14 de agosto de 2013

CÓRDOBA-MEGACAUSA LA PERLA: Un testigo de La Perla vinculó a la actual jefatura de la Policía cordobesa con represores - TESTIMONIOS DÍA 68.

13.08.2013
megacausa
Un testigo de La Perla vinculó a la actual jefatura de la Policía cordobesa con represores
Luis Urquiza, un ex policía vinculó a la dirección de la fuerza con personajes "nefastos" del Departamento de Informaciones (D2), como Carlos "Tucán" Yanicelli, y consideró que la de Córdoba "está muy lejos de ser una policía de la democracia".

Urquiza, un ex policía que fue torturado en la D2, declaró este martes en el marco de la audiencia 68, del juicio que se realiza en el Tribunal Oral Federal número 1 (TOF1) de Córdoba, por la megacausa La Perla por crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar y que tiene como principal acusado al represor, Luciano Benjamín Menéndez.

Al iniciar su declaración, Urquiza reconoció a la totalidad de los miembros de la D2 que se encuentran sentados en el banquillo de los acusados, ya que antes de su secuestro desempeñaba tareas en esa dependencia.

"Todo empezó cuando me opuse al trato que le daban a un grupo de detenidos. Ahí empezaron a marcarnos como zurdos, o subversivos. Se decía que el `Gato´ (Miguel Ángel) Gómez era un interrogador y torturador. Después lo comprobé yo mismo".

Urquiza fue secuestrado el 12 de julio de 1976 siendo empleado de ese lugar, acusado de pertenecer a una organización política armada, y precisó que su torturador durante todo el primer día fue el `Gato´.

Fue víctima de maltrato físico y psicológico en la D2 y en Campo de La Ribera, después pasó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y estuvo en la Unidad Penitenciaria de Barrio San Martín (UP1). Luego pasó a una cárcel en el Sur y recuperó su libertad después de que un consejo de guerra lo absolviera por falta de mérito en setiembre de 1978.

El testigo señaló que creyó que con la causa Videla que se juzgó en el año 2010, "se cerraba un capítulo” de su vida, al referirse a las amenazas que siguió recibiendo mientras se desarrollaba el proceso.

Es de señalar que el testimonio que Urquiza brindó ante el juez español Baltazar Garzón en Madrid, dio origen al libro "La Sombra Azul", de Mariano Saravia, y que luego el director Sergio Smuchler llevara al cine en el año 2012.

"Quiero aclarar -dijo el testigo-, que durante el estreno del film, alguien dejó una bala de plomo en la puerta de mi casa", al tiempo que denunció que durante todos estos años las amenazas contra su vida fueron una "constante".

Incluso hizo referencia a una que recibió en forma indirecta durante una conversación con el actual diputado nacional Oscar Aguad (UCR), durante la gobernación de su correligionario Ramón Mestre, en cuyo gabinete ocupó la cartera de Gobierno.

Otra de las testigos que declaró fue Lisa Monje, que fue secuestrada por segunda vez y alojada en el D2 en 1976, y liberada 15 días después.

Recordó que mientras estaba secuestrada, una noche la sacaron en un auto, ella iba encapuchada y escuchó cómo tiroteaban un domicilio, mientras que a ella le gatillaron en la cabeza y le dijeron que la iban a hacer "boleta," y que su muerte iba a figurar "como un enfrentamiento".

Lisa tenía 17 años cuando fue secuestrada y comenzó a sufrir los vejámenes y las torturas, al recordar que "en el baño (del D2) me violaron. Yo era virgen", al tiempo que señaló que en ese lugar escuchó los lamentos de las víctimas y la excitación de los torturadores: "Si uno no puede imaginar lo que era el infierno, aquello era el infierno".

Al finalizar su testimonio, Monje pidió leer una carta de un compañero del secundario, a quien con las torturas le arrancaron su nombre, por lo que le pedía perdón. "¿El viene a pedirme perdón?", preguntó. "Hubo todo un Estado entero organizado y sistemático para hacernos esto a tantas personas y para generar tanto dolor".

Otro de los testigos fue Carlos Cristóbal Arnau Zuñiga, quien al iniciar su declaración reconoció al imputado José Hugo Herrera, al señalar que fue quien lo interrogó y lo torturó, y del cual conocería su nombre ya en democracia, al encontrarlo como empleado de la empresa de teléfonos Telecom.
Posteriormente dio su testimonio Esther Cabral, por la desaparición de Silvia Taborda, a quien conoció de pequeña y recordó que a fines de 1975 se encontró con ella. Ya antes habían asesinado a una amiga en común y ahora su compañero había sido muerto en Tucumán.

Tiempo después, Esther debió dejar su casa de Córdoba, donde vivía junto a unas tías, y después se enteró que de esa misma casa Silvia fue secuestrada una madrugada, estaba en camisón y fue "muy maltratada". Sus tías fueron testigos del secuestro.

"Yo también estuve secuestrada, en Misiones -indicó-, ahí mientras me torturaban salvajemente frente a mi hija de 8 meses, me decían que tenía suerte de que no me hubiera agarrado el Chacal. ¿Querés que te digamos quién es el Chacal?", le preguntaron. "Es Luciano Benjamín Menéndez", le dijeron.

"Cuando uno viene a declarar -reflexionó-,  uno lo hace por todos los compañeros, especialmente en este caso por Armando y Silvia. Muchas veces ellos nos gritaban que iba a haber militares por treinta años. Por suerte no fue así y nuestra democracia va a cumplir treinta años".
Fuente:Telam


“OSCAR AGUAD TODAVÍA NOS DEBE EXPLICACIONES”


 Por Alexis Oliva

El ex policia y estudiante de Psicología secuestrado y torturado durante la dictadura, que en plena democracia debió exiliarse por segunda vez en Dinamarca, cuestionó que la Justicia no haya citado al diputado nacional y candidato de la UCR. Considera que debe rendir cuentas por no haber dado crédito a sus denuncias contra el entonces jefe policial Carlos Yanicelli, hoy condenado a prisión perpetua por su pasado represor.
El actual diputado nacional y candidato de la UCR, Oscar Aguad, era en 1997 ministro de Asuntos Institucionales y -como tal- responsable político de la Policía de Córdoba. Que quien se rehusó a canalizar sus denuncias contra los represores y ni siquiera le brindó seguridad haya salido segundo en una elección democrática, a Luis Urquiza le produce una comprensible amargura. “Una de las razones es que, en el juicio de 2010 (la causa “Videla”), Aguad fue mencionado no sólo por mí, sino también por el periodista Mariano Saravia y por el ex fiscal de Estado (Alberto) Zapiola, pero no se lo citó para que diera explicaciones sobre lo ocurrido en 1997. Quedó ahí y la gente se olvidó”, lamentó Urquiza.
“Eso hubiera ayudado muchísimo, porque habría tenido que dar una explicación, que todavía nos debe –añadió el ex preso político-, de por qué hasta el último minuto lo estuvo protegiendo a Carlos Yanicelli, cuando ya eran públicos los testimonios míos y de (el fallecido diputado del Frente Grande, Atilio) Tazzioli”.
- ¿Aguad dudaba de la veracidad de los testimonios de las víctimas?
- Lo que pasa es que Aguad era una persona que no tenía conocimiento de nada. Y cuando le decían las cosas, como se las dijo el propio Zapiola, tampoco les dio importancia. Ni siquiera fue capaz de leer el “Nunca Más”, donde ya estaba mencionado Yanicelli, ni la causa en la que había sido procesado en el ‘87, que no prosperó por el levantamiento carapintada.
- ¿El juicio La Perla puede brindar la oportunidad de que se conozcan estas complicidades?
- Así como a partir de las declaraciones de otros testigos se logró abrir una investigación sobre la complicidad de la Justicia, debería también en este caso abrirse una vía para investigar la complicidad del poder político en Córdoba. Durante el golpe, con (Eduardo César) Angeloz, que almorzaba y cenaba con (Luciano Benjamín) Menéndez, y después durante la democracia.
Fuente:infoNews - Envío:AexPPCdba.
13.08.2013
Luis Urquiza involucró a la actual jefatura con uno de los imputados-procesados
La Perla: Ex policía que fue torturado denunció los vínculos permanentes de la fuerza con represores

El "Tucán", un nefasto personaje de la represión de la dictadura. 
Córdoba.- Luis Urquiza declaró hoy frente al Tribunal y vinculó a la actual jefatura de la Policía provincial con personajes nefastos del Departamento de Informaciones (D2), como Carlos "Tucán" Yanicelli, y consideró que la de Córdoba "está muy lejos de ser una policía de la democracia". El testigo, un ex policía que fue torturado en la D2, habló en el marco de la audiencia 68 del juicio que se realiza en el Tribunal Oral Federal número 1 (TOF1) de Córdoba, por la megacausa “La Perla” por crímenes de Lesa Humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar y que tiene como principal acusado a Luciano Benjamín Menéndez.

Al iniciar su declaración, Urquiza reconoció a la totalidad de los miembros de la D2 que se encuentran sentados en el banquillo de los acusados, ya que antes de su secuestro desempeñaba tareas en esa dependencia.

"Todo empezó cuando me opuse al trato que le daban a un grupo de detenidos. Ahí empezaron a marcarnos como zurdos, o subversivos. Se decía que el `Gato´ (Miguel Angel) Gómez era un interrogador y torturador. Después lo comprobé yo mismo".
Urquiza fue secuestrado el 12 de julio de 1976 siendo empleado de ese lugar, acusado de pertenecer a una organización política armada, y precisó que su torturador durante todo el primer día fue el `Gato´.

Fue víctima de maltrato físico y psicológico en la D2 y en Campo de La Ribera, después pasó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y estuvo en la Unidad Penitenciaria de Barrio San Martín (UP1). Luego pasó a una cárcel en el Sur y recuperó su libertad después de que un consejo de guerra lo absolviera por falta de mérito en setiembre de 1978.

El testigo señaló que creyó que con la causa Videla que se juzgó en el año 2010, "se cerraba un capítulo de mi vida", al referirse a las amenazas que siguió recibiendo mientras se desarrollaba el proceso.

Es de señalar que el testimonio que Urquiza brindó ante el juez español Baltazar Garzón en Madrid, dio origen al libro "La Sombra Azul", de Mariano Saravia, y que luego el director Sergio Smuchler llevara al cine en el año 2012.

"Quiero aclarar -dijo el testigo-, que durante el estreno del film, alguien dejó una bala de plomo en la puerta de mi casa", al tiempo que denunció que durante todos estos años las amenazas contra su vida fueron una "constante". Incluso hizo referencia a una que recibió en forma indirecta durante una conversación con el actual diputado nacional Oscar Aguad (UCR), durante la gobernación de Ramón Mestre, en cuyo gabinete ocupó la cartera de Gobierno.

Otra de las testigos que declaró fue Lisa Monje, que fue secuestrada por segunda vez y alojada en el D2 en 1976, y liberada 15 días después. Monje recordó que mientras estaba secuestrada, una noche la sacaron en un auto, ella iba encapuchada y escuchó cómo tiroteaban un domicilio, mientras que a ella le gatillaron en la cabeza y le dijeron que la iban a hacer "boleta," y que su muerte iba a figurar "como un enfrentamiento".

Lisa tenía 17 años cuando fue secuestrada y comenzó a sufrir los vejámenes y las torturas, al recordar que "en el baño (del D2) me violaron. Yo era virgen", al tiempo que señaló que en ese lugar escuchó los lamentos de las víctimas y la excitación de los torturadores: "si uno no puede imaginar lo que era el infierno, aquello era el infierno", dijo Monje.

Al finalizar su testimonio, la sobreviviente pidió leer una carta de un compañero del secundario, a quien con las torturas le arrancaron su nombre, por lo que le pedía perdón. "¿Él viene a pedirme perdón?", preguntó. "Hubo todo un Estado entero organizado y sistemático para hacernos esto a tantas personas y para generar tanto dolor".

Otro de los testigos fue Carlos Cristóbal Arnau Zuñiga, quien al iniciar su declaración reconoció al imputado José Hugo Herrera, al señalar que fue quien lo interrogó y lo torturó, y del cual conocería su nombre ya en democracia, al encontrarlo como empleado de la empresa de teléfonos Telecom.

Posteriormente dio su testimonio Esther Cabral, por la desaparición de Silvia Taborda, a quien conoció de pequeña y recordó que a fines de 1975 se encontró con ella. Ya antes habían asesinado a una amiga en común y ahora su compañero había sido muerto en Tucumán. Tiempo después, Esther debió dejar su casa de Córdoba, donde vivía junto a unas tías, y después se enteró que de esa misma casa Silvia fue secuestrada una madrugada, estaba en camisón y fue "muy maltratada". Sus tías fueron testigos del secuestro.

"Yo también estuve secuestrada, en Misiones -indicó-, ahí mientras me torturaban salvajemente frente a mi hija de 8 meses, me decían que tenía suerte de que no me hubiera agarrado el Chacal. ¿Querés que te digamos quién es el Chacal?", le preguntaron. "Es Luciano Benjamín Menéndez", le dijeron.

"Cuando uno viene a declarar -reflexionó-,  uno lo hace por todos los compañeros, especialmente en este caso por Armando y Silvia. Muchas veces ellos nos gritaban que iba a haber militares por treinta años. Por suerte no fue así y nuestra democracia va a cumplir treinta años".
Fuente:Telam

Día 68: 13-08

17:30 Cuarto intermedio hasta mañana a las 9:00

 

17:18 El Chacal

"Yo también estuve secuestrada, en Misiones. Ahí mientras me torturaban salvajemente frente a mi hija de 8 meses, me decían que tenía suerte de que no me hubiera agarrado el Chacal". "Querés que te digamos quién es el Chacal?", le preguntaron. "Es Luciano Benjamin Menendez".
Hacia el final de su testimonio, Ester reflexionó sobre el acto de atestiguar en estos juicios.
"Cuando uno viene a declarar, uno lo hace por todos los compañeros, especialmente en este caso por Armando y Silvia. Muchas veces ellos nos gritaban que iba a haber militares por treinta años. Por suerte no fue así y nuestra democracia va a cumplir treinta años.
"Yo quisiera que nunca más haya una abuela buscando un nieto, sino disfrutandolo. Que nunca más haya desaparecidos. Nunca más quiero escuchar ruidos de botas pisoteando a nuestro pueblo y nuestras instituciones. 

 

17:10 El Sargento Armando

Poco se sabe de los últimos días de este militante, quien es también una de las víctimas de esta causa. Sólo pudo reconstruirse que su familia lo vio por última vez en diciembre de 1975, cuando lo acompañaron a tomar un colectivo a la terminal, rumbo a Buenos Aires.
La testigo cuenta que "El Sargento Armando", Tomás Rodolgo Aguero, viajó en el mismo colectivo que ella y su marido tomaron para mudarse a la capital del país. Supo que llegó bien a destino, y guarda en su memoria la última imagen que se tiene de él en libertad: desde unos metros más allá, en la terminal de Buenos Aires, él saludaba a la testigo Le mandó un beso con la mano y se acariciaba la panza, en referencia al embarazo que en ese momento atravesaba Ester.
 

17:06 El secuestro de Silvia

A fines de 1975 se encontró nuevamente con Silvia. Ya antes habían asesinado a una amiga en común y ahora su compañero había sido muerto en Tucumán. Silvia lloró en el hombro de Ester, le dijo que se sentía en total soledad. Al tiempo, Ester debió dejar su casa de Córdoba, donde vivía junto a unas tías. Se fue por su situación de perseguida política. Después se enteró que de esa misma casa Silvia fue secuestrada una madrugada, estaba en camisón y fue muy maltratada. Sus tías fueron testigos del secuestro.
Para entonces, la testigo vivía en Buenos Aires, huyendo de la persecución sufrida por los militantes en Córdoba.
 

17:01 Testigo 117: Declara Ester Cabral

Es para atestiguar sobre la desaparición de Silvia Taborda, a quien conocía de pequeña porque eran del mismo pueblo y su venida a Córdoba coincidió. Además, por su compañero de militancia el "Sargento Armando", Tomás Rodolfo Aguero, de quien se supo que estuvo secuestrado en Campo de la Ribera. Ambos permanecen desaparecidos. 

 

16:38 En democracia siguió la persecución

El testigo cuenta que fue difícil seguir trabajando después de su liberación, ya que el haber sido perseguido político durante la dictadura le impidió mantener sus puestos de trabajo.
Antes de retirarse, el testigo cede una carpeta con diversa documentación. Entre ellas, una fotografía de su detención, donde puede verse al agente que sostiene el número del registro. Se trata de un policía apodado "Morsa" del cual el testigo espera que "también venga a responder por eso".
 

16:30 mujeres en la tortura

El testigo reconoce haber escuchado voces femeninas en el lugar de su secuestro, en el D2. De ellas, recuerda a supuesta "Tía Pereyra"
"Cuando a mí me estaban torturando escuché  voces femeninas. Recibí golpes de taco de zapato en la cabeza, pero no se quien me los propinó"
El Dr. Orosz recuerda que la Sra. Pereyra, torturadora del D2 fue asesinada antes del secuestro del testigo. Sugiere entonces que podría tratarse de otra mujer que siguiera sus enseñanzas.

16:10 El secuestro

Lo secuestraron el 12 de noviembre de 1976 acusado de falta a los deberes de funcionario público, ya que era agente de policía, y de "ser un elemento subversivo infiltrado en la policía de la provincia de Córdoba".
Ese día, una patrulla del comando radioeléctrico llegó a su casa. Mientras lo hacían esperar consultaron por la radio y obtuvieron una respuesta en código: "Sí, procedé con el Alicia", refiriéndose al. Me quitan el arma que como policía tenía, me tiran adentro del baúl. En mi domicilio, Fructuoso Rivera, Me llevan al D2 y comienza la tortura. Cómo pueden haber tratado bien a una persona a la que ellos consideraban traidor. Golpes, mojarra, ahogadura. Pero el momento más terrible fue cuando esuché el grito de dolor de mi compañero Luis Urquiza cuando le pegaron un tiro en la pierna. Nunca pensé que iban a hacer una cosa así.
. Terminados los interrogatorios vamos a la UP1 de barrio San Martín. Estuve detenido hasta el 8 de agosto de 1978. Hace 35 años y 5 días que salí de la cárcel.


 

16:00  Testigo 116: declara Carlos Cristóbal Arnau Zuñiga

Desde el comienzo de su testimonio reconoce al imputado Jose Hugo Herrera. Se trata de la persona que lo interrogó y lo torturó, y de la cual conocería su nombre ya en los años 90, al compartir con él una oficina como empleados de la empresa de teléfonos Telecom.
"Creo que fue uno de los que me interrogó en el campo de la Ribera. Era una voz ronca, aguardentosa, un poco tartamudo. Le decían el lobo o el tarta. Cuando dijeron que estaba el tarta trabajando, me fijé más y me pareció que era él." Durante una de sus intervenciones orales en este juicio, el imputado ya había declarado que trabajó en oficinas de Telecom.

 

14:56 Amenazas

"Quiero aclarar que durante el estreno del film, alguien dejó una bala de plomo en la puerta de mi casa". Las amenazas fueron una constante para Urquiza durante todos estos años, incluso las recibió indirectamente durante una converación con el actual Senador de la UCR Oscar Aguad, que en ese momento gobernaba la Provincia.
El testigo vinculó a Jefatura de la Policía de hoy con personajes nefastos de la D2, como el Tucan Yanicelli. "Me doy cuenta de que la situación no ha cambiado mucho en este país. Creí que con la causa de 2010 yo cerraba un capítulo de mi vida. La Policía de Córdoba está muy lejos de ser una Policía de la democracia".

 


14:54 Lo que significó este episodio en su vida.  

"La consecuencia fue perder a mi familia, durante la primera parte del exilio. Cuando volví a Córdoba pude restablecer mis vñinculos y me sentía cómodo estando en mi país. Lo que más me dolió fue mi segundo exilio, cuando volví a Córdoba y me encontré con todos estos represores que estaban activos y en los más altos cargos. Es el primer caso de un exiliado en democracia, tuvimos que regresar finalmente a Dinamarca, lo cual repercutió en mi matrimonio. Lo que me hizo seguir adelante fue el anhelo de Justicia"

En un primer momento, Urquiza hizo su denuncia ante el juez Baltazar Garzón, en Madrid. Posteriormente basado en su denuncia, el escritor Mariano Saravia editó un libro sobre la policía de Córdoba llamado "La Sombra Azul", y sobre el mismo se filmó una película dirigida por Sergio Smuchler en el año 2012. El director está presente en la sala acompañando a Urquiza.

 

14;22 Las historias de los campos

"Eduardo Porta nos contaba como en la Perla se picaneaba durante los interrogatorios, Raúl Acosta me contó cómo tenían a los prisioneros en la Ribera obligandolos a hacer sus necesidades en un balde dentro del calabozo".
 Urquiza fue víctima de maltrato físico y psicológico en la D2 y en Campo de La Ribera, después pasó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y estuvo en la Unidad Penitenciaria de Barrio San Martín y luego a una cárcel en el Sur.
"Recuperé mi libertad después de un consejo de guerra, donde quedamos absueltos por falta de mérito en septiembre del año 1978". 

 

13:56 "El Gato"

El testigo nombró a los miembros de la Policía que eran responsables de lo acontecido dentro del D2. Romano, Antón, su hermana y su padre, Gómez, Jabour, Rocha. Una vez el "Gato" Gómez ofreció llevar a su casa a Mario Pilipchuk, agente de policía y encargado de la cocina del D2. Según Urquiza, después de eso no se supo más nada de Mario.
"Se decía que el Gato Gómez era un interrogador y torturador. Después lo comprobé yo mismo". Ante las preguntas de los jueces, Urquiza cuenta que fue secuestrado el 12 de julio de 1976 siendo empleado de ese lugar, acusado de pertenecer a una organización política armada, y que su torturador durante todo el primer día fue el "Gato". 

 

13:45 Testigo 115: Declara Luis Urquiza

Reconoce a todos los miembros del Departamento de Informaciones de la Policía, ya que antes de su secuestro desarrollaba su trabajo en esa dependencia: "Empezó todo cuando me opuse al trato que le daban a un grupo de detenidos. Ahí empezaron a marcarnos como zurdos, o subversivo". 

 

13:00 Cuarto intermedio de 15 minutos.  


12:42 La carta

Al cierre de su testimonio, Lisa pidió leer una carta. Es la carta de un compañero del secundario, aquel a quien con las torturas le arrancaron su nombre. Lisa es rotunda y clara, lee cada palabra de la carta, al final sólo le queda un hilo de voz: "¿Él viene a pedirme perdón? Hubo todo un estado entero organizado y sistemático para hacernos esto a tantas personas, para generar tanto dolor". Y concluyó: mis hijos querían venir aquí hoy. Yo no se los permití. No quiero que ellos carguen con la mochila que yo cargo".
 

11:49 "Eramos como leprosos"

Con un hábeas corpus, su padre la sacó de la cárcel, pero por temor a que la gente del D2 supiera de su libertad decidió llevarla  a la casa de un tío en Goya, Corrientes. "No podía tener vida social, eramos como leprosos, sentia un rechazo atroz por quienes habían sido amigos".
Después volvieron a secuestrarla, ya era el año 1976. Cuando finalmente fue liberada, 15 días después, comenzó un infierno de 30 años. En su familia ya no hablaron del tema nunca más.  

 

11:38 Simulacro de fusilamiento

Una noche la sacaron en un auto, ella iba encapuchada. Escuchó como tiroteaban un domicilio, desde dentro alguien pedía que no tiren. A ella le gatillaron en la cabeza y le dijeron que la iban a hacer boleta, y que su muerte iba a figurar como un enfrentamiento.
Después de la D2 fue detenida en la Cárcel del Buen Pastor, a su ingreso dejaron constancia de las lesiones que presentaba su cuerpo ya que la estrategia de los policías era atribuir los apremios ilegales al personal de la cárcel.  

 

11:33 Las torturas

Lisa tenía 17 años. Los vejámenes y las torturas lastimaron la ternura con la cual recién estaba asomándose al mundo. Hoy es una mujer fuerte que con entereza reclama Justicia frente al Tribunal. "En el baño me violaron. Yo era virgen".
En el D2 vio gente lastimada, bañada en sangre. Oyó lamentos de las víctimas y la exitación de los torturadores: "Si uno no puede imaginar lo que era el infierno, aquello era el infierno". 

 

11:30 "El grupo de lectura"

Interesada por cuestiones políticas, participaba de un grupo de lectura y debate de artículos vinculados a la temática. Fue secuestrada de su domicilio en febrero de 1975. "Recuerdo particularmente a dos de las personas que irrumpieron en mi casa. Ellas eran Serpico (muerto) y Graciela (Antón), quienes ostentaban gran violencia y eran muy jóvenes".

 

11:25 Testigo 114. Declara Lisa Monje

La testigo viene de la provincia de Corrientes y estuvo secuestrada en el Departamento de Informaciones de la Policía (D2).
"Una vez llegó a mis manos un volante que denunciaba los tormentos sufridos por dos compañeras, una era de la misma ciudad que yo. Me chocó fuertemente. Fue en el año 1972" 

 

11:15 Debate 

Se reanuda el debate con una discusión entre las partes acerca de la presencia de testigos en la sala. El problema que esgrime la defensa refiere  dos de los testigos de la fecha que habrían estado presentes en audiencias anteriores. La respuesta del Dr. Falcucci, después de escuchar los argumentos, es que muchas veces los testigos desconocen que serán citados a declarar, con lo cual el problema de su presencia previa es inevitable, ya que no puede impedirse su ingreso a la sala antes de que se sepa su condición de testigos. 
Fuente:DiariodelJuicio

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