10 de enero de 2009

SAN LUIS-JUICIOS A LOS REPRESORES.

Hoy se harán reconocimientos en dependencias policiales y la vieja cárcel
En la jornada que pasó los testimonios salientes fueron los de Catalina Garraza, que era novia de Pedro Valentín Ledesma y Eduardo Witherman Barroso, el profesor que daba clases en la UNSL cuando fue sacado del aula "Sandro" Santana Alcaraz y nunca más apareció. También declaró el chofer de Carlos Pla, cuando era subjefe de la Policía de San Luis, Pedro Guardia.
Para hoy está previsto realizar el recorrido que hiciera Segundo Ledesma con su hijo Pedro, la noche en que fue liberado de la Comisaría Segunda y fuera nuevamente secuestrado por fuerzas represivas que según el padre iban comandadas por Pla.
Los testimonios de ayer también contaron con el relato de Yolanda Di Genaro, la dueña de la pensión donde vivía Santana Alcaraz, quien no aportó datos relevantes para la causa.
Barroso, por su parte, detalló como dos hombres "vestidos de saco y corbata" se hicieron presentes "en el aula 10 u 11" del edificio de Chacabuco y Pedernera, donde dictaba una de las materias de la carrera de Física y "golpearon la puerta", algo que le llamó la atención además de la vestimente, inusual para la universidad, donde todo el mundo andaba "con ropa informal". "Preguntaron por Sandro", el muchacho salió afuera a hablar con ellos, volvió, recogió sus cosas, avisó que se iba y después nunca más fue visto.
Dijo que si bien los detalles descriptos de la vestimenta y el golpear la puerta del aula no eran comunes, en principio no le llamó la atención el suceso, pero después comenzó a tomar atención cuando el padre de Alcaraz fue a verlo para preguntarle por la situación donde se llevaron a su hijo.
Relató además que él mismo fue víctima de una detención posterior por las averiguaciones que estaban haciendo sobre un vehículo que compró con matrícula de Salta, ya que le decían que habría estado comprometido en el copamiento de un regimiento en Tartagal. Su detención en la jefatura duró algunas horas.
A partir de este testimonio, serán citados dos nuevos testigos, que formaban parte de aquella clase: Enrique Colavita y una persona de apellido Perello.
Catalina Garraza
La entonces novia de Pedro Valentín Ledesma hizo un conmovedor relato de lo que le tocó vivir a su familia luego de la detención del muchacho que todavía se encuentra desaparecido. Todos fueron detenidos, torturados y finalmente condenados por un tribunal de guerra. Ella y su padre estuvioron presos hasta practicamente el inicio de la democracia. Pla habría reservado su detención -aparentemente como un 'regalo'- que coincidió con el del cumpleaños del militar, el 19 de octubre de 1976. Recién recuperó la libertad en diciembre de 1976.
Catalina Garraza fue detenida dos veces, la primera se produce el 22 de setiembre por "averiguación de antecedentes" y es llevada a la Jefatura de Policía. Recordó que le daban un papel para que escribiera lo que sabía. "Nunca escribí nada", dijo. Le preguntaban por su novio y en un momento le muestran una foto de Pedro tirado en el piso, ensangrentado y le dicen que le iba a suceder lo mismo. Dijo que era un tipo de Mendoza, al que nunca pudo reconocer, pero que lo hacían a cara descubierta.
En la segunda detención, "Pla iba encabezando el operativo" que entró a su casa cuando estaban cenando. Relató que fue sacada de su hogar y trasladada en un auto, pasan unas vías, la desnudan y le hacen "el submarino". En esa oportunidad Pla fue el primero en pegarle. "Me golpearon toda la noche", aseguró. Salvo Fernández Gez, los demás imputados en la causa participaron de la golpiza y las torturas a Catalina Garraza, según sus dichos ante el Tribunal.
Al otro día la llevaron a la jefatura y ve a su madre y a su hermana. Allí estuvo alojada un mes. En esa oportunidad dijo haber visto a David Becerra -por entonces Jefe de Informaciones- todas las noches, presuntamente a hacer operativos.
Toda la familia fue condenada por la justicia militar. Ella, si hermana Ana María y su padre, por tenencia de armas de guerra y su madre por encubridora. Ante el Tribunal, ayer aseveró que en la casa no había armas ni explosivos.
"Éramos militantes de la Juventud Peronista", señaló, que en ese momento de la historia argentina adherían a postulados de Montoneros, pero que nunca tomó las armas para combatir a la dictadura, pero dijo que consideraba una obligación realizar acciones contra el gobierno militar, que en el caso de ella y su familia se limitaban a repartir volantes y hacer tareas de concientización contra el régimen imperante.
Durante el testimonio que duró poco más de una hora, Catalina Garraza dijo que vio a Mirta Rosales "muy golpeada" y que el policía de informaciones Jorge Hugo Velazquez "era uno de los más hablaba" y contaba que él lo había llevado a Pedro y lo había torturado.
"Nunca escuché a Pedro decir que había que armarse contra la dictadura", relató la mujer que luego de su detención en la provincia, recorrió las cárceles de Mendoza, Devoto y La Plata.
Silbatina
El defensor de Pla, Hernán Vidal, fue silvado por el público asistente, cuando ironizo con una pregunta a la testigo diciéndole: "¿ocho años detenida por unos papelitos?".
El chofer de Pla
Pedro Carlos Guardia dio detalles ayer de su actividad junto al entonces subjefe de la policía, Carlos Esteban Pla. Él manejaba el Ford Falcon Blanco de la Policía de la Provincia, no identificable en el que se conducía el hoy procesado.
La tarea que realizaba con el militar era meramente administrativa, de recorrida por las dependencias bajo la jurisdicción del entonces capitán y hasta las oficinas del Ejército en la calle Sarmiento.
Dijo no saber qué hacía ni en qué se conducía su jefe cuando él dejaba el turno, pasadas las 20,30.
Su relato del viaje a las Salinas del Bebedero, cuando aparecieron los dos cadáveres el día 23 de setiembre, no aportó demasiado. Pla le ordenó partir hacia aquel lugar, llegaron, había un gran movimiento, la calle estaba cortada y se detuvieron antes del puesto policial. Desde allí Pla se movilizó a pie y él aguardó en el móvil, según sus dichos.
Indefinición por el testimonio del juez Pereyra González
Finalmente Pereyra González no prestará testimonio el día 13 de enero como se había previsto originalmente. Ayer hubieron varias posiciones respecto a la fecha que deberá brindar su testimonio el funcionario judicial que aparece remiso a presentarse a declarar de manera oral.
Tras la larga discusión, el abogado de Luis Orozco, Eduardo "Lalo" Esley, reclamó con energía que al camarista federal debía citárselo sin más trámite y que debía comparecer porque el testimonio "es una carga pública".
"Se han citado muchos artículos y muchas leyes", refirió enojado por la falta de acuerdo entre las partes, "esté en Chile o en la Franja de Gaza, se lo debe citar y comparecer", expresó.
"Hay que hacerla cortita: se le fija fecha, comparece y punto", dijo Esley.
Finalmente se decidió realizar una llamada telefónica al juez para saber cuando regresará al país y se determinará la fecha en que será llamado a declarar o el Tribunal y las partes se trasladarán a su despacho para tomarle declaración.
La situación con Laise
Fuentes tribunalicias señalaron que todavía la situación con la declaración del ex obispo de San Luis Juan Rodolfo Laise no está resuelta, ya que la video conferencia que está prevista para el día 13, no está resuelta tecnológicamente.
Según pudo saberse, la Universidad de San Luis no estaría en condiciones técnicas para poder realizarlo y una prepaga que tiene sus oficinas a metros del Tribunal Oral Federal, tampoco ha realizado este tipo de experiencias con transmisiones al exterior. "Siempre han realizado video confernecias dentro del país", indicó la fuente.
Tampoco estaría del todo clara la situación en Italia, desde donde Laise tendría que declarar, aunque está vigente el pedido de hacerlo por escrito que fue realizado apenas se supo que el religioso debería prestar testimonio a partir de la declaración de Miguel Ángel Fernández Gez, que lo acusó de haberle pedido que hiciera desaparecer a un cura que quería casarse.
(Fuente:Rdendh-Gustavo Senn).

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