ESMA: familiares de las víctimas de la Iglesia de la Santa Cruz piden condenas por genocidio
12 de mayo de 2011
Los familiares de las víctimas de la Iglesia de la Santa Cruz pedirán mañana condenas por "genocidio" contra la mayoría de los acusados, en la investigación de los crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la última dictadura.
Así lo anticipó en su alegato acusatorio el abogado Luis Zamora, quien sostuvo que quedó demostrado que "todos los imputados" actuaron en la ESMA, donde se secuestró, torturó e hizo desaparecer a las víctimas mediante los llamados "vuelos de la muerte".
Según se pudo saber, la querella unificada pedirá la pena de reclusión perpetua en orden a los delitos de "privación ilegitima de la libertad, tormentos y homicidios en el marco de un genocidio".
Zamora aseguró que la metodología represiva contó con la intervención y el respaldo directo de los gobiernos de Estados Unidos y Francia, y fustigó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, que llegó a la Argentina "cuando la mayoría de los desaparecidos ya habían sido asesinados".
En la sala de audiencias se encontraban presentes la mayoría de los acusados, entre ellos Alfredo Astiz y Jorge "El Tigre" Acosta, mientras que sus familiares demostraron una actitud provocativa en la bandeja superior de la sala, con continuos diálogos, por momentos displicentes, respecto del discurso de Zamora.
En su exposición, Zamora también condenó a la jerarquía de la Iglesia católica y su máximo dignatario, el cardenal Jorge Bergoglio, y destacó el valor de los juicios que se están llevando adelante, aunque lamentó de los hechos de la Santa Cruz se ventilen en un proceso "treinta y cuatro años" después de haber ocurrido.
Los sucesos de la Santa Cruz ocurrieron el 10 de diciembre de 1977 cuando el grupo inicial de las Madres de Plaza de Mayo y familiares de desaparecidos, a los que se habían sumado las religiosas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, fue secuestrado por una patota de la ESMA.
En ese grupo se había infiltrado Astiz, quien se hizo pasar por Gustavo Niño, un supuesto hermano de un desparecido, y señaló a las personas que debían ser secuestradas.
Luego de ser vistos en la ESMA, donde fueron torturados, los secuestrados fueron trasladados en los llamados vuelos de la muerte y arrojados al mar.
Zamora destacó la lucha de las Madres de Plaza de Mayo "quienes con sus pañuelos blancos les gritaron al mundo lo que aquí ocurría" y denunció que el accionar represivo contó con el respaldo de grupos económicos que intentaron instaurar un modelo en la Argentina y por eso "se necesitó amordazar al resto para reprimir y exterminar a un sector del pueblo".
En su alegato acusatorio ante el Tribunal Oral 5 que juzga a 19 represores que actuaron en la ESMA, anticipó que acusará a los imputados por delitos de lesa humanidad "cometidos como parte de un genocidio".
Los cuerpos de cinco de las víctimas, entre ellos los de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor de Devicenti y María Esther Ballestrino de Careaga y el de la monja francesa Leonie Duquet, fueron hallados sepultados como NN en el Cementerio de General Lavalle y luego identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Por esa razón, la semana pasada el abogado de la Secretaría de Derechos Humanos Martín Rico acusó a los miembros del Grupo de Tareas GT 3.3.2, que actuaron en aquel operativo, por solo cinco homicidios de las doce víctimas, ya que es ese el número de cadáveres encontrados hasta el momento.
Durante su alegato, Zamora describió a la ESMA como un "centro de exterminio" donde se produjo "el secuestro, tortura, y desaparición" de miles de opositores políticos.
Por la tarde, el abogado Horacio Méndez Carreras, quien representó originariamente a los familiares de las monjas francesas, apuntó a las responsabilidades que les cupo a cada uno de los acusados, aunque las principales acusaciones recayeron en Astiz y en Acosta, a quien mencionó como el cerebro que planificó la operación y resolvió la eliminación.
Recordó que tras la guerra de Malvinas se conocieron las primeras fotografías de Astiz, quien se rindió ante las tropas británicas, y fue reconocido, debido a la difusión, como quien se había hecho pasar por Gustavo Niño, y con posterioridad como Roberto Escudero, un alias que intentó utilizar en Francia para infiltrarse en el grupo de exiliados.
Desde ese momento, 19 Madres de Plaza de Mayo, sobrevivientes a los secuestros de la Santa Cruz, dieron cuenta ante la justicia acerca de la presencia de Astiz en la Plaza de Mayo, y a quien describieron como "quien armaba las propuestas más arriesgadas" para reclamar por los desaparecidos.
En relación con el secuestro de las víctimas, Méndez Carreras recordó que alrededor de las 20:00, cuando se ultimaban detalles para la recolección de firmas y fondos para publicar la solicitada en diario La Nación, se estacionaron varios automóviles sin patente en la puerta de la Santa Cruz, y que a la salida se hizo una detención "selectiva" orientada por Astiz.
En ese procedimiento se llevaron a Alice Domon, Ballestrino de Careaga, Angela Auad y Ponce de Bianco, Eduardo Horane, Patricia Oviedo y Raquel Bullit.
En los días posteriores fueron secuestrados en el bar Comet Horacio Elbert y Julio Fondevilla, mientras que el artista plástico Remor Berardo fue llevado desde su estudio en La Boca; la monja Leonie Duquet capturada en su domicilio de Ramos Mejia y Azucena Villaflor secuestrada en Sarandí cuando volvía de hacer compras.
Testimonios coincidentes dan cuenta de los tormentos a los que fueron sometidos los miembros del grupo de la Santa Cruz, quienes tras permanecer no más de diez días en el campo de concentración fueron arrojados al mar.
Fuente:Telam
OPINIÓN
El alegato de Luís Zamora ayer, es una pieza oratoria de estructura jurídica política, que merece ser elogiada efusivamente, como lo hicieron y calificaron personas del ámbito judicial y no precisamente por complacencia sino por aprecio a la calidad.
El silencio y la atención puesto por los imputados a lo largo de las cuatro horas del desarrollo de la parte del alegato a su cargo, nunca fué observado por quienes vamos a todas las audiencias desde hace más de un año que comenzó este juicio.
A todos nos dió la impresión que los imputados recién escuhaban algo de tal contundencia y claridad en cada palabra de su cotenido, que coincidimos en opinar que descubrieron que hay otro mundo, que lograron ver por una fisura de su blindaje mental en que situación se encuentran y que es lo que hicieron, nunca lo vimos hasta ayer.
De tal calibre fué ese alegato, que no desmerece ni acota la parte de Mendez Carrera, que su rol fue de detallar y describir técnicamente los hechos y la prueba, lo de Luís fue mas allá de lo jurídico sin dejarlo nunca, sustentado precisamente en fundamentos jurídicos que argumentó larga y profusamente para alegar y acusar por primera vez los crímenes de lesa humanidad como actos de genocidio.
Las penas pedidas fueron de cadena perpetua con inhabilitación absoluta y perpetua, costas, más accesorias por los delitos descriptos cometidosa las cuatro víctimas, para los 12 imputados.
La audiencia terminó a las 21hs, pero si Luís seguía hasta la medianoche, ni nosotros ni los imputados estabamos dispuestos a dejar de escucharlo, valió el cansancio y el agotamiento.
Un abrazo.
Carlos Zorzoli
Fuente:CecilioMSalguero
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