que evidentemente lo hacía en una impunidad absoluta”.
Liwski todavía tiene la imagen de él grabada. A pesar de las capuchas, lo veían entrar el hospital materno infantil de Laferrere con total tranquilidad. De ahí entraba al centro clandestino con total normalidad y daba órdenes a diestra y siniestra. Vidal se retiró de la policía con cargo de subcomisario. Ahora, cuenta las horas en el penal de Marcos Paz, donde espera a ser juzgado por sus crímenes.
Fuente:MiradasalSur
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