16 de agosto de 2013

MÉXICO.

JUEVES, 15 DE AGOSTO DE 2013
Llegó la hora de actuar 
Por Gerardo Fernández Casanova
Se acabó el suspenso y se hizo la luz. Finalmente este lunes entregó Peña Nieto al Congreso su iniciativa de reforma energética. Lo dicho: se intenta dar carácter constitucional al despojo a la Nación en materia de petróleo y electricidad. La gran sorpresa: el autor de la propuesta es el Gral. Lázaro Cárdenas post mortem, después de más de veinticinco años de abandono en el discurso oficial; el colmo del cinismo y la hipocresía para esconder la verdad. Peña Nieto y su equipo hacen gala de su gran capacidad para el engaño y la manipulación de la información, que deja a los panistas en condición de párvulos e ineptos. 

La exposición de motivos de la iniciativa otorga un amplio espacio a la descripción del diagnóstico de la realidad imperante, bastante claro en tanto que fotografía del momento, aunque deja de lado la película con la secuencia que llevó al actual estado de cosas, particularmente la intencionalidad de las acciones y las omisiones gubernamentales que lo produjeron; graciosamente, como única razón del deterioro, apunta: “La falta de un marco jurídico que responda a la realidad en esta materia ha llevado a una producción insuficiente de petróleo y gas natural.” Como quien dice, el diagnóstico se formula para justificar el resultado preestablecido: la tan ansiada privatización. 

En efecto, las capacidades tecnológica y de ejecución de Pemex están mermadas, pero eso fue resultado de una decisión política desde hace treinta años, y todas ellas son recuperables en el corto plazo en la medida de que exista la voluntad política para lograrlo. Es absolutamente falso que la baja de la producción obedezca a la falta del marco jurídico; lo único que ha faltado es vergüenza y patriotismo. No obstante, la capacidad financiera de la empresa recibe una alta calificación, incluida la de las famosas calificadoras de deuda, mostrada en la respuesta inmediata a las emisiones de bonos de deuda, por su gran rentabilidad antes de impuestos, misma que es agotada y agobiada por la sobrecarga fiscal que la convierte en proveedora del 40% del presupuesto federal. 

Si se importan gasolinas, gas y petroquímicos es por la decisión de no invertir, incluso de desinvertir, a que ha sido sometida la paraestatal, por exigencia de los organismos financieros que tienen intervenida a la hacienda pública de México y obsecuentemente asumida por la tecnocracia dominante. Recursos los hay, capacidad tecnológica aún se tiene; capacidad de ejecución sobra; sólo falta –repito- vergüenza y patriotismo.

Es totalmente falsa toda la argumentación en que se basa la propuesta reforma energética; no hace falta inversión de particulares y menos de extranjeros en la actividad generadora de energía. Es rotundamente nociva al interés nacional la apertura de las empresas de petróleo y de electricidad a la iniciativa privada; es un vil engaño para satisfacer las exigencias del gran capital internacional y para mantener su apoyo a regímenes espurios o impopulares como los que hemos tenido que soportar. Por qué –me pregunto- sus promotores tienen que desplegar una costosa campaña publicitaria para tratar de convencernos, como si se tratara de un artículo comercial. Campaña que, por cierto, coloca en total indefensión a la sociedad nacional incapaz de dar respuesta en la misma magnitud. Para ser honestos tendrían que abrir los medios de información al análisis y al debate; que la gente reciba información amplia de quienes la promueven como de quienes la rechazan; lo contrario es vil propaganda encubridora de la perversidad que se propone. Es una mentira que con ella bajarán los precios de combustibles y electricidad, por el contrario aumentarán; así nos lo hicieron con la telefonía y con los bancos, servicios cuyos precios superan con mucho a los anteriores y a los que se pagan en el mundo. Es una mentira que los particulares generarán cientos de miles de empleos, igual o más se generarían si las inversiones requeridas las realiza el estado con los recursos de las paraestatales. Es falso que se abra la competencia y que ello beneficiará al consumidor; por ejemplo, se abrió la competencia entre las tortillerías y lo que costaba dos pesos hoy vale quince. 

No nos dejemos engañar y, mucho menos, que nos roben los recursos que son de todos. No permitamos que una caterva de legisladores “maiceados” convalide el atraco a la Nación y a todos los nacionales. No levantemos los hombros aduciendo inevitabilidad, está en juego el presente y el futuro de todos y de cada quien. Si es preciso incendiar, incendiemos; si es preciso romper, rompamos; si es preciso parar, paremos. El extraño enemigo está adentro: saquémoslo. ¡México es primero! 

JUEVES, 15 DE AGOSTO DE 2013
Chuayffet reculó ante la CNTE; ¿Reculará Peña con la protesta antiprivatizadora?
Por Pedro Echeverría
1. Todos los gobiernos -aunque no lo digan- se sienten dictadores o quisieran que todas sus órdenes se obedezcan; pero cada gobierno de manera automática o con inteligencia siempre mide la correlación de fuerzas. Si el pueblo está dormido y los empresarios muy despiertos, gobierna a favor de éstos; si por el contrario los empresarios (que nunca duermen) no dejan de presionarlo, pero el pueblo está organizado y luchando en las calles, aunque el gobierno no quiera hacerles caso, tiene que escucharlos. Pero si el pueblo -que es el 90 por ciento de la población- estuviera unido y expresara siempre su fuerza, ningún gobernante podría desobedecerlo y haría lo que el pueblo mande. Es lo que necesitamos en México: una gran fuerza unida y coordinada que con sólo unas cuantas palabras obligue a cualquier gobierno a obedecer, de lo contrario paralizaría al país. 
2. Y no es que simplemente cambiemos la tiranía de los empresarios o de los opresores con “la tiranía de los trabajadores”, como algún personaje dijo o escribió hace casi un siglo; los trabajadores no son tiranos porque representan el 90 por ciento de la población, son los creadores de la riqueza, serán vigilados y estarán al servicio de un sistema social colectivista. Por ello la batalla más importante tendrá que ser el cambio radical del sistema económico y social porque si no fuera así entonces cualquier funcionario -aunque fuera obrero, campesino, humilde, “socialista”, “libertario”- para permanecer en su cargo tendría que corromperse. Y esto no es teoría, es la práctica política de siglos en México. No es un problema de personas sino de sistema; no es de honradez o buena voluntad, sino de organización social que garantice el servicio a la comunidad. 

3. El día que la Coordinadora (CNTE) sea apoyada por todos los maestros del país no habrá gobierno alguno que no la consulte o que la haga a un lado para sus determinaciones en educación. Todos lo gobiernos deben “gobernar obedeciendo”, es decir, sólo deben estar al servicio de las comunidades o colectivos; pero dado que hay dispersión, desinformación, falta de conciencia unitaria, los gobiernos hacen lo que les da la gana. Los dirigentes de trabajadores no tienen necesidad de ocupar cargos de gobierno, sindicales o de elección; basta con fuertes movimientos de masa y la consolidación de una gran fuerza para que los gobiernos sean simples administradores al servicio de las comunidades. Parece que en ello radica aquella tesis: “Cambiar el mundo sin tomar el poder”.

4. Para el secretario de Educación Emilio Chuayffet la evaluación ya no es el examen unilateral, a raja tabla “quieran o no quieran los maestros”, aquella imposición brutal. Ante la grandes movilizaciones y plantones, ahora declara que “la evaluación toma en cuenta las prácticas efectuadas en esta materia (educativa) en los últimos años, recoge opiniones de maestros, expertos y representantes de la sociedad, y favorece una cultura que permite apreciar el valor que la evaluación aporta para que el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio tengan como base los principios de legalidad, certeza, imparcialidad, objetividad, profesionalismo y transparencia”. Espero que los maestros aprendan que además de tener la razón debemos contar con toda la fuerza.

5. Luego Chuayffet, después de terribles amenazas de correrlos del trabajo si no presentaban y aprobaban la evaluación mediante un examen, ha declarado forzado por la pregunta de la periodista Laura Poy: “En relación a la permanencia no hay necesidad de un transitorio, está protegida en la Ley del Servicio Profesional, de tal manera que la permanencia no tiene mayor problema para los maestros que ya tienen ese derecho adquirido, y en modo alguno debe verse la evaluación, que yo creo que hay que empezarle a cambiar el nombre, no es una evaluación, es un proceso de evaluación, son muchos factores los que se van a tomar en cuenta, no es un examen al maestro, es una valoración hasta de la infraestructura física en la que un docente desempeña su labor. 

6. Pero obviamente no es sólo Chuayffet quien da pasos atrás frente a las movilizaciones; también Peña Nieto y el “Pacto por México o contra México” serán derrotados si se levanta una gran fuerza que no solo se reúna un día en el zócalo, sino por lo menos 10 días tomando calles, carreteras, embajadas, bancos y televisoras. La clase dominante mandará al ejército y a la armada para impedir las movilizaciones, pero está presente la prensa internacional que no se deja silenciar. Si la privatización del petróleo y la electricidad es el acabose del país, si los “vende patrias” del PRI y del PAN están felices por la entrega del petróleo a manos privadas y extranjeras, entonces la movilización tiene que ser muy grandes, especial, histórica. Los dirigentes no se pueden echar para atrás. 

7. La realidad es que estamos tan cansados de llorar nuestras derrotas (más de mil) que quisiéramos recuperar el aliento, tener aunque sea una pequeña alegría de triunfo que nos permita seguir haciendo las cosas. ¿Para qué seguir escribiendo, gritando en las calles, acudiendo a reuniones, si siempre nos joden y lo peor es que lloramos nuestra desgracia…hasta de haber nacido? La CNTE después de seis meses de plantones, después de 30 marchas, ha logrado que Chuayffet de un pasito atrás; pero puede ser sólo “jarabe de pico” con el que quiera bajar las movilizaciones. Ninguna confianza a la clase gobernante y empresarial. Nunca deben parar las movilizaciones porque son la única fuerza del pueblo en su lucha contra la explotación capitalista.
Fuente:Argenpress


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