JUEVES, 15 DE AGOSTO DE 2013
Llegó la hora de actuar
Por Gerardo Fernández Casanova
Se acabó el suspenso y se hizo la luz.
Finalmente este lunes entregó Peña Nieto al Congreso su iniciativa de reforma
energética. Lo dicho: se intenta dar carácter constitucional al despojo a la
Nación en materia de petróleo y electricidad. La gran sorpresa: el autor de la
propuesta es el Gral. Lázaro Cárdenas post mortem, después de más de
veinticinco años de abandono en el discurso oficial; el colmo del cinismo y la
hipocresía para esconder la verdad. Peña Nieto y su equipo hacen gala de su
gran capacidad para el engaño y la manipulación de la información, que deja a
los panistas en condición de párvulos e ineptos.
La exposición de motivos de la iniciativa
otorga un amplio espacio a la descripción del diagnóstico de la realidad
imperante, bastante claro en tanto que fotografía del momento, aunque deja de
lado la película con la secuencia que llevó al actual estado de cosas,
particularmente la intencionalidad de las acciones y las omisiones
gubernamentales que lo produjeron; graciosamente, como única razón del
deterioro, apunta: “La falta de un marco jurídico que responda a la realidad en
esta materia ha llevado a una producción insuficiente de petróleo y gas
natural.” Como quien dice, el diagnóstico se formula para justificar el
resultado preestablecido: la tan ansiada privatización.
En efecto, las capacidades tecnológica y de
ejecución de Pemex están mermadas, pero eso fue resultado de una decisión
política desde hace treinta años, y todas ellas son recuperables en el corto
plazo en la medida de que exista la voluntad política para lograrlo. Es
absolutamente falso que la baja de la producción obedezca a la falta del marco
jurídico; lo único que ha faltado es vergüenza y patriotismo. No obstante, la
capacidad financiera de la empresa recibe una alta calificación, incluida la de
las famosas calificadoras de deuda, mostrada en la respuesta inmediata a las
emisiones de bonos de deuda, por su gran rentabilidad antes de impuestos, misma
que es agotada y agobiada por la sobrecarga fiscal que la convierte en
proveedora del 40% del presupuesto federal.
Si se importan gasolinas, gas y petroquímicos
es por la decisión de no invertir, incluso de desinvertir, a que ha sido
sometida la paraestatal, por exigencia de los organismos financieros que tienen
intervenida a la hacienda pública de México y obsecuentemente asumida por la
tecnocracia dominante. Recursos los hay, capacidad tecnológica aún se tiene;
capacidad de ejecución sobra; sólo falta –repito- vergüenza y patriotismo.
Es totalmente falsa toda la argumentación en
que se basa la propuesta reforma energética; no hace falta inversión de
particulares y menos de extranjeros en la actividad generadora de energía. Es
rotundamente nociva al interés nacional la apertura de las empresas de petróleo
y de electricidad a la iniciativa privada; es un vil engaño para satisfacer las
exigencias del gran capital internacional y para mantener su apoyo a regímenes
espurios o impopulares como los que hemos tenido que soportar. Por qué –me
pregunto- sus promotores tienen que desplegar una costosa campaña publicitaria
para tratar de convencernos, como si se tratara de un artículo comercial.
Campaña que, por cierto, coloca en total indefensión a la sociedad nacional
incapaz de dar respuesta en la misma magnitud. Para ser honestos tendrían que
abrir los medios de información al análisis y al debate; que la gente reciba
información amplia de quienes la promueven como de quienes la rechazan; lo
contrario es vil propaganda encubridora de la perversidad que se propone. Es
una mentira que con ella bajarán los precios de combustibles y electricidad,
por el contrario aumentarán; así nos lo hicieron con la telefonía y con los
bancos, servicios cuyos precios superan con mucho a los anteriores y a los que
se pagan en el mundo. Es una mentira que los particulares generarán cientos de
miles de empleos, igual o más se generarían si las inversiones requeridas las
realiza el estado con los recursos de las paraestatales. Es falso que se abra
la competencia y que ello beneficiará al consumidor; por ejemplo, se abrió la
competencia entre las tortillerías y lo que costaba dos pesos hoy vale
quince.
No nos dejemos engañar y, mucho menos, que nos
roben los recursos que son de todos. No permitamos que una caterva de
legisladores “maiceados” convalide el atraco a la Nación y a todos los
nacionales. No levantemos los hombros aduciendo inevitabilidad, está en juego
el presente y el futuro de todos y de cada quien. Si es preciso incendiar,
incendiemos; si es preciso romper, rompamos; si es preciso parar, paremos. El
extraño enemigo está adentro: saquémoslo. ¡México es primero!
JUEVES, 15 DE AGOSTO DE 2013
Chuayffet reculó ante la CNTE; ¿Reculará Peña
con la protesta antiprivatizadora?
Por Pedro Echeverría
1. Todos los gobiernos
-aunque no lo digan- se sienten dictadores o quisieran que todas sus órdenes se
obedezcan; pero cada gobierno de manera automática o con inteligencia siempre
mide la correlación de fuerzas. Si el pueblo está dormido y los empresarios muy
despiertos, gobierna a favor de éstos; si por el contrario los empresarios (que
nunca duermen) no dejan de presionarlo, pero el pueblo está organizado y
luchando en las calles, aunque el gobierno no quiera hacerles caso, tiene que
escucharlos. Pero si el pueblo -que es el 90 por ciento de la población-
estuviera unido y expresara siempre su fuerza, ningún gobernante podría
desobedecerlo y haría lo que el pueblo mande. Es lo que necesitamos en México:
una gran fuerza unida y coordinada que con sólo unas cuantas palabras obligue a
cualquier gobierno a obedecer, de lo contrario paralizaría al país.
2. Y no es que simplemente
cambiemos la tiranía de los empresarios o de los opresores con “la tiranía de
los trabajadores”, como algún personaje dijo o escribió hace casi un siglo; los
trabajadores no son tiranos porque representan el 90 por ciento de la
población, son los creadores de la riqueza, serán vigilados y estarán al
servicio de un sistema social colectivista. Por ello la batalla más importante
tendrá que ser el cambio radical del sistema económico y social porque si no
fuera así entonces cualquier funcionario -aunque fuera obrero, campesino,
humilde, “socialista”, “libertario”- para permanecer en su cargo tendría que
corromperse. Y esto no es teoría, es la práctica política de siglos en México.
No es un problema de personas sino de sistema; no es de honradez o buena
voluntad, sino de organización social que garantice el servicio a la
comunidad.
3. El día que la
Coordinadora (CNTE) sea apoyada por todos los maestros del país no habrá
gobierno alguno que no la consulte o que la haga a un lado para sus
determinaciones en educación. Todos lo gobiernos deben “gobernar obedeciendo”,
es decir, sólo deben estar al servicio de las comunidades o colectivos; pero
dado que hay dispersión, desinformación, falta de conciencia unitaria, los
gobiernos hacen lo que les da la gana. Los dirigentes de trabajadores no tienen
necesidad de ocupar cargos de gobierno, sindicales o de elección; basta con
fuertes movimientos de masa y la consolidación de una gran fuerza para que los
gobiernos sean simples administradores al servicio de las comunidades. Parece
que en ello radica aquella tesis: “Cambiar el mundo sin tomar el poder”.
4. Para el secretario de
Educación Emilio Chuayffet la evaluación ya no es el examen unilateral, a raja
tabla “quieran o no quieran los maestros”, aquella imposición brutal. Ante la
grandes movilizaciones y plantones, ahora declara que “la evaluación toma en
cuenta las prácticas efectuadas en esta materia (educativa) en los últimos
años, recoge opiniones de maestros, expertos y representantes de la sociedad, y
favorece una cultura que permite apreciar el valor que la evaluación aporta
para que el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el
servicio tengan como base los principios de legalidad, certeza, imparcialidad,
objetividad, profesionalismo y transparencia”. Espero que los maestros aprendan
que además de tener la razón debemos contar con toda la fuerza.
5. Luego Chuayffet,
después de terribles amenazas de correrlos del trabajo si no presentaban y
aprobaban la evaluación mediante un examen, ha declarado forzado por la
pregunta de la periodista Laura Poy: “En relación a la permanencia no hay
necesidad de un transitorio, está protegida en la Ley del Servicio Profesional,
de tal manera que la permanencia no tiene mayor problema para los maestros que
ya tienen ese derecho adquirido, y en modo alguno debe verse la evaluación, que
yo creo que hay que empezarle a cambiar el nombre, no es una evaluación, es un
proceso de evaluación, son muchos factores los que se van a tomar en cuenta, no
es un examen al maestro, es una valoración hasta de la infraestructura física
en la que un docente desempeña su labor.
6. Pero obviamente no es
sólo Chuayffet quien da pasos atrás frente a las movilizaciones; también Peña
Nieto y el “Pacto por México o contra México” serán derrotados si se levanta
una gran fuerza que no solo se reúna un día en el zócalo, sino por lo menos 10
días tomando calles, carreteras, embajadas, bancos y televisoras. La clase
dominante mandará al ejército y a la armada para impedir las movilizaciones,
pero está presente la prensa internacional que no se deja silenciar. Si la
privatización del petróleo y la electricidad es el acabose del país, si los
“vende patrias” del PRI y del PAN están felices por la entrega del petróleo a
manos privadas y extranjeras, entonces la movilización tiene que ser muy
grandes, especial, histórica. Los dirigentes no se pueden echar para
atrás.
7. La realidad es que estamos tan cansados de
llorar nuestras derrotas (más de mil) que quisiéramos recuperar el aliento,
tener aunque sea una pequeña alegría de triunfo que nos permita seguir haciendo
las cosas. ¿Para qué seguir escribiendo, gritando en las calles, acudiendo a
reuniones, si siempre nos joden y lo peor es que lloramos nuestra
desgracia…hasta de haber nacido? La CNTE después de seis meses de plantones,
después de 30 marchas, ha logrado que Chuayffet de un pasito atrás; pero puede
ser sólo “jarabe de pico” con el que quiera bajar las movilizaciones. Ninguna
confianza a la clase gobernante y empresarial. Nunca deben parar las movilizaciones
porque son la única fuerza del pueblo en su lucha contra la explotación
capitalista.
Fuente:Argenpress
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