5 de abril de 2018

LA PAMPA - SUBZONA14 II: "El rol de los informantes fue miserable y estúpido".

Subzona 14 II: "El rol de los informantes fue miserable y estúpido" 
04-04-2018
Se reanudó este miércoles el juicio a los represores pampeanos. El periodista Eduardo Nelson Nicoletti señaló a un colega, "de los servicios", Feliciano Losada, como el buchón que pasó datos para su detención a los represores.
“El rol de los informantes fue miserable y estúpido, hicieron mucho daño”, afirmó este miércoles el periodista y actual diputado del Parlasur, Eduardo Nélson Nicoletti, al declarar sobre su secuestro durante la última dictadura militar en una nueva audiencia del juicio de la Subzona 14 II.
Antes de declarar, Nicoletti -que ya había testimoniado en el primer juicio- quiso destacar el gesto de Mirta, la hija del represor que encabezó su detención, Roberto Fiorucci, ya que hizo saber públicamente su “solidaridad” con los derechos humanos.
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Nicoletti fue secuestrado por fuerzas conjuntas la noche del 23 de marzo del 76, cuando estaba a cargo del cierre con la noticia del golpe de la edición del diario La Capital, donde era presidente de la cooperativa de trabajadores. Fue trasladado al sur, a Rawson, y salió el 16 de noviembre del ‘76 bajo el régimen de libertad vigilada, confinado en Telén.
En la audiencia, recordó que el diario quedó bajo la dirección de Feliciano Losada, un “periodista de los servicios” que después se subió al avión oficial con el genocida Videla. Reconoció al represor Fiorucci como quien dirigía a sus captores.
Nicoletti dijo que estuvo incomunicado dos meses en la Colonia Penal. Lo sacaron esposado “un par de veces” a la Primera de Santa Rosa, donde no lo interrogaron pero escuchó como otros detenidos recibían “garrotazos”, y a la Brigada de Investigaciones de la Raúl B. Díaz.
La segunda vez lo interrogaron encapuchado y lo golpearon. Le preguntaban por su pertenencia ideológica y en forma “obsesiva” por la compra del diario por parte de los trabajadores porque los acusaban de “apretar” a los dueños. “A ADEPA y otros medios les preocupaba que los medios pudieran convertirse en cooperativas”, recordó.
“El tema ideológico siempre estaba presente, había un problema porque nunca fui marxista pero hacía cosa de marxista. Había estudiado para cura un tiempo, y me incorporé a la catedral a grupos cristianos por la liberación, para hacer mi militancia. Yo en todo caso era de la Democracia Cristiana”, precisó.
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“Estuve detenido por orden del señor Baraldini, que celebro que hoy esté aquí, en el anterior juicio no tuvimos esa suerte. El que mandaba, mandaba, tenía poder sobre tu vida, tu mujer, tu trabajo. Mi mujer quería verlo después porque sabíamos que él era el que podía levantar la incomunicación o incluso liberarme”, señaló Nicoletti.
“La provincia no se merecía semejante represión. No hubo un solo acto de violencia, las tres bombas que hubo la pusieron ellos, una en ATE, otra en La Arena y otra en la casa de Cristina Ércoli y el Bocha Sombra”, señaló.
Por otra parte, dijo que “el rol de los informantes fue miserable y estúpido, ni siquiera informaban cosa que pudieran ayudarlos en sus presuntas investigaciones, lo que sí hicieron mucho daño innecesario en una comunidad pequeña como esta, y me refiero a Losada, que además tenía un parentesco con Baraldini. Inventaron historias como que yo había ido a Cuba. Eso fue lo que constituyó las bases de las detenciones. En La Pampa fue un exceso absoluto la cantidad de detenciones, no hubo actos que justificaran, ni tampoco creo en la persecución de brujas”.
Entre otros puntos, los informes de Inteligencia sindicaban que Nicoletti le quería poner Fidel a uno de sus hijos, relacionándolo con el líder cubano Fidel Castro. Sin embargo, Nicoletti, con sorna, dijo: “Lamento decepcionarlos, porque Fidel se llamaba mi padre”.
“Losada se adueñó del diario, asumió de facto. Y le dijo a mis compañeros que se trasladen a la 4 para que yo renuncie, cosa que no hice. Pero, además, se subió al avión con Videla y recorrió el mundo. Además, las notas del diario son vergonzosas para La Pampa”, indicó.
También señaló que en la provincia funcionó “la comunidad informativa” aún antes del golpe, y que suministró la listas para los secuestros anteriores y posteriores al golpe de estado.
Por otra parte, Nicoletti reveló que “hubo un grupo de abogados de Mercedes que vendían nuestra libertad por algún dinero, por ejemplo un dueño de una constructora de Pico salió de pronto, nuestra dignidad y la falta de plata nos lo impedía a los compañeros que lo debatíamos en la cárcel”.
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Lo trasladaron “en un viaje terrible” golpeado y engrillado al piso de un avión a Rawson, una prisión de máxima seguridad. “A mi mujer le decían que mejor que siguiera preso porque era una forma de salvar la vida. El obispo le dijo que si salía me metiera rápido a la parroquia, si llegaba, claro. Fui el primero que salí con vida de mi pabellón, al resto los mataron a todos, salir a medianoche de ahí costaba la vida. Tuve esa suerte, pertenezco al privilegiado grupo de los vivos”, recordó.
Cuando fue liberado lo confinaron a vivir en Telén, bajo un régimen vigilado. Primero le ofrecieron el exilio, pero él ofreció como alternativa irse a vivir con su madre, en ese pequeño pueblo del oeste pampeano. Allí atendió durante dos años el botiquín de farmacia, con la prohibición de volver al diario en Santa Rosa.
Un estudiante "marcado"
En la reanudación del juicio de la Subzona 14 II, declaró en primer lugar la hermana de Francisco Cortada, María Inés, quien relató al tribunal que el 24 de marzo recibieron una llamada de la novia avisando a la familia que él, estudiante de ingeniería de la UTN, había sido detenido en la pensión en General Pico. Estuvo dos semanas secuestrado, sin causa judicial ni orden de detención. Era peronista y trabajaba en el municipio en extensión universitaria.
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Ella tenía 14 años y observó que en el comedor de su casa se reunían las madres de los detenidos. De allí  hicieron dos o tres “recorridas” por los despachos del juez Walter Lema, de Arana en el Obispado y de Baraldini porque al principio no sabían dónde estaba. Después, el padre le alcanzaba cigarrillos y chocolates a través del represor Fiorucci, que hacía "de bueno" y después resultó "malo". Se enteraron que estuvo en la Primera y luego lo trasladaron a la Colonia Penal.
“Cuando salen, mi papá les hizo un asado y en en el patio de casa miraban las estrellas. Hicieron como un pacto de silencio de no contar lo que había pasado. Después escuché alguna cuestión de torturas, pero nunca se contó abiertamente. Los detuvieron porque habían panfleteado en Pico, se decían los tres mosqueteros con los compañeros”, contó.
Dijo que la detención lo perjudicó en la universidad y lo afectó, quedó “abatido”, aunque finalmente pudo recibirse. “Años después trabajaba en Gas del Estado en Buenos Aires y le avisaron que renunciara porque estaba marcado en una lista”, dijo.
La víctima falleció hace 19 años un día como hoy. Por eso la mujer consideró su testimonio un homenaje, entre lágrimas.
Del baile a la tortura
Este miércoles, también declaró Carlos Horacio García, que en la navidad del 76 fue a un baile a Alta Italia junto a cuatro amigos y terminó secuestrado, de los pelos y a las patadas, por agentes que respondían a las órdenes de la Subzona 14 en su casa de Luiggi. Identificó al comisario “El Loco” Serveto a cargo del operativo.
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“Estuvimos desaparecidos como veinte días”, dijo. Estuvo en la Primera de Santa Rosa, cinco veces lo “cagaron a palos” y lo “picanearon” con los ojos vendados. Lo interrogaban sobre Anibal Follonier, desaparecido en la dictadura, supuso porque su nombre apareció en alguna agenda.
En la Colonia Penal no los querían recibir por el estado en el que estaban, golpeados. Atribuyó la detención a que había salido con una chica que tenía una relación con el hijo del comisario Servetto. Dijo que al juez Federal, Walter Lema, le preguntó de qué lo acusaban y le respondió "de pelotudo". "Me dijo que me iban a tener hasta que se me curaran las heridas de los golpes y que iba a salir libre porque no había hecho ningún delito", contó.
La esposa de Ferrari
Nora Isabel Martínez, que era esposa de Hugo Ferrari, recordó que en la madrugada del 24 de marzo tocaron el timbre de su casa y policías y militares y se llevaron a su marido. Logró entrevistarse con Baraldini después de mucho insistir. “Levantó el teléfono y dijo que ya lo habían llevado al sur. Nos torturaba con eso”, contó. Varios días después le confirmaron que estaba en el la Colonia Penal.
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En 34 días de secuestro pudo visitarlo una sola vez. Luego le levantaron el programa en la radio y lo detuvieron por segunda vez. "Él nunca fue torturado, lo interrogaron dos veces, Guiñazú y Retha", ratificó. "Uno de ellos le dijo que cumplían órdenes de Cobuta, que en un manuscrito había mandado una lista con gente para detener", recordó.
"Cuando salió en libertad, hubo que enfrentar a los vecinos que, como se decía en esa época, pensaban 'algo habrán hecho'", completó.
Secuestrado por curiosos
Luis Briosky relató que el 2 de junio del 77 fue secuestrado en Alpachiri. Trabajaba en la barraca y esa noche fue a Macachín con unos cazadores. Al regresar, vieron movimientos en la comisaría y “de curiosos fuimos a ver”. Los militares y policías los detuvieron.
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Los llevaron a la barraca y secuestraron un equipo de radio que utilizaba para hablar con su patrón, de Coronel Suárez, dos sables y una bayoneta que coleccionaba, una carabina que tenía para vender y las municiones que proveían a los cazadores de liebres.
En un Unimog los llevaron a un corral del hipódromo de Macachín primero y luego los trasladaron a la Primera de Santa Rosa. En el calabozo lo visitó el comisario Dellacroce, Constantino, Baraldini y un médico. “Preguntaba por qué estábamos y se reían de nosotros”, recordó.
Luego le dieron una declaración –que nunca había hecho- para que la firmara y se negó. “Me rigorearon sicológicamente, pero no la firmé. Nunca supimos por qué estuvimos presos”, dijo.
Los hicieron pintar un paredón a los cuatro. Ese día vio en un lugar de patio una batea metálica conectada a una batería.
Mientras estuvo detenido, contrajo heptatitis. Después de unos días, los largaron. 
Después de unos días, los largaron. Insultó a Constantino en ese momento,  y el represor le dijo que se fuera y le tiró sobre la mesa una orden de traslado a Rawson con sus nombres. “Salí y ni miré para atrás”, finalizó.

Un ex jefe que no hizo aportes
 El exjefe de la Policía, Angel Alberto Martini, propuesto por la defensa del imputado Juan Domingo Gatica, declaró este miércoles. En el ’76 estaba a cargo de la Sección Canes y en el ’79 pasó a la Primera y la Tercera.
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Consultado sobre la subzona 14, dijo que “un grupo destinado comenzó a trabajar en conjunto con el Ejército”.“La gente presente en este acto”, dijo, en referencia a los acusados. Dijo no saber cómo fueron seleccionados los policías. No aporó detalles sobre la tarea que tenían a cargo.
Dijo no recordar si había detenidos de la subzona 14 en el ’79, cuando estuvo durante unos meses en la Primera de Santa Rosa como oficial de servicio. Aseguró que en ese momento no se enteró de un aborto o un detenida embarazada.
Fuente:ElDiariodelaPampa

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