20 de julio de 2022

A 46 años del asesinato de Mario Roberto Santucho, su hija Marcela sigue reclamando por la aparición de sus restos.

 

A 46 años del asesinato de Mario 

Roberto Santucho, su hija Marcela 

sigue reclamando por la aparición 

de sus restos

Por Carlos Aznárez, Resumen Latinoamericano, 19 de julio de 2022.

El 19 de julio de 1976 un grupo de militares y policías tomaron por asalto el domicilio donde habitaba el máximo comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo, Mario Roberto Santucho, quien junto con otros de sus compañeros se resistieron y cayeron combatiendo. A más de cuatro décadas de esos hechos, su hija, Marcela Santucho, recuerda y reivindica la lucha de su padre y sigue exigiendo que aparezcan sus restos que se supone están enterrados en algún lugar del cuartel del ejército en Campo de Mayo.

-Hace más de cuatro décadas tu padre caía en combate. Contame que rescate hacés de él como padre y como  luchador revolucionario? ¿Crees que su lucha dejó un legado que las nuevas generaciones podrán entender y hacerla propia en los difíciles momentos que vive nuestro país?
-Lo que yo rescato de mi padre como revolucionario es que fue el mayor representante del Guevarismo en Argentina. Él quería un país sin pobres ni explotados, sin corruptos. Él era un ejemplo de humildad. El PRT estaba adelantado para su época, por ejemplo en cuanto al machismo. Yo viví en casas operativas en los primeros años de los 70, donde los compañeros y las compañeras hacían todas las tareas, cocinar, lavar platos, cuidar a los hijos más chicos, y lo hacían entre todos. Mi padre más de una vez lavó los platos porque él siempre daba el ejemplo, era más de acción y no solo de palabra. Era el hombre nuevo que quería ser cada vez mejor y así conseguir una sociedad justa.Como padre fue el mejor, nos aconsejaba que estudiemos, que ayudemos a los demás, que compartamos los juguetes, era muy cariñoso y todos lo queríamos. Era como una luz que atraía a todo aquel que estuviera cerca suyo.Creo que sí dejó un legado para la juventud y para las generaciones venideras que se van a encontrar con un sistema cada vez más opresor.
-¿Les consta a vos y tu familia que los restos del Roby fueron enterrados en Campo de Mayo? ¿Qué se ha hecho en ese sentido para rescatarlos?-En el marco de la causa judicial que estamos llevando hace ya varias décadas con Manuel Gaggero como abogado, sobre la ocultación de los restos de Mario Roberto Santucho, hemos probado con varios testigos que lo vieron en los cuarteles de Campo de Mayo varias horas después del secuestro, por lo que esperábamos que se exigiera a las autoridades de Campo de Mayo la búsqueda de sus restos, cosa que ha sido ocultada todos estos años. Sí logró entrar el Equipo de Antropología Forense a cavar en varios lugares como El Campito, donde tenian secuestrados y  torturaban a los compañeros del PRT-ERP. Hasta ahora no se han encontrado restos. Tampoco se consideró como delito su asesinato en su domicilio al que irrumpieron armados cinco hombres con metralletas con el objetivo de secuestrarlo, y todo lo que concebiría si lo hubiesen llevado con vida. Tanto mi padre como Benito Urteaga abrieron fuego y cayeron en combate y no por mano de sus enemigos.


-Ultimamente se ha repetido una campaña de infamias a través de los medios hegemónicos y ciertos «periodistas-servicios» sobre el dinero que han reclamado los abogados de la familia como indemnizacion por el asesinato y secuestro del cadáver de Santucho. Aclaranos cuál es la verdad sobre ese tema.

-Nuestro abogado pidió una indemnización de diez millones de pesos hace varios años, pero los medios de derecha, como el grupo Clarín, deformaron la noticia y a los millones de pesos los convirtieron fácilmente en dólares, y salen en el programa de Feinman exagerando el monto y diciendo que habíamos cobrado por nuestra madre. Por la ley 2411, por el asesinato de nuestra madre nos corresponde totalmente. Nosotros no podíamos volver del exilio porque no teníamos nada, no sacaron todas nuestras viviendas, los militares se quedaron con todo. No podíamos volver hasta que no tuviéramos un trabajo o algo que nos permitiera sobrevivir. Algunos de nuestros familiares que habían vuelto del exilio todavía seguían perseguidos, incluso después del gobierno de Alfonsín. Esa reparación del Estado que nos dieron por mi madre nos ayudó para por lo menos tener un techo.   Esta ley no la hemos pedido por nuestro padre,precisamente para poder llevar a cabo el juicio contra el Estado por la muerte y la ocultación de sus restos. Esperamos que este año los jueces den una sentencia justa, tanto como para mi propio padre como para nuestra familia y sus compañeros.y para muchísima gente que lo valora, lo tiene como ejemplo y que respeta su lucha.

Envio:RL

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