11 de agosto de 2013

EL EXPEDIENTE MIGUEL BRU.

El expediente Miguel Bru
Año 6. Edición número 273. Domingo 11 de Agosto de 2013
Por Martín Soler
cultura@miradasalsur.com
La condena por el asesinato del estudiante platense de periodismo es un caso testigo en la jurisprudencia criolla: por primera vez, la Justicia dictó condena por homicidio en ausencia del cadáver.

La desaparición de Miguel Bru marcó un punto de inflexión en la Justicia argentina y generó un debate que aún se mantiene activo en los pasillos de los Tribunales de La Plata. Se trató de la primera condena por tortura seguida de muerte en ausencia del cuerpo del delito, el cadáver, donde se deben constatar los ataques. Esa sentencia sirvió como fundamento para más de veinte juicios por homicidios sin cuerpos en varias provincias argentinas.

Los fiscales a cargo del juicio y los tres jueces de la Cámara Penal de La Plata, dieron por probado que Bru venía siendo hostigado por los policías Walter Abrigo y Justo López, a raíz de una denuncia en su contra que había formulado; también probaron que Bru estuvo detenido en la comisaría 9ª entre el 17 y el 18 de agosto del ’93, porque allí lo vieron numerosos detenidos; peritos del instituto Balseiro demostraron que la detención fue registrada en el libro de guardia de la seccional, y que el nombre de Bru fue borrado a posteriori para ocultar el delito; los testigos también vieron las torturas que le aplicaron Abrigo y López, y cómo cargaban en un auto a la víctima, aniquilada, para sacarlo del lugar. Esos puntos, enhebrados, constituyeron el cuerpo del delito (cúmulo de pruebas) que contribuyeron a formar convicción que Bru fue torturado hasta la muerte.

El estudiante de periodismo desapareció el 17 de agosto de 1993 en La Plata. Seis años después se realizó el juicio oral en el que fueron condenados los policías que secuestraron, torturaron hasta la muerte e hicieron desaparecer el cuerpo del joven. Desde entonces se realizaron más de 25 rastrillajes en playas y montes de Berisso. Todos infructuosos.

La causa empezó a avanzar en 1994, cuando apareció el testimonio de una meretriz, Celia Giménez, que trabajaba cerca de la casa de Miguel. Y ahí también comenzó la red de encubrimiento, que involucró, entre otros, al juez que llevaba la causa, Amílcar Vara, que fue destituido por complicidad con la policía. Celia le contó a Rosa Schönfeld de Bru, la mamá de Miguel, todo lo que sabía: su hermano, Luis Suazo, había estado detenido en la comisaría Novena cuando mataron a Miguel. Según declaró en el juicio “mi hermano me dijo que a Miguel le habían dado bolsa (submarino seco) y se les había quedado. El nombró a López. 

También me dijo que los vio meter el cuerpo en un auto, y que llevaban bidones. ‘Nunca lo van a encontrar porque lo quemaron’, me dijo”. Luis Suazo murió poco después de que Celia declarara en 1994, en un supuesto enfrentamiento. La sospecha (certeza, casi) es que la policía intentó deshacerse de un testigo directo. Celia terminó su declaración en el juicio mirando a López y diciéndole: “Hacete cargo de lo que hiciste”.

En el juicio, los testimonios de los presos fueron aterradores. Alberto Mauro Martínez declaró como testigo protegido y dijo: “Primero nos quemaron la casa, después nos fabricaron causas. ¿Sabe lo que me pueden hacer en el penal de Olmos por un paquete de pastillas?”. A Martínez le causó gracia y no pudo evitar reírse cuando le preguntaron si eran comunes las torturas en la 9ª. Él estaba detenido la noche que mataron a Miguel. Vio cómo lo entraron y cómo lo llevaban a la sala donde se torturaba, “la sala de radio, le decíamos así porque ponían la radio fuerte para tapar los gritos”. Martínez vio a Miguel tirado, desmayado, en un pasillo de la comisaría. “Lo tiraron ahí. Con otro preso lo pusimos en una cama de una celda del fondo, y lo mojamos un poco, qué se yo. Estaba inconsciente. Después nos encerraron, se lo llevaron y no lo volvimos a ver.” El testigo fue asesinado años después en un presunto enfrentamiento policial.

Miguel fue víctima de una Policía y una Justicia cómplice que funcionaba en democracia como en la dictadura. El juez Vara fue denunciado por la comisión por la aparición de Miguel Bru y separado de la causa. En 1996 fue destituido en un Jury, por irregularidades en 27 causas en las que estaba involucrados policías.

La investigación siguió a cargo del juez Ricardo Szelagowski y en mayo de 1999 llegó el juicio. El testimonio de los detenidos que habían estado esa noche en la comisaría fueron clave. También el libro de guardia, donde el nombre de Miguel había sido borrado.

Los policías Justo José López y Walter Abrigo fueron condenados a prisión perpetua. El comisario Luis Ojeda y el suboficial Ramón Ceressetto (que fraguó el libro de guardia) fueron condenados a dos años de prisión de cumplimiento efectivo.

Abrigo murió preso. López está en Sierra Chica y goza de salidas transitorias, beneficio que en las próximas semanas se ampliará, ya que obtendrá la libertad condicional. Ceressetto y Ojeda están libres.

Libertad. El ex sargento López es asistido legalmente por la abogada particular Norma González, quien realizó varias presentaciones judiciales pidiendo la libertad vigilada del ex integrante de La Maldita, que actualmente goza de un beneficio con salidas transitorias de 48 horas mensuales.

La Cámara Penal de La Plata rechazó en reiteradas oportunidades el planteo de la defensa de un nuevo cómputo de la condena de López. Esa parte sostiene que con la aplicación de la ley del 2x1 (vigente al momento del hecho) López estaría en condiciones de obtener una libertad vigilada.

Los camaristas Raúl Dalto y Carlos Silva Acevedo sostuvieron que el cómputo fue mal realizado por la defensa, ya que tomó en cuenta el período en que la causa estuvo en la justicia Nacional, y aclararon que ese lapso fue por una “formalidad” ya que no se trataron cuestiones de “hecho”. Además, los magistrados resaltaron que por la gravedad del delito ocurrido se hace imposible momentáneamente que el condenado acceda a ese beneficio.

Para resolver esta cuestión, la Cámara actuó como juzgado de Ejecución Penal. En mayo de 2012, la camarista penal platense de la Sala I María Silvia Oyhamburu, que intervino como jueza de Ejecución, había rechazado el pedido formulado para el condenado por su abogada defensora, Norma González.
Esa medida fue apelada y el caso quedó en manos de la Sala I, integrada por los camaristas Raúl Dalto, Laura Lasaga y Carlos Silva Acevedo.

Los jueces Dalto y Lasagna se pronunciaron a favor de otorgarle el beneficio de salidas transitorias a López mientras que Silva Acevedo se opuso.

Entonces, la jueza Oyhamburu reiteró su postura contraria, pero aclaró que, por lo dispuestos por sus colegas en función de alzada, debe acatar lo ordenado por ellos, aunque no comparta sus criterios.

De esta forma, por sorteo, Oyhamburu actuó para resolver esta cuestión como jueza de Ejecución, y los otros dos integrantes Dalto y Lasaga, actuaron como instancia de revisión.

Al tener opiniones encontradas, se debió designar a otro camarista, Silva Acevedo, que finalmente resolvió la cuestión.

Un juez a la Bonaerense. Amílcar Vara fue un polémico juez Criminal de La Plata a quien se indicó como un protector de los uniformados. El caso de Bru lo dejó fuera de carrera en el Poder Judicial, pero otro caso lo podría llevar a prisión.

En antecedente inmediato del caso Bru fue el secuestro, tortura y desaparición de Andrés Núñez, ocurrido en 1990 a manos de ex integrantes de la temible Brigada de Investigaciones de La Plata. Los restos calcinados fueron encontrados cinco años después en el establecimiento rural El Roble, en General Belgrano, cuyo dueño es primo del ex comisario Mario Chorizo Rodríguez, quien fue jefe de la denominada “Maldita policía” bonaerense.

Por este caso ya fueron condenados a perpetua dos policías. En el juicio oral, uno de los testigos lo ubicó a Vara presenciando torturas en sedes policiales.

Por su parte el ex comisario Luis Ponce también será juzgado por el caso Núñez. Estuvo 22 años prófugo. En agosto de 2010 fue detenido en Neuquén y trasladado a La Plata. En su declaración indagatoria ante la jueza Marcela Garmendia, aseguró que Vara estuvo en la sede de la Brigada de Investigaciones platense presenciando sesiones de torturas a detenidos.

Familiares y amigos de Núñez y Bru esperan que en el juicio oral a Ponce se produzca nueva prueba que lleve al ex magistrado tras las rejas y a encontrar el cuerpo de Bru para que nunca más tengan que repetir la consigna “¿Dónde está Miguel?”.
Fuente:MiradasalSur

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