18 de septiembre de 2018

TROPEL.

18 de septiembre de 2018
Electrolux, Helvética y General Motors frenan la producción 
Suspensiones industriales al por mayor
La crisis laboral se concentra en Santa Fe. El fabricante de electrodomésticos Electrolux licenció a la totalidad del personal, la automotriz General Motors inició un esquema de suspensiones rotativas y la productora de acoplados Helvética paralizó su producción hasta fin de año. El denominador común para las medidas que afectan a más de 2500 trabajadores santafesinos es la caída de la demanda interna y el persistente proceso de apertura comercial. Las medidas dispuestas por las empresas se suman a la destrucción de puestos de trabajo acumulada en los sectores industriales desde el recambio presidencial en 2015. 
Las vacaciones adelantadas del personal de Electrolux se extenderán durante todo octubre y afectarán a los 1000 operarios que se desempeñan en la planta rosarina donde, entre otros bienes, se producen heladeras. La firma pretende así reducir sus costos operativos frente al descenso abrupto de las ventas que incrementó sus stocks. Como no se trata de una suspensión de personal, la empresa pagará el ciento por ciento de los salarios. Desde la UOM señalaron que la caída en el consumo frente al escenario de estancamiento con alta inflación “afecta a toda la actividad productiva, tanto a línea blanca, como a carroceras y fundiciones”. Electrolux despidió el año pasado a 80 trabajadores. Dos meses atrás la empresa y el gremio acordaron que no habría despidos hasta fines de 2018 pero la profundización de la crisis derivó en las medidas confirmadas ayer. En General Motors los 1400 operarios comenzaron a rotar con suspensiones y, en consecuencia, a cobrar sólo el 70 por ciento de sus sueldos. La medida estará vigente hasta finales de enero de 2019 para prevenir despidos.
Por su parte, la fábrica de acoplados Helvética de Cañada de Gómez estableció la suspensión de sus 90 trabajadores y el pago de la mitad del salario hasta fin de año “para aguantar la caída de ventas, que llegó al 90 por ciento”, indicaron desde la empresa. 
Fuente:Pagina12



¿Qué tienen en la cabeza los que miran la pobreza?
18 septiembre, 2018
Por Gonzalo Assusa 
Axel Yamil Atúnez vive en Misiones y camina 3 kilómetros de ida y 3 de vuelta, y cruza 2 arroyos de ida y 2 de vuelta para asistir a la escuela. La leyenda que acompaña su imagen más de 17 mil veces compartida, reza: “Se sienten las mañanas heladas en la hermosa Misiones. Pero se calienta el pecho con orgullo cuando se aprecia esta imagen de los alumnos llegando a la escuela. Algunos figurarán por tomar escuelas, pero este solo merece aplausos porque la escuela se abrirá por y para él. Escuela 196, Picada Caa Guazú, Leandro N. Alem”.
Lorenzo tenía 16 años e iba a la Escuela Bilingüe 948 en la misma provincia. En el acto del Día de la Bandera, el 20 de junio de 2016, fue fotografiado con la insignia patria en sus manos y sus pies descalzos. La campaña de sensibilización mediática no tardó en mostrar sus primeros brotes y la Cámara de Industria del Calzado donó 300 pares de zapatillas a la comunidad. Ya calzado con sus donadas y flamantes zapatillas de lona, el joven tuvo que aclarar: “A mí no me molestó salir descalzo en la foto”.
La TedX Talk de Mayra Arena supera el millón de visitas en Youtube. El título es ineludible: “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?” Pocas partes del cuerpo popular tan intervenidas como las dos que menciona Mayra: la cabeza y los pies. Entre la curiosidad de la neurociencia por el déficit o el superávit de neurotransmisores que volverían a los pobres unos estresados sociales sin capacidad de previsión y la indignación de la clase media bien por las altas yantas de los que no tienen ni aguinaldo, cada uno de los textos de Mayra son invitaciones al pronunciamiento sociológico.

Hablemos de pobreza

Mayra se queja de que la pobreza en Argentina no es un escándalo, pero la indignación de los argentinos por la pobreza es directamente proporcional a la atención mediática que reciben los pobres –que es mucha y en muchos sentidos-. La falta de cifras durante la gestión del INDEC intervenido, los informes de desnutrición infantil en el norte del país con más audiencia que Cadena Nacional, los comunicados de preocupación firmados por el Episcopado y autoridad científica de la Universidad Católica Argentina en el tema. El Observatorio de la Deuda Social Argentina (dependiente de la UCA) hace décadas es una institución de referencia para hablar de la pobreza en el país. Tiene sede en Puerto Madero. En el mismo barrio, apenas a unas cuadras, una empanada frita en grasa de chancho o un mini choripán servidos en un frasco vacío de mermelada transforma lo popular en gourmet y se cobra a precio euro.
La pobreza puede llegar a indignar en todos lados, pero lo que se dice sobre la pobreza suele ser pronunciado desde arriba (por políticos, periodistas, académicos). En este sentido, hay algo indudablemente novedoso en la irrupción de Mayra en la arena pública: es un análisis en territorio y a pie, en primera persona y de cerca, y es también una manifestación más de la socialización de las herramientas analíticas, políticas y prácticas que se dan por la progresiva –aunque compleja y contradictoria- democratización de la educación y el conocimiento en algunos períodos históricos del país. Y no es la única.
Puede también citarse el caso emblemático de Waldemar Cubilla, el Doctor en Sociología de la Universidad Nacional de San Martín que comenzó a estudiar su carrera universitaria cuando aún cumplía condena en una cárcel del departamento de San Martín, provincia de Buenos Aires.
Otro punto disruptivo en el análisis de Mayra es la referencia a espacios públicos como la escuela, la vecindad o el comedor; espacios de encuentro entre clases sociales: “Uno se da cuenta que es pobre cuando ingresa en el sistema escolar”.

Hay un orgullo tradicional por esos lugares de co-existencia, integración y conflicto en Argentina, y la historia personal de Mayra manifiesta su imponente potencial transformador. La escuela pública y la universidad pública no eliminan mágicamente las desigualdades, pero, a diferencia de las políticas de segregación, marcan a fuego en la experiencia tanto la puesta en evidencia de las desigualdades existentes, su injusticia y su percepción singular y situacional (“los pobres éramos nosotros y los ricos eran los que se compraban alfajores en el recreo”) como las posibilidades de acceso, de proyectos y de deseos más allá de lo socialmente esperable para los que nacen en hogares sin bidet.


“De piba, cuando sos pobre, lo que te salva de la marginalidad es creer. Creer que algún día vas a tener todo eso que querés tener”. No es menor que, en ambas dimensiones, la argumentación de Mayra deje en un plano tácito las condiciones de posibilidad para aquello que es dicho: las que hacen posible que ella estudie Ciencia Política, las que hacen posible que ella se haya encontrado con otros diferentes y desiguales en la escuela (con todos los padecimientos, las estigmatizaciones y las revictimizaciones que su relato pone de manifiesto) y las que probablemente hayan hecho posible que dicte una TedX Talk. Esas condiciones de posibilidad no son individuales, sino colectivas y no están en la cabeza, sino en las relaciones.
Su último giro argumentativo, a la vez, complejiza y refuerza. Hiperconsciente de las manipulaciones mediáticas sobre su propio discurso, en su entrevista publicada en Revista Anfibia critica la elevación de su carta en Facebook a una especie de “receta para salir de la pobreza”: “Si no tenés un Estado que te garantice mínimas condiciones y una sociedad que te dé las posibilidades de concretar esos sueños, de nada sirven la esperanza ni soñar ni un carajo”. Acto seguido, transforma el concepto de “esperanza” en el de “mentalidad”: una categoría que nuevamente pone el acento en la responsabilidad individual, en las capacidades que faltan, en los desafíos que no se asumen, en esa evocación ambigua y totalizante a la idea de que la educación está en el fondo de todos los problemas y en el horizonte de todas las soluciones.

¿Qué tienen en los pies?

La ropa hecha en los mismos barcos-factoría asiáticos, pero sin la pipa o las tres rayas de calidad que tiene en el Alto Palermo Shoping, se expone en La Salada y es comprable por un sistema de fiado en donde la tarjeta de débito de la Asignación Universal Por Hijo hace las veces de Master Card.
Todos los días, cerca de un tercio de la población de Argentina se despierta, camina y come junto a la basura, las cloacas y el agua servida. Andan mucho para llevar a los hijos a la escuela, para tomarse algún autobús caro y de mala calidad o para ir a una farmacia con medicamentos inaccesibles. Tienen más problemas de salud y menos hospitales a mano.
Los mismos días, una minoría encumbrada –o personas que aspiran a serlo- come alimentos macrobióticos, nada en piletas con agua bastante más potable que la que toma la mitad más pobre del país y tiene tiempo para sentir más piedad por los caballos que por los carreros pobres de la ciudad. Tienen menos problemas presupuestarios y más ofertas financieras para beneficiarse.

Por una serie de razones muy difíciles de expresar en pocas palabras, aún poniendo a estas dos poblaciones en párrafos contiguos, es casi imposible convencer a las grandes mayorías de que una y otra tienen mucho que ver entre sí, que la pobreza y la riqueza no se producen por separado, sino en un mismo proceso. Está más a mano pensar que la salvación es del orden de la creencia, que el camino es del orden de la aspiración y que la causa se esconde en un rincón recóndito de la cabeza.


Así como la pobreza indigna en cifras estadísticas y reconforta en historias individuales de autosuperación, la desigualdad también incomoda, pero no tanto por las brechas como por los desfasajes. Resulta que ahora los pobres tienen Direct TV, pero no tienen revoque; no tienen para comer, pero se compran zapatillas y celulares más caros que los míos; saquean, pero no se llevan arroz, fideos o polenta, sino cajas de fernet. ¿Qué tienen en la cabeza los que no entienden que los pobres quieren altas yantas? En plano fotográfico picado, el miedo y el asco le ponen tripa a esa mirada sobre la pobreza situada en el más aristocrático de los puertos, con ceño fruncido y nariz respingada y arrugada. En el último tiempo, una élite de ministros y altos funcionarios pusieron en palabras esta sensación: ¿Quién les dijo que podían aspirar -a algo más que a vestigios de droga residual-? ¿Cuándo creyeron que tenían derecho a algo más que a la supervivencia? ¿Cómo es que se atreven a la estética y la tecnología parados en el umbral de la escasez?
El discurso de Mayra tiene por momentos sutiles -pero no pocos- puntos de contacto con el encumbrado imaginario de la sociedad meritocrática, afín a la actual ideología de gobierno. Propone un modo de comprensión de la pobreza que refuerza algunos diagnósticos centrados en el resentimiento, la falta de educación y la falta de valores. En otros momentos, choca de frente con la política elitista de Cambiemos. Dice que no cree en la meritocracia y que no se va a sentir nunca de clase media. Dice que los consumos y los intereses de los pobres se cuestionan todo el tiempo, mientras que la clase media se revienta la tarjeta y la élite vota para que le bajen las retenciones. Que los medios la muestran edulcorada y la aceptan porque es blanquita. También sostiene que es parte de los “hijos de la violencia” y que la marginalidad tiene mucho que ver con la “mentalidad”. En la complejidad de sus posiciones, reside también la relevancia de este emergente actor político y mediático.
Probablemente, estemos viviendo uno de los más fuertes y profundos momentos de crisis de este proyecto político. Esto no implica que su carácter hegemónico y su resistencia a dejar de ser el relato social dominante haya mermado. Buena parte de las razones por las cuales esta TedX Talk tuvo semejante difusión pasa por esos puntos de contacto que, como acumulación de mitos y cosmovisiones que se cuelan hasta en los más bienintencionados progresistas, hacen a todo un imaginario que debemos (esta vez) disputar a pleno en la batalla cultural. Personalmente, levanto el guante en tres puntos.

1.- Las violencias son de nosotros, las vaquitas son ajenas.

Mayra sostiene que la violencia es un modo –incorrecto- de expresar resentimiento y enojo de los pobres contra “aquellos que tienen” y un mal aprendido camino en la búsqueda de respeto. No encuentro datos ni experiencias que permitan afirmar que las prácticas y las relaciones violentas sean patrimonio exclusivo de las familias pobres o marginales. Ella misma aclara que no es una generalización para los pobres, pero tampoco encuentro evidencia de que las personas que provienen de clase media o alta sean agentes de pacificación. Un ejemplo que suele dar Nicolás Cabrera sobre los malos diagnósticos en torno a la violencia en el fútbol: aunque todas las miradas apuntan a los barrabravas como culpables de la violencia en las canchas, muchos de los conflictos violentos comienzan o tienen epicentros en las plateas, donde las entradas son más caras.
Mucho menos preciso me resulta la afirmación de que la violencia más frecuentemente ejercida sea protagonizada por pobres contra ricos o “pudientes” por razones de resentimiento o equivocadas búsquedas de respeto. De hecho, quienes más sistemáticamente sufren la violencia institucional (sin siquiera contar la violencia económica) son los pobres (muy particularmente, jóvenes y varones), acosados por las fuerzas de seguridad pública y privada de nuestras ciudades desde hace décadas. Los vínculos violentos pueden tomar una forma singular en el mundo popular, rodeados de carencias materiales y simbólicas, pero no es menor señalar que el sobreescrutinio estatal y periodístico de estos sectores –esa mirada sospechosa y culpabilizante- hacen tremendamente más difícil el disimulo de casos de violencia de género e intrafamiliar que en hogares de clase media y alta, en los que la “intimidad” y la “privacidad” es resguardada de los ojos de las trabajadoras sociales o de los periodistas de América TV. No hace falta negar la violencia que viven día a día los desposeídos de nuestra tierra para entender que sus causas deben ser buscadas mucho más en sus múltiples relaciones (incluidas aquellas que sostienen con esos otros sociales que se cruzan en la escuela, en la plaza y en diversos espacios públicos) y mucho menos en sus cabezas.

2.- No quieren trabajar

“No sé si alguna vez tuvieron un albañil laburando en su casa, pero yo les puedo asegurar que el tipo el lunes no aparece. ¡La gente dice por qué! ¡Por qué no trabajan! ¿No nos gusta trabajar? ¿Vivimos de planes, como muchos dicen? Antes no había planes y vivíamos igual”, sostiene Mayra.

En Argentina, uno de cada diez adultos está desocupado. De los que tienen trabajo, tres de cada diez tienen empleos informales y otros tantos empleos legales, pero precarios o inestables, o mal pagos. Lo más probable es que los que nacen ricos se mantengan así o, en su defecto, caigan muy poco. Los que nacen pobres, en cambio, apenas si pueden ascender, pero siempre conservan la posibilidad de caer sin límite.

El mito de la “tercera generación” de desempleados –que jamás ha aportado un solo dato que lo sostenga- y de los niños que se criaron sin jamás ver a sus padres levantarse temprano para ir a trabajar, no sólo es de los más difundidos y trans-ideológicos en la mitomanía nacional, sino que es sumamente difícil de romper porque sirve tanto para condenar como para excusar a los pobres por aquello que se supone no saben, no quieren o no pueden hacer. Cuando formaba parte de una Oficina de Empleo del Estado, me tocó entrevistar jóvenes que, ante la pregunta por si habían trabajado, respondían siempre que no. Luego, resultaba que atendían kioscos, hacían fletes, eran ayudantes de albañil, empleadas domésticas, cuidadoras y cocineras desde los 12 años. Cuando llegaban a mi escritorio, eran ya mayores de edad, llevaban 6 años poniendo el lomo, pero su primera respuesta cuando una persona con empleo en blanco y calificado les preguntaba si habían trabajado alguna vez era una negación.
La misma negación opera cuando se desconoce al trabajo doméstico y la economía de los cuidados, que se lleva más horas diarias que el trabajo denominado “productivo” (el empleo, por el que recibimos como contrapartida un salario), pero que no se considera “laburar”.
El relato a partir del cual el peronismo y los planes sociales han terminado con la “cultura del trabajo” de pobres que alguna vez supieron ser dignos y orgullosos desconoce injustamente los ritmos –siempre inestables– del trabajo en la construcción y la venta ambulante, en la limpieza de hogares y la venta doméstica de cosméticos: son ritmos discontinuos, pero no por ello menos extenuantes.
Este relato sobre todo prejuzga injustamente como no-trabajo todo aquello que se practica por fuera de la oficina, los horarios comerciales, la ropa formal y las trayectorias a largo plazo. Negar que los pobres trabajen y le enseñen a sus hijos a trabajar –cuando sobran las historias de hijos iniciados en la obra y limpiando llevados de la mano por sus propios padres y sus propias madres–, además de ser inexacto, refuerza los estigmas y redobla la negación material que los pobres sufren todos los días.







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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

3.- Pensar con los pies

La elección de las zapatillas o las pautas reproductivas de los sectores populares desvela a muchos analistas y son, sin dudas, procesos y elecciones muy complejos de explicar. El problema con la persecución de las mejores respuestas es que corremos el riesgo de olvidar quizás lo más importante: la mera formulación de la pregunta habla menos del pobre y más de quien interroga. “Y la gente dice: ¿Por qué usan esas zapatillas? ¿Con qué necesidad? Fluorecentes, gigantes…”. El problema no empieza con el calzado ni con el gasto ni con el excedente estético, sino con las expectativas no cumplidas de quien reflexiona. Ese que habla, se pregunta y se indigna, espera del pobre otra actitud: la humildad y la resignación, la aceptación de lo poco y la carencia, la mesura y el esfuerzo, el ascetismo cromático, pero jamás el derroche. Para este pensamiento, el pobre es bueno hasta que aspira a algo más que la justa satisfacción de la necesidad. Tanto así, que la formulación lo delata: con qué necesidad, se preguntan.
El discurso que mira desde arriba, pero que muy frecuentemente se asume como propio desde abajo, es el que se frustra al no encontrar planificación profiláctica en hogares en los que escasean los recursos. Los modelos de pareja, embarazos, nacimientos y crianzas de quien observa a la distancia no encajan con lógicas sociales en las que, desposeídos de todo capital, cada nueva persona en la familia son brazos para trabajar y manos para cuidar, aún cuando también sean bocas para alimentar y pies para calzar. Eso no significa que los hijos se tengan porque sean lo único que se tiene.
Las expectativas –sean deseos o proyectos– ocupan el centro del discurso de Mayra. Es lo que distingue a los pobres de los marginales: es la “creencia” y la “esperanza” de “salir” de la pobreza. Por eso, la pregunta se dirige a la cabeza y la preocupación apunta a la “educación”. Nuevamente, la reflexión sobre las condiciones de posibilidad (el suelo) queda fuera del foco.
Haciendo entrevistas en un barrio popular de Córdoba, conocí a Élida, inmigrante rural que trabajaba limpiando casas y estudios legales. Hablándome de su niñez, me dijo: “En esa época, pensábamos con los pies”. En algún punto, creo que Élida nombra eso que la preocupación de moda e idealista por la pobreza deja de lado: se trata de pensar dónde estamos parados, el suelo a partir del cual podemos o no podemos saltar, en el que podemos o no podemos afirmarnos, el suelo que colectivamente tenemos la obligación de sostener, elevar o que dejaremos se degrade y erosione. Lo tristemente habitual es que, al mirar los pobres pies caminantes, el observador se regocije por la resignación callada del humilde descalzo o se indigne por el exceso inmoral del mal pobre calzado con altas yantas. En cualquier caso, ni piedad ni desprecio, ninguna de esas opciones lleva a comprender nada. 
Fuente:LaTinta

FORMAS DE LA RESISTENCIA AL MACRISMO 
18 septiembre, 2018 
Que esta clase esté temperamentalmente inclinada al asesinato es una connotación importante, que deberá tenerse en cuenta cada vez que se encare la lucha contra ella…”Rodolfo Walsh, Epílogo de 1969 a Operación masacre.
Por Guillermo Cichello*
I) Quiero escribir poco y hacerlo del modo más sencillo posible. Mi propósito no es ahondar aquí el análisis del macrismo; de modo práctico, a grandes rasgos y al día de hoy, ya se sabe bastante, quizá lo suficiente acerca de este proyecto y tornar infinitas las preguntas (al estilo por ejemplo ¿estamos ante una “nueva derecha democrática”?, etc.), termina siendo inhibitorio, nos vuelve impotentes, genera una confusión que deriva en perplejidad. La experiencia política llamada macrismo no avanza según las reglas de lo que entendemos clásicamente como democracia; no se trata de un poder que reconozca los límites de otras instancias institucionales –los partidos de oposición, los tribunales, los sindicatos, la representación parlamentaria. Opera por fuera de aquellas reglas y está jugado a arrasar los obstáculos que esas instancias plantean, encabalgado en las ideas refundacionales de todo proyecto totalitario. El procedimiento es simple, eliminados o restringidos severamente los medios de prensa opositores, su voz -que de este modo es la de la inmensa red informativa- definirá esos obstáculos como ilegales, les restará entidad como actores legítimos. Es un procedimiento que inauguró en la historia nacional Bartolomé Mitre, dejando su honda huella de proscripciones, encarcelamientos y desapariciones. En 1863 le escribió a Sarmiento: “declarando ladrones a los montoneros -sin hacerles el honor de considerarlos como partidarios políticos- lo que hay que hacer es muy sencillo”. Lo sencillo fue algo que se conoció como “guerra de policía”, una historia de degüellos. El antiperonismo que tomó el Estado en 1955 perfeccionó este mecanismo. El macrismo, en efecto, no reconoce adversarios políticos, salvo a aquellos a los que ya ha cooptado y con los que juega esa simulación. Los que verdaderamente lo son, inmediatamente los ubica por fuera de la legalidad: un dirigente político es tensado con la amenaza de la cárcel, un juez o un fiscal, con la sombra del juicio político, un medio periodístico, con la total restricción de pauta (también con la prisión), un sindicato con la pérdida de personería gremial, una representación de pueblos originarios o de campesinos que defienden su tierra, con el mote de terroristas. El macrismo no reconoce adversarios políticos. Es de la máxima importancia advertir lo que implica perder esa entidad. Es una distinción simbólica que tiene enormes consecuencias bien reales, porque lo que está en juego ya no es una contienda en el plano de las argumentaciones (un debate parlamentario, una demostración con pruebas judiciales, la publicación de duros datos periodísticos). Si te declaro ladrón, lo que hay que hacer es muy sencillo. Repito: la experiencia política llamada macrismo no avanza según las reglas de lo que entendemos clásicamente como democracia y no creo que pueda exagerarse el peligro de esta sencilla conclusión. Cuanto más tardemos en admitirla, más indefensos nos vamos a encontrar.
II) El secuestro seguido de torturas sufridas por la docente de Moreno, Corina de Bonis, quien junto a otras maestras sostenía una olla de comida caliente para los chicos de ese distrito, sin clases desde la imperdonable muerte de dos trabajadores de una escuela por un escape de gas, representa un punto saliente en una escalada de violencias. La espeluznante semejanza entre las amenazas anónimas que previamente recibieron los docentes de la olla y los mensajes oficiales con los que el gobierno bonaerense atacó la defensa sindical –por ambos canales se fustigó no otra cosa que su oscura motivación política-, deben alertar sobre la naturaleza de lo que se está enfrentando. Las mismas semejanzas existen entre los actos vandálicos que sufren edificios o emblemas de Derechos Humanos, y las declaraciones oficiales sobre el tema. Repito: no se trata de argumentos sobre la justicia o injusticia de una medida como una olla popular o un paro sindical, sino sobre el acto que coloca a una actividad como obstáculo al avance del proyecto con ambiciones totalitarias que en Argentina se llama por ahora macrismo. Asumir ese acto conlleva consecuencias de las que es preciso estar advertidos, entre ellas las de protección y resguardo colectivos. La docente torturada declaró: “No tenemos banderas políticas. No criticamos ni al gobierno actual ni al que se fue, y lo que hacemos lo hacemos por los pibes. Enemigos no tenemos o no lo sabemos, pero efectivamente a alguien le molesta…”. Además de la inconmensurable solidaridad y amparo que merece, es necesario, es completamente imperioso que esta docente y todo aquel que sostiene una resistencia al arrasamiento de Cambiemos, sepa ante quién está combatiendo, aun cuando declare no enarbolar una bandera política. “Enemigos no tenemos o no lo sabemos”. Las fuerzas populares que resisten este proyecto político no pueden permitirse este no saber. Ignorar que la olla de Moreno se levanta ante un enemigo, se paga caro. Ocupar el espacio público en una marcha de resistencia como si se tratara de una protesta contra el alfonsinismo –sin las medidas de seguridad y resguardo de los participantes- es un error que ya no debería cometerse. La experiencia política llamada macrismo no avanza según las reglas de lo que entendemos clásicamente como democracia; en consecuencia, la resistencia no puede erigirse como si ese amparo estableciera las reglas del juego. Es una connotación importante –escribió Walsh en 1969, vale hoy día-, que deberá tenerse en cuenta cada vez que se encare la lucha.
*Desde 1989 ejerce la práctica del psicoanálisis. Escribió artículos en Página/12, Rosario/12, en las revistas Conjetural, elSigma, Psyche-navegante y en los sitios Tirando al medio y Arte política. Publicó los libros Función del dinero en psicoanálisis. (Letra Viva, 2010) y Textos dispersos (de política, psicoanálisis y literatura (Linterna, 2013).
Diario Registrado
Fuente:ElOrtiba


EL PLAN D 
Para Trump la salida es convertibilidad o dolarización 
POR HORACIO VERBITSKY
Desde Washington el principal asesor económico del presidente Donald Trump, Larry Kudlow, presidente del Consejo Económico Nacional, confirmó lo que El Cohete a la Luna anticipó en mayo: la dolarización de la economía argentina como única salida imaginada para la crisis que creó el gobierno del presidente Maurizio Macrì [i]. Las chances de que el Congreso apruebe la muerte del peso y de la soberanía económica parecen reducidas, cuando ni siquiera el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ha obtenido el consenso necesario. Sólo mediante medidas de excepción sería posible.
Kudlow dijo que la Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos participa en forma activa de las negociaciones de la República Argentina con el Fondo Monetario Internacional. La recomendación del Tesoro, que Kudlow comparte con entusiasmo, es volver a la convertibilidad de los años de Domingo Cavallo. El editor y ex precandidato presidencial republicano Steve Forbes contempla incluso la posibilidad de la directa dolarización de la economía. Su única crítica a la convertibilidad de los ’90 es que “se hizo a medias y por eso explotó”. Y el diario de negocios financieros Wall Street Journal lo postula en su página de opinión como la única alternativa a la miseria.





Trump con su asesor Kudlow.







Un as para la predicción

La fama de Kudlow se debe a sus apariciones como popular columnista en medios gráficos y programas de televisión, y al menos dos de sus informes hicieron historia.
En 1993, Kudlow predijo que los aumentos de impuestos decididos por Bill Clinton dañarían el crecimiento. Como ocurrió todo lo contrario, lo atribuyó a las quitas de impuestos de Ronald Reagan. Luego apoyó con entusiasmo a George W. Bush. En diciembre de 2007 vaticinó que el crecimiento proseguiría por años. Ese fue el exacto mes en que comenzó la mayor recesión desde 1929. Kudlow muestra la misma pauta de los hombres de negocios argentinos que se dedican a la comercialización de información económica. Desde hace años Alfredo Zaiat publica una revisión anual de los pronósticos de esos consultores, ya sea del comercio exterior, precios de los commodities, inflación o crecimiento del PIB. Son insolventes pero interesados y sus errores responden a un sesgo de intereses políticos o de negocios: sobreestimaron los datos durante los gobiernos afines y los subestimaron cuando la economía respondió a la heterodoxia populista.
El columnista económico de Fox News, David Asman, entrevistó a Kudlow, con quien contó que tenían una vieja relación, entre ellos y con la Argentina, donde estuvieron juntos hace muchos años, y “la amamos”.  Asman cubrió América Latina para el Wall Street Journal desde 1985 hasta 1997. ¿Qué Argentina amarían, la de Alfonsín o la de Menem/Cavallo?



Asman contó que Macrì debió recurrir al Fondo Monetario Internacional en busca de un crédito de emergencia. El FMI le exigió a cambio que aumentara los impuestos sobre las exportaciones, lo cual afectará la economía. “Conozco a los argentinos y a varios funcionarios del gobierno. Odian la medicina del FMI, en realidad odian al FMI para ser honestos y preferirían tratar con el Tesoro de los Estados Unidos”.
¿Existe alguna posibilidad de que eso ocurra?— preguntó entonces.
—Sí. El Tesoro está profundamente involucrado en este diálogo. Pro-fun-da-men-te, lo cual es una gran cosa. Y como usted y yo aprendimos, la única forma de que los argentinos resuelvan su dilema es establecer una caja de conversión que ate al peso con el dólar, pero que no permita crear ni un solo peso más. Creación monetaria cero, a menos que haya dólares para respaldarla. Eso funcionó en los ’90, abatió la inflación y trajo prosperidad. Eso es lo que necesitan hacer de nuevo ahora. Y la gente de la Secretaría del Tesoro está trabajando en eso. Está en eso.

El curandero y el médico

Asman mostró el video de Kudlow a Steve Forbes, el director de la revista homónima que en 1996 y 2000 aspiró a la candidatura presidencial republicana.


Conocido por su hostilidad a toda institución multilateral, inclusive el Fondo Monetario Internacional, porque sus políticas no le parecen suficientemente conservadoras, Forbes aprobó con entusiasmo la información y dijo que las cajas de conversión funcionan siempre que se las quiten de las manos a los políticos y a los banqueros centrales, como ocurrió hace dos décadas en Bulgaria.
El anuncio de Kudlow “es sensacional. En los ’90 la Argentina tuvo una caja de conversión a medias que tuvo bastante éxito, pero no lo hicieron bien y terminó explotando”. A su juicio “la economía argentina resucitaría volviendo a la convertibilidad o algo así. Nunca probaron dolarizar”.
El Tesoro y gente como Larry Kudlow saben mejor que nadie cómo arreglar las cosas— aseveró Asman.
—Que se ocupen ellos en vez el FMI es la mejor noticia posible, como ir al médico en vez del curandero— respondió Forbes.



El domingo 9, la recia columnista Mary Anastasia O’Grady tituló su columna en la página de opinión del Wall Street Journal: “La Argentina necesita dolarizar. Nueva crisis del peso porque es imposible confiar en el Banco Central”. O’Grady se pregunta cómo es posible que vuelva a ocurrir con un Presidente que se suponía que personificaba el cambio. Su simple respuesta: “Porque la Argentina todavía tiene un Banco Central. Para solucionar el problema de una vez para siempre, deberían dolarizar”.
Mary Anastasia O’Grady fue una de las sucesoras de Asman en el WSJ.


Tanto el Ministerio de Hacienda como el Banco Central desmintieron que se esté trabajando en una nueva convertibilidad o en la dolarización, lo cual ni detuvo el nuevo ascenso del dólar, que volvió a cruzar holgadamente la frontera de los 40 pesos (cerró la semana a 40,53), ni robusteció la posibilidad de que el Peornismo Anti Kirchnerista (PAK) consienta el presupuesto del ajuste como le exige el gobierno. Las negativas de Nicolás Dujovne y de Luis Caputo no significan demasiado, porque ninguno se ha caracterizado por el respeto a sus propias palabras previas, y el FMI tiene sus propias ideas sobre lo que hay que hacer. El viernes 14 Caputo emitió una comunicación sobre el desarme de la bomba de las LEBACs, en la que afirma que “como ya fuera informado, el BCRA y el FMI han acordado modificaciones al programa que permiten la disponibilidad de recursos adecuados en moneda extranjera para asegurar el buen funcionamiento del mercado de cambios a lo largo de esta operación. En el caso que sea necesario, el BCRA ofrecerá dólares de sus reservas mediante subastas”. Quien lo informó fue Macrì en su discurso de 103 segundos de hace dos semanas. Pero hasta ahora el FMI no confirmó el supuesto acuerdo, sino todo lo contrario: como respuesta a Caputo, hizo saber que el lunes 17 no entregará la segunda cuota de 3.000 millones de dólares con los que el gobierno contaba. Estas discordancias abren paso a conjeturas que a la luz del reciente libro de Bob Woodbar Miedo, sobre el caótico gobierno de Donald Trump ya no son  impensable:  la existencia de dos proyectos alternativos para la Argentina,  del FMI  y el del Tesoro norteamericano. Si esto fuera así, se trataría de un conflicto como el de la década de 1980 entre el Banco Mundial y el FMI.

Te lo dijimos

En una edición anterior de El Cohete, el columnista Sebastián Soler [ii] calculó que el precio teórico de una hipotética dolarización sería $58 pesos por dólar si sólo se canjeara el dinero circulante más los depósitos en los bancos a corto plazo, $100 pesos si además se canjean los depósitos a plazos fijos más largos, y $125 pesos si no hay más remedio que canjear también las LEBACs y las LELIQ.


Soler advirtió que “implicaría una transferencia brutal de ingresos de los asalariados en favor de los sectores ya dolarizados de la economía” y puso el ejemplo de una directora de escuela de la provincia de Buenos Aires cuyo sueldo se reduciría de 1000 a 517 dólares, en la hipótesis más favorable para ella. Además “significaría resignar un atributo constitutivo de la soberanía nacional, perder la facultad de influir sobre un aspecto crucial de la política económica como el tipo de cambio, dejar de contar con un prestamista de última instancia para nuestro sistema bancario y, en la práctica, delegar a un gobierno extranjero la gestión de las variables claves de nuestra economía”.

Procesos difícilmente reversibles

El primero en advertir acerca del tema fue el economista Eduardo Basualdo. “La creciente insistencia en proponer la dolarización, que curiosamente es más intensa en el exterior que en el ámbito local salvo por parte de algunos integrantes del monetarismo ortodoxo, no constituye una propuesta inédita porque ya estuvo presente en la profunda crisis que se desplegó entre 1998 y 2002 y dio por tierra con la convertibilidad y la versión original de la valorización financiera (1976-2001)”, afirma ante una consulta para esta nota.


“En el marco de esa crisis se fracturó la alianza entre el capital financiero internacional y los grupos económicos locales —alianza que era ciertamente inestable porque unos eran los principales deudores externos privados y los otros sus acreedores—, lo cual dio lugar a dos propuestas contradictorias relacionadas con la situación estructural de cada una de esas fracciones del capital. Los grupos económicos locales proponían la devaluación del peso debido a que, luego de haber vendido buena parte de sus empresas y fugado esos recursos al exterior, estaban posicionados en activos financieros y seguían controlando un número significativo de empresas exportadoras. En cambio, el capital financiero y las empresas extranjeras de servicios privatizados postulaban la necesidad de dolarizar la economía argentina ya que tenían activos fijos que habían pagado en dólares y una devaluación licuaría esa inversión en términos de esa moneda”, añade.
“Planteando el tema en sus condiciones más extremas para hacer patentes sus consecuencias, aunque sean esquemáticas y difícilmente realizables de esa manera, la dolarización implicaría la pérdida de la soberanía monetaria en tanto la moneda interna pasaría a ser el dólar y, por lo tanto, el Banco Central tal como lo conocemos pasaría a ser un resabio del pasado. De este modo, el gobierno se vería imposibilitado de llevar a cabo políticas expansivas o contractivas a través del manejo de la oferta monetaria y el establecimiento de una tasa de interés de referencia. Sin embargo, la dolarización no solo implica la renuncia a tener política monetaria autónoma. Además el país asume como propia la política monetaria del país cuya moneda utiliza (los Estados Unidos) y que es manejada de acuerdo a sus propios intereses”.
“Sin la posibilidad de realizar políticas monetarias activas, el país se volvería mucho más vulnerable al impacto de eventuales crisis y shocks externos. Modificar el tipo de cambio permite a veces suavizar el ajuste real necesario para salir de una crisis; pero al no poder usar la política monetaria, los mecanismos de ajuste deberán surgir de modificaciones en los movimientos de capitales hacia fuera y dentro del país, alteraciones en el presupuesto del gobierno, y/o mediante cambios en los precios y salarios”.
“Del mismo modo, la dolarización implicaría la pérdida del Banco Central como eventual prestamista de última instancia de los bancos comerciales y otras instituciones financieras. Esta situación también podría dar lugar, como se propuso en la crisis anterior, a la privatización del Banco Nación que tradicionalmente ha sido un sustento fundamental para la política monetaria y el financiamiento del sector público nacional. Por otra parte, la política fiscal se vería limitada al suprimirse la posibilidad del financiamiento a través de la emisión monetaria o del ajuste mediante la devaluación. En términos de la estructura estatal cabe la posibilidad de que esta política sea acompañada por una reducción severa del régimen jubilatorio estatal sustituyéndolo por un sistema privado, así como replantear el sistema educativo del país”.
“Obviamente, la dolarización implicaría una tasa de cambio que hiciera posible como mínimo que tanto el circulante en pesos, así como los depósitos en cuenta corriente, caja de ahorro y plazo fijo sean convertibles en dólares. No necesariamente tendría que ocurrir lo mismo con los créditos y los bonos estatales en pesos, como las LEBACs y LETES, que eventualmente podrían cubrirse con diferentes bonos estatales dolarizados. De esta manera, el nivel de devaluación que se requiere para hacer compatible el total de la base monetaria de la economía con la dolarización pasa a depender del monto de divisas disponibles en términos de reservas. De esa ecuación se desprenderá el tamaño y los precios relativos de la economía resultante de la dolarización”.
“Como se barajó durante la experiencia crítica de 2001, la dolarización implicaría probablemente también reformas en el tipo de Estado que están en línea con las concepciones planteadas por Cambiemos. Por ejemplo, implementar las administraciones regionales, lo cual reduciría notablemente los gastos estatales. En el marco del crac de 2001, esto fue planteado por el Banco Mundial y de hecho se llegó a establecer institucionalmente que la provincia de La Pampa sería la capital de la región patagónica. A su vez, esta política traería aparejada una modificación substancial en las representaciones políticas, específicamente en la estructura del Poder Legislativo. Este sería el caso de la composición de ambas Cámaras que podrían eventualmente pasar a estar integradas por representantes regionales y no provinciales”.
“En términos más estructurales, una eventual dolarización implicaría una apertura económica en la misma línea que la impulsada por el actual gobierno, aunque más acentuada aún. Esto significa redoblar la tendencia hacia la primarización de la economía basada en la producción agropecuaria pampeana, complementada eventualmente por la producción de petróleo y gas de Vaca Muerta si los pronósticos del actual gobierno, siempre dudosos, se cumplen. La contracara sería una profunda desindustrialización, aún más acentuada que la actual, cuyo núcleo central es toda la producción manufacturera vinculada al mercado interno”.
“Los asalariados sufrirían una significativa caída en su participación en el ingreso, no sólo por la reducción de sus salarios reales sino también por la no menos importante disminución de la ocupación. Lo cual, a su vez, implicaría un salto cualitativo en los niveles vigentes de pobreza e indigencia y el intento de consolidar la matriz distributiva vigente desde la dictadura militar, que solo fue cuestionada en los últimos cuarenta años durante el ciclo de gobiernos kirchneristas”.
Basualdo tiene dudas sobre la viabilidad de esta política y las transformaciones que provocaría en la sociedad. “Es importante tener en cuenta tanto la contradicción principal entre capital y el trabajo, como las secundarias con los grupos económicos locales. Respecto a las primeras, caben pocas dudas de que conocidas sus implicancias tendrá un rechazo categórico de los sectores populares debido a los perjuicios que supone. En relación a las segundas, la experiencia histórica indica que también habrá un rechazo por parte de los grupos económicos ya que en 2001 plantearon una salida alternativa que finalmente triunfó (la devaluación). Más aún, durante la campaña de 2015 impulsaron a su candidato propio (Sergio Massa) a que compitiera en una interna con Macri, para ganarle y manejar esa alianza, lo cual fue rechazado por el PRO”.
La coyuntura actual es ambigua, apunta, porque un conjunto de hechos indica cierto tipo de acuerdos entre esta fracción del capital y el gobierno actual. “Los grupos económicos encabezan la producción energética en Vaca Muerta recibiendo un precio preferencial (Techint); la salida de Mario Quintana del gabinete puso entre paréntesis el conflicto de los laboratorios con Farmacity en la provincia de Buenos Aires; el nuevo presidente de la Corte está relacionado con Clarín; en la causa de los cuadernos Bonadío propuso que la investigación se realice desde 2008 lo cual protege a la familia presidencial pero también a Techint”, aunque eso luego se corrigió.
“En síntesis, la dolarización puede entenderse como la culminación de un largo proceso de reestructuración económica que ha erosionado las condiciones de vida de la mayor parte de la población. Y uno de sus mayores problemas es que una vez que la dolarización se ponga en marcha genera procesos difícilmente reversibles, tal como lo demuestran las experiencias de Ecuador y El Salvador”, concluye el economista y doctor en historia.

Al cementerio es fácil entrar

La Cátedra Abierta Plan Fénix está circulando entre sus miembros un proyecto de documento en el que alerta a la ciudadanía sobre el riesgo de “pérdida de nuestra soberanía y a consolidar un modelo dependiente con altos niveles de pobreza y una distribución inequitativa de los ingresos”. Sostiene que “la convertibilidad funcionó mal, aun en los casos en que se presume que ha funcionado bien. La cuestión no es cómo terminó, sino lo que hizo durante su vigencia: estabilizó los precios, pero, una vez que estos se estabilizaron, las tasas de interés quedaron muy altas, no hubo incremento de entrada de capitales y los niveles de inversión fueron bajos. Estos mismos argumentos se pueden aplicar también a la dolarización. Estamos en un punto de crisis que consideramos provocado por este Gobierno y lo que nos tenemos que preguntar es cuál será el último escalón para descender al infierno. Alguna vez ya paramos en la convertibilidad, que hoy sería como el limbo para descender luego al Infierno del Dante, que es la dolarización y que, como en el cementerio, es fácil entrar, pero imposible salir”.
“El mecanismo de reducción de la volatilidad para emprender la dolarización trae aparejado: 1) la reducción de salarios nominales, 2) la reducción de impuestos al trabajo e 3) incrementos de la productividad; lo que presenta un tema sensible porque, en los hechos, implica una devaluación de la moneda con su evidente impacto inflacionario y la caída del salario real. Para completar el ajuste estructural, se requeriría un mecanismo de supervisión financiera (al no haber prestamista de última instancia, se “compraría” la confianza de bancos internacionales más importantes para que regulen los encajes), una fuerte caída del gasto público para obtener superávit fiscal y una reforma laboral precarizadora, que destruya la tradición sindical argentina”.
Esto supone que la inflación solo caerá después de destruir el poder de compra del salario. Las supuestas ventajas resultan como mínimo dudosas (en Ecuador y El Salvador no cayeron las tasas de interés ni aumentó la inversión), pero se estaría reordenando el cuadro social del país con salarios de la India y ganancias en dólares”.
El documento concluye que “en el esquema de Análisis de la Teoría de la Desconexión de Samir Amín, donde la secuencia lógica es que la Globalización conduce a la concentración económica y a la especialización en exportaciones primarias, con la progresiva desaparición del poder de policía del estado nación, la dolarización sería el broche de oro, ya que consolidaría la integración simbólica final como apéndice periférico del capitalismo transnacional”.

El destino de Puerto Rico

Para El Experto Que Ya Vio Casi Todo, la convertibilidad fue un disparate, lo que no impide que vuelva a imponerse, y esta vez con el dólar como moneda. En un país desarrollado puede ser cierto a medias que todo se resuelva con la política monetaria, pero en uno como el nuestro no. “Una moneda es la expresión de una economía real. El dólar es fuerte, porque el capitalismo de Estados Unidos es el más fuerte del mundo, pero la adopción del dólar no modificaría la estructura económica que produce y exporta”.
El Experto entiende que desaparecerían casi todas las empresas en manos nacionales, con un gigantesco retroceso social y el país convertido en una colonia, a ejemplo de Puerto Rico. Clarín, Arcor y Techint, que tienen deuda en dólares, podrían ser adquiridos por capitales estadounidenses. La perspectiva de la dolarización no puede considerarse fuera del marco de la guerra económica de Estados Unidos con China. El interés estadounidense residiría en impedir que el Mercosur se convierta en el polo alimentario y energético de China.


Poder político impreso

Para el columnista Enrique Aschieri, profesor en la Universidad Nacional de Moreno, no se entiende cómo la dolarización podría constituir una solución a las transferencias reales, dado que la crisis argentina es consecuencia de la falta de dólares, motivada por la política del actual gobierno.
“De hecho, la dolarización no es una cuestión financiera ni económica, es un problema político. Y muy denso entre los más densos. La moneda es poder político impreso, de curso legal. Suprimir la moneda nacional, entonces, es renunciar a resolver las cuestiones comunes de la sociedad argentina por medio del proceso democrático. La dolarización es optar por apaciguar la diputa política acudiendo a la violencia de la moneda, según la expresión que da título a un ensayo de los economistas franceses Michel Aglietta y André Orleán. Para Aglietta y Orleán, la moneda surge como principio de soberanía del orden mercantil. “Mientras sea sacralizada como moneda emitida por el Estado, sus funciones son preservadas. Es, por el contrario, su descrédito (en este caso la dolarización) lo que desata la violencia”.

De modo que “suprimir la disputa política, temeraria y peligrosamente, es el verdadero objetivo político de la dolarización, así como fue el de la convertibilidad, su verdadera razón de ser”.
Si la sociedad argentina fuera embarcada en la dolarización, “lo más probable es que la vida nacional se vuelva estructuralmente violenta”. Aschieri menciona un estudio de Paul Collier y Anke Hoeffler, quienes calculan que la dolarización puede generar graves problemas durante siete años y reducir el PIB un 15%. “La frivolidad con que se trata esa desgracia de la dolarización es aterradora”, concluye Aschieri.

El objetivo de disciplinar

“Tanto en las fracasadas experiencias previas de dolarización (la tablita de Martínez de Hoz durante el Terrorismo de Estado y la convertibilidad de Cavallo en los ’90), como ahora con Macrì, el objetivo buscado es disciplinar la protesta social, abaratando los salarios y provocando masivas transferencias de ingresos y riqueza acumulada desde los que menos hacia los que más tienen. También ha buscado disciplinar la pugna entre distintas fracciones del capital local que luchan por acrecentar sus respectivas cuotas de apropiación de los ingresos del conjunto de la población a partir del control monopólico que ejercen sobre sus precios en sectores claves de la economía”, afirma Mónica Peralta Ramos.


Lo más significativo del intento actual, opina, “ha sido tratar de imponer esta política de disciplinamiento a fracciones del capital que son precisamente el núcleo duro de su base de apoyo. Esto ha desembocado en los últimos meses en una inflación indomable nutrida por la deliberada “formación de precios” en sectores de importancia estratégica para el conjunto de la economía”. El acuerdo con el FMI es un avance en el camino hacia la dolarización. Sus condiciones “ataron de pies y manos al Banco Central quitándole toda independencia en el manejo de la política monetaria”, y el efecto inmediato de la política financiera y cambiaria impuesta “ha sido la combinación letal de un estado de acelerada recesión de la economía acompañado de permanente devaluación. Más allá de las intenciones, la política del FMI ha sido funcional a la corrida cambiaria y a la progresiva dolarización de activos bancarios”.
“La dolarización de la economía se presenta como solución al dilema del gasto loco impulsado por el populismo. En la práctica es un intento de anclar al país a la esfera de poder norteamericana. La incontenible corrida cambiaria produce la brutal devaluación que conduce a la dolarización. Dolarizar implica imponer la paz de los cementerios sobre la protesta social y a las pugnas entre fracciones del capital local. No se limita a ser un “ejercicio técnico” virtuoso en sí mismo, sino el resultado de una relación de fuerzas y por lo tanto está sujeta a una dinámica siempre posible de cambio, en la que intervienen otros factores. De ahí la importancia de generar una oposición al Ajuste que sea capaz de sumar energías para desbaratar la relación de fuerzas que se trata de imponer con la dolarización”.
Fuente:ElCoheteaLaLuna

Operación desafuero y proscripción de CFK
Pichetto reiteró que primero debe haber “juicio y sentencia firme” 
Publicada en 18/09/2018 
El jefe del bloque del “peronismo dialoguista” en el Senado, Miguel Ángel Picheto, ratificó este martes su posición con respecto al desafuero de Cristina Fernández de Kirchner con el que volvió a la carga el polémico juez Claudio Bonadio. Consideró que “debe realizarse” un “juicio oral con sentencia firme”.
“Entendemos que debe realizarse el juicio oral con sentencia firme para proceder con el desafuero”, afirmó Pichetto, al ser consultado una vez más por medios del Grupo Clarín sobre el pedido de desafuero de la ex presidenta Cristina Kirchner realizado por el juez federal Claudio Bonadio.
En declaraciones a Canal 13, el legislador consideró que “es una etapa preliminar de instrucción de la investigación” donde “la detención es excepcionalísima”.
“La Corte estableció que el principio de inocencia se mantiene aún en el caso de inocencia que pueda ser recurrida en casación y eso le permitió a Menem ser candidato a Senador”, dijo Pichetto a Clarín.
“Estas son resoluciones en la etapa de instrucción que el juez toma considerando que hay elementos que pueden involucrar a un apersona, pero luego tienen que proceder a elevar la causa a juicio y ahí hay un tribunal oral que la juzga y que al final del camino dictará una sentencia de absolución o de condena”, aclaró. Después esa sentencia tiene un doble refrendo, doble ratificación, porque tiene que apelarse ante la cámara de casación y luego el juicio oral que probablemente sea el año que viene”, abundó el senador que supo integrar el Frente para la Victoria pero que desde la llegada de Mauricio Macri a la presidencia se desvinculó de Cristina y acompañó buena parte de las iniciativas oficialistas. 
Fuente:RedaccionRosario

SANTA FE
El hilo por lo más delgado
Más tres mil obreros suspendidos esta semana en la región 
18/09/2018 
Las firmas de Rosario y zona depositan sobre la espalda de sus trabajadores las consecuencias de la debacle económica. General Motors, Electrolux y Helvética dieron de baja turnos completos o cierran momentáneamente sus puertas.
En la automotriz de Alvear estiman que los suspendidos serán más de 2000, otros 1000 en la fábrica de de heladeras rosarina y 90 en la planta de acoplados de Cañada de Gómez. La “crisis” siempre se descarga sobre los trabajadores.
En General Motors las suspensiones se iniciaron este martes, cuando la firma resolvió dar de baja un turno completo de producción. Según la empresa, la medida se mantendrá hasta enero. Los trabajadores tendrán un recorte del 30 por ciento en sus ingresos. “Lo que luchamos es para que la gente se quede en el sistema de trabajo. Y con este acuerdo logramos que no se despida a nadie”, explicó Marcelo Barros, dirigente de Smata, en declaraciones recogidas por Rosario 12. Según el gremio, las suspensiones van de 7 a 10 días por mes a cada uno de los operarios.
“Todos los que intervienen en la fabricación del Chevrolet Cruze, el auto que sale de la línea de producción, saben que las ventas al mercado interno cayeron, que la exportación prevista a Brasil se redujo, que la empresa tiene acumulado stock de más de 20 mil vehículos que no puede colocar”, apuntó Barros. Y continuó: “En ese marco de incertidumbre, la tranquilidad que les dio el gremio es que de acá al 31 de enero que viene no habrá ningún despido, aunque de los dos turnos de trabajo que tienen actualmente pasarán a tener uno. La mala es que las suspensiones no solamente afectarán a General Motors sino también a las empresas satélites que trabajan, adentro o afuera, para la firma: En total vamos a tener 2.200 suspensiones”, adelantó Barros.
Por su parte, el abogado de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Rosario, Marcelo Cerra, se refirió a la situación en Electrolux, donde se licenció a todo el personal (unos mil trabajadores). “El problema es que no hay un respiro a la vista, ni a corto ni a mediano plazo. Esto no es ninguna solución, sólo ganar algo de oxígeno y ver qué pasa después. Pero entonces ¿qué hará la empresa en enero y febrero?”, dijo el representante legal entrevistado por Ariel Bulsicco, en FM Sí (98.9).
La firma rosarina aseguró al sindicato que continuará abonando los sueldos al 100 por ciento, y que el ahorro de la empresa se dará en los “costos de operación innecesarios” y “evitando el exceso de stock de unidades producidas”, debido a la fuerte caída de la demanda. “Para la gente es molesto tener que tomar vacaciones ahora, porque cualquiera prefiere hacerlo cuando sus hijos están en el receso escolar de verano, o para las fiestas de fin de año, pero bueno, en este escenario de crisis, esto es lo menos malo”, dijo Cerra.
“Nosotros hacemos cargo a los empresarios, que son la patronal, pero tampoco podemos taparnos los ojos y desconocer la realidad. Esto no es crisis de una sola empresa, es una crisis de actividad: carroceras, línea blanca, fundiciones, todas atraviesan un momento desolador”, añadió el abogado de la UOM.
Por otra parte en la fábrica de acoplados y semirremolques de Cañada de Gómez, Helvética, las suspensiones ascienden a 90. Según la UOM local mientras el ritmo de producción durante 2017 todavía estaba entre 50 y 60 unidades al mes, el mes pasado sólo se fabricaron 5 acoplados. “La caída de ventas es insostenible, y así están todas las industrias. En el caso de Helvética, hubo diálogo con la UOM y llegaron a este acuerdo para no dejar sin trabajo a nadie ante la necesidad de hacer una reducción salarial hasta fin de año para ver cómo se va moviendo la economía”, expresó Marcelo Cogno, secretario de Producción municipal de esa ciudad, en declaraciones al diario digital Rosario Plus. 
Fuente:RedaccionRosario

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