EL PEDIDO DEL NIETO RECUPERADO PEDRO NADAL GARCIA A LOS REPRESORES DEL CIRCUITO CAMPS
“Digan dónde están nuestros viejos”
En su declaración ante el Tribunal Oral de La Plata, Nadal García contó cómo recuperó su identidad en 2004, habló de sus apropiadores y les reclamó a los acusados que den información sobre su madre desaparecida, Hilda Magdalena García.
Por Alejandra Dandan
Pedro Luis nació el 29 de mayo de 1975 en Resistencia, tras el secuestro de su padre, quien sobrevivió.Imagen: Rafael Yohai
Pedro Luis Nadal García dijo varias veces su nombre como si aún lo pronunciara por primera vez. Lo dijo frente a los jueces del Tribunal de La Plata, dándoles la espalda a los represores que desaparecieron a su madre, y al médico Jorge Antonio Bergés, que firmó su partida de nacimiento falsa. Cuando la declaración parecía terminar, les dijo a los jueces que quería decir algo más. Se dio vuelta un poco para ver la hilera de represores que tenía detrás, como lo había hecho poco antes: “Los invito a ustedes a que sean un poco más humanos –les dijo–, y que si tienen que irse de este mundo lo hagan con dignidad: digan dónde están los restos de nuestros viejos. Dejen a un lado la soberbia; ya podrían decirnos dónde están los cuerpos, como lo hicieron (Adolfo) Scilingo y este tal (Héctor) Febres, al que no dejaron llegar a contar nada. Así que los invito a darme información de mi vieja, les pido que la compartan. No van a restar condena ni mucho menos por eso. Si fueron responsables, deben hacerse cargo. Nada más”.
Pedro se enteró en 2004 de su identidad porque lo llamaron de un juzgado. Mientras esperaba el resultado genético intentando convertir en datos más ciertos esa sensación más vieja de que la historia que había vivido era una mentira, se lanzó a investigar por las suyas qué había sucedido con él. Entrevistó como un investigador a todos los familiares de la línea de apropiadores maternos, más tarde lo hizo con los paternos. Se metió en el archivo del diario El Sol, de Quilmes, encontró datos de lo que los periodistas llamaban la Brigada Fantasma, un grupo de parapolicías integrado por su apropiador. Buscó imágenes desesperado en los álbumes de familia; entre ellas, un álbum donde sabía que su apropiador coleccionaba a sus caídos. Cuando confirmó finalmente que es hijo de Hilda Magdalena García y Jorge Adalberto Nadal, que él lo buscaba y estaba con vida, Pedro tenía dos hijos. Uno de los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo, Emanuel Lovelli, le preguntó en la audiencia por ese momento.
“¿Y cómo se le explica a un niño de cuatro años y medio que una persona desapareció?”, dijo. “¿Se le dice que la gente se esfuma? ¿Se hace humo? Yo le dije que había un Estado que en vez de protegernos reprimía a la gente, que se quedó con nosotros, pero fui una bestia explicándole a mi hijo. Me preguntó: ¿a mí me va a pasar lo mismo? Le dije no sé, no tuve la capacidad de explicárselo de otra forma, así que yo los hago responsables a ustedes también de todo el daño que le hicieron a mi familia y no sólo a mí. De la porquería que lograron con esta situación que trasladaron de generación en generación, me refiero a ustedes que están atrás, a la avidez de quedarse con nosotros.”
A la audiencia por los crímenes del Circuito Camps en La Plata, Pedro llevó dos carpetas de las diez que reconstruyó en estos años con archivos. En un momento sacó una caja con una almohadita de bebé, algo de ropa y un peine. Una vez, en medio de una conversación con su apropiadora, luego de su identificación, ella se levantó de una silla y fue a buscarle esa caja. “Yolanda me trajo esto –dijo él–, me dijo: ‘Con esto te trajeron a vos, te imaginarás que viniste bastante mugrosito’”. Pedro anduvo con esa caja a cuestas largo tiempo. Se la iba mostrando a quienes entendía que podían haber sido compañeros de militancia de su madre. En un momento llegó a ver a Norma Iriarte, una de las sobrevivientes: “Esto te lo compré yo”, le dijo ella frente al peine. “Era extraño –dijo él– porque ahí me enteré de que el cepillito en realidad era para mi hermano más grande, porque siempre lo peinaban con peine de grande. Norma se lo regaló a mi mamá, le dijo que era un peine de niños y eso terminó en la casa de Yolanda.”
Pedro nació el 29 de mayo de 1975 en Resistencia. Su madre, Hilda Magdalena García, y su hermano Carlos, más grande, habían llegado al Chaco escapándose de Buenos Aires, donde el 15 de mayo habían secuestrado a su padre, Jorge Adalberto Nadal. Meses después de parir, Hilda volvió con sus hijos a Buenos Aires para buscar a sus compañeros del PRT. En una fecha cercana al 5 de marzo de 1976 –una fecha que Pedro todavía no tiene clara pero que intentó reconstruir cruzando datos de los certificados de vacunas–, los secuestraron en Guernica. La patota se llevó a Hilda y a Pedro, pero dejaron a Carlos, que llegó con sus abuelos protegido por una compañera de militancia.
Jorge Nadal, en tanto, estuvo preso en Sierra Chica, salió exiliado, se reencontró con su hijo Carlos y se puso a buscar a su otro hijo. Pedro no supo nada de esa búsqueda hasta octubre de 2004, cuando recibió la citación del Juzgado Federal Nº 3 de La Plata. “Cuando me presenté no tenía idea del motivo por el que me habían citado.” Le explicaron que lo habían convocado por una causa de Abuelas de Plaza de Mayo. Que existía la posibilidad de que fuera hijo de desaparecidos.
El relato de los apropiadores sobre su origen varió con el paso del tiempo. Pedro fue inscripto como hijo biológico por su apropiador Luis Alberto Ferián, de la Brigada de Investigaciones de Quilmes, hoy fallecido. Y de Yolanda de Francesco, muerta con prisión domiciliaria. Bergés firmó la partida de nacimiento. Pero a Pedro le contaron otra cosa. Primero le dijeron que era hijo de una madre que lo había abandonado, pero hijo biológico de su apropiador. Luego eso cambió. Ferián no vivía con Yolanda, sino con otra pareja y otros hijos. “En la casa de él –dijo Pedro–, yo no le podía decir papá sino tío, así fue siempre. En un ambiente íntimo y con mi apropiadora, él era mi padre. Cuando estábamos en la casa de Ferián era mi tío y en cualquier evento público era así. Tuve ese doble discurso hasta que fui creciendo.”
Como todo lo que sucedió después, Pedro anotó todas las versiones que le iban dando. “Así comencé a tener fuertes dudas de que no me estaban diciendo la verdad. Me las seguí guardando con la intención de averiguar más algún día.” Pero cuando lo intentaba, su apropiadora se desestabilizaba: sufrió un infarto y tuvo cáncer. “Era mucho más constante que yo en lo mucho que se esforzaba por retenerme, porque hizo un buen trabajo de trasladarme toda la culpa que pudo hasta que murió.”
Cuando llegó la citación del Juzgado, algo de su búsqueda cambió: “La citación en realidad fue una herramienta importante para quitarme el temor y esa sensación de deuda, porque fui en secreto y luego acepté hacerme el ADN para cruzar mis datos con los del Banco Genético. Me acerqué a Abuelas, pero no me decían nada porque querían que esperara el resultado, pero sí comencé esta suerte de investigación y abordé a los familiares (de Yolanda) que me podían llegar a dar datos”.
Un hermano de su apropiadora lo llevó a recorrer los lugares donde creía que podría haber sido el operativo. Y le habló de la partida de Bergés. Una parienta le habló de la Brigada de Quilmes. Y cuando tuvo la confirmación de Abuelas decidió hablar con su apropiadora: entre muchas otras cosas, se enteró de que ella sabía quién había sido su madre. Ferián había tenido guardada durante años en su billetera una foto de Hilda. Cuando su apropiadora alguna vez le preguntó quién era, él le respondió que era una de las fotos que debía ir a su “álbum”: por ese álbum le preguntó sorprendido el presidente del tribunal, Carlos Rozansky. Y Pedro explicó que era un álbum de archivo con tapas de flores en el que Ferián coleccionaba las fotos de sus víctimas. Pedro consiguió recuperar ese álbum pero las fotografías, dijo, se detenían al parecer a principios de los años ’70.
Pedro habló de una fábrica abandonada de Quilmes, adonde el policía lo llevaba de chico a andar en bicicleta. Era un club administrado por Ferián. Pedro se preguntó si ahí también tuvieron a su madre. “Traje el plano”, les dijo a los jueces. “Siempre de pequeños íbamos a ese lugar y la pasábamos jugando con los hijos de él y los demás carreras de bicicletas, eran muchos niños y era común meternos en los túneles y recorrer y jugar y tirarles cosas a las ratas de los pozos. Yo creo también que pudo haber estado mi madre en ese lugar.”
Después de Pedro, declararon su padre y varios compañeros de militancia de su madre. Uno de los últimos testimonios fue el de Juan Vera, un fotógrafo de la revista Siete Días que en 1985 sacó la foto con la que se inició la causa. Pedro no lo supo, pero alguna vez Ferián había sido citado a declarar y lo obligaron a presentarse con Pedro para la extracción de sangre. En ese momento, el policía llevó a uno de sus hijos y el resultado dio negativo. Cuando Pedro finalmente se presentó en 2004, y mientras esperaban los resultados, su padre buscó las formas de cruzárselo. Se disfrazó de cartero y se fue hasta el trabajo a entregarle una carta.
FuentedeOrigen:Pagina12
Fuente:Agndh
Circuito Camps: “Cuando recuperás la identidad también la recupera tu familia”
Pedro Nadal, apropiado durante la dictadura y restituido en 2004, y su padre declararon y señalaron a Jorge Bergés, el médico que firmó la partida de nacimiento falsa.
También declararon amigos y familiares de su mamá que sigue desaparecida. El fotógrafo que denunció la apropiación.
Circuito Camps - El nieto recuperado Pedro Nadal dio testimonio sobre su apropiación en la dictadura (Foto: Esteban Martirena)
Por Pablo Roesler
pabloroesler@gmail.com
Un joven que recuperó su identidad en 2004, Pedro Luis Nadal García, y su padre que lo buscó durante 30 años, Jorge Nadal, declararon en la audiencia del juicio por el Circuito Camps y señalaron a uno de los imputados como responsables de la apropiación: el médico policial Jorge Berges, quien firmó el certificado de nacimiento falso. Ante el acusado, que asistió a la declaración en su silla de ruedas, el joven repasó la mentira construida por sus apropiadores, un policía de la Brigada de Quilmes que en su casa lo presentaba como a su sobrino y una mujer que se empeció en ocultarle la verdad, hasta la búsqueda de su madre desaparecida que emprendió apenas supo quien era y que aún continúa. El padre contó luego su secuestro y la búsqueda de tres décadas que culminó disfrazado de cartero para poder acercarse a quien creía su hijo y que las pruebas de ADN le dieron la razón. También declararon familiares y amigos de la mujer desaparecida, y un fotógrafo de la revista 7 Días, Juan Vera, quien apenas retornada la democracia denunció el caso en Abuelas.
En una nueva audiencia del juicio que se realiza en la ex Amia de 4 entre 51 y 53, donde el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 (TOCF1) juzga a 24 imputados por crímenes de lesa humanidad cometidos contra 281 víctimas, Jorge y Pedro Nadal relataron sus búsquedas junto a las Abuelas de Plaza de Mayo. Otro joven recuperado, el platense Leonardo Fosatti; otro padre que halló a su hijo, Abel Madariaga, y la titular de Abuelas de La Plata, Jorgelina “Coqui” Pereyra, acompañaron las declaraciones desde el público.
EL HIJO. “Me notificaron del juzgado Nº3 del juez (Arnaldo) Corazza y cuando me presenté no sabía porqué iba. Si bien tenía dudas, nunca me imaginé que iba a ir a un juzgado a despejarlas”, comenzó su declaración Pedro Luis Nadal García, de 37 años y padre de tres hijos.
Ante los jueces Carlos Rozanski, Roberto Falcone y Mario Portela, el nieto recuperado recordó que nació el 29 de mayo de 1975, en Resistencia, Chaco, catorce días después de que una patota secuestrara a su papá en el Conurbano Bonaerense. Durante los siguientes diez meses vivió con su mamá, Hilda Magdalena García, y su hermano Carlos, en una vivienda de la localidad bonaerense de Guernica.
De esa casa fueron secuestrados entre el 5 y el 10 de marzo de 1976, e inmediatamente fue apropiado por el ex policía de la Brigada de Quilmes –donde funcionó luego el centro clandestino Pozo de Quilmes-, Luis Alberto Ferian, quien lo anotó como propio y se lo entregó a su pareja: Yolanda Isabel De Francesco, quien lo crió en su casa de Berazategui a pesar de que estaban separados.
“Mi apropiadora me decía: ‘tenes que pasar tiempo con él porque es tu padre’”, recordó. Para Pedro Nadal, esa era su verdad: que era hijo un extramatrimonial del policía. “En la casa de él no le podía decir papá. Le tenía que decir tío. Él tenía una familia formada con esposa y dos hijos, y a ellos les decía que era el primo. Sólo en nuestra casa era mi papá; para afuera decía que era mi tío”, recordó el joven.
Con ese “doble discurso” creció. Y se casó y se fue de la casa de su apropiadora. Y convivió con las dudas, recordó en la audiencia. Por eso cuando fue a la justicia aceptó de inmediato hacerse un estudio de ADN. Y fue a Abuelas de Plaza de Mayo, pero debía esperar los resultados para saber, entonces, explicó, comenzó una investigación personal sobre su origen.
“Abordé a sus familiares con los que me daba un poco más que era el cuñado de Ferián, Antonio Bozo. Él se quebró y me dijo que era cierto que yo era hijo de desaparecidos”, contó. Y siguió: “Me dijo: ‘tu papá, Ferián, entró en una casa de Quilmes con su equipo, se enfrentaron y mataron a todos. Y el bebé que lloraba eras vos, y como eras muy chiquito, se quedó con vos”.
Esa fue la primera versión que tuvo. Pero su búsqueda siguió y entre los papeles que guardaba su apropiadora encontró certificados de vacunación y la partida de nacimiento falsa en la que Bergés estampaba su firma.
Luego supo por la esposa de Bozo que De Francesco le había contado otra historia: “A vos te trajo Ferián de una celda de la Brigada de Quilmes. Estabas vos sentadito al lado de tu mamá, que tenía los ojos vendados”, reconstruyó Nadal.
Luego supo que el policía tenía una relación estrecha con Bergés.
De lo que había compartido con su apropiador, Pedro rescató un listado de nombres de policías que habían actuado con el en un grupo de tareas que se hacía llamar ‘Brigada Fantasma’. Esas personas que Ferian le mencionaba una y otra vez eran: “un tal Polo, un tal Oscar que podía ser Oscar Simieli, un tal Carlitos, Jorge Cabañas (que vivía frente a la casa de su apropiadora: ‘cuando era chico me decía zurdito y yo no entendía por qué’, recordó) y Corrales”, recordó. El último apellido coincide con el de Bernabé Jesús Corrales, uno de los imputados en la causa.
Luego de su declaración dijo a la prensa que cuando recuperó su identidad “también la recuperó su familia”. Y repitió la interpelación a los represores que hizo en el estrado: “Que confiesen sus delitos, particularmente por los desaparecidos, para poder encontrarlos. Es muy importante para nosotros. Y ellos deberían tener un poco más de huevos y hacerse cargo”.
EL PADRE. Jorge Adalberto Nadal era un militante del PRT-ERP que la represión previa al golpe obligó a refugiarse en la clandestinidad. El hombre contó que el 16 de mayo de 1975 fue secuestrado en su casa del conurbano y llevado a la Brigada de Quilmes, que ya funcionaba como un centro clandestino. Allí vio por primera vez a Bergés.
Nadal contó que tras permanecer detenido como preso político en distintas cárceles del país, obtuvo la opción para retirarse del país y se exilió en París, donde se reencontró con su hijo mayor, Carlos. Desde Europa comenzó la búsqueda de Pedro y recién en 2004, ya devuelta en Argentina, tuvo los primeros resultados.
Los datos que pudo recopilar lo llevaron hasta la empresa IBM, donde trabajaba un hombre de apellido Ferián. Y tramó una idea: tener un contacto visual que le permitiera descartar sus dudas. Un día a las 9 de la mañana se presentó en el edificio de la empresa simulando ser un cartero: “Traigo una correspondencia para Luis Alberto Ferian”, dijo al recepcionista.
-Déjela que se la entrego.- le respondió el empleado.
-No señor, tengo la orden de entregarla en mano.- insistió Nadal.
-No se puede.- reiteró el recepcionista- démela a mi que se la llevo.
-Imposible. Yo soy un mensajero y tengo la consigna de entregarla en mano.
porfió Nadal, que ante la negativa reiterada decidió irse. Ya llegaba a la puerta cuando el recepcionista lo paró:
-Bueno, vuelva al mediodía que Ferian baja a almorzar.- le dijo.
Nadal esperó en un bar de la zona y a las 12 estuvo de nuevo en el lugar. Cuando vio al hombre alto que bajaba las escaleras no dudó. “¿Vos sos Ferián? Le pregunté. Cuando me dijo que si, lo miré y me dije: ‘este es mi hijo’”.
Al día siguiente fue a ver al juez Corazza y le pidió que cite a joven para pedirle que se hiciera un análisis de ADN. Ese fue el principio del desenlace.
EL FOTÓGRAFO. El fotógrafo Juan Vera conoció al ex policía Alberto Ferian apenas regresada la democracia en 1985, durante un asado en una sala de primeros auxilios de Ranelagh, Berazategui, donde el represor se presentó como tal sin pudor y recordó haber sido condecorado por el jefe de la Bonaerense en la dictadura, Ramón Camps.
El vínculo de Vera con el represor fallecido en 1995 era muy lejano y a través de la madre de su esposa que salía con el hermano del represor, y sabía que era integrante de lo que conocían como “la patota de Quilmes”. Por eso también conocía donde vivía su primera mujer con la que tenía un hijo. Pero al chico no lo conocía.
“Lo supe después –explicó Vera al Tribunal- cuando en una conversación la mamá de mi mujer me dijo ‘este tipo es pesado’, y ahí empecé a pensar que era parte del aparato represivo y asocié. Y empecé a pasar por la casa de su ex mujer y un día salió un chico que me saludó y era el pibe que me traía el diario todos los días. Y por la edad del pibe yo empecé a sospechar que podía ser apropiado”.
Vera entonces era bicicletero y le habían pagado el arreglo de una bici con una vieja cámara de fotos. Entonces, contó, tomó la decisión de tomarle una foto al joven. “Y con todos los datos que fui juntando, en el 85 yo le llevé todos los datos a Abuelas con una fotito que le saqué yo cuando fue a la bicicletería”, recordó. Y culminó: “A los 20 años supe que había recuperado la libertad”.
FuentedeOrigen:Diagonales,jueves
Fuente:Agndh
REPERCUSIONES EN EL CHACO
Juicio en La Plata por el Circuito Camps “Digan donde están nuestros viejos”, increpó un chaqueño a represores
En su declaración ante el Tribunal Oral de La Plata, el nieto recuperado, Pedro Nadal García, contó cómo recuperó su identidad en 2004, habló de sus apropiadores y les reclamó a los acusados que den información sobre su madre desaparecida.
El nieto recuperado chaqueño Pedro Nadal declaró por el "Circuito Camps" (Foto Esteban Martirena-Diario Diagonales)
El nieto restituido, el chaqueño Pedro Luis Nadal García, declaró este martes ante el Tribunal Oral Federal Número 1 de La Plata, en el marco del juicio denominado Circuito Camps, que juzga a 26 represores que actuaron en seis centros clandestinos bajo la órbita el ex jefe de la Policía Bonaerense, Ramón Camps.
Nadal García habló ante el tribunal durante más de dos horas y luego le pidió a los represores “a no ser cobardes y confiesen sus delitos, particularmente por los restos de los desaparecidos que saben donde están en la mayoría de los casos”.
El nieto recuperado fue secuestrado junto con su mamá. Hilda García, quien permanece desaparecida. Vivió durante 29 años creyendo que era hijo de un policía, su apropiador –Luis Ferián- que había trabajado en la Brigada de Quilmes y por su apropiadora Yolanda De Francesco, ambos fallecidos. En su caso, sólo podrá ser juzgado el médico policial Jorge Antonio Bergés.
Nació el 29 de mayo de 1975 en Resistencia. Su madre, Hilda Magdalena García, y su hermano Carlos, más grande, habían llegado al Chaco escapándose de Buenos Aires, donde el 15 de mayo habían secuestrado a su padre, Jorge Adalberto Nadal. Meses después de parir, Hilda volvió con sus hijos a Buenos Aires para buscar a sus compañeros del PRT.
En una fecha cercana al 5 de marzo de 1976 –una fecha que Pedro todavía no tiene clara pero que intentó reconstruir cruzando datos de los certificados de vacunas–, los secuestraron en Guernica. La patota se llevó a Hilda y a Pedro, pero dejaron a Carlos, que llegó con sus abuelos protegido por una compañera de militancia.
Jorge Nadal, en tanto, estuvo preso en Sierra Chica, salió exiliado, se reencontró con su hijo Carlos y se puso a buscar a su otro hijo. Pedro no supo nada de esa búsqueda hasta octubre de 2004, cuando recibió la citación del Juzgado Federal Nº 3 de La Plata. “Cuando me presenté no tenía idea del motivo por el que me habían citado.” Le explicaron que lo habían convocado por una causa de Abuelas de Plaza de Mayo. Que existía la posibilidad de que fuera hijo de desaparecidos.
El relato de los apropiadores sobre su origen varió con el paso del tiempo. Pedro fue inscripto como hijo biológico por su apropiador Luis Alberto Ferián, de la Brigada de Investigaciones de Quilmes, hoy fallecido. Y de Yolanda de Francesco, muerta con prisión domiciliaria. Bergés firmó la partida de nacimiento. Pero a Pedro le contaron otra cosa. Primero le dijeron que era hijo de una madre que lo había abandonado, pero hijo biológico de su apropiador. Luego eso cambió. Ferián no vivía con Yolanda, sino con otra pareja y otros hijos. “En la casa de él –dijo Pedro–, yo no le podía decir papá sino tío, así fue siempre. En un ambiente íntimo y con mi apropiadora, él era mi padre. Cuando estábamos en la casa de Ferián era mi tío y en cualquier evento público era así. Tuve ese doble discurso hasta que fui creciendo.”
Pedro se enteró en 2004 de su identidad porque lo llamaron de un juzgado. Mientras esperaba el resultado genético intentando convertir en datos más ciertos esa sensación más vieja de que la historia que había vivido era una mentira, se lanzó a investigar por las suyas qué había sucedido con él. Entrevistó como un investigador a todos los familiares de la línea de apropiadores maternos, más tarde lo hizo con los paternos.
Se metió en el archivo del diario El Sol, de Quilmes, encontró datos de lo que los periodistas llamaban la Brigada Fantasma, un grupo de parapolicías integrado por su apropiador. Buscó imágenes desesperado en los álbumes de familia; entre ellas, un álbum donde sabía que su apropiador coleccionaba a sus caídos. Cuando confirmó finalmente que es hijo de Hilda Magdalena García y Jorge Adalberto Nadal, que él lo buscaba y estaba con vida, Pedro tenía dos hijos.
Cuando llegó la citación del Juzgado, algo de su búsqueda cambió: “La citación en realidad fue una herramienta importante para quitarme el temor y esa sensación de deuda, porque fui en secreto y luego acepté hacerme el ADN para cruzar mis datos con los del Banco Genético. Me acerqué a Abuelas, pero no me decían nada porque querían que esperara el resultado, pero sí comencé esta suerte de investigación y abordé a los familiares (de Yolanda) que me podían llegar a dar datos”.
Pedro habló de una fábrica abandonada de Quilmes, adonde el policía lo llevaba de chico a andar en bicicleta. Era un club administrado por Ferián. Pedro se preguntó si ahí también tuvieron a su madre. “Traje el plano”, les dijo a los jueces. “Siempre de pequeños íbamos a ese lugar y la pasábamos jugando con los hijos de él y los demás carreras de bicicletas, eran muchos niños y era común meternos en los túneles y recorrer y jugar y tirarles cosas a las ratas de los pozos. Yo creo también que pudo haber estado mi madre en ese lugar.”
FuentesdeIrigénes:Página 12 y Radio Provincia
Fuente:Agndh
Dañan murales alusivos al juicio por el Circuito Camps
Integrantes del proyecto de Extensión de la UNLP y de la agrupación HIJOS regional La Plata condenaron el "acto vandálico" perpetrado sobre las imágenes realizadas para “acompañar y realzar el juicio” en el que “se está devolviendo la dignidad a las víctimas de crímenes aberrantes”, dijeron.
Repudian actos vandálicos sobre murales para acompañar el juicio por el Circuito Camps
Integrantes del proyecto de Extensión para el “Registro y visibilización del Juicio por delitos de Lesa Humanidad denominado Circuito Camps” de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y militantes de la agrupación HIJOS regional La Plata condenaron “acto vandálico” cometido sobre tres murales realizados en los murales de contención de la Ex Amia donde se sustancia el proceso contra 24 represores. El acto cobarde afectó deliberadamente las pinturas realizada para “acompañar y realzar el juicio” en el que “se está devolviendo la dignidad a las víctimas de crímenes aberrantes”, explicaron.
Con sendos comunicados Hijos y los integrantes del Proyecto repudiaron “las pintadas hechas sobre los murales frente al edificio en donde se está realizando el juicio por el denominado ‘Circuito Camps’”, y consideraron que “son una afrenta al trabajo que venimos realizando los distintos sectores por acompañar y realzar este juicio”.
Los murales fueron realizados el 18 de mayo, frente al Tribunal Oral Federal Nº1 ubicado en la ex Amia de 4 entre 51 y 53, con imágenes realizadas por jóvenes universitarios como parte de un proyecto de extensión aprobado por la UNLP que apunta “a visibilizar entre la comunidad platense, protagonista del terrorismo estatal, el desarrollo de lo que consideramos un juicio histórico”, explicaron desde ese espacio.
“Son murales que pretenden señalizar simbólicamente un lugar en donde se está devolviendo la dignidad a las víctimas de crímenes aberrantes, al permitirles tomar la palabra para aportar a que se haga justicia. También se están abriendo nuevas líneas de investigación a partir de las declaraciones. Y esto concierne a toda la comunidad, porque es sobre esas bases que queremos que se construya hacia delante”, detallaron en sendos comunicados.
Por eso, desde el Proyecto de Extensión señalaron: “Vemos con profunda preocupación el acto vandálico de querer manchar una producción artística cuyo único objetivo es que los ciudadanos puedan dar cuenta de este proceso de enjuiciamiento tan postergado en nuestro país”.
En la misma línea, desde Hijos indicaron: “Es gravemente preocupante este acto vandálico y cobarde por su anonimato, muestra de intolerancia y desprecio de un trabajo en el que se convocó a toda la comunidad”. Las pinturas fueron dañadas deliberadamente con inscripciones en aerosol blanco realizadas directamente sobre las imágenes.
FuentedeOrigen:Diagonales
Fuente:Agndh
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