“Negrito” Avellaneda: a 47 años de un caso emblemático del genocidio
Con solo 14 años, Floreal “el Negrito” Avellaneda fue una de las víctimas más jovenes de los vuelos de la muerte. Fue secuestrado junto a su madre, Iris, que sobrevivió, denunció y encarceló a sus asesinos. Las imágenes reveladoras del Archivo del noticiero de la Televisión Pública.
Este año, la voz de Iris Pereyra de Avellaneda relatando el secuestro de su hijo se escuchó en miles de salas de cine del paìs. Es uno de los testimonios fuertes de “Argentina, 1985”, la película que cuenta la historia del Juicio a las Juntas.
Pero dos años antes, en 1983, el testimonio de Iris se enfrentaba por primera vez a una cámara, en el noticiero de ATC, para que el público argentino conozca que le pasó al Negrito la noche que una patota del ejército los secuestró a los dos en Munro.
La entrevista pretende registrar un hecho que en ese entonces era singular: Iris había denunciado al general Santiago Riveros, el señor de la vida y la muerte en Campo de Mayo, por el martirio del Negrito.
Con su abogado, Julio Viaggio, Iris cuenta.
En la madrugada del 15 de abril de 1976 un grupo de tareas asaltó el hogar de los Avellaneda en busca del esposo de Iris y papá del Negrito, que alcanzó a escapar por los techos.
Los uniformados se llevaron a su mujer, Iris Pereyra, y al adolescente a la comisaría de Villa Martelli, donde fueron sometidos a brutales torturas, y trasladados a Campo de Mayo. Fue la última vez que Iris vio a su hijo.
Floreal “El Negrito” Avellaneda nació en un hogar de trabajadores con compromiso social.
Su abuela fue una de las primeras en organizar la solidaridad con los presos políticos de la Década Infame en los ’30, y sus padres, Iris y Floreal, fueron militantes comunistas.
“Floreal grande”, como le decían sus compañeros para diferenciarlo del hijo homónimo, trabajaba en Tensa, una fábrica metalúrgica del norte bonaerense, y había sido elegido delegado junto a otros compañeros de izquierda y de la Juventud Peronista.
A los 12, el Negrito comenzó a militar en la Fede, la Federación Juvenil Comunista, mientras, en paralelo, comenzaba a cursar la secundaria en la escuela de oficios que funcionaba en la ESMA.
Menos de tres meses duró Floreal en la escuela del futuro campo de concentración. Se agarró a piñas con un marino, porque no toleraba las prácticas abusivas de los militares contra sus compañeros de cursada.
En la Fede, el Negrito se encargaba de la propaganda, desde pintadas hasta la impresión de volantes y revistas.
Tras el secuestro, Iris y su hijo fueron trasladados a Campo de Mayo, donde funcionaba el centro clandestino conocido como ‘El Campito’, donde estuvo alojada durante más de 15 días.
El CCD El campito es uno de los más grandes: se estima que 5 mil personas pasaron por allí de las cuales sobrevivieron muy pocas.
Ahí, madre e hijo fueron torturados brutalmente.
El cuerpo de Floreal apareció en la costa uruguaya el 14 de mayo de 1976, según consigna el certificado de defunción que emitieron en Montevideo. Su cuerpo quedó depositado en un nicho del cementerio de esa capital, de la que luego desapreció, probablemente a instancias de los actores del Plan Cóndor.
Iris fue blanqueada; dejó Campo de Mayo y pasó a la cárcel de Olmos, en cercanías de La Plata, y luego a la unidad penitenciaria de Devoto, hasta que en 13 de julio de 1978 recuperó la libertad.
Ya en ese año, junto al Partido Comunista y la Liga Argentina por los Derechos Humanos, Iris denunciaba a los genocidas responsables ante la justicia.
Era un acercamiento peculiar en ese entonces, pero el PC se encargó de denunciar a gran parte de los militares que intervinieron en la represión a sus afiliados.
Muchos, como Iris reciben tendrían justicia décadas después, impunidad mediante. Cuando los juicios se retomaron en 2003, el Partido fue querellante en todas esas causas.
El del Negrito fue uno de los casos emblemáticos del genocidio. Mencionado por Rodolfo Walsh en su Carta como uno de los peores crímenes de la dictadura, la historia del Negrito, su figura y su militancia se vuelven presentes con frecuencia.
Primero, porque su fuerza política, la Fede, nunca dejó de reivindicarlo. También, en cada homenaje que se realiza, escuelas que llevan su nombre, centros culturales, comedores, bibliotecas.
En el año 2009 se colocó una placa en la escuela 10 de Munro, donde cursó 7° grado, también se le cambió la denominación a un colegio de Ensenada que se llamaba Policía Federal argentina por el de Floreal Negrito Avellaneda.
Y, de esa forma, son las nuevas generaciones las que van tomando la posta del recuerdo.
Y por supuesto, en el reclamo de justicia.
Luego de 33 años de la noche del secuentro, su caso llegó en 2009 a juicio oral y público.
Santiago Riveros, ex comandante de Institutos Militares al que Iris y Viaggio denuncian en este archivo del Noticiero de la Televisión Pública, fue condenado a prisión perpetua.
Otros cinco ex militares recibieron penas de entre 8 y 25 años de prisión, todas de cumplimiento en cárceles comunes.
Los otros acusados eran el general Fernando Verplaetsen, jefe de inteligencia en Campo de Mayo, y el entonces jefe de la Escuela de Infantería, general Osvaldo García; los capitanes César Fragni y Rául Harsich, que estaban a cargo del centro de detención ilegal El Campito, y Alberto Aneto, el principal de la comisaría de Villa Martelli que fue reconocido como jefe de los operativos de secuestro y tortura en Campo de Mayo.
El canal de bandera cubrió todas las instancias del juicio, donde el Partido Comunista fue querellante.
A 47 años del asesinato de Floreal “El Negrito” Avellaneda, se aguarda que la Corte Suprema deje firme una condena a los secuestradores del estudiante secundario y militante de la Federación Juvenil Comunista.
Hoy, Iris es la presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, continúa su militancia comunista, y da testimonio cada vez que puede, también con su vida.
Fuente:TVP
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