La odisea de Nilda Eloy: pasó por siete centros clandestinos
Por [Reenvio] APDH La Plata
Wednesday, Oct. 19, 2011
Llegó a pesar 29 kilos en la Comisaría 3º de Lanús, y compartió durante varios meses el cautiverio con compañeros emblemáticos, como los chicos y chicas de La Noche de los Lápices. También habló María Gioglio, quién destacó la presencia de un cura en la sesión de torturas.
Su caso es pieza clave en el juicio para develar el entramado de redes que construían los distintos integrantes del Estado para aplicar terror y miedo. Nilda Ema Eloy pensó, reflexionó y tomó aire antes de arrancar un testimonio histórico. Sus palabras quedaron registradas en uno de los Juicios al Poder en Argentina
La primer testigo de la semana habló alrededor de una hora y media de su situación durante la última dictadura cívico militar. Fueron siete centros clandestinos de detención lo que recordó, donde sufrió su detención con infinidad de maltratos y humillaciones. Desde hace más de una década integra la Asociación Ex – Detenidos Desaparecidos, y hace un par de años fue protagonista de un Documental donde cuenta su historia de vida y la de sus compañeros, entre ellos la de Jorge Julio López .
Los traslado por diversos CCD (Centros Clandestinos de Detención) no fueron solo parte de las víctimas. Eloy aseguró que los “interrogadores” pasaron las sesiones de tortura en varias dependencias.
Por otra parte, expresó su disconformidad por el Juicio, ya que para ella Circuito Camps tendría que abarcar más centros clandestinos, como así también más víctimas e imputados.
A Nilda se la llevaron un primero de octubre de 1976 en su casa céntrica de La Plata. “En el patio lo pude ver a Etchecolatz que vigilaba toda la situación. A Guallama lo reconocí después como el chofer del auto que me llevó”, expresó la testigo, que habló de forma clara y pausada durante una hora y media ante un público que rozó las 100 personas.
La Cacha
Eloy dijo que el 4 de Octubre las trasladaron con un grupo de personas al centro Clandestino De Detención “La Cacha”. En el camino le hicieron simulacro de fusilamiento, aunque aclaró: “No puedo afirmar si fue así porque no sé si todos los que bajamos del camión, subimos”, y agregó que eso fue en el Parque Pereyra Iraola.
Pozo de Quilmes
Ahí recordó que pasó el cautiverio con los y las protagonistas de La Noche de los Lápices. “Eran tan chicas que no lo podía creer”, insistió. Entre ellas Moler, Miranda y Ungaro.
¿Cómo supo que estuvo en Quilmes? Según explicó, porque lo reconstruyó a partir del testimonio de Hilda Fuentes en el Juicio por la Verdad.
Destacamento de Arana
El calabozo daba a un lugar central más grande. “Escuchaba torturas, había mucha gente, muchos gritos”.
Fue en ese lugar donde “decidieron con el destino” de su vida los siguientes tres años. En un calabozo pequeño liberaban a sus compañeros de celda hasta que quedó sola. “Perdiste”, le dijeron los torturadores. Corría el 8 de octubre de 1976
El Vesubio
Aunque no lo confirmó Nilda dijo que podría ser el lugar donde le tocó ir luego. “Era como una casa y nos llevaron a un calabozo de mujeres”, indicó. Entre otras, Graciela Jurado y Cecilia Koda. Entre los varones algunas de las víctimas fueron Salerno, Matoso y Calderón.
Estaban en el Vesubio, pero reveló que a una compañera la torturaron de manera específica en Arana y se estaba recuperando. “La Crucificaron en Arana. Tenía marcas en sus manos y en sus pies. Era rubiesita, flaquita y de nacionalidad paraguaya”, expresó la testigo, quién estuvo 15 días en el Vesubio.
En ese Centro había una persona de los torturadores que era tratado de manera respetuosa por el resto de los cómplices. “Le decían El Francés, estaba siempre perfumado. Era perverso, torturaba con picana”.
Brigada de Lanús. “El infierno”
Sin dudas para Eloy fue el peor lugar. “Era un calabozo muy chico, teníamos que hacer turno para sentarnos. Fueron dos meses horribles”, dijo, y agregó que varios de los imputados del actual juicio estaban en Lanús.
Ante el Tribunal Eloy completó que Lanús se fusionó con la Brigada de San Justo. Era diciembre de 1976, y recordó que el último día del año llegó Adolfo Paz luego de la primer sesión de torturas.
Comisaría 3era de Lanús
Fue el límite de la condición humana. “Llegué a pesar 29 kilos”, expresó Nilda Eloy, que pasó esos terribles momentos en una cárcel de mujeres con compañeras que provenían de Arana y de Quilmes, entre ellas Emilce Moler y el compañero Walter Docters.
En enero también llegó Pablo Díaz, y hubo un traslado grande donde los llevaron a la Unidad 9.
En la cárcel de Devoto fue donde estuvo “pseudolegalizada” y por una compañera le hicieron saber de su situación a su familia, tiempo antes de ser liberada.
María Cristina Gioglio
La mujer fue la segunda de las víctimas en declarar en la jornada de hoy. Fue secuestrada el 6 de diciembre de 1977 en Ranelagh, ciudad donde vivía. El esposo y un hijo de 15 meses de edad corrieron la misma suerte. En 1981 le devolvieron al hijo.
La víctima también pasó por varios Centros Clandestinos de Detención, como Brigada de Quilmes, Destacamento de Arana, Comisaría Primera, Brigada Femenina (La Plata) y Villa Devoto.
María arguye que su secuestro fue parte de la Operación Escoba. Perteneció al Partido Comunista Marxista Leninista.
“Me di cuenta cuando estaba en Quilmes porque a una compañera de apellido Viviani la torturaron tanto que la llevaron al Hospital que estaba en frente”, dijo. Por otra parte recordó que pasó por Arana ya que en la radio de los secuestradores se escuchó varias veces: “llamando a Arana, llamando a Arana”.
Ahí fue donde un sacerdote la interrogó. Ella le preguntó por el hijo pero el hombre no le brindó información. “El 30 de marzo hicieron un asado con gente de la Brigada. El objetivo era decidir qué hacían con mi situación”, confesó la víctima, quién luego recibió amenazas si contaba lo que había visto. No corrió el mismo destino cuando le pegaron una patada en la cabeza y quedó inconsciente.
Por otro lado en el Destacamento de Arana fue que escuchó que hablaban en la radio de los Habeas Corpus de Raúl y Jorge Bonafini. “Teníamos 3 guardias internas las 24 horas y guardia externas que eran de Infantería, ellos no entraban al CCD.
Hubo situaciones límite en Arana, ya que cuando alguien gritaba “auto” era que venían las sesiones de tortura. “Como había una escuela cerca, detenían las torturas cuando salían los chicos”
La testigo también se mostró en la línea de Eloy con respecto a los Juicios. “No sé porque muchos hoy no están acá”, expresó. En Comisaría Primera estuvo hasta el 26 de julio de 1978
Más tarde por una supuesta denuncia en Francia hicieron derrumban, por ejemplo, un paredón que servía para fusilamientos.
Cuando queda en libertad puede ver en la calle a algunos que la habían querido matar, como al cura en una fiesta en Altos de San Lorenzo.
Cozzani y Tarela no aflojan: “a la beba la mataron en el tiroteo de calle 30”
Los dos imputados salieron a reforzar una versión que alimenta la tortura psicológica sobre Chicha Mariani, en una jornada que tuvo además los testimonios de Gioglio y Eloy, dos personas que pasaron por varios Centros Clandestinos de Detención en la dictadura, dejando en claro el rol que cumplía el Circuito del terror
PRENSA Y DIFUSIÓN
APDH La Plata
(17OCTUBRE2011) - El caso de Clara Anahí Mariani volvió a protagonizar el debate en el marco del Juicio que involucra parte del Circuito Camps. Tras las importantes declaraciones de Nilda Eloy y Cristina Gioglio, los imputados Cozzani y Tarela pidieron la palabra ante el Tribunal.
Cuando fue el turno de Norberto Cozzani, se acercó al estrado y lo primero que aclaró fue que él no se había referido en ningún momento a Papel Prensa, temática que preferiría tratar cuando la causa lo cite como testigo o imputado.
Luego, indicó que leyó en el diario Página 12 un artículo de Ramos Padilla (padre) que daba a entender, según el acusado, que existió una combinación entre Etchecolatz y él para su presentación. Al respecto, sostuvo: “Es una distorsión que está lejos de la verdad (…) Etchecolatz me dijo que iba a hacer una presentación a la prensa” y agregó que es probable que no haya ni siquiera afinidad de ideas sobre los sucesos de calle 30.
Interrogado acerca de la carta que entregó al Tribunal el miércoles pasado, en la que afirmaba la muerte de la nieta de Chicha Mariani, Clara Anahí, expuso: “Yo ratifico todo lo que dije en ese escrito”. A su vez, explicó que escuchó la declaración de Chicha y que en el 2005, cuando le tomaron indagatoria, manifestó que tenía conocimiento de que “la beba había fallecido en el tiroteo de la calle 30”.
El acusado dijo que sentía que iba a hacerla mal a Chicha si le decía su versión y permaneció así hasta que leyó una nota de Página 12 sobre tortura psicológica y por eso decidió a hablar. “Ella (Chicha) pidió que colaboráramos con la verdad, yo no puedo colaborar con otra verdad que no sea esta”, mantuvo.
Cozzani más tarde indicó: “Me siento mal cuando veo casos como los de Almeida, Antonini o Patrault, que son tres Cabos y todo pareciera indicar que son los culpables de la guerra contra el terrorismo” y añadió que Antonini era idéntico a uno de los interrogadores máximos de la ciudad de La Plata: el comisario Nogara. “No tenga duda que el cabo de guardia, si no cumplía una orden que le indicaban en ese momento, pasaba a ser un sospechoso”, detalló.
El imputado entregó al Tribunal ejemplares de la revista Evita Montonera de 1976.
“De lo que yo estoy seguro en un 99 por ciento, es que ningún arma policial pudo eliminar a las cuatro personas en la calle 30. Por eso fue que se tiraron los dos cohetes antitanque”, expuso Cozzani. También afirmó: “Uno a veces se siente mal porque yo en mi vida se me hubiera ocurrido perseguir a algún dirigente político” y agregó que a los Graiver fue debido a que eran “delincuentes, subversivos económicos y nosotros creíamos en ese momento que las órdenes emanaban de la Junta Militar. Lo que hoy llaman secuestro era detención”.
SU INGRESO A LA POLICÍA
Cozzani afirmó que trabajó unos meses en un taller en Lanús “hasta que se dio la posibilidad de ingresar a la policía” y entró en la Brigada de Investigaciones de Avellaneda, como custodia del director general. Al respecto, la Querella indagó:
-Su ingreso a policía, ¿usted fue y se anotó en la Brigada de Investigaciones de Avellaneda?
-Había conocido al comisario Etchecolatz circunstancialmente a través de un trámite solicitado para su suegra y en ese momento pregunté si podía trabajar en la policía.
-Con esto usted me quiere decir que no hizo el curso de tres meses que existía en ese momento para ingresar a la policía de la provincia.
-Yo no lo hice o no habrá hecho falta que lo haga.
Por otra parte, el imputado dijo que lo que la policía y armada investigaron fue el robo de un camión que trasladaba armamento. “El comisario inspector Vides fue quien dio con esa finca y ahí se secuestraron parte del material del asalto a ese camión”, sostuvo.
El abogado continuó con sus preguntas:
-Usted nos manifestó que se había trasladado a España. ¿Qué tiempo pasó desde su abandono o renuncia a la policía hasta su viaje?
-24 horas: presenté mi pedido de baja y al día siguiente salí para España.
Yo me fui porque realmente me di cuenta de que ya no era para mí el tema de cómo funcionaba la policía de la Provincia de Buenos Aires.
-¿Qué era lo que no le gustaba del funcionamiento?
-Lo mismo que no le gusta a la sociedad hoy: la inseguridad, algunos detalles de excesivas coimas, lo mismo que estamos discutiendo desde hace mucho tiempo como sociedad.
Otro magistrado de la Querella también indagó al imputado:
-Quería saber si usted tiene conocimiento o tiene en su poder algún documento o pieza que objetivamente de cuenta de lo que usted está narrando con respecto al destino de Clara Anahí Mariani.
-Ojalá la tuviera, estaría en esta mesa, no tenga duda.
- Amén de no tenerla, ¿usted sabe que haya existido algún certificado?
-Lo desconozco. Sólo tengo entendido que los cadáveres o lo que quedaban de ellos fueron entregados a la Comisaría Quinta. Doctor, era una época donde las órdenes bajaban de arriba hacia abajo.
-¿Usted sabe de lo que puede haber charlado con Tarela o cualquier otra persona, si se hubo labrado alguna pieza documental?
-Entiendo la pregunta, por eso le pido permiso, está presente el comisario Tarela, creo que él lo puede explicar. Yo no tengo idea de lo que usted me pregunta.
“La cobardía de algunos superiores hizo que esa nena no aparezca, ojalá aparezca tendría que aparecer”, finalizó Cozzani y añadió: “Después de que escuche al señor Tarela, van a tener más certeza”.
LOS HECHOS SEGÚN TARELA
Cuando fue su turno, Tarela indicó que al día siguiente del asalto a la casa de la calle 30, el coronel Rospide le entregó una documentación para que se la diera al comando. Era un volante escrito a máquina, sin firma, que decía:
”Los bomberos sacaron sobre una chapa el cadáver carbonizado de una criatura”.
El acusado detalló que uno de los bomberos ya declaró en el Juicio por la Verdad.
Por otra parte, dijo que como la policía siempre usaba armas de puño o blancas, y se utilizó un cañón, eso lo llevó a pensar que hubo un desacuerdo en la orden.
De acuerdo al imputado, tuvo una conversación con su superior porque el reclamo de Chicha Mariani ya era de público conocimiento. La respuesta que obtuvo fue la siguiente:
-El Ejército Argentino no mata criaturas en combate.
Como no creyó en esas palabras, esperó un tiempo y conversó con sus compañeros, el jefe de comando y el de Policía, quien dijo en reiteradas oportunidades:
-Esa señora sabe muy bien que su nieta se ha muerto.
La audiencia de hoy fue la primera vez que Tarela manifestó esta versión de los hechos ante la Justicia porque, según él, nunca se le preguntó y no consideró darla.
Cuando se le inquirió si había alguna pieza objetiva que pudiera respaldar su relato, afirmó que sólo escuchó dichos de “camaradas” que comentaron:
-Si esa pelotudez se hubiera aclarado antes, no estaríamos discutiendo acá.
OTRAS CUESTIONES DEL PROCESO
El abogado volvió a tomar la palabra:
-¿Y con los cuerpos de las personas qué se hacía?
-Lo poco que yo conozco, antes del Proceso Militar, durante el Proceso Militar, si el personal que iba en procedimiento o en operaciones abatía gente, no se hacía cargo de levantarlos. La comisaría local tenía esa obligación.
En relación a los niños, preguntó:
-¿Supo de algún operativo que existan menores?
-Dos cosas le voy a contestar. El jefe de policía no toleraba ni el botín de guerra ni la apropiación de criaturas.
-¿Con el jefe de policía a quién se refiere?
-Al coronel Camps.
Rozanski le preguntó si sabía de la existencia de alguna morguera, a lo que el imputado dijo que era algo que ignoraba, aunque era posible.
La Defensa pidió la declaración del bombero e indicó que hay una causa que también podría brindar información sobre lo sucedido el 24 de noviembre de 1976 en la casa Mariani-Terruggi.
Por último, el Presidente del Tribunal aclaró que en enero sólo va a haber dos audiencias: el 3 y 4 de tal mes y llamó a un cuarto intermedio hasta mañana a las 9:30 horas.
http://circuitocamps.wordpress.com/
Fuente:Indymedia
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