16 de agosto de 2013

VENEZUELA.

JUEVES, 15 DE AGOSTO DE 2013 
Maduro fortalece misiones sociales y llama a combatir la corrupción
Por Emilio Marín (LA ARENA) 
Nicolás Maduro se viene consolidando como presidente de Venezuela. Por una parte fortaleció las llamadas misiones sociales creadas por Hugo Chávez. Y por la otra emprendió una ofensiva ético-cultural contra la corrupción.

Los críticos quieren restarle importancia a decisiones adoptadas por el presidente Maduro desde que ganó los comicios del 14 de abril pasado. A la habitual letanía de que el chavismo es una cuasi dictadura le agregan que la preocupación por los más humildes tendría que ver con el objetivo de ganar las elecciones municipales.

En esa compulsa competirán los candidatos del oficialismo (PSUV y diez agrupaciones aliadas, entre ellas el Partido Comunista y Patria Para Todos), con los de la opositora Mesa de Unidad Democrática, que hoy no tiene el mismo nivel de compactación que en las presidenciales de abril. Hubo fuga de candidatos y partidos, como el MAS, que presentará los suyos sin atender los acuerdos cupulares de la MUD, digitados entre Primero Justicia y Acción Democrática.

Por supuesto que el oficialismo, pero también la oposición, aspira a ganar las alcaldías y concejalías en la votación del 8 de diciembre. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ya recibió más de 40.000 postulaciones a alcaldes, concejales y consejeros indígenas, según informó Tibisay Lucena, titular del Consejo. Casi todas las candidaturas fueron homologadas, en otra refutación de la acusación de "cuasidictadura". 

En las presidenciales de abril Maduro se impuso al derechista Henrique Capriles por apenas 1,5 puntos, alrededor de 250.000 votos. La alianza bolivariana busca hoy una victoria más amplia y recuperar el millón de votos propios que emigró en aquella oportunidad hacia su rival. 

Esta pulseada a nivel municipal conecta con la lucha política de Venezuela. Es que Maduro ha planteado una batalla general contra la corrupción y pedido que los candidatos del Gran Polo Patriótico sean jóvenes, patrióticos y honestos que hagan honor al legado de Hugo Chávez.

Cero pobreza, ¿será posible? 

El 7 de agosto el presidente planteó que para el final de su mandato quiere llegar a "La meta 2019 pobreza cero", según escribió en su cuenta de Twitter. 

La agencia Prensa Latina informó que ese día fue activado "el Sistema de Misiones y Grandes Misiones (programas sociales impulsados por el Ejecutivo nacional)". Tales misiones son 33 y dan a la población servicios esenciales que figuraban en la letra de ciertas leyes anteriores al chavismo, pero que no existían realmente. En poco tiempo la "Misión Robinson", de alfabetización, sacó de esa condición de iletrados a 1.5 millón de personas y declaró a Venezuela libre de analfabetismo. 

Ahora el gobierno mantiene las misiones, les da nuevos objetivos a las preexistentes, las coordina mejor y prioriza las que más tengan que ver con las necesidades de la población. Por caso la Gran Misión Vivienda, concita la mayor atención y fondos estatales con créditos a 30 años y un interés anual del 4,66 por ciento. 

Desde el primer día de su mandato, el jefe de Estado viene poniendo en práctica el "gobierno de calle", concretando reuniones y consultas con la población. Esto permite tomar el pulso a la situación, recoger críticas e iniciativas, y comunicar en vivo y en directo lo que los medios informan nacionalmente.

En seis años es muchísimo más lo que el gobierno bolivariano puede lograr con esos programas sociales. De todos modos, entre los enemigos de la "Pobreza Cero" están las empresas privadas, las multinacionales y la burguesía, incluso la que actúa bajo los colores "rojo-rojito" o sea al interior del gobierno. Todas conspiran contra aquel éxito.

Por ejemplo, hay intereses empresarios que ganan con la inflación, que empobrece a los venezolanos. Según el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), el acumulado de precios de los primeros siete meses del 2013 llegó a 29 por ciento, superior al 8,6 por ciento contabilizado en similar lapso del pasado ejercicio. Maduro propuso aumentar el PBI un cinco por ciento y controlar la inflación, pero las presiones inflacionarias amenazan las metas políticas y sociales, entre otras la eliminación de la pobreza. 

Palos en la rueda 

El gobierno venezolano tiene fijadas doce orientaciones básicas para mejorar la situación de su gente, entre ellas las misiones sociales y el "gobierno de calle". Pero es complicado llevarlas adelante cuando tiene que lidiar con el imperio y los socios de éste que le hacen la vida difícil desde afuera, más los socios internos de esos intereses, que ponen permanentemente palos en la rueda para impedir el avance. 

Lo del imperio está claro. Aún hoy Washington no reconoció formalmente al presidente Maduro, más allá de ciertos gestos del secretario de Estado John Kerry en sus conversaciones con el canciller Elías Jaua en Guatemala. Ese inicio de diálogo fracasó luego que la designada representante de EE UU ante la ONU, Samantha Power se comprometiera en audiencia ante el Senado "a responder a la represión a la sociedad civil que se está produciendo en países como Cuba, Irán, Rusia y Venezuela". El otro que no reconoció la victoria de Maduro fue Israel.

Los socios nativos de esos poderes, expresados por Capriles y el resto de la opositora MUD, hicieron todo lo posible por provocar la violencia y la desestabilización del gobierno. No sólo no admitieron los resultados de abril sino que organizaron marchas y mataron a once personas, presentaron recursos ante el Tribunal Supremo de Justicia y tribunales internacionales, implicaron a gobiernos vecinos en su campaña antidemocrática, caso del colombiano Juan M. Santos.

Fueron cosechando fracasos. El mundo reconoció a Maduro, comenzando por Unasur. La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela declaró inadmisibles los recursos que solicitaban la nulidad de las elecciones de abril. Y hasta Santos terminó retrocediendo y concurriendo con varios de sus ministros a Puerto Ayacucho (estado Amazonas), a normalizar la relación con el vecino y firmar acuerdos comerciales. La idea es llevar el intercambio bilateral a los 8.000 millones de dólares de 2008, porque el año pasado la cifra fue de sólo 3.000 millones.

Lucha contra la corrupción 

Como si algunos de los problemas enumerados no fueran suficientes -amén de la extraordinaria pérdida que supuso la muerte del presidente Chávez en marzo- existe también en Venezuela, en rigor a nivel mundial, el fenómeno de la corrupción. 

A diferencia de los gobiernos que lo disimulan o fomentan, el bolivariano le viene dando pelea, ya bajo el liderazgo del fallecido comandante. Maduro llegó a la conclusión de que combatir la corrupción es una prioridad de su administración, por los daños que causa el desvío de fondos y la marca social negativa a nivel ideológico y cultural. Ha llamado a una revolución ética-cultural. Ya a principios de agosto encabezó una manifestación muy numerosa con esas banderas y ha planteado que tiene a estudio leyes para profundizar esos embates. 

¿Qué dice la derecha y los medios privados en Venezuela, Miami y Madrid, entre otras capitales de la derecha mundial? Que el gobierno chavista quiere arremeter contra la oposición con acusaciones de ese tipo. El Miami Herald y "La Nación" de Buenos Aires son algunos de los periódicos que mienten a este respecto, en sintonía con el opositor Capriles que ha caracterizado de "cortina de humo" a la campaña presidencial contra la corrupción. 

El problema de esa gente es que entre los acusados de desviar dineros, defraudar al fisco y blanquear capitales sucios hay legisladores opositores, como Richard Mardo, de Primero Justicia, a quien se privó de su fuero parlamentario para investigarlo por esos delitos. En la Asamblea Nacional también fue denunciado Oscar López, director del despacho de la Gobernación del estado de Miranda, del círculo íntimo de Henrique Capriles. 

Grito en el cielo 

De todos modos, la corrupción es un mal propio del capitalismo pero no tiene un color político definido y crece tanto en la oposición cuanto en segmentos del mismo gobierno que propone el socialismo del siglo XXI. 

Por eso ayer estuvo reunido el Consejo de Estado bajo la titularidad del vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, para elaborar las propuestas que elevará al presidente para redoblar la apuesta contra la corrupción.

En vez de alentar esa cruzada, la oposición ha puesto el grito en el cielo diciendo que el bolivariano quiere gobernar por decreto. "Yo como presidente y jefe de Estado voy a llamar a una emergencia nacional en la lucha contra la corrupción y voy a pedir poderes especiales para ir a un proceso de reforma de las leyes y de cambio de la institucionalidad" proclamó Maduro el lunes en un acto.

En vez de tomar la parte positiva de esas iniciativas, la oposición vuelve a pintarlo como un cuasidictador. Cuando Chávez pidió poderes especiales a la Asamblea Nacional, en 2000, 2001, 2008 y 2010, fue para poner en marcha medidas favorables a la mayoría de los venezolanos. Si Maduro en los próximos días pide poderes similares al Congreso será para atender a las propuestas hechas por el Consejo de Estado contra la corrupción. ¿Será que la oposición es tan apegada a leyes que no solucionan el drama o tiene mucho que ocultar de sus enriquecimientos con negocios "non sanctos"?. 

JUEVES, 15 DE AGOSTO DE 2013 
Ante el 8-D, la confusión reinante y la avanzada fascista-reformista: ¿Qué hacer? 
Por Martín Guédez
El momento histórico es definitivamente muy duro. A pesar de que en su legado Chávez nos encomendó a Maduro y estoy persuadido de que fue la más sabia de las decisiones, el timonel no está y el capitalismo por distintas vías (la economía, la ausencia de liderazgo intermedio y una burocracia definitivamente infestada de anti valores en su conjunto) nos está torciendo el brazo. Un pueblo en buena medida confundido y sin conocimiento profundo del momento histórico o la imprescindible conciencia de clase podría resultar fácil presa de los enemigos de todas las horas.

Como saben he tomado el título de un texto escrito por Lenin en circunstancias muy especiales para presentar a mis camaradas estas reflexiones. Veamos: La Revolución Bolivariana está bajo fuego del más poderoso e inmoral imperio de todos los tiempos. Un poderoso enemigo con una multitud de cómplices internos cuya característica es su espíritu apátrida, la impudicia de la rapiña y la ferocidad de la bestia carroñera. Imperio y cómplices determinados a erradicar, borrar y extirpar el ejemplo de soberanía, independencia e integración que pone en peligro sus planes de dominación. 

El capitalismo no sólo se juega la inapreciable joya de los recursos naturales propios de Venezuela, por sí solos suficientes como para justificar cualquier agresión sino qué, sabe que está en peligro el programa económico-filosófico neoliberal desafiado gravemente por su propia crisis y por la novedosa experiencia de democracia plena participativa y protagónica con todo y los errores y el sabotaje de innumerables bandidos de todos los colores. 

Contra la Revolución Bolivariana están haciendo coincidir todas las estrategias desestabilizadoras conocidas e inventadas en los centros de inteligencia del gran capital y algunas más por añadidura. Nuestro pueblo cada día enfrenta una verdadera ensalada estratégica en la cual y según vaya conviniendo se aplican páginas del libreto aplicado al Chile de Salvador Allende, con escasez de productos de primera necesidad, especulación descarada –un asalto a mano limpia-, guerra psicológica de cuarta o quinta generación, ataque inclemente a la moneda, sabotaje al sistema eléctrico, “huelgas universitarias” y todo ello con la innegable y a veces entusiasta colaboración de quintas columnas enquistados en la administración pública e incluso en los partidos y movimientos sociales revolucionarios.

No obvian la “receta nicaragüense” de los tiempos cercanos a la “estrella democrática” doña Violeta Chamorro, variante de la doctrina desestabilizadora e intervencionista menos apoyada en la cosecha de pinochetes o videlas y más en la conducción del proceso a la trampa formal de las elecciones burguesas. Una furibunda campaña de guerra psicológica y su correspondiente elemento de contraste basado en la incontrolable escasez, especulación e inseguridad cuyo fin sólo sería alcanzado como alivio si el pueblo decide desprenderse de la “causa” de sus actuales angustias: la Revolución Bolivariana 

El preámbulo para el escenario del 8-D contiene todos los ingredientes incluida una buena dosis de complicidad interna. El resultado de tales elecciones tendrá carácter plesbicitario ¡que nadie se equivoque! No están en juego algunas alcaldías, algunos espacios de poder de algunos bandidos de boina roja o algunos “regalitos” a barraganas o amigotes vividores de oficio. ¡Está en juego la Patria y con ella la esperanza de una humanidad expectante! Están en juego los sacrificios de Jesús, de Bolívar, del Che, de Chávez y de millones de mártires a lo largo de la historia. Inútil será luego el llanto y el rechinar de dientes. Podríamos pasar a la historia como el rey moro Boabdil el chico, el que “debió llorar como niño lo que no supo defender como hombre” 

Resulta de una ingenuidad criminal suponer que la contrarrevolución concurrirá a la lid electoral sin poderosas cartas bajo la manga. El escenario electoral es un medio y sólo eso, un medio para alcanzar el único fin que les alienta y les quita el sueño: extirpar el proceso revolucionario bolivariano construido por Chávez y enterrar bien hondo su legado si acaso no lo hacemos nosotros mismos. Cualquier titubeo o actitud egoísta por ambiciones pequeñas es mucho más que una idiotez es un crimen imperdonable hasta para los traidores mismos. 

Las fuerzas revolucionarias deben prepararse en dos aspectos fundamentales para salir victoriosas de este nuevo trance. Primero: vigorizando, organizando y elevando su propia capacidad de combate. Segundo: reconociendo, detectando, descubriendo y anulando todas las estrategias del enemigo interno o externo sin miramientos ni medias tintas. 

El primer objetivo está claro: hay mucha tuerca que apretar, mucho oscurana que alumbrar y mucha basura que barrer. Al hacer memoria del caso sandinista recuerdo que el propio comandante Tomás Borges, de visita en Caracas en 2011 y en presencia de Moncho Lets nos decía con amargura y tristeza que, “más que los aciertos y el poderío desplegado por la contrarrevolución en aquella lid la derrota tuvo como aliado fundamental nuestros propios errores, algunos de bulto y groseros”, así explicaba cómo muchos “sandinistas” encargados de la Reforma Agraria se habían enriquecido al mejor estilo burgués y cómo estas acciones terminaron por enajenarle al sandinismo la voluntad, la confianza y el cariño popular. En esta situación la contrarrevolución con buena campaña de manipulación de por medio logró desalojar del poder a la Revolución Sandinista ¡Qué pena y qué vergüenza! 

¡Eso no puede pasarnos! Debemos vencer o morir, de modo que es hora de barrer y limpiar la casa pero no perderla. La campaña que se nos viene encima tendrá todos los ingredientes del mejor guiso desestabilizador de las conciencias. La oligarquía no tiene ninguna posibilidad de ganarle a la Revolución ni una sola alcaldía que no sea las minoritarias tradicionalmente dominadas por ella si la Revolución se juega a Rosalinda con toda la lealtad y el sacrificio que debe esperarse de sus líderes y un pueblo en marcha irrevocable a su liberación. Las manipulaciones oligarcas serán sucias, terribles, tramposas, impúdicas, indecentes y obscenas, ¡vale! Así ha sido siempre. Nuestra fuerza está en la gente, en nuestro pueblo, justamente el verdadero protagonista de la batalla. Este pueblo no puede ser ninguneado por oportunistas de oficio a riesgo de perdernos. Requerimos una elevación de la conciencia revolucionaria, una profundización de sus objetivos, una avanzada de organización popular, los sueños y las esperanzas de todo un pueblo no pueden seguir en manos de conciliábulos de caudillos regionales o municipales. Todo el poder para el Pueblo dirigido y orientado por una vanguardia con espíritu apostólico y su conductor: Nicolás Maduro es y tiene que ser la consigna.
Fuente:Argenpress


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