17 de agosto de 2012

BRASIL.

JUEVES, 16 DE AGOSTO DE 2012 
Crean empresa brasileña a cargo de modernización infraestructura vial 
PL 
Con su publicación en el Diario Oficial de la Unión, quedó confirmada hoy la creación de la Empresa de Planificación y Logística (EPL), encargada de la ampliación y modernización de la infraestructura vial y estratégica de Brasil. 

La Medida Provisional que crea la EPL precisa que la entidad será responsable por la planificación, el desarrollo, la prestación de servicios y por las investigaciones de las obras de construcción, ampliación y modernización de autopistas, ferrovías, puertos, aeropuertos e hidrovías.

Además, prosigue, estará encargada del financiamiento del Tren de Alta Velocidad (TAV). La EPL sustituye a la Empresa de Transporte Ferroviario de Alta Velocidad, cuyo objetivo se limitaba a administrar la construcción del que tendrá su primer trayecto entre Río de Janeiro y Campinas, en Sao Paulo. 

El texto de la Medida Provisional plantea además que la empresa será organizada como sociedad anónima de capital cerrado y tendrá su dinero representado por acciones ordinarias nominativas, de las cuales 50 por ciento más uno serán títulos de la Unión. 

La sede de la EPL estará en Brasilia y tendrá filiales en Campinas y Río de Janeiro, aunque puede abrir otras oficinas en dependencia de las necesidades de expansión de sus negocios. La creación de la EPL hace parte del Programa de Inversiones en Logística: Autopistas y Ferrovías, presentado ayer en un acto en el Palacio de Planalto, con la asistencia de la presidenta Dilma Rousseff. 

El proyecto contará con un presupuesto de 133 mil millones de reales, unos 66 mil 500 millones de dólares, en los próximos 25 años, de los cuales 91 mil millones de reales -unos 45 mil 500 millones de dólares- serán destinados a la construcción de 10 mil kilómetros de líneas férreas y el resto será empleado en la ejecución de siete mil 500 kilómetros de autopistas. Al hablar en el acto, Rousseff afirmó que Brasil finalmente tendrá un infraestructura vial y de ferrocarril compatible con su tamaño, acorde a las exigencias y necesidades de la población. 

"Nuestro propósito con este programa y los que anunciaremos próximamente para aeropuertos y puertos es unirnos a los concesionarios para obtener lo mejor que la iniciativa privada puede ofrecer en eficiencia, y lo mejor que el estado puede y debe ofrecer en planificación y gestión de recursos públicos", subrayó. 

Esas alianzas, prosiguió, permitirán ofrecer bienes y servicios públicos más adecuados y eficientes a la población. Descartó que con esa decisión el gobierno se esté deshaciendo del patrimonio público para obtener dinero o reducir la deuda. 

"Estamos haciendo asociaciones para ampliar la infraestructura del país, para beneficiar a su población y a su sector privado, para saldar una deuda de décadas de atraso en inversiones en logística", puntualizó la presidenta brasileña. 

JUEVES, 16 DE AGOSTO DE 2012 
El milagro propagandístico de la explosión de la “clase media” 
Por Paulo Pasarinho (CORREIO DA CIDADANIA) 
Como es bien sabido, la propaganda es el alma de los negocios. Si dejamos de lado la hipótesis de que esta afirmación constituye en sí misma una pura propaganda, no se puede dudar de que al repetirla sin cesar su efecto es bastante eficaz. Incluso cuando esta propaganda consiste en groseras mentiras, como afirmaba el ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels. 

He venido defendiendo que la popularidad de Lula, el exobrero y expresidente no habría podido consolidarse sin el gran apoyo que recibió de los medios de comunicación dominantes. No sólo los medios nacionales, también internacionales. Es una realidad que los “lulistas” intentan deformar, enfocando la cuestión desde el ángulo de una supuesta conspiración permanente contra Lula, durante sus dos mandatos, que habría sido llevada a cabo por los medios de comunicación. 

No hay duda de que la gran empresa posee sus canales de información –el caso más notorio es el del semanario Veja– que abusan de un cierto sensacionalismo del escándalo que roza el ridículo. Sin embargo, como regla general, lo que encontramos de forma más amplia es un apoyo mediático e incondicional a las iniciativas que Lula ha prolongado, siguiendo los pasos de Fernando Henrique Cardoso o las que él mismo emprendió en sus dos mandatos. 

El ejemplo más sorprendente de este entusiasmo por la orientación económica adoptada por Lula y los efectos del modelo económico en curso es esta pretendida virtud de que habría producido una nueva “clase media”, con millones de brasileños ascendiendo en la pirámide social. 

Desde julio de 1994, cuando se lanzó el Plan Real –un plan de estabilización monetaria combinado con la creación de una nueva moneda nacional, vinculada al dólar–, se ha observado, de hecho, una cierta mejora en la distribución de rentas entre los asalariados/as y entre quienes viven de las rentas del trabajo. 

Las razones de este hecho, que está probado por la evolución del coeficiente Gini (medida del grado de desigualdad de la distribución de las rentas en una sociedad determinada) y calculado en base a datos recogidos por sondeos a domicilio, a escala nacional, llevados a cabo por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGS), se basan en algunos factores fácilmente constatables. La reducción de los índices mensuales de inflación, los reajustes del salario mínimo que desde 1994 se realizan con índices de corrección por encima de la inflación, los efectos de esta política de valorización real del salario mínimo sobre los niveles de las prestaciones de las jubilaciones, así como la adopción y ampliación de los programas de transferencia hacia los más pobres3, todo esto ha producido este efecto que consiste en disminuir la distancia entre los más pobres y los sectores con rentas más elevadas, dentro del mundo de los que viven de su trabajo. 

No obstante, estos resultados sólo deben ser utilizados como tales para analizar el marco general de la distribución de la riqueza producida en el país. Ello se debe al hecho de que los resultados de estas encuestas no reflejan las rentas típicas de los capitalistas, como los intereses, los dividendos, los beneficios y las rentas inmobiliarias. Estas encuestas a domicilio, recogen con cierta precisión los datos relacionados con las rentas propias de los trabajadores, como los salarios, las pagas de los jornaleros, las rentas de los independientes y de los trabajadores informales. Lo que se puede afirmar es que las rentas de los trabajadores y trabajadoras menos cualificados se han vuelto menos alejadas de las rentas de los trabajadores y trabajadoras mejor remunerados. En efecto, estos últimos no se han beneficiado de los mismos efectos que las personas que se encuentran en la base de la pirámide social.

Ëste es sin duda un aspecto positivo, aunque es insuficiente para poder afirmar que haya habido una mejora sustancial en la distribución general de la riqueza en el país. Lo más importante es señalar que continuamos teniendo y cohabitando con una estructura fiscal extremadamente regresiva en la que, en proporción a lo que ganan, los pobres están más penalizados que los ricos, y en la que los gastos del gobierno privilegian los pagos en forma de intereses [el alto nivel de rendimiento de las obligaciones propias de la deuda interna] que benefician a los más ricos. 

En términos de salarios, casi el 70% de los asalariados se sitúan en la horquilla que va hasta los dos salarios mínimos, 1.222 reales, cuando el salario mínimo calculado por el Diesse4 –según el criterio de una renta mínima que permita vivir a una familia de dos adultos y dos niños– debería ser, en mayo de 2012, de 2.383 reales . Grosso modo, en términos de renta per capita, el mínimo necesario para mantener a un miembro de esta familia sería de unos 600 reales. 

¿Cómo explicar por tanto la extraordinaria insistencia en los pretendidos efectos distributivos de la renta que se estarían produciendo actualmente en Brasil, abundantemente ensalzados por unos medios de comunicación que algunos consideran “golpistas”? ¿Cómo explicar en particular el advenimiento de una nueva clase media? 

El Secretariado de Asuntos Estratégicos (SAE) de la Presidencia de la República, dirigido por Moreira Franco, nos da una pista. A final del mes de mayo de 2012, se publicó un estudio que establecía nuevos criterios para la identificación de la susodicha clase media brasileña. Según este estudio, la “nueva” clase media estaría compuesta por familias con una renta per capita entre 291 y 1019 reales, según datos estadísticos de las rentas sobre el año 2009. 

Se trata de eso. Y si el lector se espanta por estas cifras, le sugiero una consulta a la página internet del propio SAE. Allí podrá observar que ha habido un trabajo detallado, que no sólo clasifica lo que acaba de ser descrito como clase media, sino que también presenta diferentes tramos de rentas que permitan clasificar todos los tipos de renta en el país. Los pobres o, según la terminología del SAE, la “clase baja”, se dividen en “extremadamente pobres”, con una renta per capita que llega hasta los 81 reales, “pobres”, con una renta que va de 82 a 162 reales, y “vulnerables”, con una renta per capita entre 163 y 291 reales. En cuanto a la “nueva clase media” se divide también en tres tramos: entre 292 reales y 441 reales se encuentran los componentes de la “clase media baja”; la “clase media media” posee una renta per capita entre 442 reales y 641 reales; y la “clase media elevada” se sitúa en valores entre 642 reales y 1.019 reales. 

Para completar este extraño estudio, se han establecido también tramos de renta de la “clase elevada”: de 1.020 reales a 2.481 reales, tenemos la “clase elevada baja”, y todos los que tienen rentas per capita por encima de 2.482 reales pertenecen a la “clase elevada alta”. 

Basándose en estas cifras, el gobierno de Dilma Roussef mantiene su “información” de que la clase media brasileña ha crecido 10 puntos porcentuales entre 2001 y 2009, pasando del 38% al 48% de la población. La estimación del SAE, en base a proyecciones efectuadas por la Investigación nacional de sondeos a domicilio, presentado más arriba, es que la clase media representaría el 54% de los brasileños a finales de 2012.  

A partir de estas informaciones, sugiero que cada lector escoja: ¿es la propaganda el alma de los negocios o una mentira repetida hasta la saciedad se convierte en una verdad? 

Paulo Passarinho es economista y presentador del programa de radio Faixa Livre. 
Traducción de VIENTO SUR.
Fuente:Argenpress

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