16 de agosto de 2013

ECUADOR.

JUEVES, 15 DE AGOSTO DE 2013
No solamente basta el querer; sino hay que poder 
Por Alberto Maldonado 
Hasta hace pocos años; los hospitales públicos permanecían abandonados. No solamente no había doctores para los distintos tratamientos, sino que carecían de medicamentos. El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) estaba abandonado a su suerte; y eso que tenía plata a más no poder. Los más recurrían a la medicina “privada” que cada día era más cara; y los médicos privados, eran más y más caros. No sabíamos a qué quedarnos. 

Y hete aquí que la Constituyente de Montecristi y el Presidente Rafael Correa deciden que los y las ecuatorianas tienen derecho a la salud. Fue suficiente para que los hospitales públicos se llenen y los del IESS también. El Hospital Carlos Andrade Marín de Quito (HCAM) que posiblemente es el emblemático del IESS, no se abastece. Hay miles y miles de gentes de toda especie deambulando por sus pasillos; y nadie sabe dar la razón de esa invasión. No digamos de los hospitales públicos. Que también lucen llenos a más no poder. ¿Y los “privados”? preguntamos. Los pocos médicos que quedan, están muy caros; no digamos una clínica o un hospital privados. 

¿Qué ha pasado en estos tiempos? Uno, es el derecho de los y las ecuatorianas a tener salud; a no morirnos en media calle, como pasa en algunos países que se dicen desarrollados. Desde la Asamblea de Montecristi (Provincia de Manabí) todos los y las tenemos el derecho a no morirnos en media calle. Y eso es materia de muchos devaneos. 

Hospitales y clínicas del Estado a reventar. Inclusive aquellos que despreciaban al IESS, no saben qué hacer: si seguir en las clínica privadas o recurrir, por primera y “única” vez, a los médicos pagados, pero por el Estado. Y esto es lo imposible. ¿Por qué? Pues porque del dicho al hecho hay mucho trecho (o el revés) Hay quienes no solamente tienen el derecho a que le atiendan, sino que se pasan de la raya. Hay quienes por un simple dolor de cabeza, que en la mayor parte de las veces se cura con una pastilla, esperan ser atendidos (das) “como se debe”; que salga el propio médico y que los doctores se pongan a sus órdenes. Si no se quejan. Eso ha encarecido tremendamente la salud. 

Hay más. Especialmente en el IESS subsiste aquello que el Presidente Correa lo ha caracterizado y definido: simple y llanamente hay una serie de “burócratas” que no saben qué hacer. Más bien dicho, saben qué hacer; no hacer nada es como han salvado el puesto. En el mejor de los casos han enviado una “circular” a los que han podido; y no han hecho nada. Y siguen allí, porque la naturaleza es grande y no les toca. Más bien dicho les ha caído el hachazo a los mil y pico que reinaban en esos predios. Solo que a nivel nacional falta otro mil y pico (mejor si son dos mil) los que nada hacen; y ese es el secreto mejor guardado. Y no sirven para nada. 

Por eso el título de esta crónica: no basta con querer, lo mejor es poder. Y para ello no bastan los años que vienen funcionando. Me estoy refiriendo a los hospitales y las clínicas públicos y que tiene el IESS. Se necesitan años de años para que la gente entienda que no es suficiente con ser afiliado al IESS o su jubilado. Se necesitan otros años luz para que la atención sea prioritaria; y no como es hoy: que nadie le atienden sino es con los consabidos padrinos en los hospitales el IESS y en los públicos también. Se dirá que no salgo de mi opinión de antaño. 

Yo no sé si el sentido común es el menos común de los sentidos, según dicen los que no creen en nada ni en nadie. Y no hay que ser un sabio para combatir la inmundicia; y sálvese quien pueda. No es muy frecuente pero con un poco de sentido común se pueden hacer muchas cosas. Y el Presidente Correa quiere darle “matan tiro tirun la” a los burócratas ecuatorianos. No más hay que hacer memoria de las veces que se ha quejado el propio Presidente Correa de que no le hacen caso de las órdenes que da. ¡Y no se ha quejado el Presidente Correa de que no le anuncien sus visitas, especialmente cuando hay obras en marcha!. Porque los burócratas solo sirven para que le pongan 200 – 300 o 500 personas, cuando visita esos lugares; y después, vuelve la calma chicha.

Esto me recuerda que allá, por los años 60 del siglo pasado, entrevistaba, con un grupo de periodistas latinoamericanos, a Nikita, que los gringos que le pusieron el cálido nombre de Krushev cuando era Jrushov y que está enterrado como el común de los mortales. El que era pequeño, se puso de pie para responder a una pregunta por escrito, de este servidor, sobre la burocracia en Rusia. La respuesta dio la vuelta al mundo; pero en los años 90 cayó la ex URSS y los países europeos que se decían socialistas. Nikita, que era el primer ministro de la ex URSS, dijo más o menos lo siguiente: “¿quiere que fusilemos a todos? No. Pues nosotros hacemos lo posible (y lo imposible) por reeducar a estos conciudadanos, pero qué va. La terea es muy fuerte”. 

Y no iré muy lejos si digo que la Unión Soviética terminó por liquidarse, el señor Putin es el nuevo Zar de ese país. Y que Nikita Jrushov dejó de ser el Primer Ministro de la desaparecida URSS y que prefirió morirse antes que los burócratas rusos dejen de serlo. Lo mismo le está pasando en este Ecuador.

Lo mismo que en Venezuela, en Argentina en Nicaragua, en Brasil. Lo mismo pero con creces. Es muy difícil ser el burócrata que todos quieren eliminar. Mejor es ganar el sueldo sin hacer nada. Y todo que siga como ayer, como hoy y como mañana. Que para eso somos los señores burócratas y las señoritas.
Fuente:Argenpress

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