11 de agosto de 2013

LA PLATA: Buscan unificar las causas por los crímenes de la CNU.

Buscan unificar las causas por los crímenes de la CNU
Año 6. Edición número 273. Domingo 11 de Agosto de 2013
Por Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal
Arriba: víctimas. Mario Alberto Gershanik, Leonardo Miceli y Horacio Urrera./ Abajo: asesino I. Carlos Castillo./ Asesino II. Juan José Pomares.
La Fiscalía Federal de La Plata, la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y varios querellantes intentan, de esta manera, lograr una mayor celeridad y eficacia para que se logre hacer justicia.

La Fiscalía Federal de La Plata y un significativo número de querellantes en las causas que se instruyen por los crímenes de lesa humanidad cometidos, ente 1974 y 1976, por los grupos de tareas de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) en esa ciudad vienen analizando desde hace algunas semanas la posibilidad de unificar algunas de las causas con el objeto de acelerar y hacer más eficaces esos procesos judiciales que, como ya se ha señalado en varias oportunidades desde estas páginas, avanzan con llamativa lentitud.

Esto ocurre en un momento clave, ya que se acaban de cumplir dos años de la detención de uno de los integrantes de ese grupo de tareas, Juan José Pomares (a) Pipi, con lo cual está en condiciones de solicitar su libertad a la espera del juicio. De todos modos, se descarta que, en su caso, la prisión preventiva –que cumple en el penal de Marcos Paz– será prorrogada por un año más. El otro integrante de la CNU que está detenido es el jefe de la patota, Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio. En su caso, además de cumplir la prisión preventiva por crímenes cometidos por la banda parapolicial, está cumpliendo una condena efectiva por falsificación de documento público. “Se abre otra etapa y no podemos darnos el lujo de que salgan en libertad”, dijeron a los autores de esta investigación fuentes cercanas a la Fiscalía.


Miradas al Sur pudo saber que, en lo que a la intención de unificar las causas se refiere, existen tres posiciones que no son necesariamente contrapuestas. Por una parte, la fiscalía Federal pidió la unificación de sólo dos de ellas, las causas 9 y 244. La primera investiga los secuestros seguidos de muerte del sindicalista del hipódromo platense Carlos Domínguez y del estudiante y trabajador de la empresa Limpiolux (encargada de la limpieza de la planta de Propulsora Siderúrgica) Leonardo Miceli. La 244 está relacionada con el secuestro y la muerte de Horacio Urrera, empleado del Ministerio de Economía provincial y militante de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP).

Por su parte, la Secretaría de Derechos Humanos provincial propone que a las dos ya mencionadas se sumen otras que tienen conexidad tanto subjetiva como objetiva con ellas. Los autores de esta investigación pudieron averiguar que entre las causas que se busca incorporar están las relacionadas con la muerte del médico Mario Gershanik, los secuestros de Daniel Pastorino y Úrsula Barón –quienes salvaron sus vidas de manera casi milagrosa–, y el secuestro y asesinato de Arturo Rave. Aún con esta posición, desde la Secretaría de Derechos Humanos consideran atendibles las razones que esgrime la Fiscalía para la unificación más restringida: “Las razones de la Fiscalía para restringir son estratégicas y entendibles, porque hay causas que tienen diferentes tiempos procesales. Sin embargo, nosotros creemos que hay otras causas que podrían agregarse sin mayores problemas, porque son muy similares, están también avanzadas y tienen coincidencias con las anteriores por las fechas en que ocurrieron los crímenes y por el modus operandi”, explicó a Miradas al Sur una fuente de la Secretaría que conduce Guido Carlotto.

Una última posición, sostenida por otros querellantes, propone la unificación de un número muy superior de causas. “El reclamo general en casi todo el país es que las causas en instrucción no se fragmenten. Es decir, que ante la misma identidad de imputados o grupo de tareas, tratemos de que todos los casos de víctimas de ese grupo de genocidas, tengamos si es posible un solo juicio oral. Evitando así parte uno, parte dos, parte tres, que alarga enormemente la duración de los juicios impidiendo justicia rápida y la menor concurrencia reiterada de testigos. Además favorece la investigación ya que la prueba de un caso suele ayudar a la prueba de otro caso”, explicó a Miradas al Sur Pablo Llonto, abogado querellante en la causa por la muerte de Arturo Rave.

Causas conexas. La mayoría de los procesos por los crímenes cometidos por los grupos de tareas platenses de la Concentración Nacional Universitaria están radicados en el Juzgado Federal Nº 3 de La Plata, que hasta principios de este año estuvo a cargo del ahora jubilado Arnaldo Corazza. Hasta que se designe un nuevo magistrado en su reemplazo, el juzgado está siendo subrogado por el juez Humberto Blanco, titular del Juzgado Federal Nº 1 de La Plata, donde también hay radicadas causas vinculadas con la CNU.

La Causa 9, sobre los secuestros y asesinatos de Carlos Domínguez y Leonardo Miceli es la más antigua de las relacionadas con el accionar de la CNU. Domínguez, secretario general del PJ Platense y gremialista del Hipódromo estaba abiertamente enfrentado al entonces gobernador Victorio Calabró. La madrugada del 12 de febrero de 1976 fue secuestrado y asesinado por el grupo de tareas de la CNU encabezado por Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio, quien terminó procesado por esta muerte al encontrarse, durante un allanamiento en su quinta, una máquina de escribir que pertenecía a Domínguez. Leonardo Miceli fue secuestrado de su casa de la calle 122 entre 70 y 71 la madrugada del 20 de abril de 1976 por el grupo de tareas de Castillo en una zona liberada por la policía bonaerense y el Ejército. Su viuda, Ana María Bossio, reconoció a Castillo como el jefe de la patota que entró a su casa. El cadáver de Miceli fue encontrado horas después en Sarandí, juntos con los de su compañero en Limpiolux, Carlos Satich, y el militante gremial peronista Horacio Urrera. Precisamente es la 244 la causa que investiga el secuestro seguido de muerte de Urrera, que para la Fiscalía fue presumiblemente cometido por el mismo grupo de tareas. Por esa conexidad es que se busca unificar las causas.

Daniel Pastorino fue secuestrado la madrugada del 4 de abril de 1976 junto con su mujer, Adelaida Barón, y sus compañeros Graciela Martini y Néstor Hugo Di Noto, cuando conducía el taxi de su abuelo en City Bell. Los cuatro fueron sometidos a un simulacro de fusilamiento y luego, encapuchados, fueron llevados a una de las casas operativas de la CNU, en diagonal 115 y 65 de La Plata, donde Martini y Di Noto fueron torturados dentro de una casa rodante que la banda tenía para esos fines en el parque de la casa. Pastorino y su mujer salvaron milagrosamente la vida por intervención de uno de los integrantes de la banda, Patricio Errecarte Pueyrredón, quien conocía a un familiar de Adelaida. La pareja fue liberada en La Plata, mientras que los cadáveres de Martini y Di Noto aparecieron esa mañana en un descampado de City Bell. Pastorino reconoció a Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio y a Juan José Pomares (a) Pipi entre sus secuestradores. La investigación de Miradas al Sur aportó los nombres de otros integrantes del grupo de tareas que participaron esa noche: Antonio Agustín Jesús (a) Tony, Alfredo Ricardo Lozano (a) Boxer, Martín Osvaldo Sánchez (a) Pucho y Ricardo Calvo (a) Richard.

Arturo Patulo Rave, de 17 años, era militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES); fue secuestrado de la casa de sus padres la madrugada del 24 de diciembre de 1975 por un grupo de tareas conjunto de la CNU y el Ejército, en una zona liberada por patrulleros de la Bonaerense que cortaron el tránsito mientras se realizaba la operación paramilitar. Su cadáver apareció horas después acribillado y colgado de un puente sobre las vías del ferrocarril en la zona sur de la ciudad de La Plata. La participación de la CNU en este operativo fue confirmada ante la Justicia y a los autores de esta investigación por otra militante que también fue secuestrada esa noche pero que fue liberada sin explicaciones horas después. Mientras la retenían en un auto, uno de sus secuestradores le dijo: “En el auto de adelante llevamos a Patulo Rave. Lee mañana los diarios para ver qué le pasó, porque era lo que también te iba a pasar a vos. Esta vez te salvaste”.

En todos estos casos, los crímenes tienen conexidad por varias razones. En primer lugar, por las fechas: todos ocurrieron entre diciembre de 1975 y abril de 1976, cuando el grupo de tareas de la Concentración Nacional Universitaria ya operaba bajo las órdenes del Batallón 601 del Ejército. Además, el modus operandi fue similar en todos los casos, a excepción de los secuestros de Pastorino, Barón, Di Noto y Martini.

El médico Mario Alberto Gershanik fue asesinado el 10 de abril de 1975 en el interior de la casa de sus padres –ubicada a poco más de cien metros de la Jefatura de la Policía bonaerense, en La Plata– cuando se resistió a ser secuestrado por un grupo de tareas conjunto de la Triple A y la CNU. Los asesinos se identificaron como policías, utilizaron sirenas y balizas policiales, y cortaron la calle con total impunidad. La investigación de Miradas al Sur identificó a uno de los más conspicuos integrantes de la Triple A, Aníbal Gordon (a) El Viejo, como jefe del operativo. A sus órdenes estuvieron, entre otros, Castillo, Ricardo Walsh (a) Richi, Gastón Ponce Varela, Jacek Piechocki (a) El Alemán o El Polaco, Héctor Arana (a) El Sordo, Eduardo de Urraza (a) El Lobo, César Enciso (a) Pino y Juan José Nievas (a) El Chango. La causa que investiga el asesinato de Mario Alberto Gershanik es la número 67. En este caso, la conexidad con los casos mencionados anteriormente está dada por el modus operandi.

Consultada por los autores de la investigación de Miradas al Sur, la mayoría de las querellas mostró optimismo en cuanto a la posibilidad de unificar varias de estas causas, lo que permitiría acelerar los procesos, evitar la desgastante repetición de los testimonios y lograr finalmente que se haga una ya largamente postergada justicia.
Fuente:MiradasalSur

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