16 de octubre de 2022

OPINION.

 


Las partículas enredadas y la inequidad de Bell

16/10/2022 

La NASA confirmó esta semana el éxito de su misión DART (Double Asteroid Redirection Test), al medir que, efectivamente, el impacto de la nave que enviamos a colisionar con el asteroide Dimorfos consiguió modificar la órbita de ese cuerpo celeste. En términos ajedrecísticos, eso sería un peón cuatro rey de nuestra parte, y ahora cabe esperar la respuesta del universo ante nuestra desfachatada y osada apertura. No contentos con destruir este planeta, nos hemos trenzado en una partida de ajedrez cósmico sin siquiera saber mover bien todas las piezas. Como alguien dijo hace poco, la prueba de que existe vida inteligente fuera de la tierra la da el hecho de que esas civilizaciones lejanas hayan optado por no tomar contacto con los humanos.

 

Enredados.

 

Esta semana también se conoció el nombre de los galardonados con el premio Nobel de Física, que recayó en manos de tres científicos locos llamados Alain Aspect (Francia) John Clauser (EEUU) y Anton Zeilinger (Austria) por sus "experimentos con fotones enredados, estableciendo la violación a las inequidades de Bell y marcando el rumbo para la ciencia de la información cuántica".

 

Con semejante temita de investigación, no es de extrañar que estos muchachos no hayan conseguido el nivel de rating de, digamos, el Mundial de Qatar. Pero a poco que nos aventuremos a ver de qué se trata, aparecen motivos para asombrarnos de cómo nos estamos metiendo en un combate no ya con un pequeño asteroide, sino con uno de los monstruos sagrados del universo: los agujeros negros.

 

Fue Albert Einstein, el formulador de la Teoría de la Relatividad, el que predijo la existencia de los agujeros negros (él los llamaba "cueva de gusano"), sitios del universo cuya gravedad es tan grande, que pueden engullirse estrellas y galaxias enteras, y alterar hasta el espacio/tiempo. En teoría, además, los agujeros negros podrían formarse en pares, conectados por pasadizos secretos, con lo que teóricamente podría pasarse de un universo a otro, del otro lado, un poco como consiguieron hacer Los Beatles en la famosa escena del Mar de los Agujeros de la película "Yellow Submarine". Hace poco se publicó la primera fotografía obtenida de un agujero negro en el espacio exterior, y francamente, no es una visión muy tranquilizadora: la nada misma.

 

También fue Einstein quien postuló la idea de que, conforme el principio de incertidumbre de la física cuántica, un par de partículas asociadas o "enredadas" podrían quedar conectadas eternamente, aún cuando estuvieran a años luz de distancia, o en dos lados opuestos de un agujero negro. De tal modo, cualquier medición que se hiciera de una de esas partículas, necesariamente afectaría a su gemela, como si fueran dos caras de la misma moneda. Casi como un truco de magia, si tal cosa tiene lugar dentro de la ciencia.

 

Holograma.

 

Los experimentos que acaban de premiar en Suecia van en esa dirección, con lo que parece cada vez más probable que exista una interconexión entre la gravedad que regula el comportamiento de los cuerpos celestes, y la mecánica cuántica que rige a las partículas subatómicas.

 

Es un poco lo que se viene postulando con la llamada "teoría de las cuerdas" que trata de explicar el universo entero partiendo de la idea de que las partículas subatómicas son como cuerdas musicales que vibran. En 1997 el teórico Juan Maldacena usó este principio para crear un modelo matemático del mundo entero, como si fuera un holograma. En su formulación, toda la información sobre lo que ocurre dentro de un determinado cuerpo o espacio está codificada como campos cuánticos en la superficie de ese cuerpo o espacio. De ahí la comparación con un holograma, que básicamente, es una imagen tridimensional hecha de luz: se obtiene iluminando un objeto real con un rayo laser, y registrando los patrones de luz así reflejada en una placa fotográfica, la cual, al ser iluminada, produce la impresión de ver el objeto original. Hoy se usa esta tecnología para producir espectáculos en los cuales puede verse en vivo a Michael Jackson, varios años después de que su cuerpo real pasara al otro mundo.

 

Pero lo que postula Maldacena -y los estudios sobre agujeros negros y partículas enredadas parecen indicar- es que todo el universo, e incluso nosotros mismos, no somos más que latas de arvejas, en cuyo exterior está la información sobre el contenido, aunque tal contenido pueda no existir.

 

Embrollo.

 

Como estará percibiendo el lector, estos pensamientos nos van llevando en una dirección preocupante. ¿Seremos todos nosotros, y todo lo que nos rodea, apenas una especie de película en tres dimensiones?

 

Sin embargo, hay algo de bello y hasta reconfortante en esta idea de la teoría de las cuerdas, de que lo pequeño y lo grande se unen en algún punto, y que todo está interconectado. Y también, la idea de que una cuerda que vibra, produciendo su música, está en la base de todo.

 

Viéndolo así, se hace más fácil comprender que lo vertical y lo horizontal de la música (la armonía y el ritmo) también son la misma cosa. Porque en definitiva, el sonido no es más que una cierta cantidad de vibraciones, y la relación armónica entre las notas es una relación de múltiplos matemáticos. Y a su vez, el ritmo se traduce también en armonía, en altura de las notas, ya que a mayor frecuencia de los golpes de un tambor, más agudo termina siendo el sonido, como bien lo saben los que alguna vez fueron al circo. Y lo grave se relaciona con lo grande, como el timbal, como el contrabajo, mientras el agudo proviene de los instrumentos más pequeños, como el flautín. Algo así como comparar el corazón de una ballena (que suena grave y tiene una frecuencia baja, de 33 latidos por minuto, la mitad que nosotros los humanos) y un colibrí, cuyo pequeño corazoncito late 1260 veces por minuto, unas veinte veces más rápido que el nuestro.

 

Viéndolo así, todos formaríamos parte de una gran partitura, y queriéndolo o no, estaríamos afinados y coordinados. Es un buen modelo, que sirve para explicar casi todo el universo, con la excepción de la economía argentina.

 

PETRONIO

Fuente:LaArena

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